“LA PEÑA DE REYNAL” [1] La Colonia tuvo a principios de la década del 20 una “Peña”. A manera de los actuales cafés literarios y los talleres de escritura. Era un grupo de artistas (activos, amateurs, diletantes): pintores, escultores, poetas, escritores, músicos e intelectuales quilmeños y algunos porteños, que se reunían para discutir sobre las distintas manifestaciones del arte, sus efectos, discernir sobre creadores, hacer música y leer las obras de los participantes dispuestos a la crítica, benigna a veces, dura otras, del resto de los contertulios.
“La Peña” sin reglamentos ni normas se realizaba en una vieja casona propiedad del Dr. Tomás Reynal O´Connor, ubicada en la esquina SO de Andrés Baranda y Carlos Pellegrini haciendo cruz con el almacén y panadería “La Curva”. En ese solar y gran parte de la manzana había estado la pista de carreras, “hipódromo” en ciernes, de Juan Durañona.
Reynal O´Connor había nacido en Buenos Aires en 1893 y falleció en esa ciudad el 18 de noviembre de 1952; era hijo de Arturo Reynal O´Connor (1864-1920), jurisconsulto y escritor, autor de estudios literarios y colaborador desde 1880 en casi todos los periódicos de Buenos Aires. A su vez, don Tomás era nieto del Dr. Nicomedes Reynal (1830-1916) de activa participación durante las epidemias de cólera y de fiebre amarilla acontecidas en Buenos Aires durante 1867 y 1971, respectivamente; y fundador de la Sociedad Médica Bonaerense. Sobrino este último de Domingo Matheu, presidente de la Primera Junta.
Esa casona de fines del siglo XIX había sido refugio de los nocivos veranos porteños para los Reynal como lo fue Quilmes para tantas otras familias que hallaron en estas costas un clima benigno, saludable y una comunidad dispuesta a integrarlos en la escasa vida social.
El amplio salón, comedor, estudio - y a veces dormitorio de los visitantes - tenía extremadamente amplios ventanales vidriados desde el techo al piso (esa vidriería era la tentación de los pibes del barrio), a su vez, era el taller donde Reynal O´Connor daba forma a figuras de barro y esculturas de piedra granítica con sus brazos cortos y musculosos.
El joven vecino Pedro Copes con su carro le proveía de trozos de granito que se habían utilizados en los cruces de calles y se desecharon cuando el adoquín y el macadán desterraron el inclemente barro y las hediondas zanjas.
En ese salón el pintor y arquitecto Juan Carlos Castagnino [2] había realizado un mural en cuya base el autor Juan J. Cornaglia [3] había escrito un párrafo de uno de sus libros de tema telúricos.
Reynal O´Connor era el líder de las reuniones que se extendían hasta la madrugada, a veces entre vinos de la costa que traían de Domínico, el champagne que enviaban de la bodega de don Andrés Rosso de Ezpeleta y las viandas de las panaderías “La Curva” y de “El Modelo”.
Eran habitúes y discípulos de la Peña, entre otros: Juan Bonfiglio, Primitivo Colavita, Juan Corre, Federico Segundo Corro, [4] Gerónimo Narizzano, Armando A. Agnelli; Domingo Candia, Francisco Fernández Melo, Carlos Hillner Decoud, Sandalio Gómez y el mencionado Juan Carlos Castagnino. Con amplios conocimientos en artes y letras sus charlas eran genuinas cátedras que atrapaban al grupo de creadores noveles.
Al amanecer, después de haber pasado la noche en aquelarre de musas y libaciones se hacían paseos en diversos vehículos: un break destartalado, un Ford T bastante maltrecho, la volanta y el sedan de Gatti. El jocoso grupo recorría las viejas casonas de las afueras del pueblo, las chacras y quintas vecinas, algunas que dieron nombre a los actuales, como Villa Armonía, Las Rosas, Villa Margarita, y las de las familias Alaimo, los Negruzzi, los Urquizú, los Borro, la de Radaelli, Dorado, la de Hillner, Salas, Chinelli, etc.
En 1923, Reynal O´Connor con los pintores y amigos Pablo Molinari y el catalán José Martorell, [5] motivados por el Círculo de Bellas Artes de la provincia de Buenos Aires, institución que organizaba los “Salones de Otoño” que se realizaban en La Plata, fundaron la primera escuela de artes plásticos de Quilmes, llamada Academia Provincial de Bellas Artes de Quilmes, en la calle Mitre 520 entre Alsina y Nicolás Videla, de la que Molinari fue director desde 1925 hasta 1936.
En noviembre de 1940, Reynal O´Connor participó en la exposición Segunda Muestra Plástica del Club Alsina, con otros pintores como Castagnino y los quilmeños: Bloise, Correa, Narizzano, Pardo, Rebolé, Ronconi; los escultores: Federico Cordo, José Llense, Otto Ringer.
Reynal presentó una figura titulada “Chola” y una cabeza de Bethhoven, ambas tallas directas en granito. Decía de esta última obra el diario “El Sol” del 21 de noviembre: “A través de la obra de Reynal O´Connor vemos trasuntar respetuosamente la personalidad vigorosa del autor de ‘Claro de Luna’, advirtiendo en ella todo el contenido de su genio maravilloso."
El 21 de diciembre de ese mismo año fue parte del grupo de artistas que fundaron, en los salones del Hotel Moderno de Quilmes, la “Agrupación de Artistas Plásticos”, formando una comisión directiva de la que fue vicepresidente. Luego, la agrupación presidida por Víctor Roverano fue bautizada “Kilme”, con la presidencia honoraria de don Pablo C. Molinari.
Don Tomás se fue de Quilmes y la Peña terminó sus días. La casa terminó en inquilinato y a fines de la década del 40’ cayó víctima del progreso.
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