Detentaba el poder ejecutivo desde el 18 de junio, el
dictador Roberto Marcelo Levingston, entronado tras el golpe palaciego que
mandó a cuarteles de invierno al dictador bonapartista Juan Carlos Onganía el
anterior 8 de junio...
Feo momento histórico, julio de 1970, para visitar el país
le tocó a Joan Manuel Serrat.
En
marzo del año anterior había presentado en Milán su imperecedero éxito “Dedicado
a Antonio Machado”. La virulencia política argentina no lo había amilanado por
cierto, pues había estado por estos pagos en octubre de 1969, su primera
experiencia criolla que fue para los argentinos una voz de aliento en el
bochorno oscurantista del onganiato, ese mismo gobierno que prohibió a Ginastera
y no miró con buenos ojos al catalán antifranquista. Quien de todos modos
volvió en noviembre, de manera que, la que nos ocupa, la de julio de 1970, fue
su 3º visita.
Y en esa gira llegó a nuestro Quilmes. Actuó en el cine-teatro
Cervantes de la calle Rivadavia (hoy recuperado gracias a la exitosa gestión de
la CD de la Soc. Española)
El teatro estaba a reventar, incluso se vendieron entradas a
personas que no le molestó permanecer de pie y muy gustosa. La policía rodeaba
las puertas de la sala de espectáculos e incluso se veía en el interior algún
rostro que se vendía solo.
Se abrió el telón y calentaron la acústica el quinteto
folklórico “Los bombos de oro” - que alguna vez tuvo la primer mujer bombista
de un conjunto folklórico María Elena Carabajal -. Siguieron musicalizando los
grupos: “Adorables Nietos y “Cronos”.
Por fin, tras una demora que alimentó la voracidad del
público, se instaló la orquesta y un una joven con chaleco y saco azul marino,
pañuelo al cuello y pantalón gris, arremetió contra una ovación con “Tu nombre
me sabe a hierba” y tras una aclamación siguió con: “Porque te quiero a ti,
porque te quiero...”, “Poema de amor”, “Se equivocó la paloma”, “Penélope”,
“Cuando la muerte entre en mi huerto”, Cantares”, “He andado muchos caminos”,
“Las moscas”, “El titiritero”, “Como un gorrión” y un cierre que completó la
ocasión, “Fiesta”. La fruición con que el público siguió el curso que dio el
trovador al espectáculo fue trascendente en la historia de los espectáculos que
llegaron a Quilmes.
No le fue fácil a Serrat retirarse del teatro esa noche,
pues en la puerta lo aguardaban una multitud de fans pidiendo autógrafos. El
gentío descolocó a la guardia policial que se había parapetado en las la calle
Rivadavia desde San Martín hasta Lavalle.
Su circuito artístico siguió por otros rincones del país. El
20 de julio asistió al debut del cantautor uruguayo Alfredo Zitarrosa – otro
improcedente para el gobierno de turno - en Buenos Aires.
Joan Manuel Serrat volverá en marzo del año siguiente, hasta
que entre 1976 y 1983 sus temas incrementan los más de 150 temas prohibidos
para radiodifusión por la dictadura militar argentina, listado en el que
aparecen: Víctor Jara, Joan Báez, Víctor Manuel, Alfredo Zitarrosa, César
Isella, Daniel Viglietti, Alberto Cortez, Silvio Rodríguez, Joaquín Sabina, y
no escaparon de la nómina Eric Calpton, Pink Floyd, Queen, Nicola di Bari, Toto
Cotugno, Charles Aznavour, John Lennon, Yoko Ono...
El diario El Sol tituló la noticia de esta visita “Serrat,
auténtico como su arte, su figura y su nombre”.
Pasaron 42 años y estamos seguros que si Serrat llegara
alguna vez a cantar a nuestra ciudad el éxito sería equiparable al de aquel 14
de julio de 1970.
Chalo Agnelli
FUENTE
Colaboración de la Sra. Laura Morelli
Diario El Sol