Trazar una semblanza de los Gaete requeriría no menos de dos volúmenes por su ingerencia en la historia del Pago de la Magdalena, primero y luego de Quilmes desde 1580, hasta no pocos lustros atrás. Esta rigurosa investigación del historiador Carlos Federico Ibarguren Aguirre, es un ingreso en la que EL QUILMERO proyecta. Nos suena a los quilmeños los nombres "la Cañada de Gaete", la calle "Polonia Izarra de Gaete", "Villa Gaete", etc. Y difícilmente no aparezca este apellido ahondando en cualquier asunto histórico, incluso saliendo de los límites de la actual República Argentina, encontramos en Chile a los Ortiz de Gaete en cuya genealogía se halla Pedro de Valdivia, gobernador y capitán general de Chile en 1540, y fundador de Santiago de la Nueva Extremadura en 1541.
EL
CORBATÓN – PROPIEDADES DE LOS ANTEPASADOS – EL GANADO CIMARRÓN – LA VIDA
PÚBLICA COMO ALCALDE – PRISIÓN PREVENTIVA POR DEUDAS AL ERARIO DE POTOSÍ –
ULTERIORIDADES DEL PROCESO AQUEL DE LAS DEUDAS IMPAGAS AL FISCO POTOSINO.
EL CORBATÓN
Pedro Izarra de Gaete,
nació en la estancia El Corbatón (actual Ezpeleta) Era hijo del Capitán don Gaspar de Gaete y de la rica hacendada
doña Polonia Izarra, recibió las
aguas y óleos bautismales en la
Catedral de Buenos Aires el 2 de agosto de 1624, apadrinado
por el Contador de la
Real Hacienda Luis de Salcedo y por Juana de Heredia.
El 8 de febrero de 1642, a los 18 años se casó con Leocadia Ribera de Medrano y Hurtado de Mendoza,
tres años menor que él, hija del escribano y capitán Jerónimo de Medrano y de
Francisca Hurtado de Mendoza y Ribera, que descendía de los famosos
conquistadores Domingo Martínez de Irala y Ruy Díaz Melgarejo. (Los apellido se
acomodaban a gusto de consumidor por aquellas épocas)"Cuando cassamos a don Pedro de
Yçarra y Gaete, nuestro hijo, con doña Leocadia Hurtado de Mendoza -
puntualizó don Gaspar de Gaete en su testamento -, le dimos a cuenta de sus legítimas dos mil cabezas de ganado bacuno
terneras de la hierra del año en que se las dimos; y una sobrecama de
terciopelo colorado y açul nueba, que costó cien pesos; cuatro almoadas, las dos
llanas con sus acericos (almohaditas), y
las otras dos labradas de seda; dos colchones nuebos de lienço de lino y una
fresada con quatro sabanas de ruán nuebas. Y una caxa grande, que la caxa costó
beinte pesos; dos camisas y dos naguas, de ruán la una camisa y naguas labradas
de seda, y la otra camisa y naguas labradas con puntas (puntillas), y dos camisas de hombre, y dos pares de
calçones de ruán (Rouan, Francia), todo muy obrado con puntas de flandes y sus balonas muy
buenas; y dos pares de bestidos, uno de chamelote (tejido) de seda a flores, çacón, ropilla y jerequelo
(?) y armador (jubón) medias mangas, ligas i sapatos; y otro de
estameña, con otro de armador de lana con medias de seda; y un bestido de
damasquillo de china, saya y jubón de damasco negro para la dicha doña
Leocadia; y un adereço de espada dorada, que costó sesenta pesos, y otro negro
que costó beinte y otras cosas que parecerán asentadas por su libro de el dicho
don Pedro de Yçarra; todo lo qual no se tasó. Mando se tasé y se le pare a
quenta de sus legítimas. Ytem; Declaro que me deve el dicho mi hijo ciento y
quarenta pesos que le presté para sus pleitos, por una parte, y otras partidas
de peso que no me acuerdo, que el susodicho tiene asentadas en su libro. Mando
se le pidan y cobren, porque no sabe que no era plata mía, sino que se la dí de
otra agena, que yo tenía" (textual)
Entre tanta fruslería para una visión actual, lo que nos prendería la atención son las "... dos mil cabezas de ganado bacuno
terneras de la hierra del año en que se las dimos..."
PROPIEDADES DE LOS ANTEPASADO
Pedro de Izarra Gaete heredó de sus padres - con su hermano Francisco - la
morada ciudadana que estos, a su vez, heredaron del abuelo don Pedro de Izarra (el que llegó con Juan de Garay)
Esas "cassas de vivienda" estaban
edificadas en el terreno que forma la esquina Sud Este de las calles Bolívar y
Alsina, enfrente mismo de la "Iglesia
y Colegio de la Compañía
de Jesús" (San Ignacio).
Además de los campos heredados en el Pago de la Magdalena, nuestro
personaje había recibido en "merced", en recompensa por los servicios de sus
mayores, unas tierras en el mismo pago, que hoy se ubicarían entre las
estaciones ferroviarias de Burzaco y Claypole, ahora correspondientes al
partido de Almirante Brown (Adrogué) También Izarra de Gaete compró a los
herederos del primer poblador Pedro Isbrán, representados por Cristóbal Luque,
una "suerte" de chacra en el "Pago de Monte Grande", de 350
varas de frente y una legua de fondo. Tal chacra se localizaría hogaño en la
zona totalmente urbanizada de Vicente López, cerca del linde de ese partido con
la Capital Federal,
en un terreno que, años antes de su loteada general, fue parte de la chacra
denominada "Buenas Vistas",
contiguo a la quinta que perteneció a don José María Bosch, próxima a la
estación Rivadavia del ferrocarril Mitre.
EL GANADO CIMARRÓN
Cabe aclarar que la compra de grandes extensiones de tierras interesaba, no por el valor de la tierra misma, sino por lo que contenían las tierras, el ganado cimarrón que se reproducía fácilmente y en abundancia a lo largo y a los ancho de toda la provincia. Esto se puede corroborar en legados de los siglos XVII y XVIII, como el que se transcribe más arriba. En algunos, un vestido tenía más valor que una estancia; hay reproducciones de esos testamentos en el libro del historiador César Gracía Belsunce "El Pago de la Magdalena".
LA VIDA PÚBLICA COMO ALCALDE
El año 1659 "el Capitán don Pedro de Isarra Gaete" resultó
elegido en el Cabildo Alcalde de primer voto y Alférez Real.
Por esas fechas también
el hombre fue designado, por la
Audiencia de La
Plata, "Estanquero", con cargo
exclusivo de vender naipes en las jurisdicciones de Buenos Aires y del
Paraguay. Sin demora, el concesionario presentó en el Ayuntamiento porteño su
título habilitante, donde la
Audiencia establecía que, "en esta Siudad y probincia" (sic), no tengan curso ni se juegue con
otros "naypes" (sic) que los
proporcionados por el estanco de Potosí. Con pena para los violadores de tal
imposición de 20 pesos y pérdida de las barajas, por primera vez, y "doblada la dicha pena más destierro",
si se reincidía en infringir el decreto. Enterados los munícipes del expuesto
monopolio potosino, tomaron cartas en el asunto, ordenando se guardaran y
cumplieran todas aquellas disposiciones, y que se "apregonen" públicamente las multas y penas de referencia.
Días antes de este acuerdo, el Ayuntamiento había recibido, en pliegos
cerrados, dos Reales Cédulas que se abrieron y leyeron reverentemente. Por una
de ellas, el Monarca ordenaba que en el lejano Buenos Aires, "cada año, el segundo Domingo del mes
de nobiembre" (sic), se celebrara "la
fiesta del patrocinio de la birjen nuestra señora" (sic); y por la otra
Cédula, Felipe IV les hacía saber a sus vasallos que con toda felicidad la Reina había parido un
Príncipe, al que auspiciosamente se bautizó con el nombre de Felipe Próspero.
(Infantito que después inmortalizaría Velázquez en uno de sus cuadros famosos).
De más está decir que los capitulares "cojieron
dichas sédulas, cada uno por sy, y las besaron y pusieron sobre sus cabesas
diciendo que las obedesen como cartas de su Rey y Señor natural".
Mas el caso era que para celebrar dignamente aquella nueva devoción de la Santísima Virgen,
los cortos fondos "propios"
del municipio apenas si alcanzaban para cubrir cada año los gastos de las
tradicionales "fiestas de obligación
desta siudad" (sic). Por tanto, a fin de dar cima al mandato del Monarca,
los cabildantes, presididos por el Alcalde Izarra Gaete, resolvieron cotizarse
por turno, y abonar dichos solemnes Te Deums de sus bolsillos, "asiendo ese serbiçio a la virgen nuestra
Señora', mientras le daban parte "al ylustrísimo Señor obispo desta
probincia para que, por lo que le toca, cumpla con lo que Su Magestad
manda".
En cuanto al natalicio del Serenísimo Principito Felipe Próspero, al
haberse tenido aquí noticia oficial del magno alumbramiento, ello se festejó
con especial alborozo. De noche tuvo lugar una "encamisada" o mojiganga, en la que grupos de vecinos a
caballos, con hachas encendidas, hicieron "cada
uno de su parte las inbinçiones que les parecieron" (sic). Durante tres
vigilias seguidas brillaron luminarias en todas las puertas y ventanas del
reducido caserío, y en la
Plaza Mayor hubo "juegos
de toros, cañas y escaramuzas de regocijos", con permiso general para
que "cada qual haga las fiestas que
quisiere, con las demás demostraciones de alegría que por bien se tubieren".
Por otra parte, como era excelente calígrafo y redactor, sus colegas del
Cabildo, el 21 de marzo de 1659, acordaron; "se escriba a Su Magestad una carta dándole quenta de lo que se ha
dispuesto sobre las fiestas del patrocinio de la Birjen", y "así mesmo sobre las fiestas que se hisieron
por el nasimyento del príncipe nuestro Señor ... y para escribilla se comete al
Señor Alcalde Don Pedro de Isarra Gaete".
PRISIÓN PREVENTIVA POR DEUDAS
AL ERARIO
DE POTOSÍ
Tras las fiestas, cuestiones funestas. Once meses más tarde, el 30 de
diciembre de1660, los Oficiales Reales, Contador Pedro de Alvarado y Tesorero
Francisco Quintana Godoy, advirtieron al Cabildo que el Rey, por diferentes
cédulas, ordenaba que en las elecciones capitulares - a efectuarse el primer
día del año - no podían votar ni ser votados los vecinos "que devieren a la Real Hazienda
qualquier cantidad de maravedís, con penas pecuniarias, destierro de la provinzia,
privazión de oficios y nulidad de tales elecciones". Que el Cabildo no
había cumplido con esas normas, pues "estando
presos y executados los capitanes don Pedro de Ysarra Gaete, Juan de Sacarías
de la Sierra Morales
y otras personas, an sido elexidas en ofizio de alcaldes hordinarios desta
ciudad (Izarra Gaete el año anterior, como vimos), y actualmente lo está
exerciendo dicho Juan de Zacarías, por cuia causa no se puede cobrar la Real Hazienda".
Aquellos publicanos regios, en consecuencia, exhortaban a los Cabildantes
para que observen, cumplan y executen los Reales mandatos"; y requerían
del Alguacil Mayor, Juan Pacheco de Santa Cruz, "declare si tiene executado al dicho Juan de Sacarías de la Sierra por deuda Real, como
fiador ynsolidum del dicho Don Pedro de Ysarra Gaete, por el resto de ochenta y
ocho mill y setenta y dos pesos que se le entregaron en la Real caxa de la villa de
Potosí, de cuio resto deve oy a su Magestad más de veynte mill pesos".
(¿Tantos pesos para montar el estanco de naipes? ¿o es que Don Pedro compró el
cargo público de exclusivo vendedor de barajas y no pagó el precio convenido?)
Ignoro cual sería la suerte ulterior corrida por nuestro "Estanquero", a la sazón en trance
económico tan angustioso y comprometido. Solo consta en los acuerdos
capitulares que el Alguacil Pacheco informó al cuerpo "que el año cinquenta y nuebe le dieron los
dichos señores jueces oficiales Reales los dichos mandamientos para ejecutar a
Don Pedro de Gaete y sus fiadores"; que efectivamente trabó esas
ejecuciones y puso "los bienes de los susodichos bajo la custodia del
depositario general Antonio Bernalte de Linares", quedando aquellas
personas "presas a su cargo".
No sé por cuanto tiempo quedó privado de la libertad mi lejano abuelo, y si
finalmente pagó al tesoro potosino la enorme deuda que consignan los aludidos
documentos. Lo positivo es que la sanción impuesta no fue muy rigurosa, y que
el arresto lo cumplió el deudor en su domicilio.
Así, cuando el 15-IX-1661 el
Cabildo trató acerca de la existencia de sal en la ciudad, a fin de "ponerle precio y saver la cantidad que ay
para repartirla con quenta y razón entre los vezinos", los ediles
mandaron que el Alguacil y Fiel Ejecutor notificara en sus casas "a las personas de don Pedro de Gaette y doña
Polonia de Isara, su madre, Capitán Xptoval (Cristóbal) de Loyola y Capitán Thomás de Roxas
y Nicolás Péres y ottras que se entendiese tengan sal en cantidad, la
manifiesten ante dicho fiel executor y Escribano ... lo mesmo se notifique a
Alonso Pastor", el marido de María de Gaete.
Por lo demás, la sanción aquella impuesta a don Pedro no debió ser muy rigurosa
ni infamante, ya que en el "Padrón" vecinal porteño del año 1664, su
nombre, como respetable jefe de familia, se encuentra mencionado textualmente
así; "D. Pedro de Izarra Gaete -
Dixo; que es natural de esta ciudad y que es casado de 23 años a esta parte con
Da. Leocadia Hurtado de Mendoza, así mismo es hija de esta ciudad y tiene 8
hijos; y el susodicho es hijo del Capitán D. Gaspar de Gaete y de Da. Polonia de
Izarra; que ejercieron todos los oficios militares y la administración de
Justicia que se dan en esta ciudad; la dicha su mujer es hija de Gerónimo
Medrano y de Da. Francisca Hurtado de Mendoza, nieta, por parte de madre, del
Capitán Pedro Hurtado de Mendoza; y el susodicho Pedro de Izarra Gaete es
nieto, por parte de madre, del Capitán Pedro de Izarra; y el susodicho Pedro
Hurtado de Mendoza ha sido Capitán de una de las Compañías pagadas y electo
Alcalde Ordinario y Alferez Real".
Años atrás, en otra oportunidad, Izarra de Gaete había soportado un conflicto
arbitrario con la autoridad, sin duda de mucho menos importancia que aquella
"prisión" - al parecer justa - que estamos recordando.
Fue por 1651,
durante la gestión del desaforado Gobernador Jacinto de Lariz, cuando, por
orden de éste, a don Pedro se lo obligó a fletar y conducir a destierro al
Escribano de la
Gobernación Gregorio Martínez de Campusano, en dos carretas
de propiedad de Juan González, vecino de San Juan. Una vez destituido Láriz,
Gaete lo demandó en su juicio de residencia por falta de pago, y por haberlo
constreñido a que efectuara ese viaje a la región de Cuyo en un mes; travesía
que el demandante cumplió con puntualidad. A causa de este reclamo, el
Gobernador Baigorri, Juez del proceso, condenó a Láriz a indemnizarlo a Izarra
Gaete con 60 pesos.
ULTERIORIDADES DEL PROCESO AQUEL
DE LAS
DEUDAS IMPAGAS AL FISCO POTOSINO
En los postreros años de la vida del personaje de esta historia, la causa
judicial que sobre "su persona y
bienes" le promovieron los Oficiales Reales, con motivo de sus deudas
con la "Real Caxa de Potosí",
permanecía vigente, según consta en los viejos acuerdos capitulares. En efecto;
en 1691, a
raíz de los festejos de Navidad y de fin de año, el Ayuntamiento, presidido por
el Gobernador Agustín de Robles, mandó "se visitte la cárzel y demás
calabozos de esta ciudad, para que se reconoscan las personas las personas que
en ellas están presas y que puedan gozar de yndulto de la dicha Santa Pascua. Y
en este estado - reza el acta correspondiente - se presentó (luego no estaba
recluso) en este Cavildo el sargento mayor don Pedro de Ysarra Gaette, vecino
de esta ciudad, y dijo que se presenta como preso cuia causa tiene asegurada
como fiansa a favor de Su Majestad y de los Officiales RReales, cuia causa se
está siguiendo y que es público esto; y enterado su Señoría, por este Cavildo,
ser cierta esta relazión mandó su Señoría que debaxo de la dicha fianza goze
del yndulto de esta Santa Pasqua" (textual)
Exactamente lo mismo ocurrió el 24 de Diciembre del año siguiente, en que
también Izarra de Gaete se presentó al Cabildo "como preso cuya causa tiene asegurada con fianza a favor de Su Majestad
y de los Oficiales Reales, la qual se está siguiendo, como es público y notorio
... Y mandó dicho señor Governador y este Cavildo que devajo de la dicha fianza
goze del dicho yndulto de la
Santa Pasqua"(sic) En igual forma el hombre hizo acto de
presencia, ante el gobierno comunal, en las Navidades de 1693, 1694, en que
"su causa estaba pendiente en el Real
Consejo de Indias adonde están remitidos los autos"; y en 1695 y 1696;
años todos en los cuales se lo indultó para que pudiera disfrutar de la Pasqua y sus días festivos
en onrra y alabanza del Señor".
Tales constancias llevan a la conclusión de que Pedro Izarra de Gaete nunca
estuvo encerrado tras las rejas de un calabozo, aunque mucho tiempo atrás, con
motivo de sus cuentas con la
Real Hacienda habíasele limitado la libertad hasta tanto
pagara lo que debía. Su prisión, en este caso, resultaba puramente nominal, con
la obligación de presentarse una vez al año al Cabildo; ya que la cárcel
permanente solo se imponía entonces a la gente servil, estando exentos de ella
- por más insolventes que fueran - "los
homes honrados por linaje, por riqueza o por sciencia", como
establecían las viejas leyes castellanas.
Además, aunque la suma debida por el
interesado era al Erario, con manga ancha se pudo aplicar lo que una Real
Cédula del 23/XI/1537 había dispuesto; que no se prive de la libertad, ni se
trabe embargo contra los bienes de los conquistadores o vecinos pobladores de
América enjuiciados por deudas particulares.
La situación legal de mi antepasado - si bien al principio se le embargaron sus
propiedades - era la que podríamos llamar una suerte de veda para salir de la
provincia mientras no cancelara sus deudas con el fisco. Y tanto esto fue así,
que a través de treintitantos años de ininterrumpida interdicción, Izarra de
Gaete no sufrió menoscabo alguno en su buena fama. En el censo de 1664, por
ejemplo, el nombre suyo figura honorablemente como vecino de pro.
Y un lustro
más tarde, el 13-III-1669, los Regidores del Cabildo, lejos de retenerle los
bienes, leyeron una solicitud del "Capitán Pedro Ysarra de Gaete, en la
cual éste decía que como auzionero de los ganados retirados en el Pago de
la Magdalena
... nezesita de hazer recojida de mil cavezas" (sic) Y el Ayuntamiento otorgó
la "lizenzia" pedida por el infrascripto para poblar los campos
heredados de su abuelo con aquellas reses alzadas.
Durante el transcurso de su teórica "prisión", don Pedro fue nada
menos que militarmente ascendido de Capitán a Sargento Mayor, como se titula en
1691. Y no deja de ser paradojal que, casi al mismo tiempo en que el presunto
reo hacía acto de presencia a fin de obtener sus indultos pascuales, "entró en este Cavildo (29-I-1693) el
Sargento Mayor Don Pedro de Yzarra Gaette y presentó una petiçión e ynformaçión
dada ante el Capitán Fernando de Rivera Mondragón, Alcalde ordinario, el que ha
provado ser lexítimo acçionero a los ganados y yeguas çimarronas que residen y
pastan en las campañas y tierras realengas de la jurisdicción de esta Ciudad. Y
por nos vista esa probanza - agregan los Regidores - declaramos que el dicho
Sargento Mayor Don Pedro de Yzarra Gaette ha provado vastamente la acçión que
tienen y de que gozaron sus antepasados al ganado vacuno y yeguas realengas, en
prosecuzión de lo qual ha continuado el sussodicho gozando de dicha acçión, y
teniendo estancia poblada ... mandamos que él y sus herederos gozen y ussen de la
lexítima acçión que tienen a los dichos ganados, haciendo recogidas de ellos y
venttas y lo demás que les conbenga; con tal de que se aya de presentar ante el
Señor Governador de estas Probincias cada vez que quiera salir a dichas
campañas, según esta dispuesto por autos y vandos de este govierno" (textual)
Los antecedentes transcriptos comprueban, una vez más, la relativa importancia
que entre hidalgos - aunque fueran vecinos porteños del siglo XVII -
significaban aquellas "prisiones" nominales aseguradas "con fianza
a favor de S.M. y de los Oficiales Reales"; cuyas penas nunca molestaron
demasiados a los deudores morosas condenados a tener por "cárcel"
preventiva su domicilio, con libertad para desplazarse por la inmensa vastedad
de la pampa circundante.
Después de 1696, el nombre de Pedro
Izarra de Gaete deja de aparecer en los acuerdos del Cabildo. Tenía,
entonces, más de 72 años de edad, de manera que su vida no se prolongaría por
mucho tiempo. Debió de morir viudo en Buenos Aires, y sus restos han de haber
sido sepultados en el enterratorio que poseían los Izarra en la Capilla Mayor de la Iglesia de San Francisco.
Compilación e investigación Prof. Chalo Agnelli
FUENTE
Ibarguren Aguirre,
Carlos Federico (1905 – 1998) (Trabajo inédito),
Tomos VII y XI, Los
Gaete y Los Torres Gaete