MATADEROS Y SALADEROS
Otros viajeros hicieron crudas y vívidas descripciones de estas labores: Emeric Essex Vidal (1819), Francisco Bond Head (1825), Xavier Marmier (1850),[2] Thomas J. Hutchinson (1862), y el quilmeño Guillermo Enrique Hudson en “Allá lejos y hace tiempo”.
EUCALIPTOS
En Quilmes, en esa zona próxima al matadero se plantaron, después de 1860, eucaliptos para proteger el área de trabajo del viento del sudeste, estos prevalecieron hasta poco antes de 1960 y quizá alguno aún persiste. Ese fue el origen de lo que el común de la gente comenzó a llamar el “matadero del monte”.
Salvo los carniceros y carreros, los trabajadores - donde había mujeres y hasta niños desde 6 años – que realizaban esas cruentas faenas descriptas por D´Orbigny; eran personas de muy humilde condición y fueron levantando viviendas precarias, ranchos de adobe y paja, en las inmediaciones; terrenos libres que lindaban con el bañado. [3] Originalmente se establecieron en un área que comprendía las actuales calles Alberdi, Cevallos, Castelli y aproximadamente 250 metros hacia el bañado, hoy limitada por la autopista Buenos Aires-La Plata.
CINCHADAS
Pero no todo era dura labor. Los que allí trabajaban, especialmente la gente de a caballo, disipaban las duras jornadas, según cuenta el profesor Ales, con entretenimientos que no los diferenciaba del salvajismo. Se reunían los domingos en la calle Alberdi entre Brown y Lavalle para realizar “cinchadas” por dinero, para las cuales durante la semana anterior se habían lanzado desafíos y apuestas. Las cinchadas eran competencias de fuerza entre caballos. Para lograr un vencedor los dueños los golpeaban de manera salvaje al extremo que algunos caían moribundos y eran sacrificados, carneados en el lugar y su carne vendida para consumo del público más carente que presenciaba el brutal espectáculo.
Fue famoso en esos encuentros el picazo [4]de Francisco Tejeda, matarife que vivía en la chacra de la familia Fornaguera, en la calle Alberdi, vereda norte, donde hoy se halla la Escuela Nº 7.
Rufino Fornaguera Ubiñas fue uno de los seis primeros municipales (concejales) electos el 11 de abril de 1855, iniciadores de la primera municipalidad que tuvo Quilmes, en su tercera fundación, junto con el Dr. José Antonio Wilde, Juan López, Patricio Vázquez, Juan Clark y Tomás Flores como primer juez de paz y presidente de la municipalidad electo (intendente). Asumieron el 27 de enero de 1956. Fue esposa de don Rufino doña Dolores Portela, también de familia de arraigo local. El padre del municipal, el coronel de artillería José Fornaguera, español, actuó en las invasiones inglesas y fue uno de los vecinos de Quilmes que votó por la permanencia del Virrey en el Cabildo Abierto del 22 de mayo.
ORIGEN CATASTRAL
En el plano del agrimensor Francisco Mesura, las tierras que ocupaba la chacra de Fornaguera, el Corralón y el Monte, en 1818 habían sido otorgadas a Franco Ximénez de Paz, Juana Abellaneda, Justo Lorenzo Rodríguez y Pedro Capdevila quienes luego las habrán transferido a sus descendientes o las perdieron por no haberlas señalizado con cerco, pozo y casa habitación como estaba determinado en la “merced”[5] que otorgaba el gobierno de la provincia.
LA VILLA
Pero volvamos al Matadero del Monte. En 1902, durante la intendencia de Mariano Castellanos y en 1904, durante la intendencia de José Andrés López, se reglamentó el trabajo de los mataderos. [6] Cuando se prohibieron en el área establecida como ejido urbano, el matadero del Corralón cerró y se comenzó a emplear para cuadra del plantel de caballos del municipio y los carros de riego y recolectores de basura. Los primeros habitantes permanecieron en la zona empleándose en gran mayoría en el Corralón municipal y el barrio naturalmente redujo su designación como el Monte.
Los niños de estas familias iban a la escuela Nº 7 que estaba desde 1897 en Brown 340, entre Conesa y Circunvalación (Alberdi)
A los límites, antes mencionados, el aluvión migratorio amplió extraordinariamente el área de El Monte comprendiendo las calles Cevallos (vereda NE), Alberdi hasta Las Heras, seis cuadras y media aproximadamente y hasta el borde de la autopista.
Las crisis económicas que se sucedieron desde 1970 extendieron la “villa” hacia Bernal a lo largo de 6 cuadras y hasta la autopista al NE, bautizando a este nuevo asentamiento “El Matadero”.
ACTUALIDAD
El crecimiento de estos “barrio de emergencia”, como también se los llamó, estuvieron confinados a la invisibilidad social desde su primera aparición en la geografía urbana de las grandes ciudades; así como los “cantegriles” en Montevideo y las “fabelas” en Río de Janeiro.
En la vasta producción historiográfica que posee Quilmes, no hay menciones directas y esclarecedoras de este asentamiento barrial del Partido. Recién, en lo últimas dos o tres décadas la situación de marginalidad delictual es lo que los fijó la atención de los medios en las “villas”, y por ende de la sociedad entera. El largo período de negación fue contraproducente no sólo para los que allí viven, sino que alguno de sus males se extendieron a todas la comunidades.
En el año del Bicentenario se empezaron a construir viviendas con el objeto de erradicar las casillas precarias. En noviembre 2011, el intendente de Quilmes, Francisco Gutiérrez entregó las llaves de 13 nuevas viviendas en el barrio El Monte. Y en octubre de 2012, el Concejo Deliberante aprobó un convenio de 50 millones de pesos para mejorar el tendido eléctrico a más de una veintena de barrios carenciados que tenían conexiones vetustas y con un sistema rural, entre los beneficiarios se encontró El Monte-Matadero, mejorando, en algunos aspectos, la calidad de vida de los habitantes.
Agnelli, Chalo. “Cuaderno de Identidad I”. Editorial Tiempo Sur. Quilmes, 2009.
Ales, Manuel “Quilmes fin de siglo”. Ed. de autor. Quilmes 1966.
Diario “El Sol”
[2] Ver: “Cuaderno de Identidad I”, Pág. 35.
[3] Bañado es la extensión de tierras desde la barranca hasta la orilla del Río de la Plata, tierras anegables ganadas al río.
[4] Nombre proveniente de detalles del cuerpo del caballo: picazo lucero, picazo lista, picazo malacara, picazo pampa, picazo testerilla, picazo mascarilla y picazo overo.
[5] Propiedades que el gobierno entregaba a personas que hubieran realizado un servicio a la Patria o en pago de deudas del Estado
[6] Expediente. Letra C, Nº 6, año 1902. Registrada al folio 82 y 84 del libro de Ordenanzas (1886-1902) u Registro al folio 10 y 11 del libro de ordenanzas.
[7] Tomaron su nombre de la novela de Bernardo Verbitsky “Villa Miseria también es América” de 1957, donde se describen las condiciones de vida de los migrantes internos durante la década infame.
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