LA MUJER EN LA EDUCACIÓN
En nuestro país homenajear a la mujer es homenajear a la maestra de escuela por el protagonismo que tuvo la en la formación de generaciones y generaciones de argentinos. Actuación que no se limitó a los claustros urbanos sino que abrió caminos, se derramó y desacolló en los rincones más desguarnecidos del diverso territorio nacional.
Los nombres de estas mujeres resuenan hasta en canciones, como el de Rosarito Vera, otros que dieron pedagogía como el de Olga Cossettini o, desde el silencio, el de Celmira Goncevat de Cabral, la maestrita del chaqueño pueblito de Tunales, que dejó su vida en la precaria aula de su escuela rancho.
Quilmes durante el siglo XIX y las primeras décadas del XX, creció en educación por esas mujeres anónimas que llevaron la letra a toda la extensión del partido - que era dilatada hasta 1960 – y por otras que fueron maestras de maestras. Ese es el caso de Constanza E. Pereira de Lascano, de Josefa Lombán de Casado, de Crescencia López Oliveros de Molina, de Alicia Clerbout de Cano, Nélida Sanchini de Montorfano, Stella Maris Bertinelli de Ingolloti, entre otras muchas como ellas, que homenajeamos en el mes de la Mujer.
En la historia de estas mujeres se lee el proceso educativo que se desarrolló en Quilmes y su zona de influencia en los años en que se afianzaron sus instituciones.
Prof. Chalo Agnelli
CONSTANZA E. PEREIRA DE LASCANO
FARMACÉUTICA Y MAESTRA
A escasos vecinos le resonará este nombre, por eso, en tributo a una obra acallada por el tiempo EL QUILMERO siente la necesidad de recuperarla.
La revista A.B.C. del domingo 10 de julio de 1927, decía: “De Escuela Nº 19 salió una inspectora provincial por su preparación y su trayectoria.”
Constanza E. Pereira, en el año 1915, egresó de la Universidad Nacional de La Plata con los títulos de Farmacéutica y Profesora de Enseñanza Secundaria Normal y Especial en Química.
Prejuicios de la época no le permitieron desempeñar su vocación de farmacéutica, aunque mucho bregó para insertarse en esa profesión. Afortunadamente en la docencia pudo manifestarse como una mujer activa, dinámica que no estaba dispuesta a permanecer en, como dicen los documentos de identidad en esos años en el rubro 'ocupación', "tareas propias de su sexo".
El 1 de mayo de 1916, fue nombrada directora de la Escuela Primaria Nº 1 de la localidad de Tres Arroyos, al sur de la Provincia de Buenos Aires, pueblo que se fundó en 1848 como consecuencia de la necesidad de poblar los territorios usurpados a los pueblos indígenas en las campañas militares. Entre fines del siglo XIX y 1914, había recibido un importante flujo migratorio y la necesidad de escolaridad apremiaba.
Contanza recibió dicho establecimiento con poco más de 500 alumnos y 11 maestros e hizo entrega del mismo con 1000 alumnos, 22 maestros, vicedirectora y secretaria. Durante el tiempo al frente de aquella institución, tuvo a su cargo, además, la dirección de la Escuela Normal Popular, que funcionaba en el mismo local.
Permaneció al frente de esta institución cuatro años y tres meses. Suficiente para que su trayectoria en Tres Arroyos fuera ampliamente elogiada. Es prueba fehaciente el informe que Inspector General Francisco J. Jáuregui dejó asentado en el libro de actas de inspección y elevó a la Dirección de Escuelas: "Dificulto que haya en la provincia otra escuela funcionando con tanta regularidad. Ejercita la Directora una acción inteligente, constante, activa y eficaz". Luego agregó el Inspector General Dr. Aditardo Figueroa Ozzán: "Felicito, sinceramente, a la dirección y personal docente de la Escuela Nº 1, de Tres Arroyos, por la eficiencia de la acción desplegada…”
En una nueva visita, el Inspector Seccional Vicente Passarelli expresó: ''En esta Escuela Nº 1, de Tres Arroyos, ha habido extraordinarias iniciativas de distinto orden. La directora tiene condiciones estimables para dirigir una escuela de esta categoría".
En otra oportunidad el Inspector Víctor M. Acuña escribió: "El estado de la Escuela Normal Popular en su dirección, trabajo y resultados es optimista. Estimo que al frente de la escuela se halla una educacionista preparada para el difícil cargo; a su favor milita la inteligencia y rapidez de concepción, aunque pareciera que en su contra se halla la juventud, factor que si bien es de tener en cuenta, se anula cuando la rectitud de criterio y el juicio sereno, son normas de ser".
En Tres Arroyos fundó la "Asociación Sarmiento" que facilitaba a los alumnos carecientes de vestimenta, calzado, libros y útiles escolares para que no dejaran de asistir a la escuela. Instaló la ''Cocina escolar" que suministraba diariamente desayuno, almuerzo y merienda a los más necesitados o que vivieran a considerable distancia del establecimiento.
La necesidad de acercarse a su familia, apremiada por imponderables, la obligó a pedir un traslado y el 20 de agosto de 1920, por permuta, y se hizo cargo de la dirección de la Escuela Nº 19 de Quilmas. Y si bien le resultó penoso dejar la escuela de Tres Arroyos en la que había puesto tanto de sí misma al poco tiempo su profesionalismo se hizo notorio en Quilmes.
Y fue el inspector Sr. Jorge Cueto Ossa, a quien le tocó clasificar su desempeño en el nuevo desafío: "En visita de inspección efectuada en la fecha 23 de abril de 1927, a la Escuela Nº 19 de Quilmes, he podido constatar que los progresos realizados en ella han sido de eficaz y efectiva labor educacional, llevada a la práctica con verdadera inteligencia, dedicación y celo por la Directora, la que a su vocación profesional une un amplio espíritu de iniciativa, tan indispensable para toda acción fecunda”.
Numerosas fueron esas iniciativas, concretadas durante sus funciones en Quilmes: creó la "Asociación Pro Escuela Nº 19", entidad similar a la que había fundado en Tres Arroyos, para distribuir guardapolvos, calzado, libros y útiles; implantó la "Copa de leche", para todos los alumnos por igual; hizo construir un amplio parque de ejercicios físicos sobre la esquina de Ortiz de Ocampo y Alvear (donde hoy hay un Jardín de Infantes) e hizo instalar un proyector cinematográfico, inaugurando la educación audiovisual en el distrito. Además - por la inquietud de la profesión que no pudo ejercer - vigilaba la salud de los niños y ante alguna probable afección, informaba a los padres y los derivaba con nota a médicos amigos, como el Dr. Emilio Torre y el Dr. Fernando Pozzo.
La eficiencia de su trayectoria no tardó en resonar ante las autoridades provinciales y en junio de 1927, fue ascendida a inspectora provincial.
Esta perentoria circunstancia y la necesidad de establecerse en la localidad de Azul, donde fijó su residencia, motivó que surgieran expontáneas manifestaciones de simpatía, tributadas por docentes y amistades de Quilmes y La Plata.
El 5 de agosto de 1927, se le brindó un agasajo al que concurrieron: ex alumnos, maestros, padres, vecinos, el presidente del Consejo Escolar Rafael Fernández González y el secretarlo Antonio Oddone. En nombre del alumnado habló el niño Oscar March, la señora Matilde C. de Saavedra representó al personal docente y se le hizo entrega de un pergamino y una medalla de oro. Después se sirvió un lunch. El intendente municipal Dr. José Eduardo López envió un ramo de rosas y telegrama de felicitaciones, el Concejo Deliberante le entregó una placa en retribución por su actuación en la Partido de Quilmes y recibió numerosos reconocimientos de otras instituciones locales.
Tres años después, el 1 de julio de 1930, la escuela Nº 19 inició su tarea en el nuevo edificio que hoy ocupa en Ortiz de Ocampo y Mitre. La señora de Lascano asistió a su inauguración como invitada especial y solía visitar habitualmente Quilmes donde había dejado muchas amistades. Ejerció la docencia hasta avanzada edad. Fue una de las primeras farmacéuticas de la provincia, pero la pasión que le generó el ejercicio de la docencia superó su primera elección.
Periódico A.B.C. 10-7-27
Entrevistas: Francisco Marchese
Josefina H. Yori de Tiscornia (2007)
Entrevistas, investigación y compilación Chalo Agnelli