Leí
este pensamiento, no recuerdo quien fue el pensador, pero me atrevo a recuperarlo
aquí pues conjuga un parangón con mi propósito, aproximadamente dice: “Hay
gente que traza una marca profunda, imborrable en la Historia, pero se van pronto.
La muerte se los lleva como si quisiera castigarlos por Amar tanto la Vida,
entonces se nos mueren y se ganan la inmortalidad…” (las mayúsculas son mías)
Hoy, 28 de enero, hace 9 años que murió José María Labourt, en aquel entonces escribí para mi
blog el texto que sigue como un escaso homenaje al inmenso valor de su vida, de
su obra por la Vida. Ya lo había recuperado en algunas páginas que hice con su
padre el doctor Francisco Labourt en su casa natal, que se levantaba en
terrenos donde alguna vez vivió otro ilustre quilmeño don Andrés Branda, encuentros
que completaron mi libro “Migraciones” que se publicó en 2007. Pero vamos a recuperar su
memoria…
José María Labourt
Godoy fue pediatra y epidemiólogo, especialista en tuberculosis
microbiológica; fue un entusiasta deportista: jugó al rugby
en el Círculo Universitario de Quilmes, hincha de Racing y de Argentino de Quilmes, club del cual fue
colaborador como, así también, de Futbolistas Argentinos
Agremiados, a través de la Fundación El Futbolista. Fue presidente del Círculo Médico de Quilmes.
Perteneció a la Organización
Internacional Médicos para Territorios en Crisis (médico en catástrofe) Estuvo 25 días en
Albania durante la guerra de Kosovo. Salvó vidas, pero además, les enseñó a
jugar a la pelota a los chicos.
Su altruismo y generosidad manifiesta lo
llevaron a asumir riesgos imponderables en bien del prójimo, sin pretender
santificaciones ni reconocimientos efímeros. Realizó trabajado para la
fundación Solidaridar durante las inundaciones de nuestro país. Un día lo “invitaron”
a colaborar con los refugiados albanokosovares y aceptó espontáneamente. Así
narró a poco de llegar en 1999, al periodista Daniel
Ruchelsma esa rotunda experiencia:
“Tras instalarme en Tirana (a 13 km de Kosovo), mi grupo se contactó con
la ONU y comenzamos con las misiones de relevamiento y asistencia. Además de
los problemas fronterizos, nos topamos con las mafias que robaban herramientas
de trabajo a los periodistas y las vendían. Afortunadamente nuestro equipo
recibió como una bendición a un lugareño que nos acompañó como traductor y nos
escoltó como guardaespaldas. Durante esos 25 días en Albania viví experiencias
inimaginables para un hombre argentino que nunca vivió una guerra ni carencias terminales.
Por ejemplo despertar reiteradamente en medio de la noche al grito ‘¡bomba!
¡bomba!’. Fue el médico y periodista Juan Paki Galé, que fue muy reconocido en
el programa de Pergolini ‘La TV Ataca’, tuvo el doble esfuerzo de tranquilizarse
a sí mismo y de tranquilizarme a mí. Un día me enteré que en el hotel en el que había pasado la noche, al día
siguiente le cayó un misil y no quedó
nadie ni nada. En otra oportunidad nos metimos en un lugar donde nos dijeron: “Acá
ni se les ocurra mostrar la cámara”. De pronto perdí de vista a Paki y cuando
lo ubiqué estaba en una barcaza, en medio de la gente, filmando. Me vio saltó
al muelle y vino hacia mí. Lo rodearon y empezaron a tironearle de la ropa, al
grito de lek, que es la moneda de ellos. Yo me quedé paralizado por el terror y
él atinó a balbucear “¡doctor... periodista!”, mientras mostraba sus
credenciales, pero nada, ni siquiera nuestro guarda espalda se acercaba; hasta
que se le ocurrió gritar “¡Maradona!” y por arte de magia todos se
tranquilizaron. Incluso le contestaron:
“¡Batistuta, Kempes!”. Diego nos salvó
la vida. El eterno 10 había sido nombrado padrino de la misión porque en África
había pasado algo más fuerte y la fórmula también había funcionado para
encontrar la calma. A pesar de haber convivido con la tragedia y de haber
escuchado de boca de protagonistas principales y secundarios sobre raptos,
violaciones y muertes, para mí no fue ir a la guerra, sino a un lugar con
situaciones de riesgo, la guerra era para ellos, para esa pobre gente que no
podía salir de allí como yo podía hacerlo en cualquier momento. Calculá, 70
días, a 300 bombas por día, son 21 mil bombas, y hubo unos 10 errores. Me
parece que estadísticamente es irrelevante. Cuando subía a un helicóptero
militar sentía miedo que nos tiraran un misil, porque aunque éramos personal
civil, no faltaba alguno aburrido allá abajo que tirara un balazo. En esas
circunstancias iba siempre agarrándome los genitales. No tenía ni un casco para
ponerme ahí. Los refugiados estaban abandonados a su suerte: Cuando llegamos a
un centro, nos gritaban buk, pan, en su lengua. Lo único que querían era comer.
En ese viaje vi la dimensión de una pobreza que conmueve hasta al más
insensible. Los chicos estaban tan shockeados que no había manera de hacerlos
reír.
Además de ocuparnos por su salud, les enseñábamos a jugar a la pelota. La
primera vez que les dimos una, se peleaban por abrazarla. Con el tiempo les
explicamos que si se la pasaban todos podrían tocarla y así fue que conocieron
un nuevo juego. Sirvió como una distracción dentro de esa inconmensurable
tristeza.”
Estas peripecias las reiteró el 2 de mayo de 2007 en el
programa “A.D.N.Quilmes” de la FM 106.7, que
conducían Alfredo San José, Luis Blancou y como columnista Chalo Agnelli.
En 2010, fue reconocido como ciudadano ilustre del Partido de
Quilmes junto con el doctor Julián Blanco, el artista plástico y docente de la
Escuela Municipal de Bellas Artes Carlos Morel, Ludovico Pérez, el pintor,
escultor, fotógrafo y escritor, Héctor Acosta y el poeta Carlos Patiño. Se le
entregó un diploma, la ordenanza correspondiente al homenaje y una estatuilla
de los indios Kilmes.
DECESO
José María Labourt falleció a temprana edad el 28 de enero
de 2013, tenía 65 años, víctima de una enfermedad fatal. El periodista Daniel
Ruchelsma lo bautizó “Doctor Vida”.
El miércoles 30 de enero de 2013, el periódico “Perspectiva
Sur”, en homenaje, publicó un reportaje que le hizo en Radio FAN, en 2009,
que se transcribe para completar la dimensión de su persona. La nota salió bajo
el título: “Falleció el querido médico
José María Labourt, el quijote de cabello bicolor”. “El hombre de mirada triste, de longilínea figura e hidalga conducta,
Fue ayer despedido por la comunidad quilmeña. Le ganó la enfermedad que lo tuvo
de punto en los últimos meses y en la preocupación de todos quienes lo conocían”
[...] “Hijo de una familia tradicional de
la ciudad, José María se distinguía no sólo por su gran altura y su cabello
curiosamente bicolor, sino por su hombría de bien, su amor a la humanidad en
general y a los niños en particular.
ENTREVISTA
En el 2009, Perspectiva
Sur le hizo una entrevista al cumplir su 27° aniversario...
- ¿Le gusta la ciudad
de Quilmes?
- Sí, me encanta. Es
una de las ciudades que más me gusta; no por lo edilicio, sino por lo afectivo.
Desde ahí, no podría vivir en ninguna otra ciudad».
- ¿Cuál es la mayor
debilidad de la ciudad?
- La no integración
geográfica entre el Este y el Oeste de la ciudad, cortados por la vía del
ferrocarril. Tenemos un centro muy pequeño y hay mucha gente que vive en la
periferia. Me gustaría que fuera más abierto el centro con integración de los
distintos barrios.
- ¿Qué tres cosas haría
si fuera intendente?
- Me resulta imposible
no pensar como médico... Le instalaría agua corriente a todo el mundo, disposición
de residuos bien hecha, cloacas y más parques, muchos más espacios verdes.
- ¿Qué opina de que
Quilmes tenga un puerto en la Ribera?
- ¡Fantástico! Sobre
todo en la zona del Náutico o en el Pejerrey. Tener un puerto deportivo, no
para trasatlánticos, sería ideal.
- ¿Y un aeropuerto en
la IMPA?
- Eso no. Perjudicaría
a la ciudad. Quizás crezca más, pero a mí personalmente no me gustaría nada.
- ¿Un hobby?
- Estar en el campo,
andar a caballo. Todo lo que sea contemplación y alejarse de la ciudad.
- ¿Comida preferida?
- Lomo al champignon o
lomo a la pimienta.
- ¿Una película?
- Todas las de
misterios jurídicos, juicios y tramas complicadas.
- ¿Cómo sería su día
ideal?
- Estar en el campo,
tranquilo, leyendo el diario, pero no noticias desagradables, con la familia y
amigos.
Integró el Consejo de Administracion del Hospital del Cruce desde 2008, integraba desde 1993 la entidad "Medicos en catastrofe" donde trabajó
en la guerra de Ruanda, Africa y en 1993 en la guerra de Yugoslavia.
Durante su trayectoria participo de mas de 70 misiones humanitarias por
las que recibio diferentes distinciones.
El 8 de noviembre de 2010, el Prof. Jorge Norberto Molinaria hizo una entrevista al Dr. Labourt en su página de YouTube "Quilmes color y sonido", donde podemos recuperar su figura, su talla de hombre de bien, su voz sanadora.
José María, nacido el 14 de febrero de 1948, era hijo del doctor don Francisco Eugenio
Labourt (nieto del fundador de esta familia en Quilmes, hijo de Luisa
Clementina Taloud y Francisco Eugenio) y de Noemí Violeta Godoy
Olazar, perteneciente a otra vieja
familia quilmeña con campos en lo que hoy es el partido de Berazategui.
Chalo Agnelli
Tomado del sub-Blog EL QUILMERO DE LA INMIGRACIÓN " LA COLECTIVIDAD VASCA EN QUILMES - LOS LABOURT DEL MIÉRCOLES 30 DE ENERO DE 2013