De Chalo Agnelli
Concretado el viernes 4 de abril próximo pasado - a dos días de cumplirse el Bicentenario del Nacimiento del Dr. José Antonio Wilde - el acto conmemorativo en la Escuela Nº 10 que lleva su nombre, el miércoles 9 a las 10 hs. en la plaza Dr. Wilde (de la Cruz), ubicada entre las calles Olavarría, Paz, Humberto Primo y Pringles, se hará un nuevo homenaje frente al busto de este Prohombre quilmeño que fue uno de los más significativos promotores para que Quilmes, después de 1852, dejara de ser una villorrio al sur de la Ciudad de Buenos Aires y se transformara en un pueblo pujante. El cierre del año aniversario concluirá el viernes 11 de este mes, a las 10 hs en el atrio de la Catedral donde yacen sus restos.
"LLEVAR UN DIOS ADENTRO"
Hay personajes históricos que
parecen discurrir como líderes dentro de su tiempo. Personalidades fuera de
serie que no obedecen a ningún prototipo que se alzan con algo de profetas de
la sociedad que los rodea y la época que les tocó vivir, para señalarles el
camino que, a su criterio, debieran seguir. Especie de adalides empujados por
la llama de la pasión de sus verdades, sin más impulso ni motor que el propio
entusiasmo. Y entusiasmo significa etimológicamente “llevar un dios adentro”.
Este tipo de tutores públicos,
suelen ser lo bastante detonantes como para dejar huella de su paso y dar tema
de interés a las futuras generaciones de modo que un espíritu más o menos
curioso de la posteridad puede sentirse interesado por él. Que es lo que ocurre entre el autor de estas líneas y el Dr. José Antonio Wilde. [1]
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El vandalismo viene de lejos |
AVATARES DE LA PLAZA JOSÉ ANTONIO WILDE
Cuando el Gobernador Intendente Manuel Luis
de Oliden manda al comisionado Juez Comisario de Policía Felipe Robles que
encargue al agrimensor Francisco Mesura el trazado del pueblo de Quilmes en
1818, ya ‘pueblo libre’ desde cuatro años atrás, este destina cuatro manzanas
para plazas que designa con letras. “A”;
para la plaza Mayor o principal del pueblo (hoy San Martín); “B”: que se llamaría del Regocijo (hoy
Dr. José Antonio Wilde); “C”: de los
Labradores (la que nos arrebataron para instalar un deplorable supermercado) y
“D”: de la Caridad (hoy del
Bicentenario)
La plaza que hoy lleva el
nombre del segundo médico que tuvo
Quilmes, señalada por el agrimensor Mesura
con la letra “B” se llamó: “del Regocijo”, “de la Cruz”, y “Tres de
Febrero”. El 13 de enero de 1904, la intendencia pide al HCD se cambie en
nombre de la Plaza Tres de Febrero por la de Dr. José Antonio Wilde con
motivo de los 19 años de su muerte. [2]
¿POR QUÉ "DE LA CRUZ"?
Sobre
esta plaza y su nombre cuenta José Andrés López en su libro “Quilmes de antaño”: "Llegaron un día, pronto hará medio siglo,
unos misioneros, y en una semana casaron más parejas que los párrocos en cinco
años. […] Aquel suceso, se dijeron,
debía señalarse con un signo visible que lo rememorara, perpetuando el paso de
la misión. Con este propósito mandaron construir
una gran cruz que con solemne pompa, la misión en pleno, escoltada por
numeroso pueblo y autoridades, plantó sobre sólido basamento de mampostería en
el centro de la plaza llamada hoy Dr. José Antonio Wilde y entonces Tres de
Febrero, pero que desde aquel día le llamó, el consenso público, de la Cruz, y no son pocos los que así la nombran todavía.” […] “… diremos
aquí lo que fue de la cruz que la anterior plantara en la plaza conocida por
ese nombre, mejor que por el oficial. Unos, por extremar demasiado su
susceptibilidad piadosa, expresaban sus escrúpulos por estar esa cruz en una
plaza y otros, que sin ser impíos, tenían entre la plaza y la cruz a ésta por
accesorio y la otra por principal, tampoco la encontraban bien allí. Para satisfacer a unos y a otros, el
cura párroco señor Felipe Fonticelli, decidió su retiro en los siguientes
términos:
"Al pueblo
Católico de Quilmes”
"En razón del mal estado en que se
encuentra la Santa Cruz,
establecida en la plaza "Tres de Febrero", el infrascrito, con
autorización del Excelentísimo Señor Arzobispo, y de acuerdo con la autoridad
civil de este partido, invita al pueblo católico de Quilmes, para el domingo 1°
de Junio (1879), a las 12 del
día, si el tiempo lo permite, con el objeto de trasladar la mencionada cruz a
la iglesia parroquial.
"Punto de reunión, la plaza
indicada.
"Él Cura
Vicario”
Mucho antes de la hora fijada, la plaza
estaba llena de pueblo.
Poco después de las 12 llegó el párroco
acompañado de las autoridades y muchos respetables vecinos, y después de breve
ceremonia fue la cruz arrancada de su base, disputándose no pocos de los
concurrentes el honor de conducirla. Y en medio de cánticos y oraciones, fue
llevada en solemne procesión hasta la iglesia.”
NOTA DEL INTENDENTE DON JOSÉ ANDRÉS LÓPEZ EN LA QUE
EXPONE QUE HACE DIECINUEVE AÑOS FALLECIÓ EL DR. JOSÉ ANTONIO WILDE.
(Sesión del 13 de enero de
1904) [3]
“La municipalidad proyectó honores dignos del filántropo por excelencia,
del hombre que la más benéfica influencia ejerciera con la realización de los
proyectos alcanzados en mejora y que fueran el origen de los actuales.
Su cuerpo tuvo honrosa sepultura en el atrio de
nuestra iglesia parroquial y se gravó con mucha justicia este epitafio, ‘A
imitación del Divino Maestro, amó a los pobres y a los niños’. Pero al día
siguiente fueron olvidados sus servicios y los buenos propósitos de honrar su
memoria. Que tratándose de un servidor como el Dr. Wilde fundador de nuestra
biblioteca y del primer periódico local que empeñosamente contribuyó al formato
de la educación común en el distrito así como en el desenvolvimiento de nuestra
cultura. El que firma, que conoció
personalmente al Dr. Wilde así como su obra y sabe que la plaza denominada ‘Tres
de Febrero’, próxima a la finca donde vivió y murió, fue formada a sus
expensas; que sería acto de reparación y justicia en conmemoración al aniversario de su muerte y
homenaje a su memoria que el Honorable Concejo sancionara una ordenanza en la
sesión de la fecha dándole el nombre de ‘Plaza Dr. José Antonio Wilde’ a la
llamada ‘Tres de Febrero’.
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Una de las tantas alteraciones entre el nombre del Dr. Eduardo Wilde (Tupiza, Bolivia 15-6-1844 // Bruselas Bélgica 5/9/1913) y su tío nuestro Dr. José Antonio Wilde (1814-1885) Ambos tuvieron la misma talla de hombría de bien y amor a esta Argentina a la que dieron su vida y su obra, sin más ambiciones personales que el bien común. |
El Concejal Sr. Bossi
manifestó, que sin oponerse al pedido de la intendencia, creía conveniente se
aplazara la resolución de este asunto por cuanto él estaba dispuesto no votar nada a libro cerrado. El Concejal
Sr. Ponce de León dijo que como hijo de este pueblo le constaba y conocía las actuaciones y servicio
prestados por el Dr. Wilde a la localidad y en consecuencia votaría de
conformidad con el pedido de la intendencia igual manifestaciones hicieron los
concejales señores Pérez y Escobar, haciendo moción este último para que fuera
tratado este asunto sobre tablas. Puesta a votación la moción del Concejal Sr.
Escobar, resultó afirmativo. El Sr. Presidente dijo que él también conoció
personalmente al Dr. José Antonio Wilde, conoció su actuación como hombre
público. El concejal Sr. Soldani, dijo que tratándose de una personalidad como
el Dr. Wilde lo primero que debía hacer el Concejo en homenaje a su memoria era
ponerse de pie invitándose a la barra a hacer lo mismo; aceptado por la
aclamación y aplausos en la barra.
Tras la sugerencia del Dr.
Soldani la presidencia invitó al Concejo y a la barra a ponerse de pie en
homenaje a la memoria del Dr. Wilde. Así se hizo. Acto seguido se resolvió cambiar
en nombre actual plaza “Tres de Febrero” debiendo llamarse en adelante plaza “Dr.
José Antonio Wilde”. El concejal Sr. Bossi dijo que quería que
constatara en el acta que él no se había opuesto a la indicación de la
intendencia, que después de oídas las manifestaciones del Sr. Presidente y
concejales, votó en conciencia plena, un acto que consideraba de estricta
justicia. Firman la presente acta del H. C. D.: Presidente, Mariano
Castellanos. Concejales: José B. Bossi; Valerio Ponce de León; Juan A Soldani,
Juan Pérez, Juan Durante, Juan Escobar y ausente con aviso José María Ramella.
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Otro busto, pero el mismo vandalismo. |
PRIMER AVATAR DE UNA PLAZA
En 1919, quince años después del mencionado homenaje el Concejo
Deliberante intentó ceder la plaza Wilde al gobierno de la Nación para levantar
allí un edificio para la Escuela Normal
que se había creado en 1912, y aún no tenía locación. Afortunadamente no se
concretó la inopinada oferta.
EL BUSTO
La revista A.B.C. del 2 de setiembre de 1928, publicó bajo el título, “SERÁ
COLOCADO UN BUSTO DE WILDE”,
la siguiente nota:
“La Municipalidad ha dispuesto rendir un justiciero
homenaje al que en vida fuera el gran filántropo Dr. Eduardo Wilde. (?) Inaugurará en breve un busto del que fuera
esclarecido vecino, en la plaza que lleva su nombre, acto que promete alcanzar
el debido lucimiento, máxime cuando será la primer obra de arte que en la ciudad
de Quilmes perpetúe la memoria de su prócer o de sus meritorios servidores.
A su vez el importante barrio donde está situada la
plaza mejorará de aspecto, pues la oportuna iniciativa municipal se completará
ordenando su transformación en lo que debe ser, esto es, una plaza. El busto de
Wilde se halla en exhibición actualmente en la calle Florida de la Capital
Federal.”
El vandalismo y la falta de
respeto por el patrimonio histórico y cultural de todos vienen de lejos, pues se
instaló el busto y a poco de ser erigido fue desfigurado “…ante la pedrea de quien sabe qué irresponsable.” [4]
En 1938 los periódicos ‘Tribuna’ y ‘El
Sol’ promovieron instalar un busto de bronce que prevalece en la
actualidad, aunque no es un réplica del primero sino que se tomó como modelo
una fotografía existente en la Biblioteca Pública Municipal Domingo Faustino Sarmiento, que los
descendientes del Dr. Wilde le adjudican a su hijo José Antonio Reynaldo. El
original se halla en el Museo Regional Alte. Brown de Bernal.
SEGUNDO AVATAR
Y como se infiere que cada
tres lustros la plaza ve temblequear su cimientos históricos en la sesión
ordinaria realizada el 18 de agosto de
1934, por el HCD [5], se expone que: “... a esta altura de la sesión el Sr. Concejal Bernasconi solicita que
por secretaria del HCD se dé lectura de la ordenanza Nº 28 de fecha 10 de diciembre de 1919 por la que se faculta al
departamento ejecutivo para solicitar de la legislatura la pertinente
autorización para donar al gobierno de la Nación el terreno de la plaza Wilde
con el objeto de construir en ella el edificio del colegio Normal que funciona
en esta ciudad. De inmediato el Sr. Bernasconi expresa que ha querido dar
lectura a la referida ordenanza para hacer conocer a las entidades que se
dirigen al Concejo, que este H.C. ha dado sanción hace 15 años al pedido que
formulan y que debe ocurrir ante el departamento ejecutivo para que active las
gestiones.”
Y luego se insistió en el
asunto, como si en ese entonces Quilmes no tuviera junto al casco céntrico de
la ciudad: terrenos baldíos, manzanas enteras, quintas y chacras suficientes como
para levantar 10 escuelas normales.
Luego sigue la secuencia con
la intervención de las autoridades de la misma Escuela Normal, quienes por la Resolución
3176 de 1934, exponen: “La dirección de
la Escuela Normal Mixta pide que se active la donación de la plaza Wilde para
la construcción del edificio del colegio Normal y el proyecto de ordenanza que
en ese sentido presentara el Sr. Concejal Garibotti.”[6]
La plaza Dr. José Antonio
Wilde, desde muy temprano, corrió peligro de desaparecer y no sólo en el nombre
sino en su destino material. Pues como pasa siempre en las comunidades cada uno
desea solucionar su problema sin reflexionar con hondura en las consecuencias.
La ordenanza Nº 28 de 1919, y
esta manifestación del concejal Bernasconi en 1934, son muestra de que la
indiferencia por las tradiciones no es atributo de esta época. Y como en esta
en aquel entonces también el justificativo fue que “... la educación del pueblo debe estar por encima de una 'placita
recreativa' que lleva el 'nombre de un señor ya fallecido', que si bien fue un
prócer para su pueblo hubiera deseado que la Escuela Normal tuviera asiento
definitivo.” Repetimos que estos argumentos hubieran tenido validez si en
esa época no hubiera habido en Quilmes manzanas enteras sin lotear, cosa demostrable
con facilidad recurriendo a planos de catastro existentes en la Dirección de
Geodesia de La Plata.
"PERIODISTAS QUILMEÑOS"
En la plaza Dr. José Antonio Wilde,
el sábado 6 de diciembre de 1974, se descubren dos placas; una de la
Municipalidad, a cargo del director de prensa Ángel García y del vicepresidente
del Concejo Deliberante Constantino Pérez y la segunda, en nombre del Círculo
de la Prensa de Quilmes, a cargo del don Luis E. Otamendi y de la señora Lidia
Grassi Wilde, bisnieta del ilustre prohombre; dando cumplimiento a la Ordenanza
N° 3870/73, que adicionó el nombre “Periodistas
Quilmeños” a dicha la plaza. Las placas fueron bendecidas por el presbítero
José Guido Pesce, ante una guardia de honor formada por delegaciones de Scouts.
Luego, el historiador Eleodoro Lemos evocó la figura del doctor Wilde, primer periodista
de Quilmes, en tanto que el señor García, en nombre del intendente municipal
José Rivela, agradeció el reconocimiento del Círculo de la Prensa por la
promulgación de la mencionada Ordenanza.
LA CÁPSULA DEL TIEMPO
La plaza Wilde también fue
reservorio del patrimonio histórico y
cultural del Partido de Quilmes. Informa
el diario El Sol en agosto de 1996, que: “En
el marco de lo que muchos consideraron un hecho social y cultural inédito,
varios quilmeños dejaron este sábado un testimonio que será conocido dentro de
cien años. Una cápsula del tiempo,
como la denominó su creador, Jorge Giménez. Es una caja de acero inoxidable de alta
calidad que contiene un libro, mapas oficiales de Quilmes, una botella de
cerveza utilizada hace más de 100 años, una lata de aluminio actual y dos copas
como simbólico brindis del siglo. La cápsula fue enterrada en la plaza Wilde, ubicada
entre Pringles, Olavarría, Paz y Humberto Primo […] El libro "Quién es
quién en Quilmes”, recientemente editada, será dentro de cien años un valioso
testimonio de los héroes anónimos de la sociedad actual; ‘no es un libro de
histeria, sino un libro histórico’, señalo Giménez. A la manera de un
diccionario, presenta breves biografías de algunas personalidades quilmeñas,
como así también, de algunas empresas e instituciones. ‘Esta es la
primera vez que una comunidad deja un testimonio directo que involucra a todos
los sectores que la componen’, dijo Giménez […] Además se incluyeron en la caja
18 mensajes privados de quienes participaron en el acto, los que serán leídos
recién el martes 14 de agosto del 2006, según se tiene previsto.[…]”
Concluye el diario El Sol la
nota contando que los vecinos de la plaza aprovecharon el acto para manifestar
su descontento por el estado de la plaza: “En
este sentido a la plaza Wilde como a tantos espacios verdes de la ciudad, le
faltan las luces, tiene los bancos destruidos y pintadas con aerosoles que le
dibujaron al busto de José Antonio Wilde una corbata y lágrimas negras.”
El libro "Quién es
quién en Quilmes” fue editado en noviembre de 1996 por Cora Celia Otamendi, José Ignacio Rega y Oscar Alberto González y la coordinación del diseñador gráfico y publicista Jorge Giménez - uno de los que enterró la cápsula - en Ediciones Mensajes.
Foto
de la Plaza José Antonio Wilde o "de La Cruz", Olavarría, Paz,
Humberto Primo y Pringles. En el terreno baldío de la esquina de
Garibaldi y Paz estaba la quinta "La Primavera" de la familia Pitré, que
dio varias maestras a Quilmes. Y en la esquina de Humberto Primo y Paz
donde hoy se levanta la residencia de la familia Sciam, se ve la casona
de la familia Moreno. En torno a esta plaza vivieron desde largo tiempo atrás, entre otras muchas, las
familias: Arias, Passalent, Fidanza, de La Llosa, Rosso, Tomassetti, Pasotti, Polín, Delfino, Boner, Alba, Menghi, Giacheto, Torrado, Matos, Reyes, Barrera Nicholson, Casabona, Cattaneo, Gury, Pollini, Orengo, Macedo (verdulería), Sánchez, Baca Castex, Boscato, Jeanneret,
Rojas, Cosentino, Fernández (bar), Torchiari ( farmacia), Rosso, Fernández,
Pereyra, Aramburu (lecheros), Benavidez, Burtoli, Pérez Inaz (almacén),
Benez...etc y Don Pedro! el carnicero.
(Circa 1960) FOTO DEL VECINO FOTÓGRAFO DON ÍTALO
NONNA, generoso colaborador de EL QUILMERO.
ÚLTIMA VICISITUD
En el año 2006, el intendente
Sergio Villordo dispuso recuperar las plazas quilmeñas de un abandono que
perduraba desde la década del `70. Primero fue favorecida la antigua plaza Libertad que después de 1909, bautizaron
con el triste nombre del jefe de la Policía de la Capital Ramón Falcón [7] y hoy
(afortunadamente) fue rebautizada “de los Bicentenarios”. Se continuó
con la remodelación de la plaza Dr. José
Antonio Wilde, apodada por el común como “de la Cruz”. En este caso los funcionarios municipales equivocaron
el nombre y colocaron dos carteles, uno en la esquina de Humberto Primo y
Pringles y el otro en la esquina de Olavarría y Paz, con la leyenda “Dr. E.
Wilde de la Cruz” y en un monolito que recuerda esta restauración
rezaba, Plaza Dr. E. Wilde de la Cruz.
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Foto nota de FM SUR. (gentileza S. A. Muldowney) |
Durante la administración del intendente Villordo,
se cerró la plaza el 22 de agosto del 2006 para su remodelación y se reinauguró el 31 de octubre del 2006, con una nueva cruz, que allí permanece, y juegos para niños con
capacidades diferentes. Según palabras del Intendente, la cruz la mando construir para darle
identidad al nombre "Plaza de la Cruz" porque según sus palabras: "Si
había algo que los quilmeños no notaban era dónde estaba la cruz, como
se denomina usualmente a esta plaza."
Después del 8 de noviembre, tras
la advertencia del vecino Emilio Sciaini, la intervención expeditiva del Prof.
Juan Carlos Lombán, del museólogo Lic. Francisco Juan Devicenzi y del autor de estas
páginas ante el Subsecretario de Cultura de la Municipalidad de Quilmes
permitió corregir el error.
El lunes 27 de noviembre el diario
Perspectiva Sur recuperó en una extensa
nota la figura del Dr. Wilde, colaborando en esclarecer la confusión a través
de su bisnieta, la Sra. Antonia Grassi Wilde de Vigna, de 85 años, hija de
Amalia Wilde de Grassi.
CONCLUSIÓN
Si hoy olvidamos los cimientos y si se olvida a quienes
hicieron los cimientos, el futuro nos lo reclamará. Muchos se habrán equivocado
nuestros maestros, pero a ellos debemos que nos enseñaran a reconocer a nuestros
fundadores. Un pueblo sin identidad, sin sentido de pertenencia es un pueblo
sin conciencia ciudadana.[8]
Investigación, compaginación y fotos:
Chalo
Agnelli
Gracias a la colaboración del fotógrafo Ítalo Nonna, profesor Néstor Gury,
el Arq. Luis. F. Fidanza, Lucía Rosso y Susana Eva Muldowney.
Actas del Honorable Concejo Deliberante.
Agnelli, Chalo. “Dr. José Antonio Wilde- médico, periodista
y educador quilmeño”. Biografía 1814-1885. Ed. Jarmat, Quilmes, 2008.
Diario El Sol, 18 de agosto de 1996.
Ver: NUEVAS
SOBRE LA PLAZA JOSE ANTONIO WILDE - VIEJOS ERRORES - PRIMER BUSTO DE WILDE QUE SE
COLOCÓ EN LA PLAZA QUE LLEVA SU NOMBRE del martes,
21 de diciembre de 2010
NOTAS
[1] Pensamiento original del maestro Félix Luna
[2] Libro N° 4; Actas del HCD folios 320; 321 y 325; 326.
[3] Libro de Actas N° 4. Folios: 325; 326; 327 y 328)
[4] El Sol del domingo 16 de octubre de 1938 y Tribuna,
octubre de 1938
[5] Libro de Actas del HCD Pág. 105 y 106 de 1934.
[6] Idem ant. folio 116 La Escuela Normal Mixta de Quilmes se inauguró el 23
de octubre de 1912 en las instalaciones de la escuela Nº 1. Hasta que años después se alquiló a la Sra. de Ctibor la vieja
casona que anteriormente había sido de la familia de Juan Clark, en su
actual emplazamiento.
[7] Feroz
represor de las manifestaciones obreras de comienzos del siglo XX, como la
llamada Semana Roja de 1909, en la
cual la policía a su mando asesinó el 1º de mayo, aproximadamente
80 manifestantes pacíficos que conmemoraban el Día Internacional de los Trabajadores. Falcón fue asesinado seis
meses después de esa Semana Roja, en un atentado por el joven obrero ucraniano Simón
Radowitzky (1891-1956) Pese a la controversia sobre su figura, es uno de los
personajes más honrados estatuariamente en la ciudad de Buenos Aires. Una placa
recuerda el lugar del atentado, en Callao y Quintana, y cerca de la misma se
levanta una estatua. Otra se encuentra en la Recoleta, una tercera al final de
la avenida que lleva su nombre, y una cuarta en la escuela de policía que
fundara. Una calle del barrio porteño de Caballito y un pueblo en el partido de
Coronel Pringles llevan su nombre. En la ciudad de Resistencia, una calle lleva
el nombre de coronel Falcón, como así también la escuela de la Policía de la
Provincia del Chaco. Durante la dictadura cívico-militar-eclesiástica, sufrida entre 1976 y
1983, muchas calles y avenidas de las
ciudades y pueblos argentinos cambiaron nombres democráticos como el del
presidente Hipólito Yrigoyen (1852-1933) o el legislador socialista Juan B.
Justo (1865-1928) por el nombre de Ramón L. Falcón. Hasta el año 2011, el
instituto de formación de la Policía Federal Argentina llevó su nombre. Por
supuesto que todos estos honores no se los rindió la clase obrera, de los
cuales se puede inferir quienes detentaron siempre el poder en la Argentina.
[8] Las páginas de EL QUILMERO reviven en los lectores sus propias historias. Una nostalgia sana de la satisfacción de haber vivido y poder afirmar que recogieron de la vida los mejores frutos, a pesar de todo...
Escribió recientemente el arquitecto Luis Francisco
Fidanza, motivado por la foto de altura de la plaza Wilde, tomada por el señor
Ítalo Nonna y que aquí se reproduce una elocuente miscelánea:
"Querido Chalo, hace poco publicaste una foto
de la plaza San Martín y la gente habló de la ciudad, más alta, más baja, más
grande o más pequeña. La ciudad y la plaza institucional. Con la placita Wilde
fue diferente. Llamale chispa, mecha o disparador, lo cierto es que se
despertaron recuerdos dormidos en lo profundo de la gente para los que fue
propia. El sentido estricto de lo público, el de la plaza para jugar y amar.
Entonces surgieron aquellas cosas que ya no son. Está bien que hayan sido, como
la infancia con palo y escondida. Uno a uno y de a poquito volvimos a la
placita Wilde, a sus fogaratas (sic) de San Juan, al hoyo y quema en la tierra
que no era arena. Al fútbol prohibido mil veces cortado por el placero. Y cuando
nadie sabía cómo, aparecían por arte de magia los barriletes. De a uno o de a
dos y luego todos. Los hacíamos robando las cañas de algún almácigo, comprando
en lo de Tomás el hilo chanchero para con el papel de barrilete de “La
Comercial”, engrudo casero mediante (con vinagre) hacer el cometa, la estrella
o la bomba, con tiros y flecos. Con una cola de trapo a la que atábamos una
Gillette en la punta para cortar los tiros de los otros. No creo que sea
posible, pero lo era para nosotros. Ese filo que cortó definitivamente los
sueños de mi infancia, rodeado de vagos que comíamos hormigas y hacíamos chicle
con el bleque de la calle Paz recién pavimentada. Los que hurgábamos los
ligustros para hacer las cerbatanas, y para los que la plaza era el microcosmos
de una vida feliz. Cuenta algún fantasma que anduvo por ahí, que una vez, en
una de las viejas hamacas y teniendo como testigos al sube y baja, al solitario
tobogán grande, mucho antes que lo acompañaran el chico, la ola y el pasamanos,
dio una vuelta completa de trescientos sesenta grados para luego caer parado.
Para mi fue cierto. La placita Wilde está ahí, llena de recuerdos que hoy hacen
un poco mejor nuestra vida." 30 de marzo 2014.
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