María Raquel Adler llegó al mundo en un barco. Sus padres residentes en la Argentina, un día resolvieron viajar a Europa a visitar sus pueblos natales; él era alemán y ella rumana. Hacia allá partieron con un embarazo. El bamboleo del trayecto, las olas, los vientos y los aromas marinos sedujeron a María Raquel para entrar en al vida antes de tiempo. Corría el año 1910 (en su caso corría en yardas), el año del Centenario. En verdad la fecha de su nacimiento quedó guardada en el misterio que encerró su vida toda. Ella la ocultaba o la cambiaba según los interlocutores, por eso las diferentes fuentes dan como probables años natales: 1901, 1904 o 1910.
Vivió en Bernal en una hermosa casona que había sido la residencia del general Félix Benavides - quien actuó en la guerra de la "triple infamia" - ubicada en la calle Don Bosco Nº 37, entre San Martín y Belgrano. Era una casa de estilo italiano, con una trabajada verja artística; fue el centro austero de su vida social. Allí concurrían intelectuales porteños y amigos locales como Celia Rodríguez y su esposo el Dr. Fernando Posso, el padre Ochoa, don Felipe Firpo, los Salvati, los Bianchi. Como le aconteció a su colega Adela García Salaberry, con quien no tuvo un vínculo frecuente, amaba el pueblo de Bernal, pues encontró allí la paridad entre su mística profunda y un paisaje y un clima que la alimentaba y la estimulaba. Además del trato con una vecindad que coincidía con la universalidad de su cultura.
También fue parte de la ASESCA (Asociación de escritores y publicistas católicos) institución reconocida por su presencia en todos los ámbitos de la cultura y del quehacer profesional; fundada en diciembre de 1939, por un grupo de escritoras que fueron sus colegas y amigas: Sara Mackintach, Sara Montes de Oca; Lucrecia Sáenz Quesada, Delfina Bunge, Concepción Solveyra, Magdalena Fragueiro Olivara, Cornelia Groussac y Angélica Felisa Fuselli quien fue su presidenta y participó activamente en la creación del Partido Demócrata Cristiano. Se reunían en la Abadía de San Benito, en el barrio de Palermo y contaron con el asesoramiento del abad Andrés Azcárate.
Realizó varios viajes. En España dio una serie de conferencias en Sevilla, en Granada, en Madrid y en la Universidad de Salamanca, ciudad donde, en los archivos de la Casa-Museo Unamuno, hay una carta suya dirigida al 'vasco de Salamanca'; carta que acompañaba al libro de prosas poéticas titulado “Revelaciones” (1922), el primero de la autora. También recorrió Francia e Italia.
Sobre su poesía religiosa hizo comentarios don Rafael Cansinos Assens. Conrado Nalé Roxlo, presidente de
Su voz eleva por la dulce pampa
El indio adusto, el gaucho hospitalario
con sus leyendas fieras y ensoñadas
en la fecundidad de la tierra virgen
lo atraen y lo mecen y lo exaltan...
¡Yo canto al hombre nuevo de mi estirpe
en la palpitación de cielo y Patria!
A
Bibliografía
Ver en EL QUILMERO EN LA GOYENA sábado, 29 de junio de 2013