LAS PLAZAS
Tomado del libro "Cuaderno
de identidad I"
de Prof. Chalo Agnelli
Cuando el Agrimensor Mesura
diseñó en 1818 el pueblo de Quilmes estableció en él cuatro plazas. La primera
la población llamó plaza Mayor o Principal, luego 25 de Mayo, de la
Constitución, Carlos Pellegrini y por último San Martín. La segunda, plaza
Libertad, o de los Trabajadores, de Baumgart, luego Cnel. Ramón Falcón hoy de
los Bicentenarios. Tercera fue plaza del Regocijo o de la Cruz, luego 3 de
Febrero, hoy Dr. José Antonio Wilde. La cuarta, plaza de la Caridad,
luego Pintos o de Marcelo, luego del Mercado Municipal, también llamada de los
Labradores; la malograda manzana donde hoy se levanta un estrambótico
supermercado y complejo cinematográfico.
José Antonio Wilde como municipal
hizo adquirir parte de la chacra del preceptor parmesano Martín Cristoforetti [1] para crear la plaza William Wheelwright,
luego Hipólito Yrigoyen o de la estación.
Las características de las plazas
entre las décadas de 1850 hasta principios de la del 1870, la describe
histriónicamente José Andrés López: “¡Oh! ¡Las plazas! De Octubre a Enero
desaparecían ocultas por la cicuta, impenetrable hasta para la planta más
atrevida y el ánimo menos medroso. Después, cuando la vida de la umbelífera
hierba se iba extinguiendo, pasando del verde lozano al amarillo mortecino,
se hacía también más penetrable, y sus secas ramas frágiles, inconsistentes,
eran pulverizadas por los que, con ánimo de acortar distancias, cruzaban las
plazas, que no por eso parecían entonces menos feas y descuidadas que antes; y
si por tener cicuta carecían de historia, tenían en cambio leyenda, y nada
tranquilizadora, hasta para los espíritus superiores” [2].
PLAZA GRAL. JOSÉ DE SAN MARTÍN
Fue la plaza donde en 1841, la
mazorca degolló, decapitó y luego fusiló al juez de paz Paulino Barreiro por
refugiar a Avelino Viamonte hijo del Gral Viamonte acusado de unitario. [3]
Craviotto en su libro “Quilmes a
través de los años”, describe con pintoresco acierto el entorno que tenía esa
manzana en 1840. Así permaneció hasta que se organizó la Municipalidad en
1853.
Cuenta Manuel Ales que: “...estaba
cercada con alambre y rodeada por una hilera de paraísos. En cada uno de los
extremos de los caminos diagonales, había un par de ligustros, A mitad de
cuadra, en cada cantero, había un ciprés (que fueron destruidos por rayos),
completando el arbolado algunas casuarinas y eucaliptos.” [4]
Empezó a conformarse como tal,
cuando el juez de paz Tomás Giráldez en 1870, hizo extirpar el frondoso yuyal,
las cinacinas y el abandono; le dio geometría, arboleda, una fuente y cuatro “estatuas
de mármol representando las estaciones del año. Las estatuas fueron colocadas
muchos años después en la rotonda de la explanada Almirante Brown. Como medida
preventiva ante la conquista de la plaza por caballos sueltos, una cadena y
numerosos postes establecían una separación. En 1892 fueron retiradas.” [5]
La fuente actualmente se halla en
la plaza Aristóbulo del Valle de La Colonia, donde se trasladó cuando en 1946
comenzaron las obras para levantar el controvertido monumento al Libertador.
Las estatuas fueron retiradas antes. Según cuenta Ales que le informó
Craviotto, que estuvieron en la quinta de Carlos Casares, en la manzana de
Rivadavia, Moreno, Alem y San Martín, y luego se colocaron en la Ribera, en la
rotonda al final de la Av. Otamendi, cuando se concluyó el murallón. De donde
desaparecieron tras haberlas derribado una iracunda sudestada. Sólo permaneció
la que representaba el invierno [6] sobre cuyo pilar el Sr. Dolabjian, el
fotógrafo de la Ribera, le tomó al autor de estas páginas y a su hermana, una
instantánea en 1949. Y sigue Ales. “El cerco de alambre fue reemplazado por
postes bajos y cadenas entre ellos, el 28 de agosto de 1879. El 2 de marzo de
1882 se resolvió retirar los eucaliptos de la plaza, pero recién el 29 de julio
de 1888, se da cumplimento a la ordenanza, encargándose el señor H. Redlich de
cortarlos, extraer la raíz y tapar el pozo, quedándose con la leña y abonando $
0,50 por cada árbol”.
Era la plaza a la que el maestro
Robustiano Pérez concurría con sus alumnos, a poco del amanecer del 25 de Mayo
para aguardar que despuntara el sol en el río que, en ese entonces, aún se
vislumbraba desde la plaza, y entonar el himno y honrar la fecha.
Tuvo una de las primeras
calesitas de Quilmes. En 1894 el concejal Daniel Maldonado pidió que se la
traslade a la Plaza Wheelwright. Luego se mudó a la plazoleta del monumento a
la madre frente a la estación, donde permaneció, no siempre bajo los mismos
propietarios, hasta la década de 1960. [7]
En 1923 sobre la plaza, en la
esquina de Mitre y Rivadavia había un surtidor de nafta, el primero en el
partido.
Vimos que antes de su nombre
actual tuvo varios otros de acuerdo a las circunstancias históricas que vivían
el país y con él los quilmeños. Primero fue la Plaza Mayor, Principal,
Constitución [8] y luego Robustiano Pérez hizo que se
denominara “25 de Mayo”; el 16 de setiembre de 1888 volvió a denominarse plaza
Constitución, ya oficialmente; más tarde se la intentó bautizar Bernardino
Rivadavia (pedido del concejal Maldonado), pero el 16 de mayo de 1907 la
intendencia informó al HCD que cambiará el nombre de la Plaza Constitución por
el de Carlos Pellegrini; finalmente en 1953 por la ordenanza Nº 2122, fue
bautizada con su actual nombre Libertador General don José de San Martín.
La propuesta del concejal
Garibotti para la construcción de un monumento al Gral. San Martín entró en el
Concejo Deliberante en agosto de 1933 y se expuso en la sesión ordinaria del 1º
de setiembre de 1934. [9] Las peripecias que vivió este monumento
construido por el escultor Antonio Sassone las narra minuciosamente el Prof.
Orlando Cella en su libro que todo quilmeño interesado en nuestra historia debe
leer,”El monumento al Libertador Gral. José Francisco de San Martín erigido en
la ciudad de Quilmes”[10]
Hoy la plaza se quedó sin sol.
Abrumada de sombras por lo altos mazacotes de hierro y concreto atosigados de
pobladores que la sitiaron. Infatigablemente descuidada, enchastrada de
excrementos que las bandadas que la súper pueblan le depositan sin tregua para
fastidio del peatón despistado. El "Héroe de Los Ándes" los enfrenta
como queriendo correr sus moles y calentarse el bronce con un rayo de sol. De
su basamento se robaron todas las placas e incluso en 1970 intentaron llevarse
una de las figuras laterales. Precisamente la que representa el guerrero y la
bondad.
Isabel Pallamay, Domingo Faustino
Sarmiento, Carlos Morel, la Memoria de los Desaparecidos y de los Héroes de
Malvinas, circundan al Libertador, concentrando la extensa, profusa y también
descuidada, historia de Quilmes en una sola hectárea del vasto municipio.
Chalo Agnelli/2010
NOTAS
[1] V. biografía en “Maestros y Escuelas de Quilmes”
2º edición
[2] “Quilmes de antaño” Pág. 146
[3] Junto a Barreiro se ajustició a Casimiro Falquez.
Otros historiadores afirman que este crimen se cometió en su chacra próxima a
Villa Domínico.
[4] Ales, Manuel “Quilmes de fin de siglo” (Alrededor
de 1890) Edición de autor. Quilmes, 1966. Pág. 17
[5] José Cravioto. “Quilmes a través de los años”
Págs. 227 y 228.
[6] Ales, Manuel, “Remembranzas quilmeñas” Serie
Archivos y Fuentes de Información de la Bibl. Sarmiento. 1969. Pág.59
[7] Ídem ant. N° 2, folio 216.
[8] Así dice Craviotto que era el nombre cuando
asesinan en ella al juez de paz Barreiro.
[9] Libro de Actas del CDE 1934 - Pág. 113.
[10] Ed. Jarmat. 2006; presentado en el Club Social el
17/8/06 por la Prof. Stella Bertinelli y el autor de estas páginas.
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