Por Chalo
Agnelli
ORDENACIÓN - CATEDRÁTICO Y DIPUTADO - ARZOBISPADO Y LEGISLADOR
NACIONAL - QUILMES - FIESTA
PATRONAL - FLORENCIO
VARELA – ENFRENTAMIENTOS – ATENTADO - FALLECIMIENTO
- BIBLIOGRAFÍA
León Federico Aneiros nació en Buenos Aires, el 28 de junio de 1826, cuando Rivadavia
lanzó su constitución fallida, que reavivo la guerra civil y en plena beligerancia
con el imperio del Brasil. Era hijo de don Tomás Aneiros, español, y de doña Antonia Salas. Se le
dio el nombre de Federico Indalecio, el León lo antepuso cuando asumió como Arzobispo.
A temprana edad perdió a su padre, y debió emplearse de dependiente en el almacén de Antonino
Reyes, personaje destacado del gobierno rosista, encargado de Santos Lugares.
Se educó en la
Compañía de Jesús, cuyo retorno había autorizado el gobernador don Juan Manuel
de Rosas en 1836 y se instalaron en el antiguo Colegio de San Ignacio, situado
en la Manzana de las Luces, y allí iniciaron la enseñanza en 1837.Cuando los
jesuitas volvieron a ser expulsados en 1841, permaneció poco tiempo en el mismo
local donde comenzó a funcionar el Colegio Republicano Federal de Buenos,
dirigido por Majesté,[1] donde fue compañero
del que luego fue el doctor José Antonio Wilde. Poco tiempo después pasó al
Convento de San Francisco, donde concluyó sus estudios al lado del fraile Buenaventura
Hidalgo.
Continuó cursos
superiores de ciencias eclesiásticas hasta que se doctoró en teología, en abril de 1846. No era
dado a largas peroratas ni a manifestaciones de erudición desde su banca. Sus exposiciones
eran breves, claras y concretas, por eso, para compenetrarse con sus aportes hay
que seguirlo en el diálogo del debate, por la precisión de sus observaciones. Fue quien puso fin a
una larga lista de sacerdotes legisladores que se habían sucedido desde 1810. [2]
En la Universidad de Buenos
Aires fue discípulo del doctor José León Banegas,[3] y el 23 de febrero
presentó su tesis doctoral donde sostenía: “Jesucristo instituyó
en su iglesia una especie de gobierno monárquico, templado por la aristocracia”. Aquí
deja entrever ideas que mantendrá toda su vida.
ORDENACIÓN
El 17 de septiembre de
1848, recibió el título de doctor en jurisprudencia, con la calificación de sobresaliente
e ingresó a la Academia de Jurisprudencia donde se le recibió con
satisfacción porque venía precedido de fama de estudioso.
Según
Carranza, el 6 de octubre del mismo año fue ordenado sacerdote por el obispo de
Buenos Aires Mariano Medrano y Cabrera; al día siguiente celebró su primera
misa en la Iglesia de Santo Domingo.
Al año siguiente, se hizo cargo del aula de
Humanidades en el Colegio de San Ignacio, y el 11 de mayo de 1852 se le nombró canónigo
honorario. En 1853, fundó el periódico La Religión, con el P. Olegario Correa y el Dr. Félix Frías, en
cuyas columnas se registraron notables artículos de doctrina y disciplina
eclesiástica. Entre sus escritos figuran su Réplica a la Memoria de un
Eclesiástico (atribuida al ex-arcediano Pinero), y a la cual llamó "brillante"
el entonces coronel Bartolomé Mitre, redactor de El Nacional.
Su disertación leída en la Academia de
Jurisprudencia el 29 de noviembre de 1853, se contrajo a dilucidar al Derecho
de patronato en lo concerniente a la presentación para los beneficios eclesiásticos,
aportando interesantes antecedentes históricos. La Necrología
del canónigo Segurola,
propagandista infatigable de la vacuna; su artículo sobre Oratoria Sagrada, y otros.
CATEDRÁTICO Y DIPUTADO
Al crearse en 1854, el Colegio Eclesiástico y Seminario
se lo nombró vicerrector, y en ese cargo permaneció hasta 1864, cuando pasó a
ser Colegio Nacional. A fines de ese año, comenzó a dictar la cátedra de
Derecho Canónico en la Universidad de Buenos Aires, que desempeñó hasta 1870.
Tuvo una intensa actividad, cuando la epidemia
de fiebre amarilla azotó Buenos Aires.
En esa misma fecha, fue elegido diputado a la
legislatura del semiindependiente Estado de Buenos Aires (1852-1861), juró el 15
de mayo, lo hizo poniendo la mano sobre su pecho, lo que fue observado por Carlos
Tejedor, quien le indicó que reglamentariamente correspondía jurar con la mano
sobre los Evangelios. Aneiros volvió a jurar de esta manera, su mandato terminó en 1856. Su participación en esta
legislatura la describe con exactitud Héctor José Tanzi en
“Vidas, ideas y obras de los legisladores argentinos”[4]
Por sus dotes intelectuales Mons. Escalada, obispo
de Buenos Aires, lo designó Secretario del Obispado el 18 de noviembre de
1855. Tiempo después en 1862, se lo ascendió a la segunda canoningia del coro
de la Catedral y, en 1864, se le nombró maestrescuela. El 12 de marzo de 1865,
fue designado Provisor y Vicario General y el 25 de septiembre ocupaba la tercera
dignidad del Cabildo Eclesiástico.
En mayo de 1868, era nombrado Deán de la Iglesia Metropolitana, y en 1869, Gobernador del Obispado, dentro de cuya jurisdicción estaba el pueblo y partido de Quilmes.
ARZOBISPADO Y LEGISLADOR NACIONAL
De acuerdo a sus grandes méritos, el papa Pío IX lo
proclamó, obispo de Aulón[5] in partibus infidelium,[6] el 21 de marzo de 1870. A raíz de la muerte del
arzobispo Mariano José de Escalada, el 28 de
julio de 1870, acontecida en Roma, se lo nombró Vicario Capitular, puesto que ya
desempeñaba como gobernador de la arquidiócesis, por decreto del 11 de septiembre
de 1870.
Desde el 23 de mayo de 1870 estaba
instalada la Convención Constituyente para reformar la Constitución de la
Provincia de Buenos Aires, y algunas propuestas preocupaban a Aneiros. Realizó
gestiones ante los convencionales para evitar la separación de la Iglesia del
Estado, según proponían algunos convencional como Eugenio Cambaceres. (sesión
del 18 de julio de 1871), propuesta que no prosperó.
El
Gobierno Nacional demoraba la preparación de la terna para llenar la vacante
del Arzobispado, lo que daba lugar a descontentos, de modo que el 22 de agosto
de 1872 el presidente Sarmiento envió al Senado una terna integrada por fray
Mamerto Esquiú, León Federico Aneiros y el Deán de la Catedral de Paraná, Juan
José Álvarez.
Entre
tanto, creó un Consejo para la Conversión de los Indios al catolicismo, que
quedó instalado por medio de una Pastoral el 3 de diciembre de 1872. De este modo, asociado a los sacerdotes lazaristas y
luego a los salesianos, efectuó acciones para la evangelización de los pueblos
originarios de la vasta Patagonia,
Finalmente,
Esquiú como Álvarez se excusaron, de modo que el 17 de enero de 1873 el presidente
Sarmiento propone a Aneiros para la silla vacante. El Papa lo aprobó por Bula
del 25 de julio y, recibida en Buenos Aires, Aneiros juró ante el ministro de
Hacienda, encargado de Culto, Luis L. Domínguez, y el 19 de octubre recibía el
palio arzobispal de manos del obispo de Cuyo, Monseñor Achával, en una
ceremonia donde estuvo presente Sarmiento y gran cantidad de público.
El jueves 18 de abril de 1872 en
ocasión de la inauguración del ferrocarril a Quilmes, Aneiros, partió en tren
desde la Estación Central en el Paseo de Julio con el gobernador Emilio Castro, el
Ing. William Wheelwright y una gran comitiva de personalidades del gobierno, la
industria y el comercio al acto que se hizo en la nueva estación. Que marcó un hito coyuntural para el progreso del antiguo
poblado que ya contaba 206 años. Dos días después el diario de la comunidad
inglesa "The Standard" publicó el artículo "The Quilmes Inauguration",
una descripción pormenorizada del viaje y las celebraciones.[7]
FIESTA PATRONAL
El
viernes 7 de diciembre de 1877 a las 14:20 hs. llegó a la estación de
Quilmes, un tanto zarandeado por el ferrocarril local, el arzobispo León
Federico Aneiros. En la estación lo esperaba el juez de paz Amoedo que había
sido reelecto. El prelado pernoctó en habitaciones que habían sido preparadas
especialmente por Cruz Baranda de Risso, en la casa de Andrés Baranda, padre de
esta última, frente a la municipalidad. No duró mucho su descanso pues al
amanecer lo sobresaltó el repique de cohetes y bombas de estruendo.
El
Arzobispo presidió la ceremonia eclesiástica en un altar especialmente adornado
por Aurora L. de Fernández; misa cantada preparada y dirigida por el maestro
Barrera. [4] Luego se pasó al salón municipal
para la entrega de premios a los alumnos de las escuelas locales como era
tradición.[8]
FLORENCIO VARELA
En 1873 Monseñor
Aneiros, se contagió de difteria, recuperado de la enfermedad, en ejercicio de
sus funciones religiosas, se llegó al recientemente reconocido pueblo de San
Juan - hoy Florencio Varela - como parte de las visitas que lleva adelante por
toda la Provincia en cumplimiento de su misión. Una de sus preocupaciones
sacerdotales es la de evangelizar a los pueblos originarios por lo que recibe
el apodo de “el obispo de los indios”.
En esa oportunidad designa, al frente de la pequeña capilla existente, a José
María Fonteriz, un joven sacerdote español que suma a sus obligaciones
religiosas, la función de docente en la escuela improvisada en los altos de la
casa de Santiago Rosselli, a un lado de la plaza, muy cerca del Camino Real. El
prelado repitió la visita en 1877, cuando ya el templo de San Juan Bautista se
halla en construcción.[9]
Meses después en las elecciones de la provincia de
Buenos Aires, fue electo diputado al Congreso Nacional por el Partido Autonomista Nacional. Prestó juramento
el 24 de julio de 1874, siendo presidente de la Cámara de Diputados Luis Sáenz
Peña. Su asistencia fue irregular, su participación nula. renuncia el 12 de mayo de 1875. "Siempre
defendió con valentía y con elocuencia muy suyas los derechos de la Iglesia.
Durante un cuarto de siglo gobernó la iglesia bonaerense, con el talento, prudencia
y sobrenaturalismo que todos saben", expreso el sacerdote jesuita Guillermo
Furlong Cardiff (1889-1974).
Le tocó actuar en una de las épocas más turbulentas
para la Iglesia Católica de Argentina que vio en peligro el sostenimiento de los
fueros que conservaba de la tradición colonial.
Hizo frente al incendio del Colegio del Salvador[10] el 28 de febrero de 1875, como respuesta a la entrega que hizo de la Iglesia de la Merced a los padres mercedarios, sus antiguos dueños y la de San Ignacio a los jesuitas y semanas después dio una pastoral sobre dicha medida que encendió la mecha. El hecho desató una dura campaña contra el Arzobispo que hacía poco tiempo había sido elegido diputado al Congreso Nacional y contra la orden de los jesuitas; campaña apoyada por los diarios “mitristas” “El Nacional” y “La Tribuna”, por los periódicos anticatólicos “L’Operario Italiano” y “El Correo Español” y por la “Revista Masónica Argentina”, de la que Aneiros fue un encarnizado opositor como lo fue del liberalismo anticlerical que había conquistado los poderes públicos.[11] Le tocó asumir con responsabilidad la reconstrucción del Salvador y de las bases de la misma Compañía de Jesús para lo que contó con el apoyo de la clase más pudiente, tradicional y ultracatólicas de la sociedad porteña.
Efectivamente, tomó la dirección del movimiento católico y enfrentó a sus
opositores políticos desde la prensa, el
púlpito y hasta desde el Congreso Nacional, donde combatió con dureza con escritos
atacando directamente la posición del gobierno, lo que consideraba interferencias gubernamentales
en los asuntos eclesiásticos cuando se aprobó la ley 1420
de enseñanza laica de 1884, secundado por Pedro Goyena, José
Manuel Estrada y a Emilio Lamarca; ante expulsión del representante pontificio Luigi Matera por el
presidente Roca en octubre de 1884, por interferir aquel, en el
cumplimiento de las leyes nacionales, que entre otras medidas, además de la Ley 1420, establecía
las leyes de Matrimonio Civil y del Registro
Civil de 1888 y la secularización de los cementerios. En estas situaciones lo acompañó con fiel convicción
el diputado don Pedro Goyena, con quien mantuvo una estrecha amistad que quedó
demostrada a la muerte del legislador, el 18 de mayo de 1892, en que Aneiros
dispuso que sus restos fueran velados en la Catedral Metropolitana.
El enfrentamiento
entre laicistas y clericales fue tan encarnizado que el 15 de diciembre de 1884, el Arzobispo
sufrió un atentado contra su vida cuando caminaba por la calle Cuyo, entre las
de San Martín y Reconquista. A pesar de todo ello, no retrocedió, prosiguió impertérrito en su
actividad pastoral.
El arzobispo Aneiros que tuvo jurisdicción eclesiástica
sobre el extenso partido de Quilmes cuando todavía incluía a Florencio Varela y
Berazategui, falleció en Buenos Aires, el 1 de septiembre de 1894, a los 68 años y 24 años de
arzobispado, víctima de un síncope cardíaco. La inhumación de sus restos se efectuó
cuatro días mas tarde con solemne pompa y sus restos yacen dentro de la
Catedral Metropolitana. Sobre su tumba se erigió un monumento,
obra del artista Víctor de Pol, inaugurado el 3 de septiembre de 1898.
Las
relaciones entre la Iglesia y el Estado recién pudieron comenzar a normalizarse
en la Argentina después del fallecimiento del arzobispo León Federico Aneiros.
Compilación Prof.
Chalo Agnelli
Bruno, Cayetano, S.D.B., “Historia
de la Iglesia en la Argentina”, Buenos Aires, 1976, 1° XI (1863-1880)
Carbia, Rómulo D. “Monseñor
León Federico Aneiros, segundo Arzobispo de Buenos Aires. Ensayo biográfico
precedido de un juicio de fray Pacífico Otero”, Buenos Aires, 1905.
Carranza, Ángel J. “Semblanza
del Obispo Aneiros, actual gobernador de la Arquidiócesis Bonaerense. Por uno
de sus discípulos”, Buenos Aires, 1870. Congreso Nacional, Cámara de Diputados,
1874 y 1875.
Copello, Santiago Luis “Gestiones
del Arzobispo Aneiros en favor de los indios hasta la conquista del desierto”,
Comisión Nacional de Homenaje al Tte. Gral. Julio A. Roca, Buenos Aires, 1945. –
Cutolo, Vicente Osvaldo “Nuevo
Diccionario Biográfico Argentino (1750-1930)”, tomo I, Ediciones Elche, Buenos
Aires, 1951.
Debates de la Convención
Constituyente de Buenos Aires, 1870-1873, Publicación oficial hecha bajo la
dirección del convencional Luis V. Varela. 2 tomos, Buenos Aires, 1877.
Diario de sesiones de la
Sala de Representantes de la Provincia de Buenos Aires, 1854, 1855 y 1856, Buenos
Aires, 1883.
“Digesto eclesiástico argentino”, recopilación
de leyes, decretos, bulas, pastorales, constituciones, etc. que se refieren a
la Iglesia nacional ampliada con diversas disposiciones extensivas a toda la
administración, por Juan Goyena (comprende desde 1810 hasta 1880), publicación
que lleva la licencia del Arzobispo Aneiros, Buenos Aires, 1880.
Guillermo Furlong, S.J.,
“Historia del Colegio del Salvador”, 2 tomos, Buenos Aires, 1944. López, José
Francisco “Memorias de mi tiempo”, Garnier, París, s/f.
López, Vicente Fidel “Autobiografía.
Primeros años. Escuela y Universidad. Maestros y compañeros de estudio”, en “La
Biblioteca”, tomo l, Buenos Aires, 1896.
Majesté, Francisco “Obras”,
publicadas por el Pbro. Nicolás Aguirreche. Barcelona, 1867. (El P. Majesté
falleció en Montevideo el 24 de diciembre de 1864 y aquí se publica la
invitación al funeral por el eterno descanso del P. Majesté celebrado en San
Ignacio el 15 de febrero de 1865 y la lista de quienes fueron sus alumnos).
“La comuna en Buenos Aires. Dimensión de la
crisis anticlerical en 1875”, en “Tercer Congreso de Historia Argentina y
Regional”, Santa Fe - Paraná, Academia Nacional de la Historia, 1977.
Tanzi, Héctor José “José
Manuel Estrada, apóstol laico del catolicismo”, Colección Grandes figuras del
catolicismo en la Argentina, Junta de Historia Eclesiástica Argentina, Buenos
Aires, 1994.
Zuretti, Juan Carlos “Nueva
Historia Eclesiástica Argentina”, Itinerarium, Buenos Aires, 1972.
NOTAS
[1] Se sabe
que Aneiros fue alumno de este Colegio pues su nombre aparece entre los alumnos
que tuvo el P. Francisco Majesté, por entonces prefecto general de estudios
[2] Publicación
del Círculo de Legisladores de la Nación Argentina con el auspicio de la
Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación - 1999 - https://iehpa.files.wordpress.com/
[3] Nació en Buenos Aires, el 20 de febrero de
1777. Era hijo de Juan Andrés Banegas y Justa Lobo. Ingresó al Real Colegio de
San Carlos en 1790, y asistió a las clases del Dr. Mariano Medrano desde 1793 a
1795. Con vocación sacerdotal, se ordenó en 1800, y sirvió un curato de campaña.
http://www.revisionistas.com.ar/
[4] Ídem nota
2
[5] Aulón (cuyo significado es valle)
es el nombre de un valle y posiblemente también de una antigua ciudad griega.
[6] In partibus infidelium es una
expresión que significa "en tierras de infieles". Se utilizaba hasta
el año 1882 en la iglesia católica para indicar una sede titular. Es un título
honorífico sin que el obispo tenga directamente fieles a su cargo.
[7] Ver en el blog EL QUILMERO del viernes, 24 de mayo de 2019 Llegó El Ferrocarril A Quilmes, “The Standard” Por Alejandro Gibaut
[8] Ver en el blog EL QUILMERO del martes,
14 de junio de 2011 “Festejos
patronales de Quilmes. Los festejos patronales antes de establecerse la fecha
de la fundación de Quilmes.
[9] Epidemias:
fragmentos de la Historia Clínica de Florencio Varela por Graciela Linari -22/04/2020
- http://www.florenciovarela.gob.ar/
[10] Revista “Todo es Historia” Nº3 Año 1967 por
Pablo Ibarra.
[11] El arcón de la historia
Argentina - Cronología Histórica Argentina (1492-1930) https://elarcondelahistoria.com/ 15/12/2015