lunes, 5 de julio de 2021

LEÓN FEDERICO ANEIROS ARZOBISPO DE QUILMES

 


Por Chalo Agnelli

ORDENACIÓN - CATEDRÁTICO Y DIPUTADO - ARZOBISPADO Y LEGISLADOR NACIONAL - QUILMES - FIESTA PATRONAL - FLORENCIO VARELA – ENFRENTAMIENTOS – ATENTADO - FALLECIMIENTO - BIBLIOGRAFÍA

León Federico Aneiros nació en Buenos Aires, el 28 de junio de 1826, cuando Rivadavia lanzó su constitución fallida, que reavivo la guerra civil y en plena beligerancia con el imperio del Brasil. Era hijo de don Tomás Aneiros, español, y de doña Antonia Salas. Se le dio el nombre de Federico Indalecio, el León lo antepuso cuando asumió como Arzobispo. A temprana edad perdió a su padre, y debió emplearse de dependiente en el almacén de Antonino Reyes, personaje destacado del gobierno rosista, encargado de Santos Lugares.

Se educó en la Compañía de Jesús, cuyo retorno había autorizado el gobernador don Juan Manuel de Rosas en 1836 y se instalaron en el antiguo Colegio de San Ignacio, situado en la Manzana de las Luces, y allí iniciaron la enseñanza en 1837.Cuando los jesuitas volvieron a ser expulsados en 1841, permaneció poco tiempo en el mismo local donde comenzó a funcionar el Colegio Republicano Federal de Buenos, dirigido por Majesté,[1] donde fue compañero del que luego fue el doctor José Antonio Wilde. Poco tiempo después pasó al Convento de San Francisco, donde concluyó sus estudios al lado del fraile Buenaventura Hidal­go.

Continuó cursos superiores de ciencias eclesiás­ticas hasta que se doctoró en teología, en abril de 1846. No era dado a largas peroratas ni a manifestaciones de erudición desde su banca. Sus exposiciones eran breves, claras y concretas, por eso, para compenetrarse con sus aportes hay que seguirlo en el diálogo del debate, por la precisión de sus observaciones. Fue quien puso fin a una larga lista de sacerdotes legisladores que se habían sucedido desde 1810. [2]

En la Universidad de Buenos Aires fue dis­cípulo del doctor José León Banegas,[3] y el 23 de febrero presentó su tesis doctoral donde sostenía: “Jesucristo instituyó en su iglesia una especie de gobierno monárquico, templado por la aristocracia”. Aquí deja entrever ideas que mantendrá toda su vida.

ORDENACIÓN

El 17 de septiembre de 1848, recibió el título de doctor en jurisprudencia, con la calificación de so­bresaliente e ingresó a la Academia de Jurisprudencia donde se le recibió con satisfacción porque venía precedido de fama de es­tudioso.

Según Carranza, el 6 de octubre del mismo año fue ordenado sacerdote por el obispo de Buenos Aires Mariano Medrano y Cabrera; al día siguiente celebró su primera misa en la Iglesia de Santo Domingo.

Al año siguiente, se hizo cargo del aula de Humanidades en el Colegio de San Ignacio, y el 11 de mayo de 1852 se le nombró canónigo honorario. En 1853, fundó el periódico La Religión, con el P. Olegario Correa y el Dr. Félix Frías, en cuyas columnas se registraron notables artículos de doc­trina y disciplina eclesiástica. Entre sus escritos fi­guran su Réplica a la Memoria de un Eclesiástico (atribuida al ex-arcediano Pinero), y a la cual llamó "brillante" el entonces coronel Bartolomé Mi­tre, redactor de El Nacional.

Su disertación leída en la Academia de Jurisprudencia el 29 de no­viembre de 1853, se contrajo a dilucidar al Dere­cho de patronato en lo concerniente a la presenta­ción para los beneficios eclesiásticos, aportando interesantes antecedentes históricos. La Necrología del canónigo Segurola, propagandista infatigable de la vacuna; su artículo sobre Oratoria Sagrada, y otros.

CATEDRÁTICO Y DIPUTADO

Al crearse en 1854, el Colegio Eclesiástico y Seminario se lo nombró vi­cerrector, y en ese cargo permaneció hasta 1864, cuando pasó a ser Colegio Nacional. A fines de ese año, comenzó a dictar la cátedra de Derecho Ca­nónico en la Universidad de Buenos Aires, que des­empeñó hasta 1870. Tuvo una intensa actividad, cuando la epidemia de fiebre amarilla azotó Buenos Aires.

En esa misma fecha, fue elegido dipu­tado a la legislatura del semiindependiente Estado de Buenos Aires (1852-1861), juró el 15 de mayo, lo hizo poniendo la mano sobre su pecho, lo que fue observado por Carlos Tejedor, quien le indicó que reglamentariamente correspondía jurar con la mano sobre los Evangelios. Aneiros volvió a jurar de esta manera, su mandato terminó en 1856. Su participación en esta legislatura la describe con exactitud Héctor José Tanzi en “Vidas, ideas y obras de los legisladores argentinos”[4]

Por sus dotes in­telectuales Mons. Escalada, obispo de Buenos Aires, lo designó Secretario del Obispado el 18 de noviem­bre de 1855. Tiempo después en 1862, se lo ascendió a la segunda canoningia del coro de la Cate­dral y, en 1864, se le nombró maestrescuela. El 12 de marzo de 1865, fue designado Provisor y Vicario General y el 25 de septiembre ocupaba la tercera dignidad del Cabildo Eclesiástico.

En mayo de 1868, era nombrado Deán de la Iglesia Metro­politana, y en 1869, Gobernador del Obispado, dentro de cuya jurisdicción estaba el pueblo y partido de Quilmes.


ARZOBISPADO Y LEGISLADOR NACIONAL

De acuerdo a sus grandes méritos, el papa Pío IX lo proclamó, obispo de Aulón[5] in partibus infidelium,[6] el 21 de marzo de 1870. A raíz de la muerte del arzobispo Mariano José de Escalada, el 28 de julio de 1870, acontecida en Roma, se lo nombró Vicario Capitular, puesto que ya desempeñaba como gober­nador de la arquidiócesis, por decreto del 11 de septiembre de 1870.

Desde el 23 de mayo de 1870 estaba instalada la Convención Constituyente para reformar la Constitución de la Provincia de Buenos Aires, y algunas propuestas preocupaban a Aneiros. Realizó gestiones ante los convencionales para evitar la separación de la Iglesia del Estado, según proponían algunos convencional como Eugenio Cambaceres. (sesión del 18 de julio de 1871), propuesta que no prosperó.

El Gobierno Nacional demoraba la preparación de la terna para llenar la vacante del Arzobispado, lo que daba lugar a descontentos, de modo que el 22 de agosto de 1872 el presidente Sarmiento envió al Senado una terna integrada por fray Mamerto Esquiú, León Federico Aneiros y el Deán de la Catedral de Paraná, Juan José Álvarez.

Entre tanto, creó un Consejo para la Conversión de los Indios al catolicismo, que quedó instalado por medio de una Pastoral el 3 de diciembre de 1872. De este modo, asociado a los sacerdotes lazaristas y luego a los salesianos, efectuó acciones para la evangelización de los pueblos originarios de la vasta Patagonia,

Finalmente, Esquiú como Álvarez se excusaron, de modo que el 17 de enero de 1873 el presidente Sarmiento propone a Aneiros para la silla vacante. El Papa lo aprobó por Bula del 25 de julio y, recibida en Buenos Aires, Aneiros juró ante el ministro de Hacienda, encargado de Culto, Luis L. Domínguez, y el 19 de octubre recibía el palio arzobispal de manos del obispo de Cuyo, Monseñor Achával, en una ceremonia donde estuvo presente Sarmiento y gran cantidad de público.

QUILMES

El jueves 18 de abril de 1872 en ocasión de la inauguración del ferrocarril a Quilmes, Aneiros, partió en tren desde la Estación Central en el Paseo de Julio con el gobernador Emilio Castro, el Ing. William Wheelwright y una gran comitiva de personalidades del gobierno, la industria y el comercio al acto que se hizo en la nueva estación. Que marcó un hito coyuntural para el progreso del antiguo poblado que ya contaba 206 años. Dos días después el diario de la comunidad inglesa "The Standard" publicó el artículo "The Quilmes Inauguration", una descripción pormenorizada del viaje y las celebraciones.[7]

FIESTA PATRONAL

El viernes 7 de diciembre de 1877 a las 14:20 hs. llegó a la estación de Quilmes, un tanto zarandeado por el ferrocarril local, el arzobispo León Federico Aneiros. En la estación lo esperaba el juez de paz Amoedo que había sido reelecto. El prelado pernoctó en habitaciones que habían sido preparadas especialmente por Cruz Baranda de Risso, en la casa de Andrés Baranda, padre de esta última, frente a la municipalidad. No duró mucho su descanso pues al amanecer lo sobresaltó el repique de cohetes y bombas de estruendo.

El Arzobispo presidió la ceremonia eclesiástica en un altar especialmente adornado por Aurora L. de Fernández; misa cantada preparada y dirigida por el maestro Barrera. [4] Luego se pasó al salón municipal para la entrega de premios a los alumnos de las escuelas locales como era tradición.[8]

FLORENCIO VARELA

 En 1873 Monseñor Aneiros, se contagió de difteria, recuperado de la enfermedad, en ejercicio de sus funciones religiosas, se llegó al recientemente reconocido pueblo de San Juan - hoy Florencio Varela - como parte de las visitas que lleva adelante por toda la Provincia en cumplimiento de su misión. Una de sus preocupaciones sacerdotales es la de evangelizar a los pueblos originarios por lo que recibe el apodo de “el obispo de los indios”. En esa oportunidad designa, al frente de la pequeña capilla existente, a José María Fonteriz, un joven sacerdote español que suma a sus obligaciones religiosas, la función de docente en la escuela improvisada en los altos de la casa de Santiago Rosselli, a un lado de la plaza, muy cerca del Camino Real. El prelado repitió la visita en 1877, cuando ya el templo de San Juan Bautista se halla en construcción.[9]

ENFRENTAMIENTOS

Meses después en las elec­ciones de la provincia de Buenos Aires, fue electo diputado al Congreso Nacional por el Partido Autonomista Nacional. Prestó juramento el 24 de julio de 1874, siendo presidente de la Cámara de Diputados Luis Sáenz Peña. Su asistencia fue irregular, su participación nula. renuncia el 12 de mayo de 1875. "Siempre defendió con valentía y con elocuencia muy suyas los dere­chos de la Iglesia. Durante un cuarto de siglo gobernó la iglesia bonaerense, con el talento, pru­dencia y sobrenaturalismo que todos saben", ex­preso el sacerdote jesuita Guillermo Furlong Cardiff (1889-1974).

Le tocó actuar en una de las épocas más turbulentas para la Iglesia Católica de Argentina que vio en peligro el sostenimiento de los fueros que conservaba de la tradición colonial.


Hizo frente al incendio del Colegio del Salvador[10] el 28 de febrero de 1875, como respuesta a la entrega que hizo de la Iglesia de la Merced a los padres mercedarios, sus antiguos dueños y la de San Ignacio a los jesuitas y semanas después dio una pastoral sobre dicha medida que encendió la mecha. El hecho desató una dura campaña contra el Arzobispo que hacía poco tiempo había sido elegido diputado al Congreso Nacional y contra la orden de los jesuitas; campaña apoyada por los diarios “mitristas” “El Nacional” y “La Tribuna”, por los periódicos anticatólicos “L’Operario Italiano” y “El Correo Español” y por la “Revista Masónica Argentina”, de la que Aneiros fue un encarnizado opositor como lo fue del liberalismo anticlerical que había conquistado los poderes públicos.[11] Le tocó asumir con responsabilidad la reconstrucción del Salvador y de las bases de la misma Compañía de Jesús para lo que contó con el apoyo de la clase más pudiente, tradicional y ultracatólicas de la sociedad porteña.

Efectivamente, tomó la dirección del movimiento católico y enfrentó a sus opositores  políticos desde la prensa, el púlpito y hasta desde el Congreso Nacional, donde combatió con dureza con escritos atacando directamente la posición del gobierno, lo que consideraba interferencias gubernamentales en los asuntos eclesiásticos cuando se aprobó la ley 1420 de enseñanza laica de 1884, secundado por Pedro Goyena, José Manuel Estrada y a Emilio Lamarca; ante expulsión del representante pontificio Luigi Matera por el presidente Roca en octubre de 1884, por interferir aquel, en el cumplimiento de las leyes nacionales, que entre otras medidas, además de la Ley 1420, establecía las leyes de Matrimonio Civil y del Registro Civil de 1888 y la secularización de los cementerios. En estas situaciones lo acompañó con fiel convicción el diputado don Pedro Goyena, con quien mantuvo una estrecha amistad que quedó demostrada a la muerte del legislador, el 18 de mayo de 1892, en que Aneiros dispuso que sus restos fueran velados en la Catedral Metropolitana.

ATENTADO

El enfrentamiento entre laicistas y clericales fue tan encarnizado que el 15 de diciembre de 1884, el Arzobispo sufrió un atentado contra su vida cuando caminaba por la calle Cuyo, entre las de San Martín y Reconquista. A pesar de todo ello, no retrocedió, prosiguió impertérrito en su actividad pastoral.

FALLECIMIENTO

El arzobispo Aneiros que tuvo jurisdicción eclesiástica sobre el extenso partido de Quilmes cuando todavía incluía a Florencio Varela y Berazategui, falleció en Buenos Aires, el 1 de septiembre de 1894, a los 68 años y 24 años de arzobispado, víctima de un síncope cardíaco. La inhumación de sus restos se efectuó cuatro días mas tarde con solemne pompa y sus restos yacen dentro de la Catedral Metropolitana. Sobre su tumba se erigió un monumento, obra del artista Víctor de Pol, inaugurado el 3 de septiembre de 1898.

Las relaciones entre la Iglesia y el Estado recién pudieron comenzar a normalizarse en la Argentina después del fallecimiento del arzobispo León Federico Aneiros.

 

Compilación Prof. Chalo Agnelli

BIBLIOGRAFÍA

Bruno, Cayetano, S.D.B., “Historia de la Iglesia en la Argentina”, Buenos Aires, 1976, 1° XI (1863-1880)

Carbia, Rómulo D. “Monseñor León Federico Aneiros, segundo Arzobispo de Buenos Aires. Ensayo biográfico precedido de un juicio de fray Pacífico Otero”, Buenos Aires, 1905.

Carranza, Ángel J. “Semblanza del Obispo Aneiros, actual gobernador de la Arquidiócesis Bonaerense. Por uno de sus discípulos”, Buenos Aires, 1870. Congreso Nacional, Cámara de Diputados, 1874 y 1875.

Copello, Santiago Luis “Gestiones del Arzobispo Aneiros en favor de los indios hasta la conquista del desierto”, Comisión Nacional de Homenaje al Tte. Gral. Julio A. Roca, Buenos Aires, 1945. –

Cutolo, Vicente Osvaldo “Nuevo Diccionario Biográfico Argentino (1750-1930)”, tomo I, Ediciones Elche, Buenos Aires, 1951.

Debates de la Convención Constituyente de Buenos Aires, 1870-1873, Publicación oficial hecha bajo la dirección del convencional Luis V. Varela. 2 tomos, Buenos Aires, 1877.

Diario de sesiones de la Sala de Representantes de la Provincia de Buenos Aires, 1854, 1855 y 1856, Buenos Aires, 1883.

 “Digesto eclesiástico argentino”, recopilación de leyes, decretos, bulas, pastorales, constituciones, etc. que se refieren a la Iglesia nacional ampliada con diversas disposiciones extensivas a toda la administración, por Juan Goyena (comprende desde 1810 hasta 1880), publicación que lleva la licencia del Arzobispo Aneiros, Buenos Aires, 1880.

Guillermo Furlong, S.J., “Historia del Colegio del Salvador”, 2 tomos, Buenos Aires, 1944. López, José Francisco “Memorias de mi tiempo”, Garnier, París, s/f.

López, Vicente Fidel “Autobiografía. Primeros años. Escuela y Universidad. Maestros y compañeros de estudio”, en “La Biblioteca”, tomo l, Buenos Aires, 1896.

Majesté, Francisco “Obras”, publicadas por el Pbro. Nicolás Aguirreche. Barcelona, 1867. (El P. Majesté falleció en Montevideo el 24 de diciembre de 1864 y aquí se publica la invitación al funeral por el eterno descanso del P. Majesté celebrado en San Ignacio el 15 de febrero de 1865 y la lista de quienes fueron sus alumnos).

 “La comuna en Buenos Aires. Dimensión de la crisis anticlerical en 1875”, en “Tercer Congreso de Historia Argentina y Regional”, Santa Fe - Paraná, Academia Nacional de la Historia, 1977.

Tanzi, Héctor José “José Manuel Estrada, apóstol laico del catolicismo”, Colección Grandes figuras del catolicismo en la Argentina, Junta de Historia Eclesiástica Argentina, Buenos Aires, 1994.

Zuretti, Juan Carlos “Nueva Historia Eclesiástica Argentina”, Itinerarium, Buenos Aires, 1972.

NOTAS


[1] Se sabe que Aneiros fue alumno de este Colegio pues su nombre aparece entre los alumnos que tuvo el P. Francisco Majesté, por entonces prefecto general de estudios

[2] Publicación del Círculo de Legisladores de la Nación Argentina con el auspicio de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación - 1999 - https://iehpa.files.wordpress.com/

[3] Nació en Buenos Aires, el 20 de febrero de 1777. Era hijo de Juan Andrés Banegas y Justa Lobo. Ingresó al Real Colegio de San Carlos en 1790, y asistió a las clases del Dr. Mariano Medrano desde 1793 a 1795. Con vocación sacerdotal, se ordenó en 1800, y sirvió un curato de campaña. http://www.revisionistas.com.ar/

[4] Ídem nota 2

[5] Aulón (cuyo significado es valle) es el nombre de un valle y posiblemente también de una antigua ciudad griega.

[6] In partibus infidelium es una expresión que significa "en tierras de infieles". Se utilizaba hasta el año 1882 en la iglesia católica para indicar una sede titular. Es un título honorífico sin que el obispo tenga directamente fieles a su cargo.

[7] Ver en el blog EL QUILMERO del viernes, 24 de mayo de 2019 Llegó El Ferrocarril A Quilmes, “The Standard” Por Alejandro Gibaut

[8] Ver en el blog EL QUILMERO del martes, 14 de junio de 2011 “Festejos patronales de Quilmes. Los festejos patronales antes de establecerse la fecha de la fundación de Quilmes.

[9] Epidemias: fragmentos de la Historia Clínica de Florencio Varela por Graciela Linari -22/04/2020 - http://www.florenciovarela.gob.ar/  

[10] Revista “Todo es Historia” Nº3 Año 1967 por Pablo Ibarra.

[11] El arcón de la historia Argentina - Cronología Histórica Argentina (1492-1930) https://elarcondelahistoria.com/ 15/12/2015

 

ERNESTO MARIO PROM, UN SEÑOR QUE VALIÓ LA PENA CONOCER

El 5 de julio de 2021 falleció Ernesto Mario Prom “Chingo”, un hombre de la educación quilmeña, varios años director de la Unidad Académica de la Escuela Normal de Quilmes, I.S.F.D. N°104. Asistente Social de varias escuelas de San Francisco Solano. Promovió y acompañó a alumnos, ex alumnos de EXANQUI y docentes, coordinados por la Prof. Raquel Gail, en la recuperación y restauración del Archivo de la Escuela Normal "Silvia Manuela Gorleri", plan piloto de archivística N°1 de la República. Un reservorio histórico con 109 años del que ningún investigador, historiador puede prescindir para ahondar con precisión en temas sobre la historia de la educación y educadores de Quilmes y su zona de influencia.

Ernesto era nieto de Valerio Ponce de León intendente de Quilmes en 1907 y miembro del HCD cuando Quilmes fue declarada ciudad en 1916, y sobrino de nieto de Olegario Ponce de León intendente de Quilmes en 1898.

Conté con su generosa colaboración en la publicación del libro “Declaración de Ciudad al pueblo de Quilmes ley N°3627 – 2 de agosto de 1916” Ed. Jarmat 2016.

Y sobre todo tuve el premio de ser su amigo y de trabajar con él en la Escuela Primaria N°45 de Villa La Florida. Un hombre afable y generoso. Su memoria perdurará en los anales de la educación.

La foto es del 2012 cuando la Escuela Normal cumplió los 100 años en un festejo realizado en el Club Social.

PALABRAS PARA SIEMPRE

A veces la vida te sorprende al poner en tu camino a gente que te lo ilumina, que te enseña a ser mejor, que comparte su sabiduría con generosidad, sin soberbia. Mí viejo me enseñó que existen los "doctores", y los "Señores". Y que éstos últimos eran los que valía la pena conocer. Gente de palabra y de palabras. De valor y de valores. Durante un tiempo que pareció más largo de lo que fue, me sentí feliz

compartiendo sueños, cafés, sacrificios, y fantasías con Ernesto. El Jefe, como me gustaba llamarlo. El Normal de Quilmes lo tuvo como Director de la Unidad Académica. Yo lo tuve como Amigo, como parte de un equipo donde lo humano era prioritario, y donde no faltó un minuto para quien lo necesitara. A veces la vida te quita a esos seres, y al hacerlo, algo tuyo se va con ellos. Ernesto Mario Prom es a quien me refiero, y tengo que decir que ya no está, desde hace unas horas, entre nosotros. Pero sería una mentira. Está EN cada uno de quienes nos privilegiamos con su compañía, aprendimos y contamos con su amistad cabal, honesta y bohemia. Hasta el próximo café Jefe querido... Eduardo Esteban Hourcade