Estas páginas de EL QUILMERO, presentan a José Andrés López, a Dora Barrera Nicholson de Ricagno, a Luis A, Setti, a Agustín Vigo Giai, a Leopoldo Russo, a Florencio Amoroso, a Norberto Martín y a muchísimos más en las incompletas reseñas de la historia teatral quilmeña. Pero hay una figura imprescindible, cuyo origen fue La Colonia y el libro que cuenta el barrio “delotrolaodelasvías”, presenta su biografía. Biografía que se trazó en vida de Carlos, con su aliciente y su cooperación. Lamentablemente no pudo verla impresa, pero nos dejó la memoria de su calidad humana y su arte insustituible.
Agregaré finalmente, para cerrar este acápite explicativo que del centenar de biografías que se hicieron y se publicaron para EL QUILMERO, el periódico "Perspectiva Sur" y los libros "Maestros y Escuelas de Quilmes", "La Colonia de Valerga", "Migraciones", "Cuaderno de Identidad I" y la de José Antonio Wilde en los últimos 10 años, tras entrevistas personales, tan sólo dos o tres, y esta es una, fueron tan ricas como experiencia de vida para quien suscribe, por la pasión, el amor, la sinceridad, la humildad superior, la gentileza y el reconocimiento hacia quienes los acompañaron en su carrera que mostró Carlos Calzetta
de "La Colonia de Valerga - El Segundo Barrio De Quilmes”
Cap. 9. Ed. Tiempo Sur, Quilmes, 2010
Nació en Quilmes el 14 de mayo de 1939 en la casa de sus abuelos paternos, frente a la plaza del barrio La Colonia en la calle Carlos Pellegrini 120 entre Vicente López y Aristóbulo del Valle. Su abuelo Eugenio Luis Calzetta, italiano, era herrero en la Cervecería.
Carlos es el mayor de tres hijos, dos varones y una mujer. Su padre fue Eugenio Luis, quilmeño nacido en la casa de sus tíos, la familia Sima, en la calle Tucumán entre Andrés Baranda y T. de Alvear, fallecido el 8 de agosto del 2004 a los 90 años. Su madre fue María Zulema Peralta, también quilmeña nacida en Bernal, hija de un español y una criolla de la tierra descendiente de indios tobas de apellido Cejas. Es indudable su arraigo a este Quilmes y a esta tierra argentina.
Su padre en 1940 instaló la carnicería que Carlos hasta hoy atiende y donde vive con su mujer Hilda Elena Rodríguez y en un departamento en el primer piso vive su hermano Miguel Ángel.
Fue de su padre, bandoneonista en la orquesta típica de Francisquín, que le brotó la afición artística.
Carlos hizo los estudios primarios en la escuela Nº 13 donde ya sacaba a relucir su vena dramática con su histrionismo y su extraordinaria memoria.
Tenía 17 años cuando un laborioso director del teatro local, Juan Carlos Veroli, lo descubrió e integró su elenco, “Bambalinas”. La primera obra en la que actuó en el personaje de Ernesto fue “No hay suegra como la mía”; en la Sociedad de Fomento “12 de Octubre” que se halla en Condarco y Corrientes. Era el año 1956. Luego siguieron obras como: “Juancito de la Ribera”, “El puñal de los troveros”, “Estancia Nueva”, “Mulato” (1974), “Ilusiones del viejo y de la vieja”, etc. En esos años el teatro en los barrios atraían mucho público de todas las condiciones sociales, pues eran muy pocos los vecinos que tenían televisor o que podían frecuentar los cinematógrafos del centro de Quilmes.
A su instinto dramático se le suma la cualidad de reconocer a sus directores como maestros y aprender en los ensayos de las puestas. Consideraba especialmente a: Norberto Martín, Leopoldo Russo y Alejandro Martín, a quienes estaba plenamente agradecido y lo remarcaba repetidamente;. y con Norberto Ferrando, compañero en las tablas, aprendió a manejar la respiración en escena.
Encarnó numerosos personajes en su extensa actuación. Protagonizó a Izquierdo, un militar para quien la muerte sólo es un accidente intelectualizable, en la obra “Montserrat” de Emmanuel Robles dirigida por Norberto Martín, director del elenco “Luz y Sombra” al que Calzetta se sumo en 1974. Participó de la puesta de “Arlequín” de Carlos Goldoni dirigido por Leopoldo Russo y el elenco del Grupo de Teatro Sur, al cual Calzetta perteneció desde su creación en 1974.
Bajo la puesta del mismo director y con el mismo grupo, en 1977, hizo el personaje de Marco en “Panorama desde el puente” de Arthur Miller, obra que tuvo un éxito irrepetible en Quilmes. El 14 de abril de 1979 iniciando la temporada teatral del Grupo Sur en la Sociedad. Italiana, integró el elenco de “El Organito” de los hermanos Discepolo, que gozó de una éxito insospechado. Y el mismo año continuando con las piezas teatrales de Armando y Enrique Discépolo actuó en el grotesco “Severio”.
En agosto de 1981 bajo la dirección de Veroli representó con extraordinario éxito, en el centro tradicionalista “El Rodeo”, el papel de Javier en la pieza de Alberto Novión,
“Bendita seas” (1981) En la temporada 1982/83 realizó el papel de Juan en “Los hermanos queridos” de Carlos Gorostiza dirigido por Norberto Martín con el elenco del “Luz y Sombra”. Entre esos años, un 6 de enero, bajo la dirección de Carlo Bassi Bruno, realizó el papel protagónico de “Cornudo, apaleado y contento”, en el hueco de la Galería Colón. En 1999 fue el Jacinto de la pieza “Ulf” de Juan Carlos Gené, junto a Marta Nigro, como Paloma, dirigido por Alejandro Martín y el elenco Municipal “Luz y Sombra”, con motivo de los cincuenta años de la formación de este grupo teatral quilmeño que hizo historia en la dramaturgia local. En ese protagónico Calzetta recibió destacada críticas en un encuentro teatral que se hizo en Ramos Mejía.
Carlos Calzetta fue galardonado como el mejor actor protagónico en Chascomús con motivo de la “8° Fiesta Teatral de Chascomús 1999”. La obra había sido preseleccionada entre 80 elencos de la Provincia, entre los que se encontraban los municipios de Azul, Luján, Necochea, Pehuajó, etc. En dicha preselección “Ulf” quedó entre los 11 elencos que representaron en Chascomús. La pieza se había puesto en el auditorio de la Casa de la Cultura durante seis meses con récord de público.
El 7 de agosto de 2004, en el 1° Encuentro Provincial de Teatro “Pilar 2004” con el elenco del grupo “El Partener” que dirige Leopoldo Russo hizo el papel de don Justo en la obra de Mauricio Kartún “Desde la lona”, con notable reconocimiento. También actuó en las obras “Fin de escena” y “Pic-Nic” de Gustavo Castignola, esta última con extraordinaria participación de público durante casi tres años consecutivos, en Casa de Arte “Doña Rosa”.
Suma a su trayectoria más de 40 obras. Entre todas ellas las que le dieron más satisfacción, por cuánto puso de si mismo, por cuánto aprendió y le dejaron huellas imborrables fueron “El Organito”, “Panorama desde el puente” y “Ulf”.
Su única hija, Miriam Beatriz, desde pequeña tuvo una notable capacidad musical. Debutó a los 15 años en “Grandes valores del tango”. A los 16 años, después de una prueba que le hiciera Edmundo Rivero, actuó en “El Viejo Almacén”. Hasta que un día abruptamente cortó definitivamente una carrera que hubiera llegado a ser detonante. Como administrativa municipal llegó al cargo de Jefa de departamento en la Secretaría de Hacienda.
A la creación artística sin aspavientos, Carlos Calzetta, sumó una humildad natural, don de gentes, sincera honestidad y honor que le granjearon el reconocimiento, lamentablemente mudo, de la comunidad quilmeña; en suma, su calidad humana es merecedora de recordar como modelo. Porque lo suyo fue el teatro amateur, no vivió del teatro si no atendía su carnicería no podía sostener su hogar, entonces a su tiempo de ocio, a su familia, le restaba interminables horas, días, fines de semana, de ensayo de preparar escenografías, de memorización de libretos, con el único fin de encontrar la felicidad y encontrarse sobre un escenario.
Como a Veroli, que hacía un teatro específicamente temático, y a Justo Francés pioneros del teatro local, en los denominados grupos filodramáticos, que nunca se les hizo un homenaje, tampoco Carlos Calzetta, asombrosa e injustamente, recibió ningún galardón a su trayectoria, de tantos que se entregan en nuestro Quilmes. Ni oficial ni particular. Sin embargo, sí lo fue en otras localidades de la Provincia y en el corazón de muchos quilmeños por el placer que Carlos les brindó pasando por esta vida.
El domingo 14 de agosto del 2005, día en que se conmemoraban los 339 años de la creación de Quilmes, Carlos Calzetta nos dejó para actuar definitivamente en los escenarios de la memoria. Tenía tan sólo 66 años. Los que tuvimos la irrepetible experiencia de ser su público, cuando seamos espectadores de obras en las que él jugó un personaje, no prodremos evitar verlo en nuevamente escena.
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