de Claudio Schbib
ALGUNOS CONCEPTOS PREVIOS
Después de 1871, con motivo de la epidemia de fiebre amarilla de ese mismo año fueron clausurados todos los saladeros que existían en las márgenes del Riachuelo, por el foco de infección que significaban los residuos y cuyas consecuencias se hicieron sentir durante la mencionada epidemia.
En 1892, siendo intendente don José Augusto Otamendi, la publicación "Handbook of River Plate" (Cuaderno del Río de la Plata) - editada en Buenos Aires, por la misma empresa que publicaba el periódico inglés "The Standard and River Plate News", que se había fundado el 1º de mayo de 1860 y lo había dirigido Miguel Mulhall - informa (textual) que "... en Ezpeleta, situada a 15 millas de la Capital, está ubicada la fábrica de carne envasada..." se refiere a la empresa británica "Higland Scot Canning Company" o el "Saladero de Nelson", como lo llamaba el común. Efectivamente la empresa realizó una prolongación vial hacia sus instalaciones.
En 1800 no había población en dicha zona salvo la peonada y esclavos de la estancia “El Corbatón” de la familia Gaete-Izarra. La estación de Ezpeleta se inauguró recién el 1º de octubre de 1890, según consta en la documentación de la línea "Ferrocarril Buenos Aires puerto de La Ensenada". Con el fin de transportar la producción de la "Higland Scot Caning Company" tanto al puerto de la Ensenada como a la Capital Federal. Y es allí que por la necesidad de mano de obra que requería dicha empresa, se hicieron los primeros loteos y se comenzó a poblar la zona. El primer trazado del pueblo se realiza en 1891.
Se podría deducir por lo que antecede que la fundación del pueblo es el resultado de la fracasada empresa, pero había otras en la zona que atrajeron pobladores.
PROPAGANDA DE SALVATAJE
El desvío de rieles que en su momento llegó hasta la fábrica Ducilo (ex Dupont hoy Invista), originalmente lo hacía hasta un andén de la fábrica de carnes, cuya vinculación con los directivos del FF.CC. a la Ensenada tuvo que ser muy importante.
La mencionada publicación, "Handbook Of River Plate", defensora de los intereses británicos, informaba en el año 1892, en un intento de frenar la amenaza de cierre que se cernía sobre la empresa ante su mal funcionamiento (textual): "En Ezpeleta, situada a 15 millas de la Capital, está ubicada la fábrica de carne envasada de Nelson que se supone la mayor del mundo, puede faenar 60.000 cabezas de ganado vacuno y 100.000 ovejas mensualmente. El principal edificio es un cuadrilátero de tres pisos de alto y cubre 8 acres ingleses (más de 3 hectáreas). El establecimiento comprende diez secciones distintas, todas iluminadas por electricidad y gas, el gases elaborado en el lugar y la luz eléctrica es producida por cuatro poderosas máquinas y cuatro dínamos dobles, también hay cinco enormes calderas, máquinas hidráulicas y un departamento de bombeo. No menos de trescientas clases de máquinas están en uso. La compañía fabrica sus propias latas y cajas; hay cuatrocientas viviendas para los obreros y sus familias. Tal es la organización del establecimiento que quinientas reses se pueden sacrificar, cortar y envasar en dos horas y media, y al final de la faena no queda ni un vestigio de la operación.”
bien dicho establecimiento significaba una apreciable fuente de trabajo para los pobladores de la zona, el problema sanitario subsistía - asegura Craviotto - los vecinos protestaban por los malos olores y se sabía que los obreros vivían hacinados.
De acuerdo a un informe del doctor Ildefonso Salas, fechado el 22 de agosto de 1892, se establece lo siguiente: "Condiciones generales de higiene de la localidad: Buenas. Se exceptúa la fábrica de carnes conservadas de Ezpeleta, propiedad de Ingland Scot Canning Co (sic) por falta de letrinas higiénicas, hacinamiento del personal y falta de desinfección de los residuos…”
Poco tiempo después, la descomposición de un cargamento en viaje a Inglaterra y las causas enunciadas precedentemente, determinaron el cierre del establecimiento, siendo adquiridas las máquinas y elementos de fabricación propia por el "Frigorífico Las Palmas".
El saladero de Nelson, en sólo dos años, marcó toda una época en la Ezpeleta de antaño, y hasta hace relativamente poco se podían apreciar aún los cimientos dé hasta un metro de ancho.
El progreso fue borrando los vestigios de un ayer que se esfuma en el recuerdo. Nuevas industrias y la población residente se asienta hoy sobre lo que hubiera podido ser un emporio en la industria de la carne y sus derivados, como lo fue (y lo es en distinta medida) en Quilmes la cerveza y en Berazategui el vidrio.
http://elquilmero.blogspot.com.ar/2013/02/pueblo-de-ezpeleta-colaboracion-juan.html
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