ANTIGUOS COMERCIOS
DEL PARTIDO DE QUILMES
GRANDES ALMACENES DE MUEBLES, TAPICERÍA Y RADIO
Colaboración: Juan Carlos Grassi
Fruto
del trabajo, entusiasmo y dedicación a sus actividades, nació la Casa Deyá.
De
modestos principios, pero de sólidos deseos de progreso, de mejoramiento
continuo y de atención ininterrumpida, que llevaron a ocupar a la Casa Deyá el
lugar prominente que en el conjunto de los comercios del partido de Quilmes
figuran.
El 28
de mayo de 1913, se instaló en Quilmes con negocio de colchonería el señor Sebastián
Deyá, quien hacía poco tiempo que había desembarcado procedente de la madre
patria, sin otro capital, ni amistades, ni recursos que sus robustos brazos,
animado por el ferviente deseo de ser útil a sus semejantes y a los suyos,
forjándose un porvenir apacible al conjuro de su férrea voluntad.
Lo
acompañó, desde sus inicios, su señora esposa, colaboradora eficaz e
infatigable de sus actividades, animadora entusiasta que en los momentos de
ruda lucha supo infundirle ánimos suficientes para templar su carácter hecho ya
para la lucha sin cuartel para obtener un mejoramiento económico.
Sus
comienzos fueron modestos, se dedicó a componer y fabricar colchones, trabajo
consciente el realizado por el señor Deyá que le permitió, al cabo de poco
tiempo, popularizar ante numerosas familias de Quilmes y Bernal, que
aquilataron en su justo valor las altas cualidades profesionales de seriedad y
perfección que inspiraban los trabajos efectuados por Sebastián Deyá.
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Sala de ventas del mismo local |
Estimulado
por el constante favor del público, decidió instalarse con un negocio de
colchonería en la calle San Martín, N° 601 al 629, esquina Rivadavia (1), contando con todo capital con la
reducida suma de $ 350 moneda nacional, conseguidos tras ruda lucha y
economizando cuidadosamente del jornal recibido.
Desde
entonces, renovando constantemente su entusiasmo, se dedicó por entero a la
atención de sus crecientes actividades comerciales.
Luego
anexó a su colchonería un pequeño negocio de venta de muebles, el que mereció
la confianza y solicitud de numerosas familias que impulsaron las ventas de
esta casa, ocupando ya en esa época un lugar importante dentro del
comercio quilmeño.
La
constancia del señor Deyá en la atención de sus negocios y el aumento
proporcional de su clientela, lo obligaron a trasladar su casa al local ubicado
en la intersección de las calles Alem y San Martín (2),
Quilmes, durante el año 1927.
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Frente principal "Casa Deya" de Quilmes |
Este
local, dada la amplitud del mismo, ofrecía mayores comodidades para el
desenvolvimiento de las actividades de la ya pujante Casa Deyá.
El
triunfo obtenido en ese entonces por el señor Sebastián Deyá, lejos de
conformarlo y descansar como muchos otros lo hubieran hecho, no produjo ese
efecto en él; al contrario, sirvió de estímulo para aumentar sus existencias,
agregando nuevos artículos a su ya extenso surtido.
El
sistema de ventas organizado por él contribuyó a que los negocios tomaran un
curso rápido, progresando en forma acelerada y cimentando cada vez con mayor
intensidad su creciente reputación comercial, ocupando así el primer puesto
dentro de los negocios de esas características, la cual desde sus comienzos
fue: una cuidada probidad y rectitud de procederes, vender mercadería noble,
construida con materiales selectos, bien trabajados y de una terminación impecable
a precios reducidos, que ponían a ésta a la altura de las grandes casas del
ramo de la Capital Federal.
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Interior del anexo de la calle Alem |
La
gran cantidad de salidas de juegos de muebles permitieron renovar continuamente
el surtido, y dada la gran cantidad de compras efectuadas, conseguir precios
acomodados, lo que hizo posible expender mercaderías de calidad superior a
precios sin competencia, evitando que las familias se trasladaran a otros
centros comerciales a hacer sus compras, contribuyendo al engrandecimiento
económico del partido, aparte de la comodidad que representaba encontrar
artículos de calidad a una distancia menor.
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Otra vista del anexo de la calle Alem "sector sillas y sillones" |
Casa
comerciales como la de Sebastián Deyá contribuyó poderosamente al
engrandecimiento económico de los pueblos, cimentando el prestigio del comercio
y facilitando oportunidades para que las familias practiquen el localismo
y favorecieran con sus compras el comercio honesto del partido.
La
constante e incansable actividad, secundada ya por su hijo, Roberto,
digno colaborador de su padre, mereció un mayor apoyo, viéndose el señor Sebastián
en la necesidad de proporcionarse un nuevo local, mucho más amplio para
satisfacer las atenciones de su amplia clientela.
Impulsado
por ese vehemente deseo y estimulado por el entusiasmo de su familia, se
decidió a construir un edificio grandioso, de acuerdo con las exigencias de la
técnica de aquellos días para los edificios de exposición y ventas de muebles.
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Deya Quilmes, sobre la vereda una hamaca de jardín |
Con
esa voluntad férrea, comenzaron a levantarse los cimientos del lujoso edificio
ubicado en la calle San Martín 634/36 (3),
donde compitieron los últimos adelantos técnicos más perfeccionistas con el
innegable buen gusto de sus propietarios. Terminó
siendo un “palacete moderno”, construido sin reparar en economías de ninguna
naturaleza. Constaba de dos amplias plantas, dedicadas exclusivamente a
exposición de muebles finos, luciendo en hermosa disposición lujosos juegos de
salas, comedores, juegos de hall, tapicería, juegos de jardín, todos ejecutados
con materiales nobles construidos con todos los dictados de la técnica de
mueblería y terminados en forma impecable, dando al conjunto ese aspecto
soberbio que se podía apreciar a la observación más ligera.
El
salón de la plata baja, ocupaba una extensión de 10 metros de frente por 26
metros de fondo.
En
el piso alto, de la misma amplitud, estaba ubicado el taller de colchonería,
que fue la última palabra de modernismo en cuanto a talleres de esa naturaleza,
accionado eléctricamente le permitía una construcción perfecta de colchones y
un rendimiento en cuanto a cantidad que permitía la nueva Casa Deyá, dando
comodidad a la gran demanda de los artículos mencionados.
El
frente del edificio poseía amplias y lujosas vidrieras sustituyendo las paredes
del frente, formado por grandes cristales que se elevaban desde el piso ocupando
por completo el espacio total del frente, dando al edificio un impresionante
aspecto, con lo que llegó a ser uno de los inmuebles que en mayor proporción
contribuyó al mejoramiento edilicio de la ciudad, transformándose en un alto y
valioso exponente del adelanto de la nuevas técnicas de construcción.
Esta edificación fue uno de los más importantes locales comerciales del
partido, el que fue inaugurado el 19 de abril de 1930, coronando los
esfuerzos tesoneros de Sebastián Deyá e hijo consagrándolos como de los
más progresista comerciantes del partido.
Al
abrir sus puertas en el año 1913, su primera venta diaria – decía Don Sebastián -
había sido por valor de $0.30 de estopa, evocación que siempre embargó de
emoción al señor Deyá, recordando los tiempos de dura lucha y de infatigable
actividad animada por un deseo ferviente de triunfar, el cual se cumplió.
No
satisfechos aún con los triunfos obtenidos, decidieron retribuir a la familia
bernalense , instalándose en Bernal, facilitando así la comodidad de dichas
familias al efectuar sus compras en el mismo pueblo.
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Deya Bernal |
Construyó
un moderno edificio en la calle 9 de Julio N° 18 (4),
con teléfono “U.T. 318 Bernal”, el que inauguró el 18 de Febrero de
1932. Contaba con una exposición permanente de muebles finos, los que
renovaba periódicamente, presentando los últimos modelos de juegos de: salas,
comedores, dormitorios, hall y muebles para jardín, etc., todos
construidos en maderas seleccionadas y trabajadas por profesionales. Este
local comercial se lo recuerda como uno de los más lujosos de la calle
principal, 9 de Julio, con lo que dicha arteria adquirió mayor animación y un
considerable aporte al progreso edilicio de la misma.
Otro
de los ítems incorporados fue la sección Radio, una de las más acreditadas ya
que contaba con la representación de la marca “Philco”, que tan popular se hizo
en la localidad merced a la entusiasta dedicación de los señores Sebastián y
Roberto Deyá. Este electrónico tuvo un desarrollo tan rápido que era
difícil encontrar un hogar, por modesto que fuere, que no poseía un aparato de
radio, pues el deseo de adquirir cultura, unas veces, o el deseo de amenizar
las horas de descanso con una audición musical o el desarrollo de una obra
teatral, tan común en esas épocas, convirtió a ese aparato casi en una
necesidad. Las condiciones técnicas que el estudio consciente de los
constructores de aparatos radiotelefónicos Philco
habían efectuado, les
permitió construir un aparato que marcó rumbos dentro de los construidos hasta
esos momentos.
Algo
importante fue que los señores Deyá probaban la recepción de dichos aparatos
para aconsejar a su clientela la mejor forma de uso de los mismos, además de
ofrecer una garantía de un año. Los modelos superheterodinos, con circuitos
legítimos, eran los aparatos que venían con los adelantos más avanzados de la
técnica radioeléctrica, con una terminación impecable que los caracterizaba
como insuperables. Otro de las Radios era la “Thelevox”, de seis válvulas
[¿quién las recuerda?] superheterodino con un gran poder de selectividad
y de gran alcance, con un control de tono, sencillo y eficiente, de una
extraordinaria potencia. Otro modelo, de la misma marca, contaba con siete
válvulas, altoparlante electrodinámico, control de tono y volumen y
extraordinaria recepción. También
se vendía el “Thelevox” de cinco válvulas, con “dial aeroplano”, muy requerido
en ese entonces pues era el de menor costo. Un
aparato de radio que también era muy requerido: “Radio Magistral”, que tenía
cinco válvulas superheterodino, control de sensibilidad automático, condensador
a cremallera y apto para funcionar en las dos corrientes, continua (la generada por pilas o un transformador que
transforme los 220 volts a lo requerido por cada aparato) y
alternada (los comunes 220 volts),
con un precio muy reducido. La publicidad de Casa Deyá, decía: “Todos estos
aparatos constituyen un elegante y vistoso mueble que sirve de adorno, animando
la sala de nuestras familias, pues la variedad de maderas en que están
construidos permiten combinar con el color del moblaje de las casas”.
En
la publicidad de MUEBLES DEYÁ, sus propietarios, hacían referencia de esta
manera: “Los muebles son periódicamente renovados, son modelos de la última
moda, óptima calidad, hermosas líneas que siempre caracterizaron a Muebles
Deyá, complaciéndose siempre en invitar a nuestras familias a que realicen una
visita a nuestras dependencias…”
Una
Casa que logró más de lo que se propuso, donde la inteligencia de sus
propietarios logró sentar una marca que perduró en el tiempo y que marcó un
hito entre los vecinos de Quilmes, Bernal y Berazategui.
Recopilación: Juan C. Grassi – Mayo
2013
Fuente: Anuario Crónica.
Quilmes-Bernal. Núm. 619. Año 1935.
E-mail: jcgrassi1420@hotmail.com
Compaginación Chalo Agnelli
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