“BUENOS DÍAS MAMÁ”
En el salón de la Sociedad Obreros Cerveceros se llevó a cabo el jueves 22 de diciembre de 1960, por al noche el examen público del curso de la Escuela de Teatro dependiente de la Escuela Municipal de Bellas Artes “Carlos Morel” que consintió en la representación de la obra de Eduardo Pappo “Buenos Días Mamá” dirigida por la directora de dicho Instituto señora Gloria Mur
Una frase incluida en el programa manual decía bien de la alta intención que presidía a este joven organismo educacional: “El arte teatral es un don del espíritu y fruto del estudio”. Y los jóvenes alumnos respondieron adecuadamente a este lema.
En la conversación con la señora Mur, que publicó el diario El Sol, dejó bien establecido el criterio adoptado para elegir la obra “Buenos Días Mama” de Eduardo Pappo, “… autor que cae fácilmente en los recursos fáciles del sentimentalismo incluso en sus mejores trabajos como “Hombres en su vida”. La facilidad de la pieza la ausencia de grandes problemas psicológicos y teatrales cooperan para que los alumnos de un primer curso de teatro puedan lucir sus aptitudes cabalmente y así ocurrió.”
Escribió José Abel Goldar autor de la página periodística (con el seudónimo Corega)
sobre esta representación juvenil: “Se nos ha dicho que no es posible comparar a un conjunto independiente y a este grupo escolar, sin embargo pensamos que la experiencia práctica de los primeros, a veces tan endeble como la teórica, puede equilibrarse en buena medida con los conocimientos tanto teóricos como prácticos de un grupo homogéneo de un nivel cultural parejo y bastante elevado que ha trabajado un año en común aunque sólo sea menos de tres meses con esta pieza. Y más lo pensamos porque el resultado nos ha dado la razón. Es evidente que más de un conjunto independiente tendría bastante que aprender de los alumnos del primer curso de la escuela de teatro. A esa conexión con esto queremos señalar otra cosa: hemos oído algo de que algún conjunto independiente querría incorporar a sus filas a uno de sus alumnos, no estamos de acuerdo, creemos que ellos deben, en los posible, permanecer juntos hasta terminar, por lo menos, los cuatro años de curso completo.
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L. Russo Quiroz |
Aspiramos a que alguien haga en nuestro medio la experiencia de mantener un grupo estable bien adiestrado por el mayor tiempo posible y pensamos que es en la escuela de teatro donde mejor puede concretarse.”
Integraban el grupo de la escuela: María Teresa Fedelli, Stella Maris Paolino, Leopoldo Russo, Marta Pérez Bisch, Mario Yiantorno, Néstor Arona, Agustín Maggi y Rubén Galanitris a los que se agregó María Inés Téllez quien reemplazó a último minuto a Noemí Espitia y que pese a no haber ensayado íntegramente la obra y apenas haber hecho dos ensayos de su parte, estuvo a la altura de los mejores.
Continúa la crítica de Goldar: “María Teresa Fedelli se comportó con amable señorío; Stella Maris Paolino, con simpatía juvenil; Leopoldo Russo impresionó muy bien en todo sentido, y tiene una voz excelente; Marta Pérez Bisch nos pareció demasiado nerviosa y movió mucho las manos, Mario Yinatorno estuvo duro en voz y movimiento, Néstor Arona actuó correctamente pero lo preferimos como pintor; Agustín Maggi se lució ampliamente en las replicas más felices de la obra; de María Inés Téllez ya hemos apuntado sus hazañas; Rubén Galanitris hizo una composición aceptable mostrando tener buena voz.”
La escenográfía era de Marta Ancelmi, Andrés Pérez Bisch y Haydee Cortizas, acompañadas por todo el grupo escolar.
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Dora B.N. de Ricagno |
Esta fue la última función teatral del año 1960, y por cierto fue un broche de oro que ya dio forma concreta a una de las iniciativas que mayor bien hicieron al teatro en nuestro medio, la de tener una escuela de teatro estable, un sueño que había tenido como dinámica impulsora a la señora Dora Barrera Nicholson de Ricagno. Y fue el nacimiento de gente de teatro que hasta, hoy después de 51 años siguen sobre las tablas, como el actor director y dramaturgo Leopoldo Russo.
Investigación Chalo Agnelli
Diario El Sol, sábado 24 de diciembre de 1960
Crónica del autor, historiador y periodista José Abel Goldar
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