jueves, 9 de abril de 2015

TRAVESÍA ARQUITECTÓNICA POR QUILMES, 1818 - 1940


En memoria de Constructores Zito Hnos.
Marcelo Traversi fue un hombre multifacético. Nació en Quilmes donde transcurrió toda su vida. Como su padre, de origen genovés, fue constructor y además gran guitarrista, escritor y poeta. Era un hombre afable, amiguero, gran contador de historias y memorioso de todo lo que se relacionara con su pueblo natal. Estudió en la Escuela Nº 1. Cuando esta Institución cumplió 100 años en 1963 interpretó el himno nacional en un solo de guitarra. Escribió un elocuente libro del pasado quilmeño, Estampas de antaño, ilustrado con grabados del artista Gerónimo NarizzanoEl trabajo que se transcribe a continuación fue publicado en un número extraordinario del periódico “La Verdad” en 1960 (circa). Algunas de las fechas que da Traversi no son muy fiables, sin embargo son un recurso para investigaciones posteriores. El texto fue modificado en parte: dándole actualidad temporal, esclareciendo el vocabulario y la estructura sintáctica para hacer más ligera la lectura. Además, se agregaron nuevos datos de trabajos de la arquitecta Marta Oliva y se corrigieron algunos otros que quedaban desactualizados por nuevas revelaciones históricas.
Este trabajo es la prolongación de notas anteriores, publicadas en este blog. [1] (Chalo Agnelli) 
LAS DISTINTAS ETAPAS DE LA EDIFICACIÓN Y LA ARQUITECTURA EN QUILMES 
Por Marcelo Traversi 
Fracasada la adaptación al lugar, de los indios Quilmes: “Declárase al pueblo de los Quilmes libro para todas clases de personas”, el día 14 de agosto de 1812. De inmediato se resuelve la división de su terreno y en marzo 1818 el piloto agrimensor Francisco Mesura entrega el pla­no e interviene en el sorteo de los 554 solares, 12 quintas y 7 suertes de chacra que lo componen entre los ya posesionados y los peticionan­tes de donación que se obligan a construir en la cesión: la casa, el pozo y el cercado, dentro del plazo de un año.
Los primeros edificios, fueron casi en su totalidad ranchos de dos pie­zas, de quincho, con techo de paja a dos aguas, piso de tierra y un pa­rral haciendo de galería. Uno de ellos estaba en el año 1885 en Videla y Sarmiento (propiedad del carrero Santiago Segura). En igual formato se hace después con pared de ladrillo, un rancho en Belgrano y Olavarría; a pocos metros de la esquina NE. con techo de paja, las chapas sobre el mismo y la cocina se agregó después; propiedad de la familia Azpitia.
1.- Casa de la familia Azpitia en Belgrano y Olavarría, a pocos metros de la esquina NE. Techo de paja; las chapas sobre el mismo y la cocina se agregaron después.
2.- Casa de chacra, con la cocina adosada a la construcción original posteriormente.
Por último, se hace igual con techo de tejas otro en el año 1827 (circa), en la esquina de Lavalle y 25 de Mayo (Figura 3)
3.- Lavalle, casi 25 de Mayo.
Ninguna tenía galería ni cocina. En algunas se prolongaba el alero del lado de las puertas. Suplía a la cocina una estufa o un cobertizo hecho lejos de la casa. La casa de la figura 2 está construida en una chacra, fue edificada en año 1830. Este tipo de obras, realizadas durante un poco más de cincuenta años en solares y chacras de Quilmes y del actual partido de Florencio Varela, han sido las primeras manifestaciones de la arquitectura que luego se estiló en toda la aldea. Una de las últimas casas hecha en 1885, que estaba en la calle Alem 129 ya tenía galería y cocina.
Durante el gobierno de Rosas se hacen muchas viviendas con techo de azotea con tirantes de madera dura o troncos de palmera, que toman pro­porciones mayores que las ya cita­das; las construidas en esquina no tenían ochava, salvo raras excepciones. Después de techada la casa, los últimos detalles eran poner las aberturas, hacer los pisos y revocar en bosta el interior y en cal el exterior.
LOS ALTOS DE ESPECHE
En el año 1839, Inocencio González Espeche, cordobés, procedió a abrir los cimientos de una casa de dos pi­sos en Rivadavia y Mitre, que fue la primera de "altos" que se construyó en Quilmes (ambas de la figuras 4) Luego fue propiedad de las señoritas Córdoba. Allí estuvo la panadería Panificadora como se ve en la segunda foto a continuación. (Ver en este Blog del lunes, 8 de julio de 2019Lupercia María Córdova – El Hotel La Amistad”)
 4.- Rivadavia y Mitre, esquina SO. Propiedad de las señoritas Córdoba.
LA CASONA DE ANDRÉS BARANDA
En 1849, se levanta la residencia del cura párroco Andrés Ramos, esquina NO de Riva­davia y Sarmiento, frente a la actual plaza San Martín (figura 5); luego adquirida por don Andrés Baranda, quien la legó a su hija Cruz Baranda de Risso, la cual, a su vez, la testó a favor de su hija del corazón doña Águeda Nicholson de Barrera y pasó a un hijo de esta el Dr. Antonio Barrera Nicholson. Era una casona suntuosa para esa época de estilo neo-renacimiento italiano. Se demolió en 1972 para levantar el actual edificio (figuras 5 y 6)

5.- La casa del párroco Ramos, luego de Baranda y finalmente de la familia Barrera Nicholson.

Superposición de imágenes, la casa de Baranda inserta en la arquitectura actual de la esquina NO de Rivadavia y Sarmiento (Composición fotográfica de Sergio Gustavo D' Onofrio, marzo 2015)
CASAS CON AZOTEA
Después de la caída de Rosas, separado el partido de Quilmes del actual Avellaneda (1852), tomó impulso la edificación. Se hace en 1858, en el suburbio de ese entonces, una casa con techo de azotea (figura 6) al lado de la más primitiva (Figura 3). Era el tipo de casa propio de gente pudiente. Allí vivió su larga vida doña Águeda Ponce de León de Navarro.

6.- Lavalle y 25 de Mayo, esquina SO; casa de doña Águeda Ponce de León de Navarro. Sin ochava (Foto Alcibíades Rodríguez del libro de Fernando San Martín)

Casa con azotea similar a la de la figura 6, sin ochava (Foto Domingo Araujo)
Casa similar a la anterior, pero con techo de tejas, en la esquina de San Martín y Colón, propiedad de la familia Bianchetti. Pintura del Sr. Pérez Basualdo. Se derribó 1987. (gentileza Beatriz Bianchetti) 
Entre los pocos maestros de obra de ese tiempo, el más afamado fue don Santiago Laurnaga, quien con su socio y primo Santiago Goñi, en 1863, comenzó la construcción de la iglesia y después de un gran número de edificios comprendidos entre los mejores de ese tiempo.
En todo el partido de Quilmes en 1869, había 1156 edificios, de los cuales 783 entre ranchos y casas de los tipos de las figuras 1 y 2; diez casas de azotea de tres cuerpos; 24 iguales de dos cuer­pos; 265 de un cuerpo; y 76 ca­sas de madera.
LA INMIGRACIÓN
Entre 1863 y 1900, la población de origen italiano y español, en su mayoría, adopta para sus viviendas los estilos de su país de origen. Predominaron: el toscano, dórico, corintio y renacimiento, aunque interpretados en forma rudimentaria.
A continuación, la figura 8, presenta en su acera SE de la calle Garibaldi entre Mitre y Sarmiento un grupo de casas hechas entre el año 1871 y 1885. En la esquina la casa de electricidad Ponce con un cartel de neumáticos Firestone y la surtidor de nafta en la vereda (antes la panadería de Tassano)

8.- Casas de la acera SE de la calle Garibaldi esquina Mitre hacía Sarmiento (Foto 1920)
CASAS QUINTAS
La población era estable. Pero las familias más pudientes tenían casas para su residencia tanto en Quilmes como en la Capital Federal. Los malos cami­nos y primitivos medios de trans­portes, hacían preferible permanecer en Quilmes durante el verano y en la ciudad en invierno; quedando al cuidado de caseros las viviendas.
Esa costumbre hizo de Quilmes un pueblo de veraneo. Razón por lo que se edifi­caron aquí muchas casas-quintas; to­das de tres cuerpos, distribuidas en forma de H (Figura 9), propiedad de don Domingo Cichero en la esquina SO de Brandsen e Hipólito Yrigoyen. En parte de esa propiedad se fundó la Escuela Nº 9, donde permaneció hasta que se trasladó a su actual sede en Moreno entre Brandsen y Matienzo. La casona contaba con un amplio salón central que unía el frente con los fondos, con una importante claraboya con vidrios de colores que mantenía iluminado el ambiente durante todo el día y en las noches de luna. En torno a este salón estaban las habitaciones. El patio posterior estaba embaldosado y tenía en el centro un aljibe, seguía un amplio parque con senderos, estatuas y una glorieta que daba a las vías del ferrocarril, de manera que los viajantes entre Buenos Aires y La Plata podían contemplar por las tardes a las damas merendando en el cenador entrelazado con plantas trepadoras. [2]
El Chateau Parry, según debe haber sido en 1890. Recreación trazada  por el Arq. Daniel Hurrell según descripciones realizadas por don Luis Otamendi, don Manuel Ales, don Pedro Mergassi y don Armando Agnelli. Aún en 1960, el compilador de esta página lo conoció, ya en estado ruinoso, una de las torres había caído y no estaban las rejas ni las puertas. El pretencioso "castillo" estaba rodeado por una zanja que se comunicaba con un arroyo cercano, aún existente, para drenar el agua de las crecientes. Frente a la puerta principal había un ancho puente de madera que atravesaba dicho foso. 

9.- Arriba: casa-quinta de la familia de Domingo Cichero en Hipólito Yrigoyen y Brandsen (vereda oeste) La distribución de esta casona es la del plano arriba presentad. Abajo, residencia tipo quinta de la familia Bryce en la esquina de 12 de Octubre y Andrés Baranda, en La Colonia. En parte del parque lateral que poseía esta casona, se levanta hoy la Escuela Nº 13.
"La Victoria", residencia del Dr. José Antonio Wilde, en la calle 25 de Mayo entre Paz y Pringles (1878) Dibujo del Arq. Daniel Hurrell
Las casas quintas más importantes que tuvo Quilmes - según cuenta don Manuel Ales - fueron "El Dorado" de la familia Dorado, luego de don Carlos Hillner Decoud, actual Escuela Agropecuaria; el "Chateau Parry" de Mr. Parry (Cevallos, Alem, Av. Cervantes  y Olavarría);"La Regina" de la familia de Fortunato Cichero, actual Hogar Sanford (Guido, Primera Junta, Pringles y Mozart); "La Atalaya" construida por Horacio Bossi Cásares, luego residencia de verano del presidente José Evaristo Uriburu y más tarde de Antonio Cambaceres, que cambió su nombre por "La Elisa" (Allison Bell, Humberto Primo, Olavarría y Uriburu) actual Hospital de Quilmes. 
"La Quintana", fondos de la casa de la familia Agnelli en San Luis y Manuel Quintana, La Colonia (1930) Dibujo del Arq. Daniel Hurrell
INQUILINATOS
Como la tierra poco o nada costaba, la casa ocupaba gran parte del solar (1/4 de manzana). La distribución no era problema; se hacían numerosas y amplias habitacio­nes, anchas galerías y grandes patios. En estas como en las casas de gente pudiente, siempre se hacía la cochera al fondo, con una planta alta y unida a ella una letrina. No
había cuarto de baño. Los pisos eran de baldosas. Generalmente era común verlas desocu­padas en invierno o alquiladas hasta fines de noviembre. El automóvil y los buenos caminos modificaron ese uso. El formato de distribución en L, era común para todas las casas hechas en esquina, con una hilera de piezas a la calle en cada frente, la cocina al final, un zaguán entre dos piezas comunicadas entre sí y la galería a lo largo de toda la casa. Las de mitad de cuadra eran en igual formato; edificando todo a lo largo del frente y una hilera de piezas en la medianera. Algunas casas de esta arquitectura se transformaron en inquilinatos, que el común bautizó "conventillos", por lo general para familias de inmigrantes, llegadas
a Quilmes cuando se produce el incremento industrial  y comercial. Aparte de las casas de negocio, casi todas en las calles Mitre y después Rivadavia, las de familias adineradas y las casas quintas, el resto de las construcciones eran, en casi su totalidad, del formato de las casas de las figuras 1, 2 y 7 (casas de azo­tea) solo algunas un poco más grandes. Y hasta el año 1885, la casi totali­dad de la edificación del pueblo estaba en los solares comprendidos entre las avenidas Brandsen, Yrigoyen, Alberdi y parte alta de la Barranca.Hasta 1873, fecha en que el agrimensor Paulino Silva la divi­dió en manzanas, había un horno de ladrillos en la quinta entre las calles Brandsen, Libertad, Guido y Pringles denominado “de la Vir­gen”, lugar en el que a profundidad mayor de un metro se halló hace po­co la bóveda de un horno de cuatro metros de diámetro dividido en dos secciones, conteniendo gran número de huesos de animales y algunos humanos (según versiones, que también afirman que no era su destino la cocción del ladrillo, sino que allí se pudo haber quemado la ropa y enseres de enfermos de cólera y luego de fiebre
amarilla según lo había dispuesto el Dr. Wilde en 1868 y en 1871, y que se continuó usándolo para quemar los desechos que empleados municipales recogían de las calles del pueblo, pero también para cocción de ladrillos y tejas) Poco valor tenía la tierra, en 1889, hubo casos de donación de solares a terceros ajenos a la familia; dueño que los abandonaron y quienes cedieron sus casas en ocupación gratuita con la sola obligación de pagar el alumbrado y la contribución directa. No era todavía momento para colocar capital en edificio para renta, por lo que poco podía construirse. Fue un largo período de lento progreso. Por obligación del convenio de cesión se hacían cuatro casas en cada manzana; en muchos solares había dos y tres edificios, hechos en su mayoría como el de la figura 2, por lo que es de suponer se construían para uso de familias emparentadas con el dueño del solar.
Entre los años 1880 y 1890, en que el presidente Roca fomentó la inmi­gración, llegaron al país muchas personas con capital y espíritu de iniciativa. Terminada la donación de los solares, el aumento de la pobla­ción y del trabajo, dieron valor a la casa-habitación, y a la tierra.
LOTEOS
En 1890, se comienza a subdividir en lotes las quintas del lado NO de los solares (hacia Bernal). La iniciativa tuvo poco éxito. Siete años después, aún se podía cazar al vuelo una perdiz en los lotes de Paso y Brown. En 1900, vuelve a poner­se en venta lotes en ese lugar, esta vez con mayor éxito. 
Hecha sistema esa forma de enajenación de la tierra a pagarse en largos plazas, fue adquirida por personas de escasos recursos, a las que el alza en los valores del alquiler, motiva a procurarse casa propia, aunque humildes en su mayoría. Así aumentó notoriamente la pobla­ción local. Aún, hoy se ven casas con los frentes sin
revoque, esto se debió a que los propietarios de recursos limitados privilegiaban el confort interior relegando la estética del exterior hasta que esto se hizo definitivo.
El éxito alcanza­do más tarde en esas ventas, entusiasmó a los grandes propietarios y se hicieron extensivas al resto de los solares como también a las chacras ubicadas al SO del pueblo. [3] Puede afirmarse que des­de ese momento comenzó a exten­derse el radio de la población, edifi­cándose en forma ininterrumpida. Mucho contribuyó a ese adelanto, la pavimentación de las calles. El número de casas edificadas por año, fue ma­yor en los terrenos vendidos por mensualidades que las construidas en los solares del antiguo pueblo.
 Importante loteo de 4 manzanas y 2 medias manzanas en La Colonia, límitando con Bernal. Propiedad de una de las hijas del presidente Julio A. Roca. Las calles aún figuran con los mismos nombres que las del lado este de las vías del ferrocarril. Figura en el folleto la importancia que tenía tener una propiedad cercana al tranvía. Junto a este loteo se observan 6 manzanas que aún no se habían loteado ni abierto sus calles.
La subdivisión de la tierra, y el progreso alcanzado en el arte de construir, hizo necesario abolir la vieja forma de distribuir, como tam­bién del formato de la vivienda. En la distribución se crean nuevos loteos y se cambia el trazado de forma tal que se hace posible tener en poco terreno, todo lo necesario para la vida cómoda; sin que por ello falte buena aireación, sol y la higiene que hace posible las obras sanitarias en servicio.
El enriquecimiento rápido, propio del momento, se traduce en edificios confortables. El extranjero, añorando quizás a su patria, habrá querido tener en ésta, la adoptiva, un retazo de su país representado con la casa típica de su, tierra. Sólo lo dicho podría explicar la gran diver­sidad de estilos de arquitectura que desde 1900, hasta hoy, sin mayor análisis se han realizado en Quilmes. Un cotage inglés, un chalet francés o uno suizo construidos en lotes de 10 varas de ancho, entre dos casas, producen la presión de cosa puesta fuera de su sitio. Cuando esas obras alcanzan regulares proporciones, dado el valor alcanzado hasta hoy por la tierra, no puede una razón financiera justificar el privarlas del mínimo de terreno que exige el estilo elegido.
Los elementos de cada lugar, condición de clima, costumbres, riqueza y gusto artístico de la gente, determinan un conjunto de materia­les y formas, bien definidos, por responder cada detalle a una función necesaria. Eso es lo que a todos conviene y todos usan. El tiempo lo hace estilo del lugar. Cada país o pueblo lo tiene, Quilmes no. Se da la exagerada pendiente que conocemos del techo suizo para que resbale la nieve, y no para que sea bonito. Si la pendiente fuera menor, se detiene la nieve y lo hunde. ¡Aquí no cae nieve, pero se hace techo suizo!
10.- Casa pintoresquista de Belgrano 631
11.- Arriba casas pintoresquistas. Abajo, del mismo estilo, la actual Cultural Inglesa, Alsina y Alvear (Fotos Arq. Marta Oliva)

 11.- Casa pintoresquista que fuera de la historiadora Palmira Sagrario Bollo Cabrios (Fotos Arq. Marta Oliva)
PINTORESQUISMO
Hacia 1880 nuestro país inicia un período de crecimiento y transformación a partir del modelo agroexportador, al que se conoció como la generación del 80. Si bien la aristocracia porteño de fines de siglo XIX toma como modelo la cultura francesa, la influencia británica también fue muy importante en nuestro país y desempeñó un papel fundamental en el desarrollo argentino. El término “pintoresquista” se aplicó primero a la arquitectura de jardines y luego a las casas de campo, donde la relación arquitectura-naturaleza es muy fuerte, entendida en términos de paisaje. El pintoresquismo invita a habitar fuera de la ciudad y en contacto con la naturaleza, el campo, las playas, las sierras o los suburbios. Este repertorio fue introducido por los ingleses que llegaban a nuestro país ¡unto con el ferrocarril. Estas viviendas aisladas o gemelas siempre están rodeadas de jardines, con cubiertas inclinadas de chapa ondulada o tejas francesas, con grandes chimeneas y la utilización de bay windows acompañados por una marcada ruptura de la simetría. (Arq. Marta Oliva)

De los muchos estilos aplicados en Quilmes, unos fueron más, y otros menos usados. El Luis XV, que despertó gran entusiasmo, decayó al poco tiempo de aplicarse. Igual fin ha tenido el art-nouveau. En cam­bio, el bungalow inglés, y el chalet francés, (figuras 10 y 11), son los estilos más usados hasta hoy, aunque no siempre interpretados en forma acer­tada.
La paralización de capitales que a consecuencia de la guerra se pro­dujo durante una década, aquí aminoró en forma tan extre­mada el adelanto de la edificación, que obligó a muchos contratistas de obras a cambiar de oficio.
LA TONEZZA
Y Quilmes tuvo en 1921, una casa de tres pisos, “La Tonezza”, un diminuto rascacielos para la antigua aldea, aun ubicado en la calle S. Martín entre Olavarría y Garibaldi, constuida por Luis Boscato.


12.- La Tonezza primera casa de tres plantas. 1921 (Foto Néstor Arias)

MODERNISMO 
La post guerra, impuso un pro­blema en arquitectura, el mayor aprovechamiento del espacio, y la disminución del costo de obra. De su solución surgió un nuevo estilo usado en Rusia y Alemania. Del mismo se han construido ya varias casas en Quilmes. Esos edificios con grandes ventanales, amplios balcones y terrazas a la calle, que les dan un algo de aspecto de barco, permiten al ocupante aprovechar del ambiente interior como del exterior. Pero la monotonía resultante de la repetición de sus invariables motivos, que res­ponden al principio igualitario, pue­de motivar su decadencia pasado el interés de novedad, si a tiempo no se le diera algún toque de arte.
Muy usado fue el denominado estilo moderno o futurista; no bien definido, pero el cual permite a cualquier albañil, sentirse artista. Lo más difícil en arquitectura es el crear estilo. No siempre resulta ar­te, por consiguiente, la revelación del genio improvisado. Algunas creaciones de ése carácter que por largos años estarán en la fachada de muchas casas de Quilmes, cuando e1 estilo, si subsiste, haya llegado a la pureza y definición de sus formas, podremos apreciar si es arte o no lo es.
 13.- Vista panorámica de Quilmes hacia el SO. En el fondo se ven las chimeneas de la Cervecería Quilmes.
Los datos estadísticos proporciona­dos por la Municipalidad y que a continuación se detallan, del movi­miento de la edificación en éste partido, demuestran, qué a pesar de la incertidumbre del ambiente, consecuencia en parte, de la crisis mundial producida por la Segunda Guerra, Quilmes ha progresado en forma ascendente. Movimiento de edificación hasta la mitad del siglo XX.

14.- Casa de la calle L. N. Alem N° 279, proyecto del Ing. Juan Pollak, construc­tores Broeders y Braga.
14 bis.-  Casa de la calle Alvear N°653 esq. Alem, proyecto del arquitecto, Ger­mán Zundt, constructor Cairoli Hnos. Casa de la calle Alem 303, proyecto del arquitecto N. Álvarez, constructor Mateo Dessio; Alem N° 323, proyecto de los señores Carlos y Edmundo Homps, constructor Alfredo Fossati.
Año

Obras
hechas

M2. de SUp. cubierta
Valor aproximado

1932

599

48,061

3.780.448

1933

586

46.615

2.941.595

1934

622

52.135

3.502.990











 15.- Casa Torre-Otamendi. en la esquina de Rivadavia y Paz, proyecto del arquitecto German Zundt, constructores Cairoli Hnos. Propiedad del Dr. Emilio Torre y su esposa Ernestina Otamendi.  Hoy allí hay un centro comercial.
16. En la foto superior detrás de la residencia Torre-Otamendi se levanta la casa de la familia de Francisco Labourt, Rivadavia 430, proyecto del ingeniero Ricardo A. González, constructor Alfredo Fossati.
A pesar de que la ciudad de Quil­mes, como todos los pueblos antiguos adelantó con mayor dificultad que los de creación posterior, debido a los edificios viejos que persistieron, la vista panorámica tomada de su lado SO, desde la plaza principal puede dar idea de la extensión ya alcanzada por su edificación (Figura 13). Otras vistas (figuras 14, 15, 16 y 17) tomadas de algunas calles céntricas, pueden demostrar el cambio que se ha opera­do desde los primeros edificios que hicieron estilo en el pueblo de los Quilmes, hasta los más modernos --- de la hoy ciudad — en los que se interpretan estilos y se aplican materiales, de lo más perfeccionado hoy en el arte de construir.
17.- Casa Deyá (vereda derecha), proyec­to y administración por Marcelo Traversi, San Martín 601 al 629 y Rivadavia, proyecto del arqui­tecto M. Siquier (h), construc­tores Trovato Hnos. Banco de Avellaneda, proyecto de modifi­cación y administración! por el Ingeniero Oscar Fattorini 

ARQUITECTURA DOMÉSTICA
A partir de 1914, con el estallido de la 1ª Guerra Mundial, se interrumpe la importación y comienza un crecimiento importante de la industria nacional. Esto permitió b consolidación de la clase media argentina conformada por comerciantes y empresa­rios de la incipiente industria local, en su mayoría descendientes de la primera gran inmigración europea. Mientras la aristocracia seguía inspirándose en modelos académicos, esta clase media construía sus viviendas en los suburbios tomando como modelo la arquitectura doméstica de las distintas regiones de Europa, principalmente la anglonormanda, a la que conocemos como “corriente” o “estilo pintoresquista”. Si bien en un principio la corriente pintoresquista, además del estilo Inglés y el Normando, incluyó el Tudor, el Jacobean, el Elizabethan y el Georgian, pronto se sumaron también a este repertorio el Vasco, el Californiano, el Mediterráneo y finalmente el Neocolonial. Cabe aclarar que la mayoría de estas obras carece de una pureza estilística. (Arq. Marta Oliva)
CRÉDITOS BEMBERG
En 1917, la empresa Bemberg, procurando que los trabajadores calificados que no residían en Quilmes establecieran domicilio en el lugar, por la convicción empresarial de que el trabajador debe vivir próximo a su lugar de trabajo, lanzó una línea de créditos hipotecarios para la adquisición de terrenos en la flamante ciudad (el año anterior Quilmes había sido declarada Ciudad) y levantar vivienda. Simultáneamente se generalizaron los loteos en las zonas sur, suroeste y oeste; barrios Villa Margarita, La Colonia, y barrio Los Hornos, (hoy Bernal Oeste) Muchos trabajadores que viajaban cotidianamente desde la Capital Federal y desde La Plata tomaron esos créditos y se construyeron varias casas con un estilo conocido como “colonial inglés”. A partir de 1923 comienza la construcción de la Villa Argentina con el mismo objetivo que los créditos (Chalo Agnelli)

Casa Agnelli-Llopart, en la esquina SO de Lavalle y Matienzo, estilo colonial inglés del plan de créditos Bemberg, levantada en 1919. 
 Villa Argentina (circa 1949, foto Ítalo Nonna)
LAS EMPRESAS CONSTRUCTORAS 
El acertado sistema de construc­ciones con que don Victorio Cairoli, contribuyó en tiempos pasados al mejoramiento de la edificación
Esquina de las calles Pringles y Videla
local, hizo escuela en sus hijos, Martín Y Luis
Cairoli, quienes en común esfuerzo se dedicaron durante muchos años al ramo de la edificación, en el que obtuvieron renovados éxitos. La firma Cairoli Hnos.
Brandsen 555, fue una em­presa que cimentó su prestigio con la base de una bien proba­da capacidad en el doble aspecto técnico y financiero que interesó al desarrollo de sus actividades. La mansión lujosa, donde al confort de sus ambientes interiores viene sumado el valor arquitectónico de las líneas externas en moder­no concepto, ha encontrado en es­ta empresa, a uno de los mejores realizadores de obras proyectadas por arquitectos, como
Casa de la Calle 9 de Julio 510, Bernal
bien lo prue­ba, entre otras la residencia del se­ñor Hermann Keller, ubicada en la intersección de las calles Pringles y Videla.
Como adaptación de las exigen­cias de la época, también la empresa Cairoli Hnos. se dedicó a la realización de construcciones económicas, en las cuales se sacrifican los lujos, pero en ningún caso el confort interno ni la proporcionada estética del frente moderno, como la propiedad de Alfonso Rotonda, sita en 9 de Julio Nº 510, Bernal, una construcción proyectada en el tipo económico. Algunas otras empresas constructoras destacadas fueron L. Jeanneret & Hijos, contratista de trasnporte, excavaciones y afines, 9 de Julio 58, Quilmes; Arturo Rumhor, contratista, techos detejas y galpones de zinc, 25 de Mayo 24, Quilmes; Ernesto J. Debattisti & Hijos, Maestro Mayor de Obras, Pringles 867, Quilmes.
En el barrio La Colonia las empresas de Felipe de Armas y Zito Hnos, Primero de Mayo 314. realizaron numerosas casas de ese tipo. 
LA CONSTRUCCIÓN
Después de 1935, como se vio anteriormente, muchos fueron las subdivisiones de tierras y parcelamientos que se hicieron enLa Colonia y sus alrededores. Aparecieron numerosas empresas constructoras, contratistas, albañiles, yeseros, carpinteros, techistas, peones de obra, etc. 
El 21 de octubre de 1934, se formó la Sociedad de Ingenieros, Arquitectos y Constructores de Obras y Anexos del Partido de Quilmes. Fue su presidente el ingeniero austrohúngaro Juan Pollak (hoy una calle de Quilmes lleva su nombre) acompañado por los constructores Alfredo Fosatti y el multifacético Marcelo Traversi. Así se puso la base para la creación del gremio de la construcción. En los primeros años se reunían en la Unión de Obreros Cerveceros. El 11 de mayo de 1953, la Unión Obrera dela Construcción inauguró en la esquian de las calles Entre Ríos y Bernardo de Irigoyen la sede propia. Asistieron 150 personas, entre ellas, el secretario general de la UOCRA Julio Meizner, el diputado nacional Juan Carlos García, el secretario adjunto de la CGT de Quilmes, Juan José Cánova, el diputado provincial peronista Luis Ángel Barba, etc. En el acto se rindió homenaje a Eva Perón y al Gral. Perón.
Compilación y compaginación Prof. Chalo Agnelli



FUENTES
Periódico "La Verdad", número extraordinario 1937.
Oliva, Marta y Renison, Brian. Patrimonio Histórico y Cultural de Quilmes.
Parte del material gráfico que ilustra esta nota perteneció al autor de la misma. Otras son del director de EL QUILMERO
 NOTAS

[1] Ver en EL QUILMERO del lunes, 5 de abril de 2010, VIVIENDAS QUILMEÑAS DE AYER
lunes, 28 de julio de 2014, HISTORIA DE LA ARQUITECTURA EN QUILMES – VIVIENDAS UNIFAMILIARES
viernes, 7 de febrero de 2014, LA PRIMERA CASA DE ALTOS DE QUILMES
sábado, 2 de octubre de 2010, CASAS CON HISTORIA 1 - EL TALA, LA QUILLOTA, REUTEN (COLABORACIÓN)
lunes, 4 de octubre de 2010, CASAS CON HISTORIA 2" - "El Castillo"... ¿Brujería o Magia? - La Casa Thenée
miércoles, 6 de octubre de 2010, CASAS CON HISTORIA 3 - La Fonda de Festa
viernes, 8 de octubre de 2010, CASAS CON HISTORIA 4 - La Casona del Círculo
sábado, 9 de octubre de 2010, CASAS CON HISTORIA 5 - MELVILLE SEWELL BAGLEY
CASAS CON HISTORIA 6 - EL DORADO (COLABORACIÓN)
lunes, 11 de octubre de 2010, CASAS CON HISTORIA - LOS ALTOS DE QUILMES (COLABORACIÓN)
[2] Datos obtenidos de charlas con doña Filomena María de Baunelle-Martel de Yori (Quilmes, 1881 - 1962) 
[3] Una de las primeas chacras que se subdividieron en manzanas y lotes

fue, en el luego barrio La Colonia, la de Domingo Bacigalup.

4 comentarios:

Nestor tony Pienso dijo...

excelente,gracias,buen trabajo !

Anónimo dijo...

Escribe Beatriz Bianchetti: Estuve viendo en El Quilmero la nota de arquitectura y está la casa de mi infancia, la última donde hablan de casas con azotea, es una esquina Debajo dice “Casa con azotea similar...”, pero no tuvo azotea, estoy segura que es la casa de San Martín y Colón donde me crié, San Martín 395 esquina Colón. El techo era de tejas francesas. Escribí sobre ella en 1987, fue publicado en la revista “Uno mismo” y el profesor Pérez Basualdo me regaló un cuadro, que sacó de una vieja foto. Cuando llevé el cuadro a enmarcarlo a lo de Copes, éste (el padre) me contó que había pasado por la calle Colón cuando la estaban demoliendo y debajo de las baldosas de la segunda habitación (donde yo dormía) encontraron dos cadáveres quemados, posiblemente de la época del cólera o de la fiebre amarilla. Los médicos de la clínica que se encuentra enfrente (a los que llamaron) dijeron que parecían de un niño y un hombre. Si no hubiera tenido ese cuadro nunca hubiera conocido esta historia. Beatriz.

Anónimo dijo...

Escribe Beatriz Bianchetti: La casa de mi infancia. En mil novecientos ochenta y siete leí una convocatoria de la revista Uno Mismo, en una sección llamada: Dejarnos oír, donde solicitaban “historias que revelaran momentos de la vida cotidiana en los que uno hubiera alcanzado una comprensión más profunda de sí y/o de las personas y el mundo que nos rodean, experiencias vitales, instantes plenos del darse cuenta”. La casa de mi infancia había sido demolida por esa época y me obsesionaba. Soñaba que volvía a ella. Trataba, en mis sueños, de arreglarla. Le ponía muebles, quería volverla habitable.
Escribí enseguida sobre esa casa, como si me lo dictaran. Lo había ya organizado mentalmente.
Envié la copia a la redacción y fue aceptada. Me pidieron una foto de la casa, para dar mayor fuerza al relato. Salió en el número cuarenta y siete, de mayo de ese año. Le pusieron de título: Mi casa-vida.
No soñé más con esa casa.
Mi artículo terminaba así: “Me gustaría poder adquirir alguno de los cuadros que inspiró a uno que otro pintor local, y verlo en mi hogar como protegiendo mi vida y mi familia” El profesor Pérez Basualdo, que leyó mi nota, tuvo la gentileza de pintar un cuadro de Mi casa-vida y dedicármelo. Su dedicatoria es tan bella como el cuadro, que hoy preside mi hogar, y quiero compartirla:

“De cierto os digo que si no os volviereis y fuereis como niños, no entrareis en el reino de los cielos” Mat.18.3
Tal vez señora, este cuadro no protegerá su vida y su familia, como Ud. esperaba. Pero le traerá un recuerdo. Estoy seguro.
Un recuerdo del tiempo que nunca se precipitaba. Un tiempo larguísimo de orden y pausa como es el extenso tiempo de los niños. Un recuerdo de la época en que las horas sobraban para todo. Para cuidar el rosal. Para disfrutar del sol y de la niebla y los días de lluvia y quebrar la escarcha.
Y el tiempo de morirse de miedo por las noches. Ese miedo que era miedo pero sin embargo atraía con su misterio, porque era el miedo de la imaginación, el miedo de lo inmenso. Era introducirse en un mundo al que los grandes no podían acceder.
Un recuerdo señora, de cuando iba colgada del pulso de su padre. Del perfume a jazmín y las luciérnagas. Y tantas otras vivencias infantiles que sólo se repiten cuando le damos libre audiencia a los recuerdos.
Ojalá que este cuadro la retorne a la infancia.Respetuosamente Pérez Basualdo

Colombina dijo...

Los propietarios eran los miembros de la familia Bonomi, la familia Bianchetti vivió allí porque mi abuelo había sido el jardinero, mi tío el chófer y mi padre y también mi tía fueron sus cobradores.