Transcurriendo la apasionante investigación para realizar la biografía del Dr. José Antonio Wilde, en busca del libro “Silabario Argentino” que Wilde publicó en 1845, o algún dato que me acercara a ese texto escolar, llegué al Archivo de la Provincia Dr. Ricardo Levene, y en el códice que detalla los documentos que los establecimientos educativos de la Provincia enviaban a la Dirección de Escuelas hallé este texto, manuscrito, redactado por el mismo Dr. Wilde solicitando un subsidio para hacer una reedición. Fue una revelación, pues aquí detalla el contenido del libro y los objetivos didáctico-pedagógicos que pretende con el mismo; sin dejar de mencionar al sujeto del aprendizaje.
Cuando, casi un año después, encontré en la biblioteca Cornelio Saavedra del barrio porteño homónimo, un ejemplar del Silabario se completó mi proyecto biográfico.
En el libro, publicado en el 2008, no transcribí todo el documento por falta de espacio y exceso de costos, pero aquí lo transcribo continuando con la misión de recuperar en la memoria de los sudbonaerenses (no sólo de los quilmeños) la figura de este prohombre.
Investigador, compilacdor y cronista
Prof. Chalo Agnelli
EXPEDIENTE SOBRE EL SILABARIO ARGENTINO
Fue una de sus insomnes preocupaciones darle una estructura pedagógica a la escuela primaria haciéndola graduada y fue su inquietud crear el material didáctico específico; y para ello elaboró un proyecto para graduar su “Silabario Argentino”. En el Archivo Levene de la Plata se halló este documento que da una idea de las características de su “Silabario”, sucesivas ediciones, año de la primera, la repercusión alcanzada por el libro y el plan que Wilde presentó ante las autoridades buscando el auspicio económico para desarrollar un trabajo de nivel y calidad que mejoraría la educación elemental. Trabajo que considerando la multiplicidad de sus actividades le significaría de un esfuerzo sobrehumano. En este documento se advierte que este prócer quilmeño había ahondado en la psicología infantil. Una actitud de avanzada en una época donde el niño aún era considerado un adulto pequeño, el período de la infancia en la mayor parte de los países del mundo terminaba a los seis año y no existía el concepto socio-cultural de adolescencia.
Mediante este expediente José Antonio Wilde se dirige al gobierno para que se “... suscriba al Silabario con un número determinado de ejemplares de cada libro de la serie que sucesivamente vayan apareciendo y en todas las condiciones que si hiciese necesario.” Bajo el título se agregó: “Informe del Departamento de Escuela. Firma E. Del Campo. Octubre 1º de 1873. Pásese al Consejo de Instrucción pública a quien según las disposiciones compete dictaminar sobre esta materia. (Hay una firma) Zinny. Setiembre de 1873.”
Dentro del expediente figura el cuadernillo escrito por el Dr Wilde con una hermosa letra inglesa, redonda y armónica. El título es, “Auxilios para la publicación de una serie de libros de lectura por José Antonio Wilde.” Y comienza el texto:
“Excelentísimo Señor; el ‘Silabario Argentino’ apareció por primera vez en 1845. Me persuado que su método venía a llenar una necesidad sentida en la República si he de juzgar por las felicitaciones calurosas que recibí de muchas personas de alto criterio y respetabilidad del País. Siempre creí que un sistema gradual de lectura instructivo y variado, eminentemente moral y lleno de datos que se relacionen con la historia y la geografía propias era el que mejor podría interesar a la juventud, a la vez que preparar su corazón y su inteligencia para adquirir más tarde mayor suma de conocimiento y positivo criterio para su conducta ulterior. Bajo esta inspiración repetí la ediciones aumentándolas sucesivamente alentado por el uso que con espontaneidad se hacía de este libro en la mayor parte de los establecimientos de educación de esta provincia y en varias del interior. Había ya publicado la quinta edición cuando el Departamento de educación me favoreció mandando adoptar como texto en las escuelas a su cargo la ‘Introducción al Silabario’ y el ‘Silabario’ mismo. Se divulgó tanto la buena opinión de ambos libros que incluyendo la octava edición ha llegado el número de ejemplares expedidos a 35.000 del ‘Silabario’ y 50.000 de la ‘Introducción’; aprovechar la curiosidad que desde muy temprano se despierta en niño dando a este sentimiento instintivo todo el desarrollo de que es susceptible sin olvidar la movilidad con que se desenvuelve la inteligencia infantil queriendo darse cuenta a todo lo que toca a los sentidos, es en mi concepto el pensamiento que debe dominar en todo libro dedicado a las primeras lecturas, me persuadí que no basta enseñar a leer: esto es, la modulación de los sonidos, su combinación, el ligado de las palabras, la entonación, puntuación y hacer esto importaría a enseñar únicamente el mecanismo del lenguaje, tratando al niño como un autómata cuyos órganos vocales fuesen desenvolviéndose con cierto arte.
Este ha sido, sin duda, el defecto de la pedagogía en época anterior. El niño, ser inteligente y afectivo, debe en el momento mismo que es apto para articular palabras y reunirlas, encontrar en ellas pensamientos que satisfagan al aguijón de su curiosidad, le explique lo que ven, relacionen con el mundo visible, el mundo moral, el mundo de las ideas, la universalidad de los objetos que aún si no los ve de presente sepan que existen y se convenzan de su realidad, por la analogía, por la inducción y por el raciocinio.
Debe, en una palabra, dársele a conocer con circunspección y por grados los elementos de todas las ciencias, partiendo de lo que conoce y buscando en las ideas que va adquiriendo la razón y el fundamento de lo que se pretende que alcance.
Por eso son interesantes las lecciones sobre objetos; más interesantes, a medida que se multiplica y extiende su conocimiento a los que no abarca de presente y más interesante aún, si se les indica el uso, la utilidad y las relaciones físicas y morales entre estos objetos, el Hombre, el Universo y Dios.
Tan extensa como puede ser esta enseñanza no es de extrañar que produzca el buen resultado de mantener siempre vivo el deseo de saber y que, a la vez, apoderándose de la exuberancia y crecimiento de las fuerzas de la inteligencia prepare al simple educando en primeras letras, con aptitudes bastantes y condiciones a radicar en los estudios serios el hábito de inquirir, tan indispensable y provechoso.
Sé bien que esta manera de juzgar no es nueva sin embargo me consideraría feliz si hubiese acertado a exponer con claridad y con oportunidad de los abundantes materiales que encierran mis dos pequeños libros: la ‘Introducción’ y el ‘Silabario Argentino’, pero en estos libros, sólo ha podido tratarse someramente la inmensa cantidad de materias instructivas que contienen y hoy me propongo formar una serie tomando por base mi ‘Silabario’ en que podré tratarlas con la conveniente detención agregando aquellos libros necesarios para complementar la instrucción elemental.
Esta idea ha nacido de la convicción que me sugiere la experiencia.
Ha concurrido a darle mayor fuerza la opinión de personas prácticas y competentes; y ha venido a robustecerla la reciente traducción que ha publicado de la infatigable y muy ilustrada Señora Manso del curso graduado de instrucción de la Escuela Pública de Chicago para servir de modelo a las de las República Argentina. Está dividido este sistema en diez grados. De los nueve grados de los que se hace uso de libros, encuentro entre los reputados capaces de llenar las necesidades en ocho al ‘Silabario Argentino’. Esto me demuestra que mi libro ha estado sirviendo hasta aquí las exigencias de ocho distintas graduaciones en la enseñanza, pero que imperiosamente pide la reforma que me propongo.
Estoy resulto a aumentar el catálogo de conocimientos, con especialidad en lo que se refiere a: la historia, botánica, mineralogía y producciones de la República.
Las lecciones de historia natural que ya contiene el ‘Silabario’, abren camino para breves tratados de zoología, botánica y mineralogía.
En 1868 di a leer el ‘Compendio para Higiene Pública y Privada’, que ha sido aprobado por VE para el uso de las escuelas rentadas como texto de lectura y enseñanza y que he tenido la satisfacción de ver encomiado no sólo unánimemente por la prensa de nuestra provincia, sino también por la de varias otras de la República, pero este trabajo se publicó después que habíamos sufrido los crueles estragos del cólera, o más bien como instructivo para el porvenir que como parte integrante de una serie, pues que lógicamente debió, para este fin, ser antecedido por un breve tratado de Anatomía y otro de Fisiología; tratado que me propongo formar parte de la serie dando en ella a la Higiene el lugar que le corresponde.
V. E. va a permitirme hacer una última indicación respecto a la combinación de este plan que no habré acertado a desenvolver en los estrechos límites de una solicitud, de que ya acaso habré abusado, pidiendo disculpas por esta trasgresión, debido a la importancia de la materia a que se refiere. La geografía de la República basada sobre lo que contiene la última edición del ‘Silabario’ será extensamente aumentada con datos recientes de las mejores fuentes, pudiendo dar conocimiento exacto respecto a las minas que existen en varias provincias valiéndonos del importantísimo informe publicado por disposición del Gobierno Nacional.
Este utilísimo trabajo en la forma en que se ha publicado no puede ser conocido sino por un número muy limitado de personas.
Nos proponemos generalizarlo poniéndolo al alcance de todos y especialmente de las generación que se levanta.
He oído repetir con frecuencia que carecemos de un buen texto de lectura: los hay, pero la dificultad a mi ver está en que pueda adoptarse el limitado número de los que existen a los distintos grados de enseñanza. Mi serie remedia también esta necesidad porque cada libro contiene una sección de lectura a la altura de los conocimientos contenidos en la primera parte o análoga a las materias estudiados en ella.
Así por ejemplo: el que trate de la geografía estará dispuesto en preguntas y respuestas y la sección de lectura versará sobre acontecimientos relativos a la República Argentina o aún de la América del Sud y la descripción de los metales, sus cualidades y aplicaciones y como se encuentran en la edición actual del ‘Silabario’.
Al explorar con alguna detención el plan de mi pequeña obra y las razones que me han decidido a desenvolverlo en la manera que expongo tengo por objeto dar a conocer el pensamiento íntimo de mi propósito para que pueda mejor apreciarse si es útil y apropiado a la juventud el trabajo.
Diré también sin rodeo que busco la protección oficial del Gobierno para la reimpresión en la nueva forma indicada y como a pesar de mi decidido empeño por el adelanto de la juventud, mis escasos medios de fortuna no me permitirían dedicar la muchas horas que demanda la reedición, corrección, aumento y en la impresión que medito, sino tuviese la certidumbre de ver segundados (sic) mis esfuerzos no se extrañará que exija protección pidiendo al Superior Gobierno se suscriba a un número determinado de ejemplares de cada libro de la serie que sucesivamente vayan apareciendo y en toda las ediciones que se hiciesen necesarias.
La solidez en la encuadernación de libros para niños es de lata importancia hasta hoy la gran mayoría de impresos en el país, sólo tienen una tapa de papel que no garantiza su duración y a pesar de ser muy cara aquí la encuadernación de cada libro de la serie tendrá una tapa de cartón. El precio fluctuará entre 3 y 15 pesos el volumen siendo las tres primeras las de menor precio y la serie constará de diez libros, cuya publicación solo podrá hacerse gradualmente, excepto los primeros cuatro o cinco que se sucederían con mayor rapidez.
Es imposible fijar a priori el precio de cada libro por no poder determinar la extensión que sea inevitable darles, pero puedo asegurar que asignaré el precio más módico posible para prueba de mi aserto y como demostración de mis deseos recordaré que hasta la quinta edición, época en que fue adoptado el ‘Silabario’ por el Departamento General de Escuelas se vendía a 15 pesos y que a la mera indicación del Departamento de que ‘parece caro’ reduje el precio a 10 pesos que es el que tiene actualmente; precio tan exiguo que la utilidad no compensa el trabajo.
La Señora Manso en la traducción citada dice: ‘Ninguno de los manuales de instrucción pública vertidos o escritos en castellano ha llenado hasta el presente las necesidades de la enseñanza. Ninguna idea fija del orden estimado que debe guardarse en el eslabonamiento de los conocimientos elementales ha sido puesta hasta el presente en detallados relieves que demuestren matemáticamente la necesidad de graduar la enseñanza ajustándola al desarrollo progresivo de las tiernas facultades del niño.’
Tal ha sido también nuestro modo de pensar y este vacío justamente notado por la Señora Manso es, E. S., el que nos proponemos llenar, sino no nos es dado realizar el pensamiento de un modo luminoso lo iniciaremos siquiera sobre una base sólida para que otros más aptos den cima a tan ardua tarea, hoy que los esfuerzos mancomunados de todos parecen converger a un solo punto la educación del pueblo. (Firma) José Antonio Wilde. (Figura el número 591) “Setiembre 20 de agosto de 1973.” Se agregó al pié: “Informar al Departamento de Escuelas”. Un sello dice: “Registro General de Salidas 22 de setiembre de 1873”. Un texto a continuación agrega: “Octubre 1º de 1873. Pase al Consejo de Instrucción Pública a quien según las disposiciones vigentes compete dictaminar sobre esta materia”. (Una firma)
Sigue otra inscripción: “Octubre 9 de 1873. El Consejo de Instrucción Pública en sesión de la fecha resuelve pasar la solicitud presentada al estudio de una comisión compuesta por los Señores Malaver y Zinny” (Firma) Enrique S. Quintana, secretario (valor del expediente 5 pesos)
BIBLIOGRAFÍA
Expediente Nº 1016 del 6 de diciembre de 1874. Nº de archivo 13185. Legajo Nº 175. Folio 206.
Antonio Zinny (n. Gibraltar 9/10/1821// + Bs.As. 17/9/1890) Fue el primer director del Colegio Argentino refundido con la Escuela Normal de Maestros por decreto del 10 de junio de 1863, se inauguró el 1º de julio de ese año en el Convento de Santo Domingo. Realizó un trabajo de historiografía del periodismo argentino desde la época hispana hasta 1851, reunido en “Efemeridografía Argirometropolitana”, publicado en 1868. Luego historió el periodismo de las provincias en “Efemeridografía Argiroparquiótica o sea de las Provincias Argentinas” y otro trabajo similar sobre la prensa de la Banda Oriental.
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