lunes, 12 de noviembre de 2012

UNA PÁGINA DE AYER PARA UN CENTENARIO (COLABORACIÓN)



100º ANIVERSARIO DE LA CREACIÓN DE LA ESCUELA NORMAL
por Julia Marta Rossignol
Hace pocos días tuvimos la alegría de asistir a los festejos de la Creación de la Escuela Normal, nuestra escuela.
Muchas cosas se dijeron con respecto a la historia y los protagonistas, fue una sucesión de recuerdos y emociones y muchas quedaron, acaso episodios que se perdieron en la memoria colectiva.
Hay un hecho en especial que quiero volcar en palabras para que quede como testimonio de un capítulo importante de esta historia.
Estuvimos presentes gran parte de la promoción de 1962, es decir los alumnos que cumplimos 50 años de egresados, exactamente en el aniversario número 100 de la escuela, pero hay un detalle: ingresamos a primer año en 1958.
Ese año se produjo un fuerte choque social y político por la Educación Laica y la Educación libre. Los jóvenes que luchábamos por la educación laica adheríamos con pasión a los postulados de la Ley 1420: Educación laica, gratuita y obligatoria. Quienes sostenían la promoción de la educación “libre” querían que las Universidades Católicas otorgaran títulos oficiales de la misma validez que los que otorgaban las Universidades públicas.
El debate fue intenso, los hermanos Arturo y Risieri Frondizi se enfrentaron ideológicamente y la sociedad estaba en estado de debate. Es bueno recordar una sociedad conmovida y movilizada por la educación.
Los jóvenes laicos nos poníamos una cinta violeta en la solapa y los jóvenes libres, una cinta verde.
Así salimos a las calles  y así “tomamos la Escuela” No me puedo imaginar a mi misma y a mis compañeras con nuestros guardapolvos de tablitas impecables, cuellitos y puños rigurosamente abrochados, a nuestros compañeros con traje, corbata y mocasines, pero fue así, tomamos la escuela. No lo hicimos para pedir calefacción, ni mejores baños, ni un kiosco escolar, no, lo hicimos por una convicción difícil de entender. Teníamos trece y catorce años y seguíamos a los compañeros de los años superiores que se convirtieron en improvisados conductores. No hubo inconvenientes, no hubo destrozos, pero la Escuela Normal de Quilmes fue una de las escuelas secundarias tomadas en el país en defensa de la educación laica.
En Buenos Aires se produjo una convocatoria importante el 15 de setiembre en defensa de la Educación libre. El 17 de setiembre fue la convocatoria de los laicos y muchos de nosotros allá fuimos. Tuvimos miedo en el tren cuando vimos recorrer los vagones a los grupos con cintas verdes y una vez en la Capital conocimos el sabor agrio de los gases lacrimógenos. Esa noche no se pudo volver y hubo que quedarse en la casa de abuelos y tíos. Teníamos trece años!!
Recordamos muchas veces esta lucha. Cuando Stella Maris Bertinelli estaba escribiendo “Cuatro chicas rubias” manteníamos correspondencia literaria y personal. Entre los recuerdos estaba esto de corroborar los colores, si, eran violeta y verde, no tuvimos dudas, como tampoco dudamos a la hora de poner nuestra energía juvenil, nuestra pasión y nuestra seguridad por los primeros ideales que marcaron nuestras vidas.
                                             
Julia Marta Rossignol de Girón
Ex alumna de la Escuela Normal de Quilmes en su Centenario.
12/11/2012

 
  
Ver: "La Ménsula" Abril/09. Año 3 Nº 7. "¿Laica o Libre? ¿Estatal o Privada?" en : http://www.fcen.uba.ar/segb/historia/lamensula/La_mensula%5B7%5D.pdf

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias Chalo, se nota tu mano y tu experiencia en la organización del texto
Con afecto
Julia Rossignol

Anónimo dijo...

¿Recuerdan? ¿Laica o libre? Yo tenía unos veinte años y aun no había abierto los ojos a la realidad... era una egresada del colegio de monjas y estaba empleada. No obstante, en los comedores de la empresa o en los vestuarios, se discutía sobre el tema y recuerdo a una de mis compañeras, que en aquel entonces era comunista, cómo lloraba frente a mi obstinación porque yo aún era una ferviente católica apostólica romana y, como no hallaba la forma de convencerme con sus argumentos, rompía a llorar por impotencia... Las vueltas de la vida: ella se convirtió al catolicismo y se hizo fanática y yo, por los avatares vividos crucé a la vereda de enfrente... Hoy sabría bien qué elegir, con el debido respeto a mi prójimo antagonista. Lo que rescato de aquellas formas de luchar era la no violencia: unas cintas de colores nos distinguían del "otro". No destruían a las escuelas, ni las pintarrajeaban, ni cortaban caminos, ni obstruían calles... ni siquiera eran peligrosos, pero, por si las moscas, la policía igual arrojaba gases lacrimógenos. Iris Gardelliano