Desde la primera infancia la historieta tuvo para mí una
fascinación especial. En esa época era la primera ilusión de historias con
imágenes, aún no había televisión, y el cine era un espectáculo esporádico.
Cuando no sabía leer me inventaba los argumentos
hasta que la historieta fue
una de las motivaciones para adquirir la lectoescritura a los 5 años. Mi
hermano acovachaba en una valija e cartón debajo de su cama los números de “El
Tony”, novedosamente impresos a una tinta de color y “Rico Tipo”, que mi madre
consideraba de una moral dudosa, pero que compensaba con “Intérvalo” en la cual
se publicaban historietas cuyos argumentos eran grandes obras de la literatura.
Allí recurría yo. Y cuando me agencié las propias, incorporé a la colección de
mi hermano “Pimpinela y luego el que sería el primer éxito de Oesterheld “Bull
Rochet”. La historieta era considerada un género menor y los profesores las
defenestraban con saña, a mi no lograron convencerme y hasta hoy, donde la
lectura ocupa un gran espacio en mi tiempo de vida, gozo de ese género de expresión,
“el noveno arte”.
En la Argentina floreció una poderosa industria de la
historieta, comic, tebeo, manga o como quieran llamarlo y dio nombres ilustres
a este arte y Quilmes tuvo el suyo en la persona de Osvaldo Walter Viola, nombre
que el abrevió en Oswal, con las primeras sílabas de sus nombres. Dueño de un
personal y creativo estilo, este talentoso dibujante no sólo es apreciado por
su trabajo como historietista sino también como docente Oswal falleció el 13 de
febrero próximo pasado. (Chalo Agnelli)
UNA VIDA DE HISTORIETAS
Oswal nació en Buenos Aires el 1º de noviembre de 1933. Se
definía a sí mismo como autodidacta. Contrarió el deseo de su padre de que
fuera contador, estudió dibujo por correspondencia. Su principal interés se
centró en el dibujo animado.
Empezó a trabajar profesionalmente en 1957, en la revista
“Ella”.
Sus primeros trabajos consistieron en ilustrar tapas de libro y páginas
de revista de la Editorial Haynes: “El Hogar”, “Selecta” y “Mundo Infantil”.
En los años cincuenta estuvo con ese pionero de la animación
que fue Burone Bruché. En una entrevista que le realizara Germán Cáceres (http://laduendes.blogspot.com.ar),
explica la causa por la cual desistió del dibujo animado: “Está abandonado por
la falta de posibilidades. Me gustaba la animación porque unía el cine y el
dibujo. Por supuesto, sólo se realizaba dibujo animado comercial. El sueño era
tener un estudio productor de largometrajes que sirviesen a la diversión. El
dibujo animado es el clásico trabajo en colaboración donde muchos aportan para
ejecutar una obra. Lo que me apasionaba no era sentarme a dibujar, sino
coordinar el equipo. Por eso me asocié a Divito. Lo excitante es organizar los
esfuerzos de gran cantidad de gente. Pensá que hay una banda de sonido y otra
de imagen. Luego, a partir de los años sesenta paso a la historieta, donde uno
se retira y vive a solas, casi en una cueva.”
En 1958, publicó sus primeros trabajos en historieta, las
tiras gauchescas “Pablo Güeya” y “Hernán”, el hermano de Pablo, publicadas en
“El Correo de la Tarde”. Al año siguiente se asoció a los estudios de Guillermo
Divito, Editorial Frontera. Tuvo a su cargo algunos episodios de “Ernie Pike” y otras historietas de
“Hora Cero” y “Frontera”.
En Correo de la Tarde realizó una tira diaria y fue responsable de la página
dominical (en realidad, era 1/6 de página)
Pero su verdadera carrera historietística se inicia en 1965,
al pedirle García Ferré que adaptara David Copperfield y Robinson Crusoe.
Un año después realizó como autor integral “Sónoman”, su
creación más famosa, publicada durante diez años.
En 1974 concibe “Mascarín” para la revista “Chaupinela.
Publica varias colaboraciones en “Humor Negro” de Satiricón.
En 1974, se incorporó a la revista “Skorpio”, realizando los
dibujos de la historieta que daba nombre a la revista escrita por Ray Collins,
seudónimo usado por el comisario Eugenio Zappietro para escribir guiones de
historieta. También para Skorpio realizó “¿Hola? Aquí la muerte”, con guión de
Carlos Albiac, y “Galac Master”, adaptación de “El Astrón de La Plata”,
publicada en un diario de esa ciudad, con guión de Héctor Germán Oesterheld.
En 1975, Ediciones de La Urraca publicó dos números de la
revista “Sónoman”, realizada íntegramente por Oswal que tuvo que ser cerrada
por una crisis económica. El mismo año en la revista “Chaupinela”, publicó 15
episodios de otro personaje realizado íntegramente por él: “El Espíritu de
Mascarín”.
Durante los años 1970 y 1980, además de colaborar con las revistas
argentinas: Satiricón y Chaupinela, lo hizo con Superhumor, Siete Días y la española
Cimoc.
En 1979, crea la serie “Detective en Hollywood” junto a
Linton Howard, para la revista La Hoja, más tarde rebautizada “Mark Kane” al
publicarse en Cimoc.
En 1981, colaboró con Bang!, dibujando “Tito Mamut” y “Camino
a Esteco”, con guiones de Albiac. También realiza los lápices de “El Eternauta
III”. Un año después volvió a Satiricón con El Bígamo, y
a Superhumor dónde dibuja
Claudio Forroquina, con guión de Dalmiro Sáenz.
En la revista Cimoc publica junto a Albiac “Big Rag”, con
Ricardo Barreiro “Buenos Aires, las putas y el loco”, que también se publicó en
Holanda, y “Consummatum est”. Buena parte de sus trabajos realizados durante
ese período fueron publicados en España e Italia: la serie “Pieter Thijsz”, al comienzo
con argumento de Yaqui, “Sombres Destins” y 13 relatos negros guionados por
Enrique Abulí y publicados por Albin Michel.
Desde 1982, su producción se edita en España. De ella se
destacan “Mark Kane”, “Big Rag”, “Buenos Aires, las putas y el loco” y “Consummatum
est”.
En 1984, comienza a trabajar para Europa, retomando para la
revista española Cimoc su personaje “Mark Kane, Detective en Hollywood”.
También publica “Buenos Aires, las putas y el loco”,
“Consummatum Est”,
unitarios guionados por el español Enrique Sánchez Abulí, “Big Rag” guionado
por Albiac, y “Pieter Thijsz” guionado por Yaqui.
En la década de 1990, realiza ilustraciones para Anteojito y
para el suplemento infantil del diario La Nación, “Nación de los niños”, crea,
junto a Carlos Albiac, “Lejos Pratt”, también publicado en la revista Anteojito.
En 1998, se publica en Francia el libro “Sombres Destins”,
con guión de Abulí, y comienza realizar la historieta infantil “Lejos Pratt”,
con guión de Carlos Albiac.
En 2006, se publicó en Argentina “Tango en Florencia” una
novela
gráfica previamente aparecido en Italia, escrita y dibujada por Oswal, quien así explicó su origen: “Caminaba yo por Florencia
(Firenze) silbando un tango, cuando se me cruzaron las primeras ideas de esta
historia. Pensé entonces que el tango era anacrónico en esas latitudes. ¿Pero
qué podría suceder si, de pronto y mágicamente, algún compás tanguero se extendiera
con cortes y quebradas entre los palacios y las iglesias de la Ciudad que
antaño regentearon los Medicis?”
Su último trabajo
fueron las ilustraciones de “Una sombra maldita” una novela juvenil del escritor y librero Miguel Ángel Morelli, versión
libre de la obra “El Ombú” del quilmeño Guillermo Enrique Hudson con
ilustraciones de Oswald publicada por Edición Salim.
Oswal a los 81 años partió a esa dimensión donde cobran vida
los personajes de las historietas y transcurren sus existencias de imposibles y
aventuras.
Colaboración Carlos
Cordova
Compilación y
compaginación Chalo Agnelli
Quilmes, 2015
FUENTES
www.historieteca.com.a
http://www.oswalcomic.com.ar/
http://www.comicvine.com
http://www.quedelibros.com