Con los años la justicia, que siempre llega, aunque se toma su tiempo porque siendo ciega tiene que andar tanteando – diría nuestro irrepetible Jorge Luis Borges – le dio muy mala prensa en la historia a aquel marinero genovés.
Y yendo más atrás en el tiempo, las generaciones anteriores hasta preparaban fiestas populares los 12 de Octubre, el llamado “Día de la Raza” - que en la Argentina era feriado nacional por obra y gracia de don Hipólito Yrigoyen que no atisbó ningún revisionismo - Bueno, pero en esos primeros lustros del siglo XX, todavía con apenas primera, segunda o como mucho tercera o cuarta generación de inmigrantes el señor Colón de alguna manera había sido el precursor del gran salto del charco.
Y precisamente los genoveses amaron siempre a Colón – los mayores, los menores no sé si lo reconocen – y en los pagos de Quilmes, después de 1850 se asentaron muchas familias genovesas, paisanaje que engrosó después de 1890. Hay apellidos que marcaron rumbo en lo local: Valerga, Badaracco, Agnetti, Scrocchi, Roverano, Vezzulla, Borro, Bottaro, Bosso, Tiscornia, Massa, de Pol, Rocca, Cánepa, Oneto, Rosso, Badano, Angelino, Severi, Angelleri, Craviotto, Navone, Pozzo, Sanguinetti, Tassano, Fornabaio, Pedemonte...
Sí, los Pedemonte, tuvieron significativa ingerencia en el progreso de la vecina ciudad quilmeña de Bernal; preponderancia, quizá, más distintiva que la que permitió trascender a la familia Bernal, cuyo legado fue ser dueños de la tierra y hacerse en la puerta de su casa una parada ferroviaria (que, por supuesto, no es pavada, visto desde nuestro presente)
Don Agustín Pedemonte hizo "escuela de inmigración" con su carisma genovés, una fe con consecuencias extraterrenas y una generosidad incondicional dotó a Bernal de templo, de escuelas, de instituciones de servicio, de cultura, poseía una numerosa peonada que trabajaba en su chacra, muchos de ellos inmigrantes desguarnecidos que traía del puerto y luego formaron familia en Bernal... y como si fuera poco instaló en el parque de su casona “La Polcévera” (nombre del pueblo donde don Agustín había nacido allá tras la mar) un monumento a su paisano Colón o Colombo. Nombre que ya se había desplegado en el pueblo de Quilmes cuando, en 1878, la colectividad hegemónica, por ese entonces, fundó la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos Cristóforo Colombo que dio la primera sala teatral al Partido.
Ese monumento, después de poco más de un siglo tasciende la figura a la que remite (aunque me caigan encima las últimas corrientes historiográficas) "es un monumento a la inmigración", pues fue un inmigrante que dio su trabajo y su simiente a esta tierra, fue uno de esos "tano", "gallegos", "rusos", "turcos", que construyó el país, lo interculturizó, lo enriqueció, fue uno de los tantos que diseñó un perfil de país, que guste o no nos guste, nos caracteriza irremediablemente. Por eso ese monumento es de nosotros los descendientes de esos: "tano", "gallegos", "rusos", "turcos", como lo es el busto de "Isabel La Católica" que la Comunidad Canaria emplazó frente a la Cervecería. Recientemente consultado sobre el destino que se debería dar al monumento en caso de tener que quitarlo del lugar para construir el paso bajo nivel, sugerí la plaza cerrada que se encuentra en la esquina de Belgrano y 25 de Mayo, frente a la Biblioteca Popular Mariano Moreno, zona muy frecuentada por los vecinos de Bernal. Y también sugerí que no se lo debía restaurar, pues su deterioro también es testimonio de nuestra cultura: la desidia, la ignorancia, la intolerancia, la falta de respecto por las creencias y las ideas del otro, el exitismo, la desmemoria, la ostentación impúdica, todas estas cosas que también hacen a nuestra cultura y le cortaron las manos a "una estatua"...
Hoy todas esas residencias y otras más similares, han desaparecido bajo la piqueta del progreso que reclama lotes de tierra para levantar casas más modernas y tal vez mejores, pero que no tienen el sabor de las casas señoriales de antaño, ni poseen la prestancia de las grandes mansiones, pletóricas de recuerdos y de las más caras añoranzas.
Algunas de las que se han citado fueron testigos de acontecimientos políticos que en su hora conmovieron la opinión nacional, siendo, el caso de recordar otras más antiguas aún, que pertenecieron a las familias de Gaete, Santa Coloma y Urquizú.
El arraigado amor de los genoveses por su pueblo natal y la admiración por sus grandes hombres movió a don Agustín Pedemonte a practicar una averiguación acerca de la existencia de algún monumento que perpetuara en el país la memoria del intrépido, navegante don Cristóbal Colón, descubridor de América. Esta averiguación la hizo por intermedio de varios reporteros de los diarios capitalinos y otros medios de información.
No había en la Argentina ningún monumento a Colón. Tal fue el resultado de la prolija búsqueda de datos, tanto oficiales como privados.
Esta situación llegó a preocuparle al señor Pedemonte y después de consultar con otros connacionales y amigos, llegó a la conclusión que si el asunto lo promovía por las vías oficiales, tardaría demasiado en resolverse, como naturalmente sucede con todos los casos de iniciativas que requieren trámites administrativos y largas gestiones.
Y tanta fue su preocupación que con su carácter singularmente expeditivo, no titubeó en erigir el deseado monumento por sus propios medios y emplazarlo en los jardines de "La Polcévera" su residencia particular.
La construcción del monumento fue encomendada al escultor don Héctor Bocacci, natural de Milán. Los materiales que era posible utilizar entonces, fueron compuestos de una mezcla de distintos productos que formaban una argamasa dura y resistente. El esqueleto fue construido con fierros y en su interior contiene varios recuerdos familiares y una botella con el día, mes y año en que fue colocada. Y con estos elementos la estatua de Cristóbal Colón en pose de pie, con su mano derecha sobre el ancla característica y mirando el horizonte, se fue modelando con el mayor esmero.
Representantes de las Sociedades Italianas de la Capital Federal, como la “Giusepe Verdi”; los Bomberos Voluntarios de la Boca; la Sociedad Católica que fundara José Manuel Estrada; algunas representaciones del interior. Autoridades municipales y representantes consulares de Italia, daban al acto un relieve significativo. Dos bandas de música, también de la Capital Federal, hacían las delicias del vecindario, dando vida a un acontecimiento que si bien era modesto por sí mismo, tenía la enorme trascendencia de un gran contenido patriótico y de la reparación de un olvido que debía ser superado. Las dos bandas de música eran de la Sociedad "Verdi" y del Colegio Pío IX de Buenos Aires.
Las fotografías que conserva la familia dan una idea de las proporciones de este acontecimiento, que dada la época y el lugar donde se realizó, debió ser de relieves muy característicos. Y por sobre todo su gran significado moral.
El monumento en su frente lleva una inscripción conmemorativa, esculpida en mármol, cuya redacción ha sido hecha por el R. P. Esteban Bourlot, entonces párroco de San Juan Evangelista, y dice asi:
Con lampo del genio
Al pueblo de Bernal 12 de Octubre de 1921
Este monumento quedó en los jardines de “La Polcévera” hasta el año 1921, es decir, durante treinta y dos años, fallecido don Agustín Pedemonte el 13 de Diciembre de 1916, varias instituciones locales, principalmente la Sociedad de Fomento presidida entonces por Don Mauricio Zubieta, actuando como secretario el señor Ricardo G. Durañona, conjuntamente con el Circulo de Obreros del que el señor Pedemonte fue fundador en 1904, insinuaron a los familiares la posibilidad de emplazar el monumento en algún lugar público, por cuanto se proyectaba el fraccionamiento de “La Polcévera”.
La Sociedad de Fomentó en su nota del 17 de Julio de 1921, dirigida a la Señora de Pedemonte, decía al expresar sus anhelos... "que esta donación será no solo un nuevo eslabón de oro que se agregará a la cadena de nuestros afanes por el progreso de Bernal, sino también que el nombre respetado y venerable de su inolvidable esposo, quedará ligado una vez más a los anales de este pueblo, aparte de los demás actos de su vida que contribuyen y compendian al recuerdo y cariño de tan descollante vecino".
Reconstruido así con todo esmero, reparando las partes aludidas y con la perfección del original, fue emplazado en el lugar que hoy ocupa, con frente al sur, mirando al pueblo de Bernal, hoy Ciudad, en medio de una tupida arboleda que ofrece una grata perspectiva.
Blanqueada la “Leyenda Negra”, revelada la historia que hizo reflexionar al historiador Miquel Izar en la revista catalana “L'Avenç”, bajo el título “500 años de inquidades”. en 1983 (¡hace 30 años!): “La llegada de los castellanos a América en 1492 [...] significará el asesinato de millones de indios y la esclavización de la mayoría de los que sobrevivirán al sadismo de los blancos y a las enfermedades contagiosas [...] Los descendientes de los vencidos, de los conquistados, de los esclavizados llevaron una continuada lucha revolucionaria que iniciada en 1492 continuará a lo largo del periodo colonial y se agudizará entre 1750 y 1820 [...] Aunque la represión de Somoza o Pinochet ( y Batista, Rojas Pinilla, Trujillo, Pérez Jiménez, Uriburu, Aramburu, Onganía, Videla...) es la continuación de la iniciada por Cortés o Pizarro ha tenido que sofisticarse ante el volumen de las protestas [...] Este dossier quiere denunciar en primer lugar que lo que sucedió el 12 de octubre de 1492 no fue una gesta de la que puede congratularse la humanidad, sino el inicio de 500 años de iniquidades; en segundo lugar, hablar de las luchas de los invadidos que defendían su tierra y en tercer lugar recordar que en muchos aspectos eran mucho más justos que la sociedad capitalista que está sufriendo la humanidad.”
¿QUÉ HACEMOS CON LA ESTATUA HOY?
Pedemonte era un italiano inmigrante que supo abrirse ancho camino en esta tierra y en gratitud hizo levantar un monumento a quien, según su entender, le señaló el camino del progreso que deseaba alcanzar, y ese era Colón, otro italiano como él. Pero además Pedemonte le dio a Bernal una pujanza que no tenía hasta su llegada pues supo tender los hilos y establecer las conexiones apropiadas para que un difuso pueblo del partido de Quilmes sea la ciudad que hoy es.
Próxima la construcción de un paso bajo nivel (escrito en diciembre de 2012), funcionarios municipales me consultaron sobre una nueva ubicación posible de dicho monumento, que según mi humilde discernimiento, es más que una estatua de Colón, es por sobre todo un Monumento a la Inmigración que diseñó y dio perfil a nuestra querida Argentina, con sus virtudes y defectos. Efectivamente, somos lo que de nosotros hizo la inmigración, que no fue poco, basta girar la cabeza y recorrer el entorno; y dados estos atenuantes propuese colocar la estatua en un rincón de la plaza cerrada que está frente a la Biblioteca Mariano Moreno, en la esquina de Belgrano y 25 de Mayo, que permanezca allí como símbolo de los sueños realizados y como analogía de una época de usurpación y espanto.
Chaktoura, Eduardo; Estomba, Paola y Nabot, Damián. “El siglo pasado, Historia de vida de la gente que hizo el siglo XX” Ed. Planeta. Bs. As. 1999.
Devoto, Fernando J. “Historia de los italianos en la Argentina”. Ed. Biblos. Colección La Argentina Plural. 2da. EDICIÓN. Bs. As. Febrero de 2008.
Gálvez, Lucía. “Historia de inmigración – Testimonios de pasión, amor y arraigo en tierra argentina (1850-1950)” Grupo editorial Normal. 3ª reimpresión, Buenos Aires. Setiembre 2003.
Garibaldi, Ítalo Américo. “Los genoveses en Buenos Aires”. Libro de autor. Bs. As., 1983. Pp. 11 a 26.
Ghisiglieri, Juan A. (coordinador); Valle, Nora del y Zappa, Cecilia I. “Catálogo de documentos sobre extranjeros e inmigrantes en la provincia de Buenos Aires”. Publicación del Archivo Histórico de la Pcia. de Bs. As. “Dr. Ricardo Levene”. La Plasta, junio 2003.
Mercadante, Luis. “La colectividad italiana en la Argentina”. Alzamor editores. Bs. As. Abril de 1974. Pp. 137 y 138.
Petriella, Dionisio. “Los italianos en la historia del progreso argentino” Cuaderno de la “Dante” Asociación Dante Alighieri. Buenos Aires, 1985.
Rocca, Edgardo J. “Víctor de Pol. El escultor olvidado”. Asocxiación Dante Alighieri Buenos Aires. Grandes Ítalo Argentinos Nº 12. Buenos Aires. Diciembre de 1992.
Wolf, Ema y Patriarca Cristina. “La gran inmigración – Vida cotidiana” Sudamericana Joven. Ensayo. Buenos Aires, 1991.
NOTAS
3 comentarios:
Dice Rodolfo Cabral reproduciendo una página de Wilkipedia: "Plaza Colón: es el centro de la ciudad de Monte Caseros, donde se realizan fiestas cívicas, encuentros artesanales y festivales.Allí se eleva el primer Monumento a Cristobal Colón del país, el cual data del año 1892, al cumplirse los 400 años de la llegada a América.En una de sus diagonales, se halla el busto del Dr. Juan Gregorio Pujol, fundador del departamento de Monte Caseros, ex-gobernador de la Provincia.http://es.wikipedia.org/wiki/Monte_Caseros
Rodolfo. Pero si lees bien mi artículo entederás que nos es Colón lo que interesa ni la fecha de su emplazamiento, sino el metasímbolo que transmite, es un monumento a la inmigración, porque fue un inmigrante que lo hizo levantar con su cultura y su tradición que es otra que la nuestra, pero cada situación y personalidad histórica se debe analizar de acuerdo a su época y sus circunstancia, esa estatua ya superó la figura de quién representa, en este país la inmigración dejó una impronta tan fuerte que incluso diseñó el perfil de una clase media. Por eso tampoco estoy de acuerdo con quitar la estatua de Colón de la Capital que colocó la colectividad italiana. Quitar un símbolo para reemplazarlo por otro (Juana Azurduy) no es honroso para este último. Seguro que todoas las corrientes revisionistas de los últimos tiempos se me tirarán encima y querrán quemarme en las hogueras de la intolerancia, pero no hay que ser maniqueista ¡Bah! yo no puedo serlo ¡Digo, ¿No?... Chalo Agnelli
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Hola. El primer monumento a Colon en Sudamerica está en la ciudad de Villaguay Entre Rios:
Se lee el siguiente artículo:
"...en 1871, Juan Bautista Castagnino coloca un monumento a Cristóbal Colón en su vivienda ubicada en la
esquina de San Martín y 9 de Julio, en el centro de Villaguay. El solar es uno de los más importantes de la localidad en esa
época. En el parapeto del frontispicio se encuentra un grupo escultórico traído de Italia cuya figura principal es un busto de
Colón, convirtiéndose en el primero erigido en Argentina y entre los primeros de América del Sur.
Hasta llegar a la localidad de emplazamiento la escultura pasa por el puerto de Buenos Aires, embarcado en una nave que
llega al puerto de Concepción del Uruguay, y de allí por caminos polvorientos en carretas tiradas por bueyes arriba a Villaguay.
Al conjunto lo conforman “el busto del navegante, el globo terráqueo y una carabela realizada en plástica de tierra romana,
cemento de fragüe rápido, de color ligeramente amarillento”.
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