lunes, 25 de enero de 2010

EL BALNEARIO RIOPLATENSE DE QUILMES Y EL BALNEARIO RIOPLATENSE DE CARMELO


Para las fiestas de fin del año 2009, como hago todos los años para estas festividades familiares en que solo regalo libros, les obsequié a mi nuera Ester y a mi hijo Mauricio, El tiempo libre en la Argentina – El Balneario de Quilmes” con el subtítulo “Primer balneario popular del río, 1915-1960” de la escritora quilmeña, nacida en Bernal, la licenciada Matilde Salustio, de notable apellido de educadores. Trabajo socio-histórico que editó Piro ediciones en marzo de 2009. Libro del que me hizo comentarios Néstor Arias, el librero de El Monje y que leí arrebatadamente en pocas semanas pues nada, hasta ahora, hubo sobre la temática de nuestra Ribera.
Elegí este libro como regalo, primero porque especialmente elijo autores locales, y fundamentalmente, porque ellos, mi nuera, mi hijo con mi nieto Camilo, se están haciendo una casa allí y es bueno que conozcan ampliamente el lugar donde vivirán; se ama lo que se conoce.
Mi hijo siempre sintió una atracción especial por ese hito fundamental de nuestro Quilmes, motivado por tradición familiar, también en parte, por mi trabajo durante casi una década en la escuela 79 “Río de la Plata”, que en su primera época estuvo donde hoy está el Centro Complementario 801, construida de madera sobre palafitos según la usanza de esa época en las zonas ribereñas para sortear las sudestadas de la mejor manera posible,  y hoy en un edificio del plan Sarmiento II en la esquina de Alsina y Marinero López (calle de una sola cuadra que casi nadie sabe que es la continuación de la avenida Cervantes desde Otamendi hasta Alsina, donde está la entrada al Club Náutico) Pero de eso informo mucho en mi libro Maestros y Escuelas de Quilmes, del que pronto saldrá una nueva edición.

Antes de obsequiarles el libro con la correspondiente dedicatoria, por supuesto le di una nueva ojeada, y nuevamente me acometió la profunda pena que sentí en mi primera leída al comprobar el nivel que llegó a tener nuestro Balneario y la caída precipitosa que sufrió por las inclemencias del tiempo y sobre todo por el olvido y la inercia de tantos, tantos funcionarios municipales, provinciales y nacionales y empresarios. Relego que, quizá tuvo mucho que ver, la condición social del público que elegía ese lugar para esparcimiento y uso de su tiempo libre, ya que muchos gobiernos, mal habidos y de los otros, optaron por dar relevancia a los balnearios que elegían la clase alta y la clase dirigente.

La pena se me estrujó después de 15 días en la ciudad de Carmelo, Uruguay, donde fui otros veranos; pueblito frente a las costas del Río de la Plata. Un pueblo que ama su tradición de ser la única ciudad uruguaya fundado por el más grande federal, don José Gervasio de Artigas y donde nacieron los hermanos mayores del General José de San Martín (en su museo están las partidas de nacimiento) Ciudad de aproximadamente 18.000 habitantes, con una importante producción vitivinícola, que conserva la estructura de sus viejas casas  por una ordenanza donde no se puede modificar los frentes de las propiedades más tradicionales y ya se están haciendo obras arquitectónicas respetuosas de esta pauta preservativa del patrimonio histórico. Tarea que cuenta con la ayuda de la UNESCO. Están sacando al aire los viejos adoquines que fueron tapados con brea y no se pueden remover los existentes. Adoquines hechos con piedras de una cantera cercana que incluso proveyó de esas piedras para calles de Buenos Aires e incluso de Quilmes.

Pero lo magnífico es el cuidado que tienen por su costa, por su ribera, por su porción del Río de la Plata, la limpieza, la protección a la vegetación, las constantes obras de embellecimiento, conservación y restauración; el control permanente por las autoridades de la conducta de la gente, la calidad de restaurantes y los pocos comercios de comida existentes.
Sí, pensé mucho en el libro de Matilde Salustio: revelador; esclarecedor de la historia ribereña de Quilmes; que ubica las responsabilidades del auge y la decadencia debidamente documentadas; abarcativo de todas las circunstancias que tienen que ver no sólo con lo edilicio sino con el transcurrir social de 45 años.

El tiempo libre en la Argentina – El Balneario de Quilmes, la lectura y la relectura que hice para obsequiarlo a mi hijo futuro habitante de La Ribera, mis vacaciones en  Carmelo, si bien me producen la pena de todos los nativos que amamos esta ciudad y su historia, enriquecen mi entendimiento y agradezco a su autora la oportunidad.

 CHALO AGNELLI



 
Se agradece la colaboración de Leonardo Grasso por algunas de estas fotos

1 comentario:

Carlos dijo...

Excelente trabajo , Gracias !!
Carlos de Quilmes

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