Chalo
Agnelli
LA LEY LÁINEZ
En lo que eran las afueras de Quilmes, entre el 14 de junio
de 1919, nació una escuela pública. Era una zona de chacras y quintas, Villa
Armonía. Una barriada donde en los días de lluvia, los vecinos debían sortear
zanjas y bañados, avanzar por las irregulares veredas agarrados a los
alambrados de las viviendas humildes. Zona de inmigrantes que formaban una
comunidad un tanto marginada de la realidad de un país que les era, en todo,
nuevo y, en algunos aspectos, hostil; al que eligieron trayendo la fuerza del
trabajo. Sin duda había que desplegar una ímproba tarea educativa que saldría
de las aulas y obraría en promoción de toda la comunidad de ese rincón
suburbano. Se encomendó esa tarea a una joven, Esther Crisci, una maestra
forjada desde el compromiso de la ley Láinez [1]
que abrió escuelas y desperdigó por todo el país educadores como propagadores
de nacionalidad.
Ese mismo año en las afueras del pueblo de
Bernal, la
señorita Ernestina Farías, joven de apenas 19 años, abría la escuela Láinez Nº
35, apodada "Los Palitos", (Yapeyú 515) la actual provincial Nº 82, que hasta 1931, se llamó "Juan Bautista Alberdi" pues así se bautizó su cooperador, pero después de esa fecha tomó el nombre por "Provincia de Jujuy", que lleva actualmente.
En las tres primeras décadas del siglo XX, la educación
sustentó el paradigma de transformación, crecimiento, asimilación,
afianzamiento y fuerza de progreso social.
DILATADA CARRERA
Esther Crisci, era italiana, nació en 1886, en Ogliastro
Cilento, una localidad y comuna de la provincia de Salerno, región de Campania
donde su familia tenía viñedos. Era muy pequeña cuando emigró con sus padres a
la Argentina, pero antes hicieron una escala de corta permanencia en el
Uruguay.
En 1908, egresó de la Escuela Normal Nº 3 “Bernardino
Rivadavia” de la Capital Federal, ciudad donde comenzó su ejercicio como
maestra de 3º categoría, en la escuela Nº 7. Por esos años la categoría la determinaban nuevas
promociones en las que se probaban los educadores a lo largo de sus carreras.
La señorita Esther, en tan sólo dos años, fue ascendida a directora
encargándosele la creación de una escuela en la localidad de Punta Alta, por
aquel entonces una diminuta aldea con calles de tierra e iluminación a
kerosene, ubicada en el extremo sudoeste de la provincia de Buenos Aires, a 673
Km. de la ciudad de Buenos Aires, la cabecera del partido Cnel. de Marina
Leonardo Rosales. Era la Escuela Nacional Nº 99, creada por el Consejo Nacional
de Educación.
Los maestros dispuestos a desempeñarse bajo la Ley Láinez
debían tener el coraje para alejarse de su suelo natal sin otro bagaje que un
espíritu entusiasta y el sustento de una sólida formación. En cualquier momento
podían ser trasladados, muchas veces sin consulta previa.
Allí arribó Esther y compartió las tareas iniciales con su
hermana Clory Crisci, como maestra auxiliar, de sólo 15 años y segundo año
aprobado en la Escuela Normal Nº 7 “José María Torre” de la Capital Federal. [2]
PUNTA ALTA
Llegó a Punta Alta a principios de marzo de 1911
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Primer edificio de la Esc. Nº 99 |
e
inmediatamente inició la inscripción de alumnos, casi siempre, yendo a
buscarlos a sus casas y haciéndoles ver, en primer lugar, a sus padres de lo
imperioso que era para el futuro de sus hijos la lecto-escritura y la formación
general. El vecino Manuel Pichel Carracedo ofreció su propiedad sita en la
calle 25 de Mayo 646. El curso escolar fue inaugurado el 4 de agosto con 119
alumnos, pues la superioridad se demoró en el envío del mobiliario y los útiles
indispensables, que llegaron en julio. Hoy la escuela Láinez Nº 99 es la
provincial Nº 23 "Doctor Ricardo Gutiérrez".
Si bien su paso por Punta Alta fue breve, resultó suficiente para dejar
las bases fundacionales, la esencia de una institución educativa que ya alcanzó
los 102 años.
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Nuevo edificio de la Escuela Nº 88, hoy provincial Nº 23 |
CAPITÁN SARMIENTO
El clima adverso, las
carencias, pusieron en riesgo la salud de la flamante directora, de modo que en
1913, fue trasladada a Capitán Sarmiento, dejando atrás, tres secciones de grado y 247
inscriptos, para fundar la Escuela Nº 84 (hoy provincial Nº 11); a 145 Km. de la Capital
Federal yendo por la RN 8. La población tenía tan solo 29 años de existencia. Era
tan solo una estación que unía las localidades de San Antonio de Areco con
Pergamino.
Aquí, los lectores podrían mentar
los atributos: “pionera”, “adelantada”, “precursora”, “artífice de una
patriada”, etc., pero su vida misma
es el mejor atributo de lo que fue su naturaleza.
UN SALTO PARA RECOGER ESPIGAS
Tanto en la Nº 99 como en la
Nº 84, la población no olvidó la fuerza orgánica de quien fuera su fundadora,
para hacer de la nada instituciones que aún perduran en el tiempo cumpliendo
una formidable obra en benéfico de pueblos escasos y distantes, entonces,
numerosas hoy.
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Dice la dedicatoria: "La Directora y personal docente, las comisiones Cooperadora y de ex alumnos de la Escuela Nacional Nº 99 a la Señora Esther Crisci Tesón, su primera directora, en la comida de camaradería y despedida como prueba del aprecio y cariño que supo inspirar durante su corta permanencia entre nosotros. Punta Alta. Agosto 9 de 1936" |
El 4 de
agosto de 1936 al
cumplir la Escuela Láinez Nº 99 su 25º aniversario realizó un inolvidable
homenaje a la señora de Tesón y el 4 de junio de 1961, le reitera otro homenaje de
reconocimiento ya en un nuevo y magnífico edificio ubicado en la esquina de las
calles Passo y Luiggi de esa localidad que había sido inaugurado el 6 de mayo
de 1942.
MÁXIMO FERMÍN TESÓN
Fue durante su permanencia
en Capitán Sarmiento, el 23 de enero de 1919, que se casó con otro pionero del
periodismo y militante social, don Máximo Fermín Tesón, enrolado en las filas del
radicalismo.
En Arrecifes nació este
pro-hombre provincial, el 7 de julio de 1884. Egresó del colegio Central de Arrecifes (luego Colegio
Nacional) con el título de bachiller. Fueron dos de sus compañeros, quienes,
luego, como él, fueron destacados vecinos de Quilmes: el doctor Stuart
Miles Pennington y el
señor Antonio Rodríguez Jáuregui. Ingresó a la carrera de Medicina
en la UBA, la que abandonó para avocarse totalmente a sus dos pasiones: el
periodismo y la política. Ocupó la secretaría del juzgado de paz de Arrecifes entre
1911 y 1913. Fue profesor de latín e historia en varias instituciones educativas, tanto de su pueblo
natal como de la ciudad de Buenos Aires. El 10 de setiembre de 1916, fundó allí, un medio que habría de ser cimiento de la
prensa provincial, el periódico “La
Opinión”.
Fue candidato a senador
provincial, proclamado por la Convención Antipersonalista, también propuesto a
intendente municipal. Colaboró en la creación del Hospital Santa
Francisca; la Federación de
Cooperadoras Escolares (disuelta en 1947); el Círculo de la Prensa en 1938, del
que fue primer presidente; la Sociedad Argentina de Socorros Mutuos y en 1939,
la Biblioteca Municipal Bartolomé Mitre. [3]
Si bien, cuando Esther se
estableció en Quilmes, la vida y las ocupaciones de don Máximo oscilaban entre
los dos distritos, después de 1940, se afincó definitivamente con su familia. Vivían
en la calle Nicolás Videla 145. En poco tiempo se advirtieron sus dotes
intelectuales y llegó a granjearse la simpatía y el afecto de muchos de sus
nuevos vecinos. Fue Jefe de Prensa de la Municipalidad y, a partir
de febrero de 1944, director
de la Bolsa de Trabajo.
Esta es una breve reseña que nos muestra la
dimensión intelectual del hombre que sería compañero de vida de Esther Cresci.
Tuvieron tres hijos: el
mayor falleció de pocos años; Máximo Augusto, nació en Arrecifes, realizó la
carrera naval y llegó a teniente de corbeta. Se retiró de la Armada en 1966, con el grado de capitán de fragata y pasó a trabajar en la presidencia. En 1971,
fue designado primer secretario de la Embajada Argentina en Perú. En 1974 la
presidencia de la República del Perú lo condecoró Oficial de la Orden al Mérito
por Servicios Distinguidos.
Se casó con Stella Marys Seguí, [4] de una familia que se remonta al
fundador de Florencio Varela y de dilatada actuación, social, cultural y
política en el partido de Quilmes, quien fundó el Instituto Cultural Mancedo English School, una idea superadora de la escuela de bailes folklóricos de Lia Mancedo de Ocampo y Hebe Hemilce Mancedo de Seguí - denominación que conservó desde su creación hasta que Stella Marys Seguí se retiro y funda el Instituto
“John F. Kennedy”. Máximo
y Stella Marys le dieron a Esther Crisci dos nietos: Dolores y Fernando y tres
bisnietos María de los Milagros y Julieta Masino Tesón e Ignacio Tesón. El
teniente de corbeta Máximo Augusto Tesón Cresci falleció en 1996.
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N.E.Tesón |
El tercer hijo, Néstor
Eduardo, nació en Quilmes en 1931,
en quien también prendió el fuego educador distinguiéndose tanto en lo local,
como en el extranjero.
Profesor de filosofía y pedagogía de la UBA, se doctoró
en Filosofía de la Educación y fue adjunto de las cátedras homónimas de Juan
Mantovani y Risieri Frondizi (1960/1966) El golpe de estado de 1966 lo obligó a
exiliarse primero a Chicago, Estados Unidos, luego a Venezuela, de donde regresó en 1973, para expatriarse nuevamente,
esta vez a México, al instalarse en 1976, la trágica dictadura y finalmente a Brasil, dando clases en la USP, la Uspi, Universidad de San Pablo.
Don Máximo Fermín Tesón falleció en Quilmes el 7 de mayo de 1946. El 10 de setiembre de 1966 la
Biblioteca Pública Municipal Bartolomé Mitre de Arrecifes rindió un homenaje a
su memoria en la persona de su viuda Esther Crisci.
LA ESCUELA LÁINEZ Nº 36, HOY PROVINCIAL Nº 83
Y llegó para la maestra
Esther Crisci, otro traslado, y esta vez a Quilmes, que apenas hacía tres años
que había alcanzado el título de “Ciudad”. Las complicaciones fueron menores,
pues Esther llegaba cargada de experiencias. Ya tenía una coraza dispuesta para
repeler contingencias y hostilidades propias de las circunstancias que la traían.
La vastedad de su genio la
había hecho soportar todas las inclemencias. Hoy en el confort urbano del
segundo milenio es difícil comprender cómo se hacía para vivir, sin agua
corriente, sin gas, sin electricidad, sin cloacas, sin caminos de fácil
accesibilidad ni medios de locomoción, nada de eso había en aquel barrio en
formación que era Villa
Armonía, próximo a La Colonia, y que si hoy parece tan
cercano al centro de Quilmes la rigurosidad del entorno incrementaba la
distancia.
Como en la escuela Nº 99 de
Punta Alta, la puesta en marcha no fue inmediata, hubo que esperar bancos,
mobiliario, material didáctico. Situación que se enmendó los últimos días de
julio con una matrícula de 76 niños. La barriada comenzó a llamarla la escuelita de Castelli, pues se había instalado en una propiedad que
había sido de una familia de ese apellido, donde tenían viñedos y una bodega
que fue el primer espacio escolar.[5]
“Extrañas coincidencias de
al vida”, pensaría Esther, desde los viñedos de Ogliastro Cilento - que conoció grande ya, y vivió un año en Salerno en casa de su hermano Amlio - a estos breves viñedos
quilmeños. [6]
Sus primeros alumnos eran
hijos de quinteros, peones de las chacras y de obreros de la Cervecería. Muchos
ya habían superado la edad escolar, pero Esther inscribió a todos, haciendo una
obra no solo escolar, sino social, integradora, insuflando compromiso y participación
en la comunidad.
Por esos años con la
instalación de nuevas industrias se iniciaba el período desmedido de
crecimiento del los suburbios, en virtud del fenómenos sociológico de la
movilidad horizontal, que trasformaba y aún transforma de manera descontrolada
la estructura demográfica de nuestro país; demografía modelada a golpes de
avatares económicos: europeos primero, provinciales luego y de los países
limítrofes en las últimas dos o tres décadas.
Por estas causas esta
institución se fundó con un objetivo diferente que el de las otras escuelas Láinez
específicamente rurales. Objetivo integrador, que no siempre fue comprendido
por educadores, padres y docentes de otros proyectos educativos por los que
penosamente transitó la educación
argentina, pues no se llegó a captar el sentido vital de promoción de
una comunidad; idea que aún la escuela pública guarda subrepticiamente en sus
fundamentos más que en la realidad concreta.
Hoy los medios y las redes
sociales de comunicación desfiguran y desvalorizan la esencia de argentinidad y
fomentan un ser argentino disconforme de todo, crítico desde inercia, sin el
compromiso y la participación solidaria que se necesita para lograr
transformaciones y no dejar todo en manos de “… la abulia, la
indiferencia, el valetodo, los corruptos y los oportunistas, que medran con el
interés público, actúan combinados, pueden apagar las esperanzas, aniquilar las
reservas y finalmente, postrar...” la nacionalidad. [7]
No interesaba que la Escuela
Nº 36 creciera en sus aspectos manifiestos: gran edificio, mejor mobiliario,
rincones didácticos; era necesario que creciera como organismo difusor de
cultura para modificar una realidad social carente de espíritu gregario.
Finalmente la escuela, los
vecinos con su directora a la cabeza transformaron Villa Armonía en un barrio
pujante, con hijos que alcanzaron niveles universitarios, comerciantes e
industriales prósperos. La señora de Tesón tuvo la ventaja de haber sido
acompañada por un plantel docente fiel y entusiasta ante los nuevos desafíos de
su directora como fueron: María Accinelli, Dora Massi, Juana Córdoba, Rosa
Ferrario y otras que la justeza del
tiempo y el espacio de este medio relega, pero no olvida. En 1920 contaba con
190 alumnos distribuidos en cuatro secciones de grado. A partir de este año
comenzó un discreto crecimiento hasta contar con ocho secciones de 1° a 4° grado.
Es bueno reiterar que por esos años eran pocas las escuelas que poseían el Curso
Complementario, es decir el 5º y 6º grados, que no eran obligatorios y tenían
una estructura de nivel que el “elemental”. Por eso muchos dicen: “mi padre,
mi abuelo hizo hasta 4º grado"; pero es que no había en la mayoría de las
escuelas primarias esa complementariedad que sólo se generalizó a partir de la
década del `30 del siglo pasado.
Por
iniciativa de la directora en setiembre de 1921 se crea la Asociación de
pro Fomento y Protección y la Biblioteca Escolar “Domingo Faustino Sarmiento”. Con la destacada participación
de don Carlos Facio, los vecinos Francisco Rao, Antonio Mohovich, José Salerno,
José Ferrer, Modesto Feo y las familias Fernández, Alonso, Piedras, Cabrera,
Gavilán, etc. Donde también colaboró el señor Máximo Tesón y la señorita Rosa
Franco. La Asociación habría de proveer al establecimiento de las necesidades más
apremiantes; a cuyo acto de inauguración asistió el
entonces intendente Agustín Rocca.
El 22 de noviembre de 1931
perdió el apodo popular de “escuela de
Castelli” y fue bautizada “Don Pedro de Mendoza”.
El 6 de junio de 1937 se fundó la
Asociación Cooperadora “Bernardino Rivadavia”.
Y siguió la Asociación de ex Alumnos y la Cruz Roja Juvenil.
La escuela impartía inspección
sanitaria, vacunación, primeros auxilios, no sólo para los alumnos, sino
también para todos los niños del vecindario, elevando el estándar medio de
salud de la barriada. Se creo el comedor escolar, auspiciado por la presidente
de la Federación de Cooperadoras doña Avelina Husi de Seguí, [8] extraordinaria mujer, también,
que sería luego, consuegra de la señora de Tesón.
En abril de 1943, la señora de Tesón,
directora fundadora, después de veinticuatro años a cargo del establecimiento
se retira y se le concede la jubilación. Queda frente a la escuela
interinamente la maestra Dora Massi de Cascino. [9] El 12 de agosto de 1943, el Consejo Nacional de Educación designa por
traslado de la escuela N° 60 de Los Pinos a otra prestigiosa docente de las
escuelas Láinez que fue la Sra. Luisa S. Fitón de Montalti, que se hace cargo de la
institución con 154 alumnos.
En 1944, año de las bodas de
plata, la señora de Montalti obtiene la refacción total del edificio; convoca a
la formación de la
Asociación de Ex alumnos, quienes rinden un homenaje a la
directora fundadora Esther Crisci de Tesón.
Cuando la escuela cumplió su
50º aniversario, en 1969, siendo directora de la misma la señorita Hilda
Josefina Bryce, [10] entre los actos celebratorios fue
invitada nuevamente la señora de Tesón quien dirigió la palabra. [11] Además se le entregó un diploma firmado
por todos los que fueron sus alumnos: “… con amor de niños, admiración
de padres y respeto de hijos”.
COLOFÓN DE VIDA
Esta educadora legó a
Quilmes, además de una institución pública imperecedera, a través de sus hijos:
el marino Máximo Arturo y el educador Néstor Eduardo, una descendencia que fue
fiel a los parámetros formadores y educativos de sus progenitores.
Se suele pensar que los
arduos sacrificios que imponen algunos trabajos y profesiones, deterioran y
acortan la vida, por el contrario, cuando se pone honesta, sincera y humana entrega
a la misión que nos trazamos, la vida nos premia. La señora de Tesón, tuvo una
larga y próspera vida. Jubilada se estableció en la Capital Federal. Luego, en
1979, se radicó en la localidad de Londrina, municipio brasileño al norte del
estado de Paraná, donde su hijo Néstor era profesor titular de metodología de la
educación en la Universidad Estadual de esa ciudad y de Campinhas.
Allí, en Londrina murió esta extraordinaria educadora el 17 de setiembre de 1990, tenía 104 lúcidos
años. Había sido una mujer menuda, muy blanca, de ojos azules, pelo castaño claro, pausada al hablar, de temperamento sereno. Tuvo hasta el final de su vida una enorme memoria; pasados los 100 años, aún recordaba los poemas que Máximo Fermín, su marido, le había escrito, los recitaba con amor y admiración. También contaba anécdotas de sus hermanos, los de Italia y de Chito, ingeniero electrónico, que había construido y dirigió la usina eléctrica de Linares, en el sur de Chile.
Esther y su hijo Néstor yacen en el cementerio evangélico de Londrina según su deseo.
Hemos querido aprisionar, en
esta nota sobre una Maestra Argentina, el reguero de una vida, objetivo imposible en
cuanto a la intensidad y la energía que dispersó en su trascender grávido de
enseñanzas y también a la energía formadora que la inmigración dio a nuestro suelo, del que muchos - aún con menos entrega - reniegan en su individualismo, conducta que Esther Crisci de Tesón no conoció.
Investigación,
compilación, entrevistas y argumentación
profesor Chalo Agnell
Colaboración
Stella Marys Segui de Tesón y
Fernando Tesón.
FUENTES
Archivo Flia. Tesón-Seguí
Biblioteca Popular Pedro
Goyena
Diario “El Sol” del 14 de junio de 1969
Periódico "Acción" de Arrecifes. Fundado el 10/3/1945, clausurado desde el 27/5/1953 hasta el 23/9/1955. Director y editor responsable Diógenes Damianovich
Periódico “Enfoques” del miércoles 11 y del sábado 14 de junio de 1969.
Pág. 3
NOTAS
[1] El 30
de Septiembre de 1905, el Consejo Nacional de Educación autoriza la ley 4874
cuyo propósito era el de abrir escuelas rurales y elementales en las provincias
que lo solicitasen. Manuel Láinez fue el autor de dicha ley. Estas escuelas
fueron distribuidas por aquellos lugares en que la tasa de analfabetización era
más alta, sobre todo con el creciente aluvión inmigratorio. En el año 1906 ya
contaban con 28.152 alumnos y en 1934 llegó hasta 32.5000. Esta ley permitió
que los territorios nacionales de incipiente organización institucional,
pudieran tener las escuelas que con recursos propios hubiesen tardado años en
formalizar. A partir de la Ley Láinez, fue que el Ministerio de Educación de la
Nación sostuvo escuelas dentro de su jurisdicción; las cuales comenzaron a ser
traspasadas a las provincias en 1978, bajo la dictadura militar con la escusa
de que se fortalecía el federalismo
establecido por la Constitución Nacional, contradicción de un gobierno que
violaba solapadamente la Constitución. La realidad era que el FMI, bajo cuyo
yugo puso el país el funesto ministro de economía Martínez de Hoz, exigía
achicar el gasto público, y la educación la cultura y la investigación
científica fueron las víctimas.
[2] Revista “Homenaje”, editada a los 50 años de
la Escuela Nacional Nº 99 de Punta Alta. La señorita Clory Crisci murió a edad
temprana.
[3]
Periódico “Acción” de
Arrecifes, año XXII, Nº 2484, sábado 24 de setiembre de 1966. “Cincuentenario
de la fundación del periódico “La Opinión” 1916
– 10 de setiembre – 1966 – Fundador y director Máximo Tesón. Artículo de Ricardo
P. Mendoza Dumas. Pp centrales.
[5] Escrito de la
Sra. Marta Élida Arluna, obtenido por la
docente, Celia Cabrera de Sánchez, ex alumna y docente en la institución: “Don Enrique Castelli residía en la Capital Federal.
Solía pasar en este predio largas temporadas con su familia. La residencia
estaba donde hoy funciona el jardín de Infantes. Cuenta una de sus bisnietas,
nieta a su vez de su hijo Constantino. Dos de los hijos de don Enrique eran
docentes y en su estadía en el lugar
convocaban a los niños de los alrededores para dictarles clases […] por eso a
la escuela se la llamaba comúnmente el colegio de Castelli”
[6] Recordamos que Quilmes tuvo
desde 1860 una importante producción de bebidas alcohólicas.
[7] Vidal,
Armando. “El Congreso en la trampa.
Entretelones y escándalos de la vida parlamentaria” Ed.
Planeta. Buenos Aires, 1995. Pág. 14
[9] Libro
Histórico de la
Institución.
[10] “Hilda Josefina Bryce – En Memoria (1925-2013)” de la
nota del miércoles, 31 de julio de 2013
[11] La Nación, sábado 14 de junio de 1969. Pág. 12.