miércoles, 30 de enero de 2013

EL ACTOR QUILMEÑO LUIS A. SETTI (1893-1962)



Pocas localidades del país, excluida la Capital Federal, han desarrollado una actividad teatral tan fecunda como Quilmes. Desde aquella obra de José Andrés López, con que se inauguró el teatro local el sábado 31 de marzo de 1877, en el salón de la vieja casa municipal, hasta la reciente inauguración de una Sala Municipal, transcurrieron 135 años de teatro.
Mucho se ha escrito al respecto: José Andrés López en su “Quilmes de antaño” pintó aquel nacimiento: lo prosiguió José Abel Goldar en “Panorama de las artes quilmeñas” y puso un broche en 2008, el actor Oscar Rodríguez Carabelli en “La aventura teatral quilmeña”.
Por centenares surgieron actores, directores, dramaturgos, elencos en todos los géneros dramáticos: Carmen Lanatta, Emilio Colombo, Dora Barrera Nicholson, Norberto Martín, Romeo Gomareschi, Amigo y Canessa, Juan Carlos Veroli, Antonio Di Noto, Vigo Giai, Carlos Calzetta, el inefable Leopoldo Russo, la imperecedera Haydée Trapani, Teresa Fedeli, Tota Peralta, Pedro Agnetti, Rubinstein, Florencio Amoroso, Mónica Driollet, Gustavo Castignola... y ámbitos como Casa de Arte Doña Rosa, Artenpié y animadores como Héctor Wilde “Bolazo”, Carlos Yori “Virola”, el “Negro” Andragñez... ... ...  
 LUIS ALBINO SETTI
Gran figura del complejo ámbito radiofónico y en el teatral local y capitalino. Nació en Quilmes el 28 de abril de 1893. Sólo tenía catorce años cuando se ini­ció en el teatro, influido por la pasión que ardía en su hogar por este género. En 1907, Natalio Setti, su tío, gran conocedor de la escena, formó el elenco “Unión y Artesanos”, acompañado por Roberto Fossati y Raimundo Cavagnolo. Luis y el flamante elenco debutaron con las obras “Perdón y “Un zapatero improvisado” (versión libre de “El médico a palos” de Molière) dirigidas por don Natalio, quine fue el antecedente que motivó la vocación de Luis.
Cuenta Rodríguez Crabelli en su libro (Pág. 50): “En el circo propiedad de don Carlos Clérico, promediando en año 1893, lucía su condición de acróbata un artista llamado Natalio Setti, quien, en 1905, cuando el circo se había instalado en la esquina de Mitre y Alsina, brindando también espectáculos teatrales, se lanzó como actor, debutando en calidad de galán en la obra ‘Justicia’, de Agustín Fontanella, bajo la dirección de Domingo Espíndola. Podemos considera, entonces, a Natalio Setti como un pionero del importante movimiento teatral que se desarrollaría en Quilmes en este siglo” (XX). Carlos Clérico era cuñado de Natalio. Además de la agrupación “Unión y Artesanos”, Natalio Setti integró otros elencos: “Lira Quilmeña”, la “Asociación Dramática Florencio Sánchez”, “Amantes del Progreso” y fue director del elenco de los Obreros Cerveceros. A nivel profesional trabajó con los Podestá y con Angelina Pagano. Natalio Setti falleció en mayo de 1940.

EL DEBUT
El debut protagónico de Luis A. Tito" Setti, fue el 3 de agosto, de 1918, con la pieza cam­pera "Juan Cruz" con reso­nante éxito. Se representó en el teatro de la Sociedad de Socorros Mu­tuos “Patria e Unitá”, situada entonces en la calle Mitre entre Matienzo y Ortiz de Ocampo. El elenco lo completaban su tío y homónimo Luis Setti, Francisco Montalvo, como galán joven, Bautista Centenaro, J. Berot, Pedro Agneti, Isabel Muñoz, esposa del actor Félix Blanco, Noemí Altemburger, Aída Bond, entre otros. Los ensayos se realizaban en la sala de una casa ubi­cada en Mitre y Guido, alumbrados  con la pobre luz de una lámpara a kerosene. Todos bajo la dirección de su otro tío Natalio Setti, que también oficiaba de apuntador, una función que ya no tiene vigencia en el teatro actual.
Después de "Juan Cruz”, la compañía puso en escena "La rosa de la Virgen", en la cual se bailaba el Peri­cón Nacional. [[1]] Fue tan rotundo el éxito que el elenco se fortaleció y, en el mismo escenario, presentaron una sucesión incansable de obras: "Margarita Silvestre, "Un hombre", "El príncipe here­dero", "La mala reputación" y muchas otras. Luego el conjunto se reforzó con otras figuras conocidas y en el Cine-Teatro “Colón", de la Sociedad Italiana, donde ofrecieron "El sendero en las tinieblas" de Edmundo Guibourg [[2]] con Wally Zenner, reconocida recitadora de la época, su hermano Rodolfo Zenner y Ra­quel Notar. Después hicieron la "Fiesta del cora­zón" y el drama en tres actos "La rondalla" (1908) de Pé­rez Petit. [3]
El 16 de diciembre de 1927, en la sala de la Sociedad Italiana Cristoforo Colombo se presentó en una función a beneficio del dúo Ibáñez – Vázquez, presentando la pieza en dos actos de Goicochea y Cordona “Ya estoy en casa”. Completaban el elenco María Legatín, Antonio Ibáñez, Liberato Federico y Gregorio Roldán.
Alentados por Carlos Fació y el doctor Valdez, desde 1928 hasta 1933, la compañía realizó tempo­radas estivales a beneficio del Hospital Vecinal “Julio Méndez” y de los Bomberos Voluntarios, ambas instituciones de Bernal.
Con genuino altruismo, integraban el conjunto, en esa oportunidad: Francisco Montalvo, Roberto  Amigo, Aquiles Cichero y su espo­sa, Emilio Canutt, Juanita Festa, las señoritas Macri y Vi­dal, Otorino Festa - luego renombrado médico bernalense - María Elena y Tita Galatro, como apuntador Juan Torlaschi, todos capitaneados por Tito Setti.
A falta de local apropiado los ensayos se realizaban en el mismo Hospital de Bernal, al aire libre; por eso las temporadas se hacían únicamente en los meses de verano. Eran jóvenes, alegres y bien dispuestos si se hacían las dos de la madrugada y perdían el último tranvía a Quilmes, no les preocupaba volver a sus casas caminando, acompañando primero a las damas.

EL RADIOTEATRO
En el año 1927, Setti hacía radioteatro por la Es­tación L.O.I. Radio Nacio­nal; a la sazón dirigida por Osvaldo Valle, que a su vez era locutor.
Siguió con el radio­teatro distinguiéndose por su voz, clara y varonil, consagrándose profesionalmente en 1933. Fue en aquella época del radioteatro que su nombre se popularizó entre el mundo femenino al conjuro de un romance de amor o de las aviesas frases de la traición. “La cabaña del tío Тоm” constituyó un resonante: éxito, como así también "Bajo el rugir del cañón”,Ben Hur” adap­tadas por la es­critora Angélica Sarobe con la magnífica Carmencita Méndez, en Radio Callao.
De ahí pasó a Radio Stentor, ubicada en el Castelar Ho­tel, con Roberto Salinas, Jo­sé Gola, Pablo Palito, Ro­berto Lopresti, Ema Bernal, Gustavo Clavero, entre otras voces.
Des­pués la Estación se trasladó a Florida y Rivadavia donde transmitieron "Las aventuras de Carlos Norton" que consagró a Setti en la interpretación de villanos.
Actuó luego en Radio “El Mundo”, junto a Carmen Valdés, personificando galanes jóvenes y llevando su arte en giras por las provincias e incluso en la ciudad de Colonia, Uruguay. En esos años cuando la radio tenía una llegada imprescindible en todos los hogares, los actores de radio y locutores recorrían los teatros del interior y representaban las audiciones, lo que atraía mucho público que deseaba ver cómo eran de cuerpo entero esas voces que les llegaban a través del éter.
Estas giras eran verdaderas hazañas pues se hacían a pueblos que a veces no contaban con las comodidades de un alojamiento mínimamente aceptable; los caminos, si los hacían en “bañaderas”, eran no sólo inadecuados, sino hasta peligrosos y el tren tampoco era un aliciente, pues, a pesar de lo que diga la propaganda de los ferrocarriles ingleses, más de una vez se detenían en la mitad de camino, en la soledad de la pampa esperando un cambio de locomotoras o la solución de un descarrilamiento. En esos años el teatro, se podría decir, que también era una patriada. En los últimos años fueron sus compañeros Carmen Valdés, Rudiel Wilde - también de Quilmes -, [4] Domingo Conte, Oscar Luis Massa,

RINCONADA PAMPA
Más tarde, en apoyo a la fundación de "Rinconada Pampa", círculo tradicionalista de ciudad, que presidía don Carlos Facio acompañado por Victorio Campolo, Lía Mancedo de Ocampo entre otros, el conjunto presentó el 8 de julio de 1943, en el Cine Teatro Colón, la pieza de Vicente Retta y Carlos Max Viale “La sangre de las guitarras”, romance gau­cho de la época de Rosas inspirado en un, relato de Héctor Pedro Blomberg, [5] con la dirección de Setti y de Romeo Gomareschi y la actuación de: Carlos A. Canessa, Roberto Amigo, Francisco Montalvo, etc.
El domingo 15 de agosto de ese mismo año la Agrupación “Rinconada Pampa”, en su sede de la Ribera de Quilmes, le realizó un homenaje con motivo de cumplirse las bodas de plata con la actuación teatral y diez años de su iniciación profesional en la radiofonía. Adhirieron agasajo Carlos Facio, Victorio Campolo, Alberto Aspitia, Domingo Costa, Horacio y Guillermo White, Romeo Gomareschi, Gustavo Cavero, Menchú Quesada, Margarita Corona, Rogelio Cordone, Francisco Montalvo, etc.

LA ÚLTIMA ESCENA
Su última actuación fue el jueves 15 de setiembre de 1960 es el viejo Teatro Colón de Quilmes con la obra de Carlos A. Canessa, "Es­pérame en tu noche", haciendo Francisco un viejo mucamo.
Setti, aunque ya olvidado por los que no lo conocieron ni escucharon, guarda un lugar preferencial en la historia del teatro quilmeño y en la radiofonía nacional.
Siempre estuvo dispuesto a alentar a los jóvenes al mundo del teatro sin ocultarles las incomodidades e ingratitudes. Tuvo numerosos discípulos, no sólo de Quilmes, hasta de la Capital y La Plata venían a tomar clases con Luis A. Setti. Uno de sus alumnos preferidos fue Roberto Amigo que luego también desarrolló una extensa carrera actoral a la que dedicó su vida. Dirigió conjuntos de aficionados como el de El Rodeo de Bernal, donde se presentaban obras camperas.
. El 23 de febrero de 1962, muere el candidato a gobernador radical Crisólogo Larralde; el 29 de marzo, las Fuerzas Armadas apátridas y antidemocráticas y antipopulares derrocan al presidente constitucional don Arturo Frondizi, el 12 de mayo el elenco Luz y Sombra· estrena la obra “Volpone” de Ben Jonson... y el  1° de junio falleció a los 69 años, en su ciudad natal Luis Albino Setti. Estaba casado con Máxima Bertoletti.
Dilecto amigo de sus camaradas; respetado y admirado por sus colegas no sólo por sus extraordinarias dotes de intérprete y de director escénico, sino también por la bondad de su carácter que se trasun­taba en trato cordial y ameno.

 
 
Investigación y compilación Ch. Agnelli

FUENTE
Diario El Sol 1º de julio de 1967.
Rodríguez Carabelli, Oscar. “La aventura teatral quilmeña” Ed. de autor. Quilmes, 2008.
Ulanovsky, Carlos. “Días de radio – historia de la radio argentina”. Espasa Calpe. 1995, Buenos Aires.

NOTAS


[1] En sus comienzos, esta tradicional danza, al igual que la media Caña, fue una variante del Cielito. Algunos autores afirman que esta variante, se bailó con la ayuda de un bastonero, el cual recibía el nombre de "pericón", ya que él era el encargado de dictar las figuras, a la voz de aura. Es por esta razón que a la variante de la danza, se la llamó cielito apericonado. Con el transcurso del tiempo esta variante empezó a tomar importancia, distinguiéndose de aquella como danza independiente, adquiriendo el nombre de Pericón.
[2] Edmundo Guibourg (15/11/1893, barrio Balvanera, Buenos Aires, 12/7/1986)  fue periodista, historiador, crítico teatral y director argentino, gran amigo de Carlos Gardel.
[3] Víctor Pérez Petit (Montrevideo, 27/9/1871 – 1947) fue un abogado, escritor, poeta y dramaturgo uruguayo.
[4] V.: “El radioteatro nacional - Historia y testimonios” de María Mercedes Di Benedetto. Ed. Timepo Sur, QWuilmes, 2008.
[5] Héctor Pedro Blomberg (n. 18/3/1889 – 3/4/1955) fue un poeta, guionista, comediógrafo y periodista argentino. Autor de tangos junto al guitarrista Enrique Maciel como: El caballero cantor y La Pulpera de Santa Lucía que estrenó su amigo Ignacio Corsini. Era hijo de una escritora paraguaya, sobrina del mariscal Francisco Solano López y nieto de un marino noruego. En 1912 publicó su primer libro de poemas La canción lejana. A fines de la década del `20 ' comienza a desarrollar una poesía y narrativa popular, vinculada al radioteatro, el sainete y el tango. Escribió obras en las que mezclaba realidad y ficción, ambientadas en las luchas políticas del siglo XIX entre unitarios y federales.




LA ESTACIÓN WILDE – EL NOMBRE DE UNA POLÉMICA


Ch. Agnelli
En nuestra Argentina, donde venimos perdiendo desde hace más de 60 años líneas ferroviarias con el consecuente cierre de estaciones que dejaron a muchos pueblos de las provincias casi aislados y sus estaciones muertas, ha surgido una nostalgia ferroviaria que estimula a muchos historiadores a ahondar en estos temas. Por supuesto que todos comensarán recurriendo al documentos “Historia De Los Ferrocarriles Argentinos” de Raúl Scalabrini Ortiz, [1] una de las fuentes indispensables para tratar la materia.
Y un subtema que tiene afanosos investigadores, es el nombre de las estaciones que agregan a las historias locales, testimonios sociales, políticos y económicos de cada hito, pueblo y ciudad donde el ferrocarril llegó como “un camino de hierro para el progreso”. 
16.- El 3 de setiembre de 1961, la Comisión pro homenaje al Dr. Eduardo Wilde, presidida por el escribano Attwel, realizó un homenaje popular en el 77 ° aniversario de la imposición del nombre al actual pueblo de Wilde, Dicho acto consistió en la colocación simbólica de la piedra fundamental del monumento a Wilde (Eduardo) a erigirse frente a la estación de ese nombre. El proyecto de ley de monumento se debió a los senadores provinciales: Casella, Etchegaray, Grau, Iglesias, Mor Roig, Piñeiro, Pugno, Schapira, Tomero, Torello, y Vázquez Pol, quienes lo remitieron a la Legislatura. En el acto habló en nombre de Obras Sanitarias de la Nación el Ing. H. Albertelli, “ [...] quien luego de señalar la labor del Dr. Eduardo Wilde, como mentor de las obras de salubridad y como primer presidente del organismo, dijo que, asociándose la institución a los homenajes que se realizan en memoria del Dr. Eduardo Wilde, será el nombre de este ilustre argentino el que titule al establecimiento de bombas, situado en la localidad, aunque la tradición le haya impuesto el de su apellido, que es como normalmente nosotros la denominamos.” 
Esta es una toponimia que ha recorrido la documentación existente para dilucidar a qué prócer se refiere la nomenclatura “Wilde” con que bautizó el Km 14 del Ferrocarril Buenos Aires – Ensenada, luego Ferrocarril del Sud y hoy Ferrocarril Roca.
El 19 de abril de 1885, el segundo periódico de Quilmes El Quilmero en su numero 961 informa que “se le dará el nombre de Wilde a la estación del ferrocarril del Sud que se establecerá en el depósito de bombas frente a la propiedad del Sr. Urquizú.” Cuatro días después el gobierno concede a la administración del ferrocarril la autorización para realizar en el Km. 14  lo antedicho.
Ese mismo periódico anuncia en 1889 que se están llevando a cabo los trabajos de construcción de la estación Wilde, sin indicar a quién corresponde dicho apellido.

DOS WILDE PARA WILDE 
El Dr. José Antonio Wilde, médico, periodista, educador y escritor, fue uno de los máximos gestores de la tercera fundación de Quilmes, su pueblo por adopción, al que, por su progreso,  rindió su vida. Nació en Buenos Aires el 6 de abril de 1814 y murió en Quilmes el 14 de enero de 1885. A sus afanosas gestiones se debe que el Ing. William Wheelwrigth se haga cargo de la empresa ferroviaria Buenos Aires-Ensenada y que el 18 de abril de 1872 llegara el ferrocarril a Quilmes con la inauguración de su estación.
Su sobrino el Dr. Eduardo Wilde, médico sanitarista, político liberal, diplomático y escritor, fue un genuino pivote de la Generación de 80. Nació en Tupiza, Bolivia el 15 de junio de 1844, durante el exilio de su padre Diego Wellesley Wilde y murió en Bruselas, Bélgica el 5 de setiembre de 1913. En dos oportunidades fue elegido diputado provincial y en otras dos oportunidades, diputado nacional. En 1882 el presidente Roca lo designa Ministro de Justicia, Culto e Instrucción, y bajo su dirección se dictaron dos leyes fundamentales que impusieron el laicismo nacional: ley de educación común, laica y obligatoria 1420, inspirada por Sarmiento, y ley de matrimonio civil. Esto le granjeó la profunda antipatía de la Iglesia Católica y de sectores de la oligarquía feudataria. Durante la presidencia de Miguel Juárez Celman se desempeñó como Ministro del Interior. 
EL KM 14 DEL FERROCARRIL BUENOS AIRES – ENSENADA
Dr. Eduardo Wilde
El 15 de febrero de 1885, un mes después del fallecimiento del Dr. Wilde el ministro del Interior se dirige al gobierno de la Provincia de Buenos Aires para que se autorice a la empresa del ferrocarril a la Ensenada a construir una estación que se llamará Wilde cerca del Km. 14 de la vía. Conviene señalar que era Ministro del Interior el Dr. Eduardo Wilde. Obviamente el ministro no haría un pedido referido a recordar a su misma persona, puesto que en esa época no se acostumbraba a rendir tales homenajes a personas en vida.
Así el ferrocarril de la Ensenada bautizó Wilde a la estación que se ubicó el dicho kilómetro poco después de la muerte de José Antonio Wilde, a pasos del lugar donde se levantará la Casa de Bombas de las Obras de Salubridad, de la Capital. Esta noticia, además, se encuentra en La Nación del 15 de febrero de 1885 y en las Memorias de la Comisión Directiva de las Obras de Salubridad, apéndice Nº 1, año 1885, Pág. 543 y siguientes. El 13 de abril de 1962 la Comisión de Estudios Históricos de la Municipalidad de Avellaneda que presidía Rodolfo A Eyherabide, Bartolomé O. Chiesino, como vicepresidente y Carlos J. Garobbio, como secretario, hizo una presentación a la Academia Nacional de Historia  para que dictamine sobre el patronímico que se le debía dar a la localidad de Wilde, el de Eduardo o el de su tío José Antonio. [2]
En ese momento era presidente de la Academia el Dr. Carlos A. Pueyrredón. El informe remitía los antecedentes existentes sobre la instalación de la estación Wilde, del Ferrocarril Gral. Roca (ramal Constitución - La Plata), en el Partido de Avellaneda.
En dicha presentación explicaba que dos grupos discrepaban sobre el nombre en cuestión. Uno de ellos, por medio de su vocero el escribano José R. Attwel:  “[...] sostiene que el nombre de Wilde dado a la estación es por el doctor don Eduardo Wilde, basándose en que esta fue originariamente una parada para empleados y obreros de la Casa-Bombas en construcción en el paraje, perteneciente a la segunda sección de las Obras de Salubridad y de las cuales el doctor Eduardo Wilde había sido mentor y primer presidente del Directorio al nacionalizarse las Obras y en el momento de proyectarse la estación, uno de los más decididos impulsores de aquéllas, desde el gabinete del General Roca.”
Para avalar esta opinión se presentaron dos documentos oficiales: la Memoria de las Obras del año 1885 y un expediente de la gerencia del Ferro Carril Ensenada de 1888,” [...] los únicos documentos oficiales que se poseen sobre la instalación de la estación para ese ferrocarril para uso exclusivo del establecimiento de bombas de las Obras de Salubridad, hasta el año 1892, en que ésta se habilitó al servicio general de la línea, y en dichos documentos, tanto en las notas cursadas que los integran, como en los planos que se acompañan a la solicitud del año 1888, figura la estación con el nombre de Wilde o estación en el kilómetro 14, sin aditamento de ninguna especie en favor de uno u otro presunto patrono.”
A su vez la Comisión de Estudios Históricos, por su cuenta, recurrió a los diarios porteños de la época y halló que La Nación del 15 de febrero de 1885, informa que el Ministerio del Interior solicitará al Gobierno Provincial el consentimiento para que el Ferrocarril a la Ensenada establezca una estación que se llamará Wilde, próxima al kilómetro 14 de la vía para el servicio del Establecimiento de Bombas del canal de desagüe. “Expresando que actualmente existe ya un desvío de la línea con el mismo objeto, pero que una vez que aquel establecimiento funcione se hace necesaria la construcción de la estación.”
El 14 de abril de 1885, el mismo diario agrega que el Gobierno aprobó el Convenio entre las Obras de Salubridad con la Empresa del Ferro Carril a la Ensenada para la construcción de dicha estación. Ninguna de las dos especies señala en homenaje a cuál de los Wilde se considerará para nombrar la estación.
Además, dicha Comisión agregó otro dato: “En el plano de la mensura de las tierras de doña Elizabeth Whitfield de Van Fowinkel, [3] levantada en setiembre de 1889 y correspondiente a esa zona, está marcada junto a las vías del Ferro Carril Ensenada la casilla de la estación, figurando solo con el nombre de Estación Wilde, sin otro aditamento.”
José A. Wilde
El otro grupo de opinión liderado por el señor Aníbal Silva a través de la Comisión Pro Homenaje al Pueblo de Wilde, sostenía que la estación homenajeaba al Dr. José Antonio Wilde, fallecido en Quilmes el 14 de enero de 1885, contemporáneamente a la  tramitación de la instalación de la estación. Esta parcialidad apoya su tesis con las noticias de El Quilmero mencionadas al principio de este capítulo.
Y para completar esas aseveración se agrega la criteriosa y lógica opinión de la historiadora Maxine Hanon: [4]Primero: conociendo la personalidad de Eduardo Wilde, jamás hubiera permitido que le pusieran su nombre en 1885, siendo él Ministro; segundo: Eduardo quedó muy consternado por la muerte de su tío, a quien él mismo había nombrado director de la Biblioteca Nacional un año antes. Y si tomamos el año 1889, pocas personas en Buenos Aires fueron más calumniadas y despreciadas por los medios de comunicación y por muchísimos legisladores, que Eduardo Wilde, quien en ese año renunció al gabinete de Juárez Celman y se fue de viaje a Europa por dos años. Las calumnias siguieron hasta el fin de su vida.”
A su vez, la Comisión agrega a la presentación otras fuentes de información que mantienen la disparidad de criterios a este respecto:
1.- En el diccionario Geográfico Histórico de la República Argentina, de Javier Marazzo, edición de 1921, en el párrafo final de la biografía del Dr. Eduardo Wilde, expresa que una estación del Ferrocarril Sud, Partido de Avellaneda, lleva su nombre.
2.- La Guía comercial de los Ferrocarriles Sud, Oeste y Midland, edición 1941, señala que el origen del nombre de la estación Wilde, es por el apellido de la familia propietaria del campo en que se edificó (?) Este dato es absolutamente erróneo, ya que no hubo ninguna familia de ese apellido en el lugar.
3.- En el año 1946, el historiador Enrique Udaondo, edita, por intermedio del Ministerio de Obras Públicas de la Nación, una guía titulada ‘Significado de la nomenclatura de las estaciones ferroviarias de la República Argentina’  y “sobre la estación Wilde, indica que el nombre de esta estación rememora al doctor José Antonio Wilde.” El autor aporta datos bibliográficos  de donde pudo haber extraído esa conclusión.
4.- “La Guía Comercial de los Ferrocarriles Sud, Oeste y Midland, del año 1946, informa que el nombre se debe al doctor José Antonio Wilde.”
5.- En el Diccionario Histórico Argentino, elaborado por los historiadores Ricardo Piccirilli, Francisco Romay y Leoncio Gianello, del año 1954, al término de la biografía del Dr. José Antonio Wilde, menciona que la estación junto “[...] al Depósito de Bombas entre las de general Mitre y Bernal lleva su nombre y agregan como fuente documental, el periódico ‘El Quilmero’ del día 19 de febrero de 1885 [...]” antes mencionado.
6.- El grupo patrocinante del nombre del Dr. José Antonio Wilde “[...] para la estación ferroviaria y la localidad, solicitó en el año 1959 al Ferrocarril General Roca, permiso para colocar una placa de bronce conmemorativa en el andén y una resolución del mismo ferrocarril por la cual se le impondría a la estación el nombre completo.”
7.- En fecha 12 de noviembre de ese mismo año, la Jefatura del Departamento de Vía y Obra de ese Ferrocarril contesta que no existe inconveniente en la colocación de la placa “[...] y en lo que respecta a la modificación que se gestiona, se informa que aun no hay resolución y que la misma se hará saber oportunamente.”
8.- La placa se colocó en el mismo mes de noviembre, [5] “[...] aniversario del Decreto del Gobierno de la Provincia autorizando la construcción de la estación. Su leyenda reza: ‘El Pueblo de Wilde - al doctor José Antonio Wilde - Insigne médico y escritor - Cuyo nombre tomó esta localidad - 1888 - noviembre 1959.”
9.- Posteriormente el escribano Atwell en nombre de los postulantes del nombre del doctor Eduardo Wilde para la estación se dirigió al Ferrocarril Roca, solicitando la imposición de ese patronímico, fundamentándolo en la documentación mencionada.
10.- “El Departamento de Vía y Obra por medio de su jefe Ingeniero Carlos F. D´Alesio, contestó por nota del 6 de abril de 1960, en la que luego de explicar la forma en que se realizaron los trámites para la instalación de la estación, siempre de acuerdo a los documentos conocidos y sin indicar si el Ferrocarril poseía otra documentación al respecto expresa textualmente: ‘Considero que ha quedado claramente dilucidado que el doctor José Antonio Wilde, insigne médico y escritor argentino, como con justicia dice la placa que Ud. objeta, es el prócer epónimo legalmente, de la localidad en que Ud. reside.’ Y agrega a continuación: ‘Si alguna duda le quedase al respecto, no tendría inconveniente en escuchas sus nuevos argumentos, con lo que se entiende que el Ferrocarril no posee concretamente la seguridad de que el nombre de Wilde dado a la estación del Partido de Avellaneda sea exactamente por el Dr. José Antonio Wilde.”
11.- El escribano Attwel, no conforme, se dirigió a la Dirección de Geodesia de la Provincia de Buenos Aires, con la documentación reunida, solicitando la búsqueda en sus archivos y en el archivo Levene, antecedentes que diluciden la discrepancia.
12.- El 6 de junio de 1960, luego de un extenso análisis de la documentación consultada el Jefe de la Dirección Administrativa de la Dirección de Geodesia de la Provincia de Buenos Aires, José M. Prado, emite el siguiente dictamen: “Este Archivo Público, a la luz de los antecedentes expuestos, estima que sin menoscabo para ningún otro Wilde, ya sea José Antonio u Oscar (sic) corresponde, como de estricta justicia, homologar oficialmente la designación de Eduardo Wilde para la actual estación Wilde a secas, del Ferrocarril General Roca en el Partido de Avellaneda, con lo cual se restaura la verdad histórica, siempre a estar a la documentación consultada, vinculada al doctor Wilde y a la Estación del Kilómetro 14 para servir a la Casa de Bombas".
13.- A su vez la Dirección de Geodesia, el 14 de setiembre de 1961, en lo que parece un gesto duda sobre lo expuesto el 6 de junio del año anterior, remitió a la Comisión de Estudios Históricos de la Municipalidad de Avellaneda una nota similar y en la que solicita que ésta dictamine sobre el asunto.
14.- Posteriormente José R. Attwell por una parte y Aníbal Silva por la otra, “[...] reiteraron el pedido a la Dirección Nacional de Ferrocarriles se expidiera sobre el verdadero nombre de la estación, reclamando el primero el del Dr. Eduardo Wilde y el del Dr. José Antonio Wilde el segundo.”
15.- La referida Dirección Nacional elevó los antecedentes a la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, la que luego de expedirse remitió con fecha 24 de abril de 1961 la siguiente nota a la dirección Nacional de Ferrocarriles, la que fue comunicada a los solicitantes y cuyo texto es el siguiente: ‘Expediente 9618/60 - Buenos Aires, 24 de abril de 1961. - Señor Director Nacional de Ferrocarriles - La Comisión Nacional de Museos y Monumentos Históricos que presido, en sesión celebrada el 20 del corriente mes, ha hecho suyo el dictamen de la Subcomisión de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos que se transcribe: Los miembros [...] que suscriben, han considerado [...] que no obstante los numerosos antecedentes reunidos sobre este asunto, no existe entre ellos una prueba fehaciente de la persona honrada con la denominación de la estación inaugurada en el kilómetro 14, sur, por lo cual debe mientras ella no se encuentre, dejarse el nombre de Wilde, apellido con el que se hace extensivo el homenaje a los dos eminentes ciudadanos, a quienes se sostiene por unos y por otros que corresponde el honor. - Buenos Aires, abril 20 de 1961. - (Fdo.): Aníbal Riveros Tula - Simón Irigoyen Iriondo - Ricardo J. Conord.’ ”
17.- Finalmente en la nota enviada a la Academia de la Historia, La Comisión de Estudios Históricos del Partido de Avellaneda concluye que habiendo recibido de los voceros de ambos grupos sustentadores de uno u otro nombre para la estación Wilde, la solicitud de que fuese ésta la que, definitivamente y con absoluta imparcialidad, sobre la base de los documentos existentes se expidiera al respecto, resolvió estudiar ambas solicitudes y preparó una cronología de la instalación de la estación Wilde.
Concluyendo que, sin “[...] base suficiente como para expedirse en tan delicado caso, con el deseo de avalar su juicio con la muy autorizada opinión de la Honorable Academia Nacional de la Historia, remite para su estudio y posterior dictamen este relato de los hechos, la cronología de la estación Wilde y copia de la documentación que al respecto obra en su poder. Y así lo hizo.
En julio de ese mismo año la Academia respondió:
Señor Presidente de la Comisión de Estudios Históricos de la Municipalidad de Avellaneda, don Rodolfo A. Eyherabide. S/D. Tengo el agrado de dirigirme a usted en contestación a su atenta nota fechada el 13 de abril último, en la que solicita la opinión de la Academia acerca de si el nombre de la estación Wilde del ferrocarril Nacional Roca (Ramal Constitución - La Plata) fue impuesto en homenaje al Doctor José Antonio Wilde o al Doctor Eduardo Wilde)  Se designó una comisión integrada por los académicos de número señores Ricardo Piccirilli, Jorge A. Mitre y José Luis Molinari, quienes redactaron un dictamen que fue aprobado en la sesión celebrada el día 26 de junio pasado. El dictamen, en su parte pertinente, establece que la comisión, después de haber recopilado y estudiado un nutrido acervo de antecedentes y datos ilustrativos sobre la vida y obra de ambos personajes, en relación al motivo que se formula en la solicitud, expresa que ‘...  no existiendo en la compulsa efectuada, ningún documento que determine de manera fehaciente a cual de los doctores Wilde se refiere el homenaje recordatorio de la estación y pueblo, acuerda no abrir juicio sobre ninguna de las dos personalidades citadas, hasta que nuevas y definitivas constancias documentales así lo aconsejan.’  No obstante, y recogiendo las palabras que en dicha sesión pronunció el académico de número señor Ricardo Piccirilli, la Academia resolvió dejar establecido, que las pruebas favorables a la personalidad de José Antonio Wilde son más importantes y convenientes, lo cual hace presumir que el homenaje fue tributado a este último que era entonces residente en la zona, miembro descollante de instituciones del lugar y fundador de un periódico. Además, José Antonio Wilde fue sepultado en el atrio de la Iglesia, circunstancia que por sí sola significa reconocimiento del vecindario hacia su médico y benefactor, que en esos momentos era director de la Biblioteca Nacional, saluda a usted con distinguida consideración. (Fdo. Ricardo Zorroaquín Becú, presidente y Ricardo Piccirilli, secretario. 21 de agosto de 1962.
Preocupados aún por la confusión general sobre el Wilde al que le correspondía la designación de la estación, dos años después de haberse expedido la Academia de la manera antedicha, uno de los descendientes del Dr. José Antonio Wilde dirigió al diario Clarín la siguiente carta que apareció el martes 20 de octubre de 1964, bajo el título “La estación Wilde y su origen”:
“Señor Director de Clarín: Tengo el agrado de adjuntarle copia extractada de la carta que con fecha 16 del corriente he hecho llegar al señor gobernador de la provincia de Buenos Aires, doctor Anselmo Marini. Por tratarse de un asunto de interés público y por la difusión de su diario en todo el país, agradeceré a usted quiera contemplar la posibilidad de disponer su reproducción en las columnas del mismo. Saluda atentamente, Héctor Wilde Por los descendientes del Dr. José Antonio Wilde Alem 961. Quilmes.”
Y a tres columnas así reza la mencionada misiva:
Héctor Wilde
Excelentísimo señor gobernador:
Frente al anuncio aparecido en algunos diarios acerca de un pedido dirigido  a ese gobierno para que se complete el nombre de la estación Wilde del Ferrocarril Roca, me dirijo a usted con el fin de evitar una injusticia, Es que mediante ese pedido se trata de hacer justicia a un Wilde en prejuicio de otro, habiéndose arrastrado a muchos hombres de bien que ignoran el origen de la estación de referencia.
 Soy nieto del doctor José Antonio Wilde, médico cirujano del Ejército Libertador y de conocida actuación en las epidemias de cólera y fiebre amarilla. A la vez soy sobrino [6] del doctor Eduardo Wilde, escritor, político y hombre público. Si durante muchos años permanecimos en silencio, ello fue por complacer a la única sobreviviente del doctor José Antonio (Reginaldo) Wilde de 93 años de edad, quien no nos permitía formular aclaraciones, pues estimaba que ello sería herir la memoria de su primo, doctor Eduardo Wilde.
Desaparecida nuestra tía – y viendo que este asunto pasa a mayores, los descendientes del doctor José Antonio Wilde hemos decidido poner las cosas en claro en este caso que ha sido comentado por académicos e historiadores, entre otros, don Ricardo Piccirilli, doctor José A. Craviotto, Jorge A, Mitre, José Luis Molinari, etc. La Academia Nacional de la Historia, contestando al presidente de la Comisión de Estudios Históricos de la Municipalidad de Avellaneda en nota que firman Ricardo Piccirilli, como secretario y Ricardo Zorroaquín como presidente, declaran que la estación Wilde recuerda la doctor José Antonio Wilde, también fue el primer director de la Biblioteca Nacional y que por su labor humanitaria fue sepultado en el atrio de la iglesia principal de Quilmes.
Sin embargo, el dato más concluyente lo suministra una nota que transcribo: “Poder Ejecutivo Nacional – Ministerio de Transporte. Información existente en la obra “Significado de la Nomenclatura de las Estaciones Ferroviarias de la República Argentina” de Enrique Udaondo. Wilde: el nombre de esta estación del actual partido de Avellaneda recuerda al doctor José Antonio Wilde, médico avecindado en Quilmes desde el año 1858, quien ejerció su apostolado durante largos años y cuyos restos fueron sepultados en el atrio de la iglesia de dicha localidad el 17 de enero de 1885, 30 de octubre  de 1959. Firmado Adolfo B. Del Priore, jefe, Subdirección Nacional de Ferrocarriles.”
Dicha nota fue enviada con motivo de la autorización otorgada a la Comisión de Festejos del Centro Comercial de Wilde que preside el Señor Amadeo Rodríguez, para colocar una placa en el andén de la mencionada estación. Pongo también a disposición del señor gobernador varios recortes de diarios de la época. Uno de ellos señala el 15 de febrero de 1885, es decir, un mes después del fallecimiento del doctor José A. Wilde, que el ministro del Interior se dirigirá al gobierno de la Provincia de Buenos Aires para que se autorice a la empresa del ferrocarril a la Ensenada a construir una estación que se llamará Wilde cerca del Km. 14 de la vía.
Conviene señalar que en ese entonces el ministro del Interior era el doctor Eduardo Wilde. Como comprenderá el señor gobernador, es obvio que el ministro no haría un pedido referido a recordar a su misma persona, puesto que en esa época no se acostumbraba a rendir tales homenajes a personas en vida. Por si esto fuera poco, agregaré que mi abuelo. José Antonio Wilde, falleció el 14 de enero de 1885, y mi tío [[7]] Eduardo, el 5 de setiembre de 1913, en Bruselas, 28 años después de estar establecida la actual estación.
Creo un deber formular estas advertencias para que se haga justicia, evitándose que por querer exaltar la memoria de uno de nuestros mayores se echen por tierra los valores de otro. Dios guarde al señor gobernador. Por los descendientes del Dr. José Antonio Wilde.” (Firma: Héctor R. Wilde) [8]
La historiadora Paula Juliana Riggió en su libro [[9]] apoya la designación de Dr. José Antonio Wilde a la estación y la ciudad que la rodea: "...Existen constancias en los archivos de Obras Sanitarias de la Nación y copia de ese decreto, refrendado por el entonces Ministro Eduardo Wilde. Lo cual deja bien claro que el nombre de la estación se debe a José Antonio Wilde y no a Eduardo Wilde. Estos datos están consignados en la memoria de la comisión de Obras de la Salubridad de la Capital, editada en 1885..." [...] "... La guía del F.C.S., y el ferrocarril Gral. Roca, dice en su edición del año 1945: "origen de la estación de Wilde: recuerda al Dr. José Antonio Wilde, cuyos restos se hallan depositados en el atrio de la iglesia de Quilmes...". [...] "...tengamos en cuenta que José Antonio Wilde falleció el 14 de enero de 1885 y Eduardo Wilde el 5 de setiembre de 1913 en Bruselas (28 años después de estar establecida la actual estación)…”
  Chalo Agnelli
NOTAS

[1] Editorial Reconquista. Buenos Aires, 1940 
[2] Tomado de www.wildeonline.com 
[3] Elizabeth Whitfield de Van Fowinkel (Buenos Aires 2/12/1823 – 23/8/1903), era hija de la inglesa Jane Macfarlane (Londres 1794 – 15/2/1876)y de Thomas Charles Witfield (Irlanda 29/10/1794. Buenos Aires 29/9/1862), médico y terrateniente establecido en Buenos Aires el 25/4/1219. Fue uno de los 36 hacendados (6 británicos) que ofreció en 1927 durante la guerra con el Brasil al gobernador Dorrego un préstamo para saldar empréstitos externos. V.: “Diccionario de Británicos en Buenos Aires” de la historiadora Maxine Hanon, Pp. 848 a 850. 
[4] Mensaje enviado al autor de estas páginas por la Sra. Maxine Hanon el 10/3/08. 
[5] Descendientes del Dr. Wilde, residentes en Quilmes confirman que asistieron a este acto invitado por la Comisión de Homenaje. 
[6] En realidad primo segundo, Eduardo era sobrino de José Antonio y primo de Victoria. 
[7] Tío-primo o primo segundo. 
[8] Diario Clarin, “Carta al País”. “La estación Wilde y su origen”, martes 20 de octubre de 1964. 
[9] Rigió, Paula Juliana. Historia de la Ciudad de Wilde. Wilde, 2003.- Págs. 29 y 30.
FUENTES: 
Archivo General de la Nación.
Archivo de la Provincia de Buenos Aires “Dr. Ricardo Levene”
Archivo personal Prof. María Mercedes Di Benedetto. 
Museo Nacional Ferroviario. Avda. Libertador 405, Retiro, Cap. Fed.
Ferroclub Argentino: Sede Escalada Av 29 de Setiembre 3675. Remedios de Escalada. Partido de Lanús Sede Tolosa, acceso por Calle 3 y 526, Tolosa, La Plata.

BIBLIOGRAFÍA 
Rigió, Paula Juliana. Historia de la Ciudad de Wilde. Wilde, 2003. 
Solari, Juan Antonio. Eduardo Wilde y el laicismo argentino. Centro de Cultura Laica. Buenos Aires 1948. 
Facsímiles de periódicos: El Quilmero, Tribuna, Perspectva Sur  - de Quilmes -; La Prensa y Clarín, de Buenos Aires; La Ciudad de Avellaneda