La vida de la mujer en la educación está fuertemente ligada al desarrollo de los pueblos y comunidades. Recorrer sus vidas es desandar las calles de un Quilmes que ya se fue, pero que bien vale recordar para el homenaje. He aquí el de una educadora que después de caminar un vida plena falleció el sábado 5 de agosto a los 97 años. Esta entrevista fue hecha en su casa, en marzo de 2011.
Apenas hacía siete años que se había fundado la Escuela Normal de Quilmes y tres desde que Quilmes fue declarada ciudad; 1919. Año violento que pasó a la historia por el “Enero Trágico” de enero; año en que el primer gobierno radical, electo por la Ley Sáenz Peña, afrontó 367 huelgas.
Pues, culminando tantos despropósitos, el 3 de diciembre, en Quilmes, nació Alicia Clerbout, hija de un inmigrante francés Emmanuel Marcel Clerbout, nacido en París, y de Ema Altenburger.
LA INMIGRACIÓN CALIFICADA
Emmanuel había trabajado en las oficinas de la “Brasserie Argentine” en París, hasta que a los 23 años con un contrato para cubrir un cargo en las oficinas que la Cervecería Argentina de Quilmes tenía en la calle Brasil, emigró a la Argentina.
Los Altenburger eran originarios de Thüringen, Alemania. Sin embargo Leopoldo Altenburger, nació en Austria, se casó con Erminia Casegrande oriunda de Trento contra la aprobación de sus padres, y juntos emigraron a Argentina. Él era un calificado jardinero y paisajista. Se establecen en Quilmes como caseros en la chacra de la familia Ithuralde.
LA ESCUELA DE WILDE
Erminia Altenburger y su hija Noemí, abuela y tía de Alicia, fueron caseras y auxiliares desde la creación de la escuela Nº 19, en 1906, ubicada originariamente en la vieja casona que el Dr. Wilde había levantado en la manzana comprendida por las calles: 25 de Mayo, Pringles, Brandsen y Paz. Entrañables recuerdos guardaban de aquellas dos mujeres los otrora niños que pasaron por esas aulas de la calle 25 de Mayo. Pues bien, en esa escuela, pero en su nuevo establecimiento de la esquina de Ortiz de Ocampo y Mitre, cursó Alicia Clerbout Altenburger la enseñanza primaria. Egresó con 11 años de edad, lo que significaba un problema para comenzar los estudios de magisterio en el Escuela Normal de Quilmes, pues solamente se inscribía a los que tuvieran 14 años cumplidos. De modo que la solución fue volver a hacer el 5º y 6º grados en el departamento de aplicaciones de la Normal. Una situación favorable al fin, pues los programas eran absolutamente distintos a los de las escuelas primarias provinciales. Ingresó en 1934 y egresó en 1937.
DOS VECES LA PRIMARIA
En el viejo edificio de la calle Mitre, el departamento de aplicación estaba en las aulas que había en torno al patio cerrado; sólo el 1º inferir se ubicaba a la derecha del zaguán de entrada. Estaba a cargo de esa sección la señorita Sarita Vilá.
Alicia Clerbout guarda un recuerdo especial por quien fue su maestra de 5º grado en la primaria de la Escuela Normal, la señorita Ana Luther y por la de 6º la señorita Fausta Sáenz. Era director de la Institución el maestro Juan Manuel Pedro Cotta, vice la señora Josefa Lombán de Casado y regente y profesora de geografía, didáctica y pedagogía la señora Crescencia Olivera López de Molina, educadora de extraordinario nivel, siempre compuesta en su inmaculado guardapolvo blanco, que parecía brillar en los desfiles de las fiestas patrias. Cotta dictaba castellano y el poeta y escritor César Carrizo (1889-1950), literatura, un notable autor muy prolífico en las primeras décadas del siglo XX; la profesora de matemática era la señora de Vera, sucedida luego por la señorita Pujadas; dictaba geografía, la señora Raquel P. de Kilnick; historia la señora María E. Goñi de Santiago; matemática el Dr Eduardo Colombo, que además era profesor de química; psicología el profesor Mariano Pérez, riojano como Carrizo; música, la señora Delia V. L. de Luna, educación física, la señora de Blanes; francés, la señora Teresa Acuña.
PRÁCTICAS DE RESIDENCIA
Las prácticas se hacían en los grados primarios de la misma escuela. Las dirigía la profesora Irene Sofía Rodríguez Garay, que, como acostumbran los alumnos de todos los tiempos, de apodar a sus docentes, la llamaban cariñosamente – pero a sus espaldas por supuesto – “la China Dominga”.
EL EJERCICIO DOCENTE
Alicia comenzó la carrera docente como suplente en una escuela de Berazategui. Aunque lo intentó, no logró ingresar al plantel de la Escuela Normal. Obtener cargos en esa época, no era fácil por eso había tanta movilidad entre los docentes del país que hasta se desplazaban de una provincia a otra, cosa que en las últimas décadas no pasa.
LA LENGUA PATERNA
La joven maestra se inscribió en el Instituto del Profesora, que funcionaba en la calle Valentín Gómez al 3200, en un antiguo caserón del barrio porteño de Balvanera, para cursar matemática, pero luego optó por el profesorado de francés. A poco de recibida en 1941, comenzó a trabajar en la Alianza Francesa de Quilmes que se hallaba en la que había sido la casa de la familia Gorleri, en la esquina de Belgrano y Alem.
La historia de la Alianza en sus orígenes está muy ligada a la de Alicia Clerbout de Cano. Se creó en 1942, cuando se instalaron en la zona empresas de origen galo y trajeron personal idóneo de Francia. Estos inmigrantes, ya establecidos, creyeron que era oportuno para la formación de sus hijos que reconocieran la cultura y la lengua del país de sus progenitores. Primero funcionó en dos salones que facilitaba, lo que fue la COSQUE, Mitre 421 (propiedad de la familia Otamendi), luego Aguas Sanitarias, donde hoy se levanta el teatro municipal.
Alicia Clerbout ocupó por varios años la dirección de la Institución. Tuvo horas de cátedra en el Colegio Nacional y en el Colegio San Jorge donde ingresó convocada por su director el Prof. Juan Carlos Lombán, que conocía su entrega, constancia profesional y amor a la tarea docente.
Después de haber superado los 50 años de ejercicio de la docencia se jubiló en 1985, pero siguió trabajando durante un tiempo en la Alianza.
LEGADO
Si bien ella no pudo ejercer en su amada Escuela Normal Nacional, si se realizó a través de sus hijos, Alfredo René y Ricardo Cano, que con sus cuatro nietos y dos bisnietos, resultan otro legando que Alicia Clerbout hizo a la docencia y a la vida. Toda una familia mayormente abocada a la educación.
En sus últimos años la profesora Clerbout, fresca de recuerdos, transcurría sus días anonimamente, en la sencillez de su hogar de siempre, consecuente con una pasión, releer gran parte de los libros que ya había leído. Ya no está entre nosotros, pero su legado familiar y el de educadora la hacen una Ciudadana Ilustre en el Panteón de los educadores quilmeños.
Entrevista e investigación Chalo Agnelli
Publicado en simultáneo con el periódico "Perspectiva Sur"
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