LA NACIONALIZACIÓN DE LA CERVECERÍA ARGENTINA QUILMES,
EL CASO DANTE SIVORI
Y LA PERSECUCIÓN A LOS OBREROS CERVECEROS
Investigación Prof. Chalo Agnelli
EL AFFAIRE BEMBERG
Luego de la sanción de la ley 14.122 de 1952 que dispuso la liquidación del grupo Bemberg el Estado adquirió la empresa Cervecería Argentina Quilmes y la puso en manos de los trabajadores en cooperativa.
El conflicto entre el grupo Bemberg y el Estado Nacional había comenzado en febrero de 1937 cuando el periodista José Luís Torres denunció ante la Justicia a los herederos de Otto Santiago Bemberg (1858-1932) y Josefina Elortondo, por evasión del impuesto a la herencia establecido por la ley 11.287 de 1921; ordenada por la ley de Educación Común Nº 1420 de 1884, que establecía como beneficiario de las tasas sucesorias al Consejo Nacional de Educación. Los cinco hermanos Bemberg-Elortondo no habían iniciado el trámite sucesorio y recién lo hacen después de radicada la denuncia, por un saldo de cuenta bancaria de 658.000 m$n.
Hasta la reforma fiscal de 1942 la ley de la herencia no obligaba a iniciar los trámites sucesorio inmediatamente después del deceso del testador; hasta ese entonces el capital sobre el que pagaba el impuesto era el del momento en que se iniciaba el trámite, así hubieran pasarado varios años. Durante los cuales, los herederos podían disponer del capital a su gusto y derivarlo a testaferros o sociedades fuera del país, disminuyendo el monto imponible. Esto había pasado con la herencia de Otto S. Bemberg y su esposa. El saldo mencionado era irrisorio considerando el tamaño de los negocios que el holding poseía en el país, donde la Cervecería Argentina Quilmes era apenas una tercera parte.
Con el golpe militar de 1943 el juicio se retoma, pasando por varias complicaciones y vericuetos que terminan con la mencionada ley 14.122 de 1952.
Pero otro golpe de estado, el de setiembre de 1955, permite a los Bemberg reclamar la empresa y tras otras muchas dilaciones jurídicas, en 1959, el gobierno desarrollista de Arturo Frondizi devuelve la industria a sus primitivos dueños.
LA EMPRESA VOLVIÓ A LOS BEMBERG Y…
Una vez que se concretó la restitución, integrantes del personal jerárquico de la época tomaron represalias con miembros del Sindicato de Obreros Cerveceros, principalmente con su secretario sindical Dante Sívori, que fue detenido y puesto a disposición del Poder Ejecutivo acusado de “terrorista” por facultades determinadas por el Plan CONINTES que se había instalado durante el gobierno de Arturo Frondizi.
El 7 de febrero de 1960, Dante Sívori había sido despedido e inmediatamente la Subsecretaría de Trabajo exigió que fuera reincorporado por resolución Nº 41 del 19 de febrero de ese mismo año.
Contrariamente, desoyendo la orden oficial, la empresa confirmó el despido el jueves 7 de abril y al día siguiente en ocasión que los integrantes del sindicato estaban tratando los últimos acontecimientos en la sede de la calle Olavarría, siendo las 23 horas, irrumpió la policía reclamando por Sívori. Este dejó la reunión en que se hallaba y se presentó ante los agentes que lo llevaron detenido con destino desconocido. Luego sus compañeros lo ubicaron en el Departamento Central de Policía en la Capital Federal.
Al día siguiente el gremio presentó un reclamo responsabilizando como instigadores de este atropello a los directores: Juan Miguel Sánz, Emilio Amadeo y Juan Evangelista Muldhorffer.
Este hecho conmovió a los trabajadores, no sólo de la CAQ, sino de todo Quilmes, pues Sívori era un hombre respetable y querido en la sociedad local. El mismo diario El Sol, que no se podía calificar de “peronista” argumenta en una editorial:
“Abril de 1960.- DESAFORTUNADA HA SIDO LA CASUALIDAD […] Nada han tenido que hacer las autoridades de la industria cervecera en la detención de Sívori, dirigente del gremio, pero insistimos en que no pudo ser más desgraciada la coincidencia, entre el despido del secretario sindical y el allanamiento de local y encarcelamiento de miembros de la mesa directiva. Conocemos a los hombres que están actuando en Quilmes y, salvo que el Presidente de este país en pleno estado de derecho haga lo que se hizo con los miembros del secretariado de la CGT de La Plata dejarlos entre rejas y a disposición del poder ejecutivo cuando las autoridades los pusieron en libertad con la aclaración que la detención sufrida no afectaba ni su ‘buen nombre y honor’, Sivori habrá de reintegrarse pronto a sus tareas sindicales porque ese hombre será un empecinado luchador gremial, pero está lejos de ser un terrorista. […] Y vamos a lo que conviene repetir acerca de todo esto. Hace poco, redactores de nuestro diario realizaron un reportaje a don Otto (Eduardo) Bemberg,[1] en esa oportunidad se hablaron muchas cosas, algunas se reprodujeron en nuestro diario, pues bien, tomando las palabras del conocido hombre de empresa volvemos a afirmar que su inquietud actual por aspectos financieros de aquella, no le apartan de las preocupaciones de lo que hace a los obreros de su fábrica. Otto (Eduardo) Bemberg, ya de regreso de muchas pasiones propias del que lucha, admira, respeta y aprecia en todo su valor lo que los trabajadores significaron para la conquista de su fortuna, no le son indiferentes sus problemas. Los obreros de la Quilmes han de saber eso, pero también han de comprenderlo quienes son colaboradores directos o indirectos de don Otto (Eduardo) Bemberg.”
El 18 de abril, Ítalo Fernández, prosecretario en ejercicio del gremio, actuando como secretario general interino, envió un telegrama a las autoridades nacionales anunciando el “pies de Huelga”. Por otra parte los representantes de la Delegación regional de la CGT se entrevistaron con el gobernador Dr. Oscar Alende. Entre tanto Sívori fue trasladado a la Penitenciaría Nacional de la calle Caseros, incomunicado.
El 31 de abril se reiteraron los reclamos de liberación mencionando la proximidad del Día del Trabajador. El intendente Rodolfo Adalberto López intercedió por Sívori ante las autoridades del gobierno provincial y las nacionales de la Unión Cívica Radical Intransigente.
LA LIBERACIÓN Y DESPUÉS…
Durante dos meses no hubo un solo día en que el gremio no hiciera una gestión en pos de la libertad del Secretario General. Finalmente, Sívori salió de prisión el 28 de junio de 1960, penosamente maltratado y sin causa alguna. Así y todo, no se entumeció su espíritu de lucha; volvió al frente del sindicato y pronto tuvo que actuar ante nuevas medidas antipopulares de la Quilmes.
Efectivamente, había crecido la alarma entre los cerveceros pues desde la detención de Sívori se venían produciendo numerosos; entre 50 a 100 trabajadores por día.
Sívori, por nota y personalmente pide explicaciones a la empresa y, simultáneamente, hace la denuncia ante los medios de comunicación. La Cervecería aduce que la medida es una necesidad que hace a la salvaguarda de la fuente de trabajo, por la crisis producida principalmente porque durante el período que la empresa estuvo en otras manos se incorporaron más trabajadores que los requeridos según la producción, que también había mermado en forma alarmante pues se había descuidado la calidad del producto.
Sívori señala a los medios que, notoriamente, la mayor parte de los despedidos eran obreros con licencia por enfermedad o incapacidad laboral producida por las deficientes condiciones de seguridad y salubridad, como el obrero Tatarian y Telmo Carballo que estaba internado en el Hospital Iriarte donde le habían practicado una operación en una pierna. Algunos despedidos recibieron el telegrama mientras tomaban sus vacaciones anuales. No se había considerado al personal con 25 o más años de antigüedad, por el contrario. Y, por supuesto, en la lista estaban la mayoría de los gremialistas delegados y subdelegados de sección e incluso los integrantes activos de la comisión administrativa, “cuyo único delito consistió en haber defendido honradamente y con la mayor lealtad los derechos de los compañeros trabajadores”. Así lo explicaba al diario El Sol del 12 de julio de 1960; a días de recuperar la libertad.
Y remarcaban que esto se debía al regreso de Bemberg al país: “… sus propósitos inocultables son llevar la miseria a los hogares de quienes con sudor y sacrificio amasaron la inmensa fortuna de que hoy disfrutan, contando con la complicidad de los directores y jefes del establecimiento para retrotraer la situación del trabajo vigente a épocas que ya creíamos definitivamente superadas y conseguir así mano de obra barata y sumisa”.
Con estas medidas se violaban las leyes Nº 11.729 y 33.302, así como el artículo 7 y 54 del convenio colectivo de trabajo. Inmediatamente la CGT regional Quilmes, también cercenada por la persecución del plan CONINTES (Conmoción Interna del Estado) que permitía declarar zonas militarizadas a los principales centros o ciudades industriales y autorizaba allanamientos y detenciones.
El periódico quilmeño es su editorial del 16 de abril intentaba tocar la moral del empresario y sus acólitos, lo que indudablemente fue en vano ya que la persecución del estado a todo intento de alterar una política liberal que impone el ministro Álvaro Alzogaray tiene como respuesta los Tribunales Militares y la cárcel. Las prisiones de todo el país se pueblan de resistentes.
Esta historia cervecera de hace 50 años, es tan sólo un capítulo más dentro del tumulto de arbitrariedades que los trabajadores y el pueblo argentino padecieron durante la segunda mitad del siglo XX, por parte de corporaciones de poder que, a través de las fuerzas armadas, de economistas cipayos y políticos infames, impusieron teorías liberales que fracasaron siempre rotundamente.
Noviembre 1990 - Julio de 2010
Investigación Prof. Chalo Agnelli
chaloagnelli@yahoo.com.ar
REFERENCIAS
[1] Hijo de Otto Sebastián (1858-1832), nieto de Pedro Federico Otto Bemberg (1827-1895) y hermano de Federico Otto (1885-1849)