viernes, 4 de abril de 2014

LA PLAZA DR. JOSÉ ANTONIO WILDE, SUS NOMBRES Y AVATARES - 1904/2014


De Chalo Agnelli
Concretado el viernes 4 de abril próximo pasado - a dos días de cumplirse el Bicentenario del Nacimiento del Dr. José Antonio Wilde - el acto conmemorativo en la Escuela Nº 10 que lleva su nombre, el miércoles 9 a las 10 hs. en la plaza Dr. Wilde (de la Cruz), ubicada entre las calles Olavarría, Paz, Humberto Primo y Pringles, se hará un nuevo homenaje frente al busto de este Prohombre quilmeño que fue uno de los más significativos promotores para que Quilmes, después de 1852, dejara de ser una villorrio al sur de la Ciudad de Buenos Aires y se transformara en un pueblo pujante. El cierre del año aniversario concluirá el viernes 11 de este mes, a las 10 hs en el atrio de la Catedral donde yacen sus restos.
"LLEVAR UN DIOS ADENTRO"   
Hay personajes históricos que parecen discurrir como líderes dentro de su tiempo. Personalidades fuera de serie que no obedecen a ningún prototipo que se alzan con algo de profetas de la sociedad que los rodea y la época que les tocó vivir, para señalarles el camino que, a su criterio, debieran seguir. Especie de adalides empujados por la llama de la pasión de sus verdades, sin más impulso ni motor que el propio entusiasmo. Y entusiasmo significa etimológicamente “llevar un dios adentro”.
Este tipo de tutores públicos, suelen ser lo bastante detonantes como para dejar huella de su paso y dar tema de interés a las futuras generaciones de modo que un espíritu más o menos curioso de la posteridad puede sentirse interesado por él. Que es lo que ocurre entre el autor de estas líneas y el Dr. José Antonio Wilde. [1]
El vandalismo viene de lejos
AVATARES DE LA PLAZA JOSÉ ANTONIO WILDE
Cuando el Gobernador Intendente Manuel Luis de Oliden manda al comisionado Juez Comisario de Policía Felipe Robles que encargue al agrimensor Francisco Mesura el trazado del pueblo de Quilmes en 1818, ya ‘pueblo libre’ desde cuatro años atrás, este destina cuatro manzanas para plazas que designa con letras. “A”; para la plaza Mayor o principal del pueblo (hoy San Martín); “B”: que se llamaría del Regocijo (hoy Dr. José Antonio Wilde); “C”: de los Labradores (la que nos arrebataron para instalar un deplorable supermercado) y “D”: de la Caridad (hoy del Bicentenario)
La plaza que hoy lleva el nombre del segundo médico que tuvo
Quilmes, señalada por el agrimensor Mesura con la letra “B” se llamó: “del Regocijo”, “de la Cruz”, y “Tres de Febrero”. El 13 de enero de 1904, la intendencia pide al HCD se cambie en nombre de la Plaza Tres de Febrero por la de Dr. José Antonio Wilde con motivo de los 19 años de su muerte. [2]
¿POR QUÉ "DE LA CRUZ"? 
Sobre esta plaza y su nombre cuenta José Andrés López en su libro “Quilmes de antaño”: "Llegaron un día, pronto hará medio siglo, unos misioneros, y en una semana casaron más parejas que los párrocos en cinco años. […] Aquel suceso, se dijeron, debía señalarse con un signo visible que lo rememorara, perpetuando el paso de la misión. Con este propósito mandaron construir una gran cruz que con solemne pompa, la misión en pleno, es­coltada por numeroso pueblo y autoridades, plantó so­bre sólido basamento de mampostería en el centro de la plaza llamada hoy Dr. José Antonio Wilde y enton­ces Tres de Febrero, pero que desde aquel día le llamó, el consenso público, de la Cruz, y no son pocos los que así la nombran todavía.” […] “… diremos aquí lo que fue de la cruz que la anterior plantara en la plaza conocida por ese nombre, mejor que por el oficial. Unos, por extremar demasiado su susceptibilidad piadosa, expresaban sus escrúpulos por estar esa cruz en una plaza y otros, que sin ser impíos, tenían entre la plaza y la cruz a ésta por accesorio y la otra por principal, tampoco la encontraban bien allí. Para satisfacer a unos y a otros, el cura párroco señor Felipe Fonticelli, decidió su retiro en los si­guientes términos:
"Al pueblo Católico de Quilmes”
"En razón del mal estado en que se encuentra la Santa Cruz, establecida en la plaza "Tres de Febrero", el infrascrito, con autorización del Excelentísimo Se­ñor Arzobispo, y de acuerdo con la autoridad civil de este partido, invita al pueblo católico de Quilmes, para el domingo 1° de Junio (1879), a las 12 del día, si el tiempo lo permite, con el objeto de trasladar la mencionada cruz a la iglesia parroquial.
"Punto de reunión, la plaza indicada. 
"Él Cura Vicario
Mucho antes de la hora fijada, la plaza estaba llena de pueblo.
Poco después de las 12 llegó el párroco acompa­ñado de las autoridades y muchos respetables vecinos, y después de breve ceremonia fue la cruz arrancada de su base, disputándose no pocos de los concurrentes el honor de conducirla. Y en medio de cánticos y oraciones, fue llevada en solemne procesión hasta la iglesia.”
NOTA DEL INTENDENTE DON JOSÉ ANDRÉS LÓPEZ EN LA QUE EXPONE QUE HACE DIECINUEVE AÑOS FALLECIÓ EL DR. JOSÉ ANTONIO WILDE.
(Sesión del 13 de enero de 1904) [3]
La municipalidad proyectó honores dignos del filántropo por excelencia, del hombre que la más benéfica influencia ejerciera con la realización de los proyectos alcanzados en mejora y que fueran el origen de los actuales.
Su cuerpo tuvo honrosa sepultura en el atrio de nuestra iglesia parroquial y se gravó con mucha justicia este epitafio, ‘A imitación del Divino Maestro, amó a los pobres y a los niños’. Pero al día siguiente fueron olvidados sus servicios y los buenos propósitos de honrar su memoria. Que tratándose de un servidor como el Dr. Wilde fundador de nuestra biblioteca y del primer periódico local que empeñosamente contribuyó al formato de la educación común en el distrito así como en el desenvolvimiento de nuestra cultura.  El que firma, que conoció personalmente al Dr. Wilde así como su obra y sabe que la plaza denominada ‘Tres de Febrero’, próxima a la finca donde vivió y murió, fue formada a sus expensas; que sería acto de reparación y justicia  en conmemoración al aniversario de su muerte y homenaje a su memoria que el Honorable Concejo sancionara una ordenanza en la sesión de la fecha dándole el nombre de ‘Plaza Dr. José Antonio Wilde’ a la llamada ‘Tres de Febrero’.
Una de las tantas alteraciones entre el nombre del Dr. Eduardo Wilde (Tupiza, Bolivia 15-6-1844 // Bruselas Bélgica 5/9/1913) y su tío nuestro Dr. José Antonio Wilde (1814-1885) Ambos tuvieron la misma talla de hombría de bien y amor a esta Argentina a la que dieron su vida y su obra, sin más ambiciones personales que el bien común.
El Concejal Sr. Bossi manifestó, que sin oponerse al pedido de la intendencia, creía conveniente se aplazara la resolución de este asunto por cuanto él estaba dispuesto  no votar nada a libro cerrado. El Concejal Sr. Ponce de León dijo que como hijo de este pueblo le constaba  y conocía las actuaciones y servicio prestados por el Dr. Wilde a la localidad y en consecuencia votaría de conformidad con el pedido de la intendencia igual manifestaciones hicieron los concejales señores Pérez y Escobar, haciendo moción este último para que fuera tratado este asunto sobre tablas. Puesta a votación la moción del Concejal Sr. Escobar, resultó afirmativo. El Sr. Presidente dijo que él también conoció personalmente al Dr. José Antonio Wilde, conoció su actuación como hombre público. El concejal Sr. Soldani, dijo que tratándose de una personalidad como el Dr. Wilde lo primero que debía hacer el Concejo en homenaje a su memoria era ponerse de pie invitándose a la barra a hacer lo mismo; aceptado por la aclamación y aplausos en la barra.
Tras la sugerencia del Dr. Soldani la presidencia invitó al Concejo y a la barra a ponerse de pie en homenaje a la memoria del Dr. Wilde. Así se hizo. Acto seguido se resolvió cambiar en nombre actual plaza “Tres de Febrero debiendo llamarse en adelante plaza “Dr. José Antonio Wilde”. El concejal Sr. Bossi dijo que quería que constatara en el acta que él no se había opuesto a la indicación de la intendencia, que después de oídas las manifestaciones del Sr. Presidente y concejales, votó en conciencia plena, un acto que consideraba de estricta justicia. Firman la presente acta del H. C. D.: Presidente, Mariano Castellanos. Concejales: José B. Bossi; Valerio Ponce de León; Juan A Soldani, Juan Pérez, Juan Durante, Juan Escobar y ausente con aviso José María Ramella.
Otro busto, pero el mismo vandalismo.
PRIMER AVATAR DE UNA PLAZA
En 1919, quince años después del mencionado homenaje el Concejo Deliberante intentó ceder la plaza Wilde al gobierno de la Nación para levantar allí un edificio para la  Escuela Normal que se había creado en 1912, y aún no tenía locación. Afortunadamente no se concretó la inopinada oferta.
EL BUSTO
La revista A.B.C. del 2 de setiembre de 1928, publicó bajo el título, “SERÁ COLOCADO UN BUSTO DE WILDE”, la siguiente nota:
“La Municipalidad ha dispuesto rendir un justiciero homenaje al que en vida fuera el gran filántro­po Dr. Eduardo Wilde. (?) Inaugurará en breve un busto del que fuera esclarecido vecino, en la plaza que lleva su nombre, acto que promete alcanzar el debido lu­cimiento, máxime cuando será la primer obra de arte que en la ciu­dad de Quilmes perpetúe la me­moria de su prócer o de sus meri­torios servidores.
A su vez el importante barrio donde está situada la plaza mejo­rará de aspecto, pues la oportuna iniciativa municipal se completa­rá ordenando su transformación en lo que debe ser, esto es, una plaza. El busto de Wilde se halla en exhibición actualmente en la calle Florida de la Capital Federal.”
El vandalismo y la falta de respeto por el patrimonio histórico y cultural de todos vienen de lejos, pues se instaló el busto y a poco de ser erigido fue desfigurado “…ante la pedrea de quien sabe qué irresponsable.” [4]
En 1938 los periódicos ‘Tribuna’  y ‘El Sol’ promovieron instalar un busto de bronce que prevalece en la actualidad, aunque no es un réplica del primero sino que se tomó como modelo una fotografía existente en la Biblioteca Pública Municipal Domingo Faustino Sarmiento, que los descendientes del Dr. Wilde le adjudican a su hijo José Antonio Reynaldo. El original se halla en el Museo Regional Alte. Brown de Bernal. 
SEGUNDO AVATAR 
Y como se infiere que cada tres lustros la plaza ve temblequear su cimientos históricos en la sesión ordinaria realizada el 18 de agosto de 1934, por el HCD [5], se expone que: “... a esta altura de la sesión el Sr. Concejal Bernasconi solicita que por secretaria del HCD se dé lectura de la ordenanza Nº 28 de fecha 10 de diciembre de 1919 por la que se faculta al departamento ejecutivo para solicitar de la legislatura la pertinente autorización para donar al gobierno de la Nación el terreno de la plaza Wilde con el objeto de construir en ella el edificio del colegio Normal que funciona en esta ciudad. De inmediato el Sr. Bernasconi expresa que ha querido dar lectura a la referida ordenanza para hacer conocer a las entidades que se dirigen al Concejo, que este H.C. ha dado sanción hace 15 años al pedido que formulan y que debe ocurrir ante el departamento ejecutivo para que active las gestiones.”
Y luego se insistió en el asunto, como si en ese entonces Quilmes no tuviera junto al casco céntrico de la ciudad: terrenos baldíos, manzanas enteras, quintas y chacras suficientes como para levantar 10 escuelas normales.
Luego sigue la secuencia con la intervención de las autoridades de la misma Escuela Normal, quienes por la Resolución 3176 de 1934, exponen: “La dirección de la Escuela Normal Mixta pide que se active la donación de la plaza Wilde para la construcción del edificio del colegio Normal y el proyecto de ordenanza que en ese sentido presentara el Sr. Concejal Garibotti.[6]
La plaza Dr. José Antonio Wilde, desde muy temprano, corrió peligro de desaparecer y no sólo en el nombre sino en su destino material. Pues como pasa siempre en las comunidades cada uno desea solucionar su problema sin reflexionar con hondura en las consecuencias.
La ordenanza Nº 28 de 1919, y esta manifestación del concejal Bernasconi en 1934, son muestra de que la indiferencia por las tradiciones no es atributo de esta época. Y como en esta en aquel entonces también el justificativo fue que “... la educación del pueblo debe estar por encima de una 'placita recreativa' que lleva el 'nombre de un señor ya fallecido', que si bien fue un prócer para su pueblo hubiera deseado que la Escuela Normal tuviera asiento definitivo.” Repetimos que estos argumentos hubieran tenido validez si en esa época no hubiera habido en Quilmes manzanas enteras sin lotear, cosa demostrable con facilidad recurriendo a planos de catastro existentes en la Dirección de Geodesia de La Plata.
"PERIODISTAS QUILMEÑOS"
En la plaza Dr. José Antonio Wilde, el sábado 6 de diciembre de 1974, se descubren dos placas; una de la Municipalidad, a cargo del director de prensa Ángel García y del vicepresidente del Concejo Deliberante Constantino Pérez y la segunda, en nombre del Círculo de la Prensa de Quilmes, a cargo del don Luis E. Otamendi y de la señora Lidia Grassi Wilde, bisnieta del ilustre prohombre; dando cumplimiento a la Ordenanza N° 3870/73, que adicionó el nombre “Periodistas Quilmeños” a dicha la plaza. Las placas fueron bendecidas por el presbítero José Guido Pesce, ante una guardia de honor formada por delegaciones de Scouts. Luego, el historiador Eleodoro Lemos evocó la figura del doctor Wilde, primer periodista de Quilmes, en tanto que el señor García, en nombre del intendente municipal José Rivela, agradeció el reconocimiento del Círculo de la Prensa por la promulgación de la mencionada Ordenanza. 

LA CÁPSULA DEL TIEMPO
La plaza Wilde también fue reservorio del patrimonio histórico y
cultural del Partido de Quilmes. Informa el diario El Sol en agosto de 1996, que: “En el marco de lo que muchos consideraron un hecho social y cultural inédito, varios quilmeños dejaron este sábado un testimonio que será conocido dentro de cien años. Una cápsula del tiempo, como la denominó su crea­dor, Jorge Giménez.  Es una caja de acero inoxidable de alta calidad que contiene un libro, mapas oficiales de Quilmes, una botella de cerveza utilizada hace más de 100 años, una lata de aluminio actual y dos copas como simbólico brindis del siglo. La cápsula fue enterrada en la plaza Wilde, ubicada entre Pringles, Olavarría, Paz y Humberto Primo […] El libro "Quién es quién en Quilmes”, re­cientemente editada, será dentro de cien años un valioso testimonio de los héroes anónimos de la sociedad actual; ‘no es un libro de histeria, sino un libro histórico’, señalo Giménez. A la manera de un diccionario, presenta bre­ves biografías de algunas per­sonalidades quilmeñas, como así también, de algunas em­presas e instituciones. ‘Esta es la primera vez que una comunidad deja un testi­monio directo que involucra a todos los sectores que la componen’, dijo Giménez […] Además se incluyeron en la caja 18 mensajes privados de quienes participaron en el acto, los que serán leídos recién el martes 14 de agosto del 2006, según se tiene previsto.[…]”
Concluye el diario El Sol la nota contando que los vecinos de la plaza aprovecharon el acto para manifestar su descontento por el estado de la plaza: “En este sentido a la plaza Wilde como a tantos espacios verdes de la ciudad, le faltan las luces, tiene los bancos des­truidos y pintadas con aeroso­les que le dibujaron al busto de José Antonio Wilde una cor­bata y lágrimas negras.”
 El libro "Quién es quién en Quilmes” fue editado en noviembre de 1996 por Cora Celia Otamendi, José Ignacio Rega y Oscar Alberto González y la coordinación del diseñador gráfico y publicista Jorge Giménez - uno de los que enterró la cápsula - en Ediciones Mensajes.
Foto de la Plaza José Antonio Wilde o "de La Cruz", Olavarría, Paz, Humberto Primo y Pringles. En el terreno baldío de la esquina de Garibaldi y Paz estaba la quinta "La Primavera" de la familia Pitré, que dio varias maestras a Quilmes. Y en la esquina de Humberto Primo y Paz donde hoy se levanta la residencia de la familia Sciam, se ve la casona de la familia Moreno. En torno a esta plaza vivieron desde largo tiempo atrás, entre otras muchas, las familias: Arias, Passalent, Fidanza, de La Llosa, Rosso, Tomassetti, Pasotti, Polín, Delfino, Boner, Alba, Menghi, Giacheto, Torrado, Matos, Reyes, Barrera Nicholson, Casabona, Cattaneo, Gury, Pollini, Orengo, Macedo (verdulería), Sánchez, Baca Castex, Boscato, Jeanneret, Rojas, Cosentino, Fernández (bar), Torchiari ( farmacia), Rosso, Fernández, Pereyra, Aramburu (lecheros), Benavidez, Burtoli, Pérez Inaz (almacén), Benez...etc y Don Pedro! el carnicero. (Circa 1960) FOTO DEL VECINO FOTÓGRAFO DON ÍTALO NONNA, generoso colaborador de EL QUILMERO.
ÚLTIMA VICISITUD
En el año 2006, el intendente Sergio Villordo dispuso recuperar las plazas quilmeñas de un abandono que perduraba desde la década del `70. Primero fue favorecida la antigua plaza Libertad que después de 1909, bautizaron con el triste nombre del jefe de la Policía de la Capital Ramón Falcón [7] y hoy (afortunadamente) fue rebautizada “de los Bicentenarios”. Se continuó con la remodelación de la plaza Dr. José Antonio Wilde, apodada por el común como “de la Cruz”. En este caso los funcionarios municipales equivocaron el nombre y colocaron dos carteles, uno en la esquina de Humberto Primo y Pringles y el otro en la esquina de Olavarría y Paz, con la leyenda “Dr. E. Wilde de la Cruz” y en un monolito que recuerda esta restauración rezaba, Plaza Dr. E. Wilde de la Cruz.  
Foto nota de FM SUR. (gentileza S. A. Muldowney)
Durante la administración del intendente Villordo, se cerró la plaza el 22 de agosto del 2006 para su remodelación y se reinauguró el 31 de octubre del 2006, con una nueva cruz, que allí permanece, y juegos para niños con capacidades diferentes. Según palabras del Intendente, la cruz la mando construir para darle identidad al nombre "Plaza de la Cruz" porque según sus palabras: "Si había algo que los quilmeños no notaban era dónde estaba la cruz, como se denomina usualmente a esta plaza." 
Después del 8 de noviembre, tras la advertencia del vecino Emilio Sciaini, la intervención expeditiva del Prof. Juan Carlos Lombán, del museólogo Lic. Francisco Juan Devicenzi y del autor de estas páginas ante el Subsecretario de Cultura de la Municipalidad de Quilmes permitió corregir el error.
El lunes 27 de noviembre el diario Perspectiva Sur  recuperó en una extensa nota la figura del Dr. Wilde, colaborando en esclarecer la confusión a través de su bisnieta, la Sra. Antonia Grassi Wilde de Vigna, de 85 años, hija de Amalia Wilde de Grassi. 
CONCLUSIÓN 
Si hoy olvidamos los cimientos y si se olvida a quienes hicieron los cimientos, el futuro nos lo reclamará. Muchos se habrán equivocado nuestros maestros, pero a ellos debemos que nos enseñaran a reconocer a nuestros fundadores. Un pueblo sin identidad, sin sentido de pertenencia es un pueblo sin conciencia ciudadana.[8]
Investigación, compaginación y fotos: 
Chalo Agnelli
Gracias a la colaboración del fotógrafo Ítalo Nonna, profesor Néstor Gury, 
el Arq. Luis. F. Fidanza, Lucía Rosso y Susana Eva Muldowney.
FUENTES
Actas del Honorable Concejo Deliberante.
Agnelli, Chalo. “Dr. José Antonio Wilde- médico, periodista y educador quilmeño”. Biografía 1814-1885. Ed. Jarmat, Quilmes, 2008.
Diario El Sol, 18 de agosto de 1996.
Ver: NUEVAS SOBRE LA PLAZA JOSE ANTONIO WILDE - VIEJOS ERRORES - PRIMER BUSTO DE WILDE QUE SE COLOCÓ EN LA PLAZA QUE LLEVA SU NOMBRE del martes, 21 de diciembre de 2010
NOTAS

[1] Pensamiento original del maestro Félix Luna
[2] Libro N° 4; Actas del HCD folios 320; 321 y 325; 326.
[3] Libro de Actas N° 4. Folios: 325; 326; 327 y 328)
[4] El Sol del domingo 16 de octubre de 1938 y Tribuna, octubre de 1938
[5] Libro de Actas del HCD Pág. 105 y 106 de 1934.
[6] Idem ant. folio 116 La Escuela Normal Mixta de Quilmes se inauguró el 23 de octubre de 1912 en las instalaciones de la escuela Nº 1. Hasta que años después se alquiló a la Sra. de Ctibor la vieja casona que anteriormente había sido de la familia de Juan Clark, en su actual emplazamiento.
[7] Feroz represor de las manifestaciones obreras de comienzos del siglo XX, como la llamada Semana Roja de 1909, en la cual la policía a su mando asesinó el 1º de mayo, aproximadamente 80 manifestantes pacíficos que conmemoraban el Día Internacional de los Trabajadores. Falcón fue asesinado seis meses después de esa Semana Roja, en un atentado por el joven obrero ucraniano Simón Radowitzky (1891-1956) Pese a la controversia sobre su figura, es uno de los personajes más honrados estatuariamente en la ciudad de Buenos Aires. Una placa recuerda el lugar del atentado, en Callao y Quintana, y cerca de la misma se levanta una estatua. Otra se encuentra en la Recoleta, una tercera al final de la avenida que lleva su nombre, y una cuarta en la escuela de policía que fundara. Una calle del barrio porteño de Caballito y un pueblo en el partido de Coronel Pringles llevan su nombre. En la ciudad de Resistencia, una calle lleva el nombre de coronel Falcón, como así también la escuela de la Policía de la Provincia del Chaco. Durante la dictadura cívico-militar-eclesiástica, sufrida entre 1976 y 1983,  muchas calles y avenidas de las ciudades y pueblos argentinos cambiaron nombres democráticos como el del presidente Hipólito Yrigoyen (1852-1933) o el legislador socialista Juan B. Justo (1865-1928) por el nombre de Ramón L. Falcón. Hasta el año 2011, el instituto de formación de la Policía Federal Argentina llevó su nombre. Por supuesto que todos estos honores no se los rindió la clase obrera, de los cuales se puede inferir quienes detentaron siempre el poder en la Argentina.
[8] Las páginas de EL QUILMERO reviven en los lectores sus propias historias. Una nostalgia sana de la satisfacción de haber vivido y poder afirmar que recogieron de la vida los mejores frutos, a pesar de todo...
Escribió recientemente el arquitecto Luis Francisco Fidanza, motivado por la foto de altura de la plaza Wilde, tomada por el señor Ítalo Nonna y que aquí se reproduce una elocuente miscelánea:   
                          "Querido Chalo, hace poco publicaste una foto de la plaza San Martín y la gente habló de la ciudad, más alta, más baja, más grande o más pequeña. La ciudad y la plaza institucional. Con la placita Wilde fue diferente. Llamale chispa, mecha o disparador, lo cierto es que se despertaron recuerdos dormidos en lo profundo de la gente para los que fue propia. El sentido estricto de lo público, el de la plaza para jugar y amar. Entonces surgieron aquellas cosas que ya no son. Está bien que hayan sido, como la infancia con palo y escondida. Uno a uno y de a poquito volvimos a la placita Wilde, a sus fogaratas (sic) de San Juan, al hoyo y quema en la tierra que no era arena. Al fútbol prohibido mil veces cortado por el placero. Y cuando nadie sabía cómo, aparecían por arte de magia los barriletes. De a uno o de a dos y luego todos. Los hacíamos robando las cañas de algún almácigo, comprando en lo de Tomás el hilo chanchero para con el papel de barrilete de “La Comercial”, engrudo casero mediante (con vinagre) hacer el cometa, la estrella o la bomba, con tiros y flecos. Con una cola de trapo a la que atábamos una Gillette en la punta para cortar los tiros de los otros. No creo que sea posible, pero lo era para nosotros. Ese filo que cortó definitivamente los sueños de mi infancia, rodeado de vagos que comíamos hormigas y hacíamos chicle con el bleque de la calle Paz recién pavimentada. Los que hurgábamos los ligustros para hacer las cerbatanas, y para los que la plaza era el microcosmos de una vida feliz. Cuenta algún fantasma que anduvo por ahí, que una vez, en una de las viejas hamacas y teniendo como testigos al sube y baja, al solitario tobogán grande, mucho antes que lo acompañaran el chico, la ola y el pasamanos, dio una vuelta completa de trescientos sesenta grados para luego caer parado. Para mi fue cierto. La placita Wilde está ahí, llena de recuerdos que hoy hacen un poco mejor nuestra vida." 30 de marzo 2014.

 

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