como se vuelve siempre al amor
su buena gente, su dignidad,
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El inconfundible trazo del hijo dilecto de la ciudad, el indomable que se entregó en el 2005, se puede disfrutar desde la ventanilla del colectivo.
Gutiérrez anunció que también pondrán obras de Berni y Picasso en otros muros de la ciudad.
En el marco del programa de embellecimiento de paredones de la ciudad, el Municipio de Quilmes colocó ayer tres réplicas de obras pictóricas del artista plástico local Aldo Severi. Las tres réplicas, hechas sobre chapas de metal inoxidable, con un tratamiento para que resistan la intemperie, quedaron emplazadas en la pared de una playa de estacionamiento ubicada sobre avenida Mitre, entre Olavarría y Humberto Primo, a una cuadra del nuevo Teatro Municipal.
El intendente Francisco Gutiérrez se apersonó en momentos en que cooperativas del Plan Argentina Trabaja amuró (con numerosos bulones, para evitar su robo) las pinturas a la pared. Explicó que harán lo mismo con réplicas de otros importantes pintores, tanto locales como nacionales y extranjeros. Mencionó a Antonio Berni, Pablo Picasso, el ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, entre otros grandes artistas cuyas réplicas - dijo - adornarán espacios públicos quilmeños.
'Es una forma de embellecer los paredones, justo en momentos en que algunos candidatos, para darse a conocer, encastran todo, hasta los postes, con afiches. Gastan fortunas para que la gente los conozca, ensuciando el espacio público; por qué no hacen política hablando cara a cara con la gente, digo yo'; expresó Gutiérrez.
'En la misma tónica de embellecimiento es que desde el área de Muralismo estamos haciendo importantes murales, como el de La Rhodia, que está quedando tan lindo, a lo largo de casi 400 metros de largo, sobre la avenida Mitre y dando vuelta por la calle Dorrego. Esperamos que los candidatos respeten estas obras de arte', añadió el mandatario."
Los Severi eran de origen emiliano y genovés y en el hogar de sus abuelos se hablaba el dialecto ligur. Esta raíz xeneise se desprende de su obra.
Celia Dolores Negro y Juan Severi, después de vivir tres años en Florencio Varela, donde su madre tenía familires, con sus dos hijos Aldo y Ricardo se establecieron en Quilmes, en la calle Carlos Pellegrini casi Andrés Baranda en una vivienda que alquilaban a doña Isabel Navone de Simonetti.
Era una casa de dos plantas (hoy hay una librería) junto a
las hilanderías de los Zacarías (luego el supermercado “HZ”, hoy “La Genovesa”) que
traqueteaba con sus telares todo el día y le agregaba música al barrio,
amortiguada por bandoneón de los Binelli que vivían enfrente. Ruido que
fastidiaba bastante al dueño de La
Martona, que se ubicaba en la esquina SE porque decía que le
cortaba la leche. En el departamento superior vivía la familia de José
Simonetti y Nieves Del Barco con sus dos hijos, Silvia y José Luis. | Aldo con el equipo de fútbol Los Indianos, a la izquierda el inefable don José Jové |
En ese hito barrial llamado la Curva de Lemos; donde el tranvía, que venía de la Capital por Baranda, tomaba Pellegrini rumbo a la estación, Aldo concluyó su infancia.
Siempre consideró a La Colonia su lugar en el mundo. Hizo el 6° grado en la escuela Nº 17 compartiendo juegos con Daniel y Rodolfo Binelli. Con varios pibes del barrio integró un equipo de fútbol llamado “Indiano” que luego dio pie o patada a la creación del Club Villa Elsa. Era hincha de Boca Juniors, pero con el corazón puesto en Quilmes. Llegó la hora de la “colimba”, y lo destinaron a la Escuela de Artillería Antiaérea de Mar del Plata. [1]
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| Club S.y D. Alsina fundado en 1927 |
Juacito Severi, el padre, con los niños José Luis y Silvia Simonetti. Detrás la calle Carlos Pellegrini.
Pero su pasión inextinguible era la pintura, las artes plásticas, que se le habían encendido muy temprano en la infancia. En 1950 egresó de la Academia Nacional de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón”, completando luego sus estudios en la Superior “Ernesto de la Cárcova”.
El 10 de abril de 1968, asumió como Jefe del Departamento de Artes Plásticas de la Escuela“Carlos Morel”, En ese momento, era director de esa institución el profesor Horacio M. Pécora Rebolé.
Fue Director de Cultura durante la intendencia de José Rivela, período durante el que se sumaron al patrimonio del Museo de Artes Visuales cerca de 250 obras de artistas plásticos de todo el país. Desde 1972 hasta 1980 fue ilustrador del diario “La Prensa”.
De pintar en los ratos libres, como él decía, pasó a ser uno de los artistas plásticos argentinos. Reflejó con una explosión de color la nostalgia de los 40, pero una nostalgia sin velos de tristeza, todo lo contrario, la untó de alegría de vivir y de trascendencia en el inconstante presente. Sus actividades eran múltiples, infatigable su constancia. En un reportaje que le hicieran en 1967 decía: “Lo único que deseo es tener tiempo para seguir madurando, porque las obras más importantes en arte y, sobre todo en pintura, son la consecuencia de una vida. Las precocidades en pintura no abundan. Es una conjunción de la vida y nuestra sensibilidad. Como resultado de ello sale la obra.” [2]
Entre los maestros que cobraron en el mayor significación y afecto recordaba preferentemente al escultor Alfredo Bigatti y Antonio Berni, por el impacto que le producía su obra y su profundidad humana: “A mí me gusta la pintura o el arte, donde no se pierde de vista al hombre”.
El 27 de mayo de 1980, Severi asumió como titular del Museo de Artes Visuales “Víctor Roverano”, designado por el coordinador general de cultura de la municipalidad de Quilmes Jorge Mario Cassanello que, a su vez, había sido nominado para dicho cargo por el comisionado municipal Julio Cassanello por el decreto 5165 del 22 de mayo del mismo año.
Con su esposa, la profesora Giuliana Fiorini tuvieron dos hijos, Carolina y Darío. Son sus nietos Juanita y Franco.
La sala de profesores del colegio Nazareth lleva su nombre. Dos estampillas editadas por la Empresa Nacional de Correo y Telecomunicaciones de la serie Artistas Argentinos, presentan obras suyas (1982 y 1985). La UNESCO lo mencionó entre los plásticos argentinos de más significación. Recibió el Quilmes de Honor y en 1990 fue nombrado por el decreto 6354 Vecino Ilustre por la Municipalidad de Quilmes.
Fue designado Académico de la Academia Nacional el Tango en reconocimiento por el lugar preponderante que ocupa el tango en su obra.
Después de haber doblegado por varios años una cruel enfermedad que no lo amilanó para dejar el color y su pueblo, Aldo falleció la noche del 23 al 24 de junio de 2005. Su temprana e inesperada muerte consternó a todo el pueblo de Quilmes. Desde el 2007 un paseo vecinal en la calle Guido entre Lavalle y Moreno lleva su nombre.
El domingo 24 de julio de ese mismo año se realizó en la Catedral una misa en su memoria que celebró el párroco Marcelo Colombo (que fue hasta hace poco obispo de Orán y recientemente designado como tal en la diócesis de La Rioja). Todo Quilmes estaba presente. La familia de Severi, en dicha oportunidad, donó a la parroquia una obra titulada “Cristo Argentino”, homenaje a las Islas Malvinas realizada en el año 1982 durante el conflicto bélico en el que participó su hijo. Además interpretaron música sacra durante la ceremonia los músicos Luis Vidal (su amigo) en violín y Ramiro Turín en órgano y el entonces intendente Sergio Villordo recordó al maestro.
En 1984, con mi hijo Mauricio habíamos ido a entrevistar a Aldo para el periódico “El Periodista”. Fue en su estudio-taller de las calles Pringles y 25 de Mayo. Entramos y lo primero fue
recibir un fuerte vaho de oleos, bencinas y barnices.
Aldo Severi nació en la Boca en 1928, “cuando todavía ese barrio estaba hecho de madera y gris”, recordó alguna vez, pero desde pequeño se trasladó con su familia a Quilmes. Interesado por la pintura estudió en las escuelas Manuel Belgrano, Prilidiano Pueyrredón y Ernesto de la Cárcova, dedicándose a la docencia.
Obtuvo numerosos premios, la RAI en Italia editó un cortometraje titulado “Los colores de Buenos Aires” y fue seleccionado para 17ª Bienal Internacional de Arte de San Pablo. En 1980 la UNESCO lo menciona entre los grandes maestros de la pintura argentina. El mundo del tango fue reflejado por su paleta con gran colorido, como, asimismo, la vida cotidiana de los barrios: el manisero, la calesita, el organillero, los juegos, entretenimientos y ceremonias populares. “Como Severi, no habrá ninguno”, escribe Ana María de Mena en la revista “La Grieta” y lo describe así: “Aldo era un hombre de barrio, tímido, educado. Tanto de joven como en la madurez, con sus grandes ojos claros y su pinta, enamoró a varias generaciones de alumnas. Se casó con una, Giuliana Fiorini, quien lo convirtió en padre de Darío y Carolina. Y lo acompañó en la vida y en el arte: con instinto felino lo cuidó y cuidó sus obras. También fue curadora de sus exposiciones. Horacio Ferrer le dedicó su poema “Elegía para Severi” y Daniel Binelli su tango “Al pintor Aldo Severi”, grabado por su quinteto en 1998 en Japón, con la actuación estelar de Milva.” Ricardo Horvath
Agnelli, Chalo. "La Colonia de Valerga - El segundo barrio de Quilmes" (1874-1974) Ed. Tiempo Sur. Quilmes, 2010. Pp.186 y 187
http://murocultural.com.ar/beatrizpugliesi/fotos01.html
http://www.taringa.net/posts/arte/3570007/Aldo-Severi---Pintor.html
http://archivo104.blogspot.com.ar/2011/02/aldo-severi-profesor-y-artista-plastico.html
http://www.youtube.com/watch?v=OeyPkcWEiUM
http://www.youtube.com/watch?v=EIy3DBICcFU
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