En ese
momento era presidente de la Academia el Dr. Carlos A. Pueyrredón. El informe
remitía los antecedentes existentes sobre la instalación de la estación Wilde,
del Ferrocarril Gral. Roca (ramal Constitución - La Plata), en el Partido de
Avellaneda.
En dicha
presentación explicaba que dos grupos discrepaban sobre el nombre en cuestión.
Uno de ellos, por medio de su vocero el escribano José R. Attwel: “[...] sostiene que el nombre de Wilde
dado a la estación es por el doctor don Eduardo Wilde, basándose en que
esta fue originariamente una parada para empleados y obreros de la Casa-Bombas
en construcción en el paraje, perteneciente a la segunda sección de las Obras
de Salubridad y de las cuales el doctor Eduardo Wilde había sido mentor y
primer presidente del Directorio al nacionalizarse las Obras y en el momento de
proyectarse la estación, uno de los más decididos impulsores de aquéllas, desde
el gabinete del General Roca.”
Para
avalar esta opinión se presentaron dos documentos oficiales: la Memoria de las Obras del año 1885 y un
expediente de la gerencia del Ferro Carril Ensenada de 1888,” [...] los únicos documentos oficiales que
se poseen sobre la instalación de la estación para ese ferrocarril para uso
exclusivo del establecimiento de bombas de las Obras de Salubridad, hasta el
año 1892, en que ésta se habilitó al servicio general de la línea, y en dichos
documentos, tanto en las notas cursadas que los integran, como en los planos
que se acompañan a la solicitud del año 1888, figura la estación con el nombre
de Wilde o estación en el kilómetro 14, sin aditamento de ninguna especie en
favor de uno u otro presunto patrono.”
A su vez
la Comisión de Estudios Históricos, por su cuenta, recurrió a los
diarios porteños de la época y halló que La Nación del 15 de febrero
de 1885, informa que el Ministerio del Interior solicitará al Gobierno
Provincial el consentimiento para que el Ferrocarril a la Ensenada establezca
una estación que se llamará Wilde, próxima al kilómetro 14 de la vía para el
servicio del Establecimiento de Bombas del canal de desagüe. “Expresando que
actualmente existe ya un desvío de la línea con el mismo objeto, pero que una
vez que aquel establecimiento funcione se hace necesaria la construcción de la
estación.”
El 14 de
abril de 1885, el mismo diario agrega que el Gobierno aprobó el Convenio entre
las Obras de Salubridad con la Empresa del Ferro Carril a la Ensenada para la
construcción de dicha estación. Ninguna de las dos especies señala en homenaje
a cuál de los Wilde se considerará para nombrar la estación.
Además,
dicha Comisión agregó otro dato: “
En el
plano de la mensura de las tierras de doña Elizabeth Whitfield de Van Fowinkel, [3] levantada en setiembre de 1889 y
correspondiente a esa zona, está marcada junto a las vías del Ferro Carril
Ensenada la casilla de la estación, figurando solo con el nombre de Estación
Wilde, sin otro aditamento.”
|
José A. Wilde |
El otro
grupo de opinión liderado por el señor Aníbal Silva a través de la Comisión
Pro Homenaje al Pueblo de Wilde, sostenía que la estación homenajeaba al Dr.
José Antonio Wilde, fallecido en Quilmes el 14 de enero de 1885,
contemporáneamente a la tramitación de
la instalación de la estación. Esta parcialidad apoya su tesis con las noticias
de El Quilmero mencionadas al principio de este capítulo.
Y para
completar esas aseveración se agrega la criteriosa y lógica opinión de la
historiadora Maxine Hanon:
[4] “
Primero: conociendo la personalidad de
Eduardo Wilde, jamás hubiera permitido que le pusieran su nombre en 1885,
siendo él Ministro; segundo: Eduardo quedó muy consternado por la muerte de su
tío, a quien él mismo había nombrado director de la Biblioteca Nacional un año
antes. Y si tomamos el año 1889, pocas personas en Buenos Aires fueron más
calumniadas y despreciadas por los medios de comunicación y por muchísimos
legisladores, que Eduardo Wilde, quien en ese año renunció al gabinete de
Juárez Celman y se fue de viaje a Europa por dos años. Las calumnias siguieron
hasta el fin de su vida.”
A su vez,
la Comisión agrega a la presentación
otras fuentes de información que mantienen la disparidad de criterios a este
respecto:
1.-
En el diccionario Geográfico Histórico de la República Argentina, de Javier
Marazzo, edición de 1921, en el párrafo final de la biografía del Dr.
Eduardo Wilde, expresa que una estación del Ferrocarril Sud, Partido de
Avellaneda, lleva su nombre.
2.-
La Guía comercial de los Ferrocarriles Sud, Oeste y Midland, edición 1941,
señala que el origen del nombre de la estación Wilde, es por el apellido de la
familia propietaria del campo en que se edificó (?) Este dato es absolutamente
erróneo, ya que no hubo ninguna familia de ese apellido en el lugar.
3.- En el
año 1946, el historiador Enrique Udaondo, edita, por intermedio del Ministerio
de Obras Públicas de la Nación, una guía titulada ‘Significado de la
nomenclatura de las estaciones ferroviarias de la República Argentina’ y “sobre la estación Wilde, indica que el
nombre de esta estación rememora al doctor José Antonio Wilde.” El autor
aporta datos bibliográficos de donde
pudo haber extraído esa conclusión.
4.- “La
Guía Comercial de los Ferrocarriles Sud, Oeste y Midland, del año 1946, informa
que el nombre se debe al doctor José Antonio Wilde.”
5.-
En el Diccionario Histórico Argentino, elaborado por los historiadores
Ricardo Piccirilli, Francisco Romay y Leoncio Gianello, del año 1954, al
término de la biografía del Dr. José
Antonio Wilde, menciona que la estación junto “[...] al Depósito de Bombas entre las de general
Mitre y Bernal lleva su nombre y agregan como fuente documental, el periódico
‘El Quilmero’ del día 19 de febrero de 1885 [...]” antes mencionado.
6.-
El grupo patrocinante del nombre del Dr. José Antonio Wilde “[...] para la
estación ferroviaria y la localidad, solicitó en el año 1959 al Ferrocarril General Roca, permiso para colocar una placa
de bronce conmemorativa en el andén y una resolución del mismo ferrocarril por
la cual se le impondría a la estación el nombre completo.”
7.-
En fecha 12 de noviembre de ese
mismo año, la Jefatura del Departamento de Vía y Obra de ese Ferrocarril
contesta que no existe inconveniente en la colocación de la placa “[...] y en
lo que respecta a la modificación que se gestiona, se informa que aun no hay
resolución y que la misma se hará saber oportunamente.”
8.-
La placa se colocó en el mismo mes de noviembre,
[5] “[...] aniversario
del Decreto del Gobierno de la Provincia autorizando la construcción de la
estación. Su leyenda reza: ‘
El Pueblo de Wilde - al doctor José Antonio
Wilde - Insigne médico y escritor - Cuyo nombre tomó esta localidad - 1888 -
noviembre 1959.”
9.-
Posteriormente el escribano Atwell en nombre de los postulantes del
nombre del doctor Eduardo Wilde para la estación se dirigió al
Ferrocarril Roca, solicitando la imposición de ese patronímico, fundamentándolo
en la documentación mencionada.
10.-
“El Departamento de Vía y Obra por medio
de su jefe Ingeniero Carlos F. D´Alesio, contestó por nota del 6 de abril de
1960, en la que luego de explicar la forma en que se realizaron los trámites
para la instalación de la estación, siempre de acuerdo a los documentos
conocidos y sin indicar si el Ferrocarril poseía otra documentación al respecto
expresa textualmente: ‘Considero que ha
quedado claramente dilucidado que el doctor José Antonio Wilde, insigne médico
y escritor argentino, como con justicia dice la placa que Ud. objeta, es el
prócer epónimo legalmente, de la localidad en que Ud. reside.’ Y agrega
a continuación: ‘Si alguna duda le
quedase al respecto, no tendría inconveniente en escuchas sus nuevos
argumentos, con lo que se entiende que el Ferrocarril no posee concretamente la
seguridad de que el nombre de Wilde dado a la estación del Partido de
Avellaneda sea exactamente por el Dr. José Antonio Wilde.”
11.-
El escribano Attwel, no conforme, se dirigió a la Dirección de Geodesia
de la Provincia de Buenos Aires, con la documentación reunida, solicitando la
búsqueda en sus archivos y en el archivo Levene, antecedentes que diluciden la
discrepancia.
12.-
El 6 de junio de 1960, luego de un extenso análisis de la documentación
consultada el Jefe de la Dirección Administrativa de la Dirección de Geodesia
de la Provincia de Buenos Aires, José M. Prado, emite el siguiente dictamen: “Este Archivo Público, a la luz de los
antecedentes expuestos, estima que sin menoscabo para ningún otro Wilde, ya sea
José Antonio u Oscar (sic) corresponde, como de estricta justicia, homologar oficialmente la
designación de Eduardo Wilde para la actual estación Wilde a secas, del
Ferrocarril General Roca en el Partido de Avellaneda, con lo cual se restaura
la verdad histórica, siempre a estar a la documentación consultada, vinculada
al doctor Wilde y a la Estación del Kilómetro 14 para servir a la Casa de
Bombas".
13.- A su vez la Dirección de Geodesia,
el 14 de setiembre de 1961, en lo que parece un gesto duda sobre lo expuesto el
6 de junio del año anterior, remitió a la Comisión de Estudios Históricos de la
Municipalidad de Avellaneda una nota similar y en la que solicita que ésta
dictamine sobre el asunto.
14.- Posteriormente José R. Attwell por una parte y Aníbal Silva por la otra, “[...] reiteraron el pedido a la Dirección Nacional
de Ferrocarriles se expidiera sobre el verdadero nombre de la estación,
reclamando el primero el del Dr. Eduardo Wilde y el del Dr. José Antonio Wilde
el segundo.”
15.-
La referida Dirección Nacional elevó los antecedentes a la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y
Lugares Históricos, la que luego de expedirse remitió con fecha 24 de abril de 1961 la siguiente nota
a la dirección Nacional de Ferrocarriles, la que fue comunicada a los
solicitantes y cuyo texto es el siguiente: ‘Expediente 9618/60 - Buenos Aires, 24 de
abril de 1961. - Señor Director Nacional de Ferrocarriles - La Comisión
Nacional de Museos y Monumentos Históricos que presido, en sesión celebrada el
20 del corriente mes, ha hecho suyo el dictamen de la Subcomisión de Museos y
de Monumentos y Lugares Históricos
que se transcribe: Los miembros [...] que suscriben, han
considerado [...] que no obstante los
numerosos antecedentes reunidos sobre este asunto, no existe entre ellos una
prueba fehaciente de la persona honrada con la denominación de la estación
inaugurada en el kilómetro 14, sur, por lo cual debe mientras ella no se
encuentre, dejarse el nombre de Wilde, apellido con el que se hace extensivo el
homenaje a los dos eminentes ciudadanos, a quienes se sostiene por unos y por
otros que corresponde el honor. - Buenos Aires, abril 20 de 1961. - (Fdo.):
Aníbal Riveros Tula - Simón Irigoyen
Iriondo - Ricardo J. Conord.’ ”
17.- Finalmente en la nota enviada a la
Academia de la Historia, La Comisión de Estudios Históricos del Partido de
Avellaneda concluye que habiendo recibido de los voceros de ambos grupos
sustentadores de uno u otro nombre para la estación Wilde, la solicitud de que
fuese ésta la que, definitivamente y con absoluta imparcialidad, sobre
la base de los documentos existentes se expidiera al respecto, resolvió
estudiar ambas solicitudes y preparó una cronología de la instalación de la
estación Wilde.
Concluyendo
que, sin “[...] base suficiente como para expedirse en tan delicado caso,
con el deseo de avalar su juicio con la muy autorizada opinión de la Honorable
Academia Nacional de la Historia, remite para su estudio y posterior dictamen
este relato de los hechos, la cronología de la estación Wilde y copia de la
documentación que al respecto obra en su poder. Y así lo hizo.
En julio
de ese mismo año la Academia respondió:
“Señor
Presidente de la Comisión de Estudios Históricos de la Municipalidad de
Avellaneda, don Rodolfo A. Eyherabide. S/D. Tengo el agrado de dirigirme a
usted en contestación a su atenta nota fechada el 13 de abril último, en la que
solicita la opinión de la Academia acerca de si el nombre de la estación Wilde
del ferrocarril Nacional Roca (Ramal Constitución - La Plata) fue impuesto en
homenaje al Doctor José Antonio Wilde o al Doctor Eduardo Wilde) Se designó una comisión integrada por los
académicos de número señores Ricardo
Piccirilli, Jorge A. Mitre y José Luis Molinari, quienes redactaron un dictamen que fue
aprobado en la sesión celebrada el día 26 de junio pasado. El dictamen, en su
parte pertinente, establece que la comisión, después de haber recopilado y
estudiado un nutrido acervo de antecedentes y datos ilustrativos sobre la vida
y obra de ambos personajes, en relación al motivo que se formula en la
solicitud, expresa que ‘... no
existiendo en la compulsa efectuada, ningún documento que determine de manera
fehaciente a cual de los doctores Wilde se refiere el homenaje recordatorio de
la estación y pueblo, acuerda no abrir juicio sobre ninguna de las dos
personalidades citadas, hasta que nuevas y definitivas constancias documentales
así lo aconsejan.’ No obstante, y
recogiendo las palabras que en dicha sesión pronunció el académico de número
señor Ricardo Piccirilli, la Academia resolvió dejar establecido, que las
pruebas favorables a la personalidad de José Antonio Wilde son más importantes
y convenientes, lo cual hace presumir que el homenaje fue tributado a este
último que era entonces residente en la zona, miembro descollante de
instituciones del lugar y fundador de un periódico. Además, José Antonio Wilde
fue sepultado en el atrio de la Iglesia, circunstancia que por sí sola
significa reconocimiento del vecindario hacia su médico y benefactor, que en
esos momentos era director de la Biblioteca Nacional, saluda a usted con
distinguida consideración. (Fdo.
Ricardo Zorroaquín Becú, presidente y Ricardo Piccirilli, secretario. 21 de
agosto de 1962.
Preocupados
aún por la confusión general sobre el Wilde al que le correspondía la
designación de la estación, dos años después de haberse expedido la Academia de
la manera antedicha, uno de los descendientes del Dr. José Antonio Wilde
dirigió al diario Clarín la
siguiente carta que apareció el martes 20
de octubre de 1964, bajo el título “La estación Wilde y su origen”:
“Señor
Director de Clarín: Tengo el agrado de adjuntarle copia extractada de la carta
que con fecha 16 del corriente he hecho llegar al señor gobernador de la
provincia de Buenos Aires, doctor Anselmo Marini. Por tratarse de un asunto de
interés público y por la difusión de su diario en todo el país, agradeceré a
usted quiera contemplar la posibilidad de disponer su reproducción en las
columnas del mismo. Saluda atentamente, Héctor Wilde Por los descendientes del
Dr. José Antonio Wilde Alem 961. Quilmes.”
Y a tres
columnas así reza la mencionada misiva:
|
Héctor Wilde |
Excelentísimo señor gobernador:
Frente
al anuncio aparecido en algunos diarios acerca de un pedido dirigido a ese gobierno para que se complete el nombre
de la estación Wilde del Ferrocarril Roca, me dirijo a usted con el fin de
evitar una injusticia, Es que mediante ese pedido se trata de hacer justicia a
un Wilde en prejuicio de otro, habiéndose arrastrado a muchos hombres de bien
que ignoran el origen de la estación de referencia.
Soy nieto del doctor José Antonio Wilde,
médico cirujano del Ejército Libertador y de conocida actuación en las
epidemias de cólera y fiebre amarilla. A la vez soy sobrino [6] del doctor Eduardo
Wilde, escritor, político y hombre público. Si durante muchos años permanecimos
en silencio, ello fue por complacer a la única sobreviviente del doctor José
Antonio (Reginaldo)
Wilde de 93
años de edad, quien no nos permitía formular aclaraciones, pues estimaba que
ello sería herir la memoria de su primo, doctor Eduardo Wilde.
Desaparecida
nuestra tía – y viendo que este asunto pasa a mayores, los descendientes del
doctor José Antonio Wilde hemos decidido poner las cosas en claro en este caso
que ha sido comentado por académicos e historiadores, entre otros, don Ricardo Piccirilli, doctor José A.
Craviotto, Jorge A, Mitre, José Luis Molinari, etc. La Academia
Nacional de la Historia, contestando al presidente de la Comisión de Estudios
Históricos de la Municipalidad de Avellaneda en nota que firman Ricardo
Piccirilli, como secretario y Ricardo Zorroaquín como presidente, declaran que
la estación Wilde recuerda la doctor José Antonio Wilde, también fue el primer
director de la Biblioteca Nacional y que por su labor humanitaria fue sepultado
en el atrio de la iglesia principal de Quilmes.
Sin
embargo, el dato más concluyente lo suministra una nota que transcribo: “Poder
Ejecutivo Nacional – Ministerio de Transporte. Información existente en la obra
“Significado de la Nomenclatura de las Estaciones Ferroviarias de la República
Argentina” de Enrique Udaondo. Wilde:
el nombre de esta estación del actual partido de Avellaneda recuerda al doctor
José Antonio Wilde, médico avecindado en Quilmes desde el año 1858, quien
ejerció su apostolado durante largos años y cuyos restos fueron sepultados en
el atrio de la iglesia de dicha localidad el 17 de enero de 1885, 30 de octubre
de 1959. Firmado Adolfo B. Del Priore, jefe, Subdirección Nacional de
Ferrocarriles.”
Dicha
nota fue enviada con motivo de la autorización otorgada a la Comisión de
Festejos del Centro Comercial de Wilde que preside el Señor Amadeo Rodríguez,
para colocar una placa en el andén de la mencionada estación. Pongo también a
disposición del señor gobernador varios recortes de diarios de la época. Uno de
ellos señala el 15 de febrero de 1885, es decir, un mes después del
fallecimiento del doctor José A. Wilde, que el ministro del Interior se
dirigirá al gobierno de la Provincia de Buenos Aires para que se autorice a la
empresa del ferrocarril a la Ensenada a construir una estación que se llamará
Wilde cerca del Km. 14 de la vía.
Conviene
señalar que en ese entonces el ministro del Interior era el doctor Eduardo Wilde. Como
comprenderá el señor gobernador, es obvio que el ministro no haría un pedido
referido a recordar a su misma persona, puesto que en esa época no se
acostumbraba a rendir tales homenajes a personas en vida. Por si esto fuera
poco, agregaré que mi abuelo. José Antonio Wilde, falleció el 14 de enero de
1885, y mi tío [
[7]]
Eduardo, el
5 de setiembre de 1913, en Bruselas, 28 años después de estar establecida la
actual estación.
Creo un deber formular estas advertencias
para que se haga justicia, evitándose que por querer exaltar la memoria de uno
de nuestros mayores se echen por tierra los valores de otro. Dios guarde al
señor gobernador. Por los descendientes del Dr. José Antonio Wilde.”
(Firma:
Héctor R. Wilde) [8]
La historiadora Paula Juliana
Riggió en su libro [[9]] apoya la
designación de Dr. José Antonio Wilde a la estación y la ciudad que la rodea: "...Existen constancias en los archivos
de Obras Sanitarias de la
Nación y copia de ese decreto, refrendado por el entonces
Ministro Eduardo Wilde. Lo cual deja bien claro que el nombre de la estación se
debe a José Antonio Wilde y no a Eduardo Wilde. Estos datos están
consignados en la memoria de la comisión de Obras de la Salubridad de la Capital, editada en
1885..." [...] "...
La guía
del F.C.S., y el ferrocarril Gral. Roca, dice en su edición del año 1945:
"origen de la estación de Wilde: recuerda al Dr. José Antonio Wilde, cuyos
restos se hallan depositados en el atrio de la iglesia de Quilmes...". [...]
"...tengamos en cuenta que José
Antonio Wilde falleció el 14 de enero de 1885 y Eduardo Wilde el 5 de setiembre
de 1913 en Bruselas (28 años después de estar establecida la actual estación)…”
2 comentarios:
Dice la historiadora Maxine Hanon: He terminado la biografía - mil páginas – del Dr. Eduardo Wilde. Luego de investigar la época del derecho y del revés, he cambiado mi opinión sobre el origen del nombre de la estación Wilde. En el libro sólo hago la siguiente mención en una referencia: "Una ordenanza municipal del 28.6.1928 bautizó “Eduardo Wilde” a una calle de una cuadra en el barrio de La Boca. Por otra parte, todavía se discute si el nombre que se dio a la estación ferroviaria Wilde –resuelta en febrero de 1885 para ser construida a pasos de la casa de bombas de las obras de salubridad que se construiría al mismo tiempo– fue un homenaje a Eduardo o a José Antonio. José Antonio tuvo descendientes que defendieron apasionadamente su posición; Eduardo, no. El argumento más sólido a favor de Eduardo es que la primitiva estación fue bautizada Wilde, sin mención de nombre propio, y el único Wilde, a secas, era por aquel entonces Eduardo. Si recordamos que él fue el gran impulsor de las obras de salubridad y tenemos en cuenta que la estación servía de parada para aquella casa de bombas, parece no haber dudas sobre el destinatario del homenaje. Los argumentos más sonoros en su contra son que el nombre fue impuesto un mes después que murió José Antonio Wilde –vecino de Quilmes–, y que el despacho salió del Ministerio del Interior, a cargo de Bernardo de Irigoyen, siendo Wilde ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública. Sin embargo, ya hemos visto cuantos pueblos y estaciones ferroviarias recibían el nombre de personas vivas" [...] “Fui al AGN, consulté las memorias de Obras de Salubridad de 1885. Allí hay documentación sobre la ‘Estación Wilde’, a secas, sin otro nombre. En noviembre de 1884 se decide la construcción de la estación. El 9 de enero de 1885 el gerente del ferrocarril, Arturo Shaw, le escribe a la Comisión de Obras de salubridad por el tema y ya la define como ‘Estación Wilde’, según plano adjunto. Es decir, que parece que la estación ya se llamaba ‘Wilde’ antes de que muriera el Dr. José Antonio.” Tal vez cuando salga el libro se va entender por qué afirmo esto. Saludos Maxine Hanon
Maxine Hanon coincido contigo.....cuando se designa WILDE AMBOS ESTABAN VIVOS...
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