sábado, 28 de diciembre de 2013

CASA DEYÁ 1966 (SEGUNDA NOTA)

La nota anterior sobre la Casa Deyá, gentil colaboración del historiador del grupo “Orígenes” de Berazategui, Juan Carlos Grassi, reseña la vida de la empresa en el año 1935. La siguiente nota está tomada del suplemento extraordinario del diario El Sol, realizado en 1966 - 31 años después - con motivo del Tricentenario de la primera fundación de Quilmes. Con ambas notas podemos observar el rápido y sustancioso progreso que en medio siglo hizo este comercio de muebles y artículos para el hogar, la Casa Deyá. Además, entre líneas, podemos percibir el impulso progresista que trajo la inmigración a nuestra Argentina; llegada de todas partes del mundo observaron y se pusieron a realizar aquellas empresas que el hombre argentino de esos año, no hacía; como hoy, una nueva inmigración emprende los trabajos que ningún hombre o mujer argentinos abordan.
Así dice el artículo del suplemento extraordinario de El Sol, en la extensión de toda una página (28 x 40 cm), bajo el título "Deya, tres generaciones propulsando desarrollo en las actividades del comercio de este partido". Chalo Agnelli
DEYA TRES GENERACIONES – 1966
Existen empresas comerciales que por su identificación espiritual y material con el medio donde se desarrollaron, están consubstanciadas con su propia historia; viven las mismas inquietudes y comparten idénticos anhelos que la comunidad que las prohíja y a la que entregan el fruto de sus esfuerzos.
Tal es el caso de la Casa Deyá, una empresa, con más de 53 años de vida fecunda, cuyo extraordinario desarrollo ha sido propulsor del progreso económico de Quilmes, creando fuentes de trabajo a través de sus numerosas sucursales; estimulando el movimiento comercial de plaza con el giro de sus operaciones y sentando las bases de una política empresarial moderna y dinámica, de ejemplarizador sentido social y humano, cuyos más elocuentes resultados los traduce la evolución experimentada desde la instalación de la modesta colchonería de los esposos Sebastián Deyá – Coloma Genestar hasta el emporio comercial de muebles y artículos del hogar que es hoy Casa Deyá S. A.

MODESTOS COMIENZOS
La historia de la evolución experimentada por Casa Deyá, desde su fundación el 28 de mayo de 1913 es vivo testimonio del trabajo honrado, sostenido y entusiasta, más si este es alentado por la fe en el porvenir de la sociedad y en el convencimiento de que el triunfo personal no es sino el reflejo que nos devuelve aquella cuando la servimos honestamente.
El espíritu de aventura, la decisión y las ansias de lograr un mundo mejor, lanzó a dos almas jóvenes, los esposos Sebastián Deyá - Coloma Genestar, animados por el mallorquino Bartolomé Fullana - que tuviera librería y casa de música en Quilmes - a cruzar el océano y tentar fortuna en las ubérrimas playas donde se asentara otrora la Reducción de la Santa Cruz de los Quilmes, convertida ya en próspera ciudad gracias al esfuerzo de sus hijos.
Aquí los jóvenes mallorquines se instalaron con un modesto comercio artesanal, una colchonería en la calle San Martín entre Rivadavia y Alsina. Una cardadora de lana, una mesa y una simple estantería constituían todo el activo de aquella semilla echada sobre esta tierra fecunda que con el correr de los años, germinaría en espléndidos frutos de prosperidad.
Y ello fue posible por el esfuerzo mancomunado de la familia Deyá, pues dos hijos: Sebastián Roberto y José, nacidos en ese mismo solar, a medida que fueron creciendo, colaboraban con sus padres en engrandecimiento del modesto taller.

PORVENIR Y GRANDEZA
Aquel esfuerzo pronto plasmó en una pujante empresa hasta convertirse en una de las más importantes firmas comerciales de esta plaza.
Así en 1918 cinco años después, Casa Deyá ocupa la esquina de San Martín y Alem donde el ritmo impuesto a las actividades los lleva a centralizar la venta de muebles y artículos del hogar con una amplitud y envergadura pocas veces intentada en el tradicional comercio de principios del siglo.
Esto mueve  a Casa Deyá a ocupar, en 1923 otro local en Alem 114. Y en plena marcha ascensional instalarse con planta baja y primer piso en San Martín 636 [1] anexando amplios depósitos de mercadería en Alem y Moreno y en Alem 75.
Fueron años de trabajo fructífero, durante los cuales la clientela trascendió los límites del partido expandiéndose por otras localidades del Gran Buenos Aires.
En 1948, se abre otro local de ventas en Alem e Hipólito Yrigoyen (esq. NO). El abastecimiento de mercadería para uno de sus principales rubros, el mueble en todos sus estilos, los mueve a instalar una fábrica de muebles y accesorios en Nicolás Videla casi esquina San Martín.
Se hacían ventas a crédito y la demanda hace que abra una sucursal en Bernal, en la calle 9 de Julio 18; y otra en Berazategui, avenida Hudson 327, las que van consolidando la empresa.
Corona este esfuerzo la inauguración de la casa central en Rivadavia y Lavalle donde se nucleaban las tareas administrativas y se instala la dirección de las distintas sucursales. Don Sebastián, el pionero, no vio este avance pues había fallecido poco tiempo antes. Pero a despecho del infortunio y como alentados por su recuerdo ejemplar, los hijos, junto a quienes, desde los primeros años, compartieron inquietudes y desvelos como don Juan José Cavanna, que fue habilitado por don Sebastián en 1940, fue incorporado como socio a la firma en 1946.
En 1966, en los que Quilmes celebra su Tricentenario se abre otra sucursal en la esquina de Rivadavia y Moreno.
Los grabados que ilustran dos estudios en la evolución comercial experimentada por Casa Deya desde su fundación en mayo de 1913 hasta el presente. Tres generaciones sir­viendo a la grandeza y prosperidad del comercio quilmeño y promoviendo el desenvolvimiento de una fuente de trabajo que ha dado normas rectoras en rela­ciones laborales y sensibilidad social social con sus dependientes.
DINÁMICA EMPRESARIAL
La dinámica económica de Casa Deyá está expresada por cuatro sucursales suntuosas y muy bien provistas. Su radio de acción comercial abarca desde La Plata hasta la Capital Federal, incluyendo todo el Gran Buenos Aires. Su fábrica de muebles con 600 m2 de superficie cubierta y modernas maquinarias abastece gran parte de los muebles y artículos hogareños que vende.
En Casa Deyá más de 100 personas han encontrado una fuente permanente de trabajo. Las relaciones entre personal y empresa se han desenvuelto siempre armónicamente. Algunos empleados tienen ya más de 28 años de antigüedad. Esta modalidad de trabajo está patentizada por las acertadas decisiones de los continuadores de don Sebastián, como fue la incorporación en carácter de socios y en forma definitiva a los hijos de Roberto Deyá, Alberto y Roberto, y al de José Deyá, Horacio.
Asimismo, sus directivos participan activamente de la vida social del distrito. Juan Cavanna y José Deyá integran distintas asociaciones comerciales e instituciones de bien público, donde su desinterés y espíritu de colaboración es ponderable. Por su parte Roberto Deyá, ha prestado y presta su valioso concurso a instituciones tales como el hospital de Quilmes, el Centro Comercial, cooperadoras policiales, sociedades de fomento, instituciones cul­turales y deportivas; siendo en la actualidad gobernador del distrito 491 del Rotary Club Internacional.
Tal es en grandes rasgos la dimensión material y moral de una empresa que desde los más modestos orígenes, se ha proyectado por el esfuerzo de sus propulsores hacia elevados planos de prosperidad constituyendo sus actividades un vigoroso aliento al desarrollo social y económico y un legítimo orgu­llo para el pueblo de Quilmes.
Sucursal de Moreno y Rivadavia

Compilación y compaginación Chalo Agnelli

FUENTE

El Sol, suplemento extraordinario 1966.-

NOTAS


[1] En la nota sobre Casa Deyá colaboración de Juan Carlos Grassi hay una foto de este local, ayer y hoy: http://elquilmero.blogspot.com.ar/2013/12/casa-deya-1935-colaboracion.html/

2 comentarios:

agnellichalo@gmail.com dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Muy buena nota Chalo, me encanta que se divulguen las modestas pero a la vez fantásticas epopeyas de los luchadores que hicieron punta en nuestra ciudad... algunos fueron únicos e irrepetibles. Abrazo, Gustavo Castignola