Ya repasamos el tiempo de esplendor de la emblemática
empresa IMPA que se instaló en Quilmes con el visionario propósito de fabricar
aviones livianos. Aquí, sus últimos trabajos.
Por Juan C. Benavente e
Italo Nonna
Acorde con la dinámica expansionista de IMPA ((Industria
Metalúrgica y Plástica Argentina) sus autoridades decidieron ampliar los
talleres de Quilmes y encararon la construcción de una ambiciosa planta.
Sin intervención estatal, la empresa invierte una suma millonaria. En diciembre
de 1944 el Cnel. Juan Perón preside la inauguración de los edificios, que hoy
forman parte del Área de Material Quilmes de la Fuerza Aérea.
Lamentablemente, en 1945 IMPA Quilmes comienza un declive que la llevará a
dejar de fabricar aviones y sólo se ocupará del mantenimiento de aeronaves,
pasando luego a la órbita militar.
IMPA Y SU TRANSFORMACIÓN
¿Qué causas motivaron el agotamiento de esta magnífica iniciativa? ¿Fueron sólo
las "discrepancias técnicas" entre los niveles jerárquicos y de
desarrollo que entorpecieron y dificultaron los proyectos? ¿Fueron los cambios
que se fueron dando en el país a partir de 1946 con el fortalecimiento del
Estado nacional? ¿Fueron las débiles prestaciones de sus proyectos iniciales?
Según testimonios, la empresa tuvo "diferencias" con el gobierno
peronista. A la par de lo registrado, el hijo de un ex operario afirma en una
carta que su padre ingresó a IMPA como aprendiz y explica que "en 1946,
cuando fue nacionalizada por el gobierno -por considerársela de capitales
enemigos- mi padre no quiso nacionalizarse ni afiliarse al Partido
Justicialista y fue echado, junto con cientos que no aceptaron".
También, fue evidente que el prematuro alejamiento del ingeniero español Davins
Ferrer, de algún modo signó su destino. Pazmany, uno de los responsables del
Impita, un prototipo de buenas prestaciones de vuelo, lo siguió después. IMPA
tenía sus proyectos iniciales, pero los vaivenes impedían profundizar en los
diseños, a la vez que necesitaba mejorar los mecanismos de ensayos.
NO MÁS AVIONES
En 1945, la Secretaría de Industria y Comercio de la Nación intervino el
establecimiento. Asambleas de obreros y empleados no fueron suficientes para
detener la caída. No se fabricaron más aviones, sólo planeadores; y se
realizaron tareas de mantenimiento y reparación de aeronaves. Dos años después,
las instalaciones pasaron a depender de la Secretaría de Aeronáutica. Aquí la
historia se bifurca: por un lado, la sede capital y la sucursal de San Martín,
de las cuales hoy funciona sólo la primera; por otro, la planta de Quilmes se
anexa al Estado, como parte de la aeronáutica militar.
Sin embargo, al margen de los prototipos y de los 25 Tu-Sa fabricados por IMPA
en su vida privada, entre 1944 y 1951 se construyeron cincuenta planeadores
primarios SG-38, cincuenta veleros Grunau Baby IIa y cincuenta conjuntos para
Grunau Baby III.
Desde aquellos lejanos tiempos de esplendor, IMPA selló con su nombre al lugar.
A la distancia y considerando las restricciones que sufría la aviación
argentina en general como consecuencia de la II GM, intentar el desarrollo de
una industria aérea propia, era una empresa costosa y arriesgada pero no
descabellada. Nuestro país se encontraba en un proceso de industrialización por
sustitución de importaciones, al que entonces, parecía sumarse tibiamente la
industria aeronáutica privada.
La empresa necesitaba un tiempo prudencial para consolidar sus diseños y
trabajos y no tuvo el suficiente para asentarse en el mercado. A pesar de ello,
IMPA quedará como uno de los más intrigantes emprendimientos privados de
fabricación de aviones.
ANTES, UNA DE ITALIA
Mucho más tibios que los alemanes y franceses, los italianos también
incursionaron en América del Sur para extender sus servicios aéreos.
En diciembre de 1939, un avión Savoia-Marchetti SM-75 une Roma con Río
Gallegos; en 1940 llega a nuestro país el embajador italiano desembarcando en
el aeródromo de Quilmes.
En el mismo año la compañía LATI (Línea Aérea Transcontinental Italiana)
utilizó a Quilmes para operar sus aviones "a titulo de ensayo", según
reflejaron periódicos locales. Así es que se vieron en el aeródromo del
conurbano a los citados trimotores SM-75.
El Savoia-Marchetti SM-75 Marsupiale efectuó su primer vuelo en 1937,
incorporándose a LATI dos años después. Era un robusto trimotor para uso civil
de pasajeros y transporte militar de gran alcance, que podía operar en pistas
cortas (unos 340 m para despegue) en aeródromos secundarios; capaces de
transportar a 25 pasajeros en vuelos de gran autonomía.
Sin embargo, los servicios aéreos no durarán mucho y correrán la misma suerte
que la empresa alemana Sindicato Cóndor Ltda.
En diciembre de 1941 Italia declara la guerra a EE.UU. y como consecuencia de
ello la compañía tiene dificultades para continuar la operación de sus líneas
en América del Sur, a instancias de los norteamericanos.
Por Juan C. Benavente e
Italo Nonna
1 comentario:
Recuerdo de mis tiempos de gurí haber construido un aeromodelo (planeador) que se basaba en una reproducción del Grunau Baby que vendía la firma Aero Argentina con domicilio en la calle Maipú 306 de Baires. En el año 1951/1952 de nuestra Era.
Moraleja: ¿Siempre la Argentina orinando afuera de la escupidera? ¿O errando el vizcachazo? ¿O temiendo el futuro? Un abrazo. Ricardo Angelino
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