En el aeródromo de Quilmes, inaugurado en 1915 por Edmundo
Marichal, hubo personajes y acciones osadas y legendarias. Otro de sus
protagonistas fue el español Manuel González González.
Por Juan C. Benavente [1]
Perspectiva Sur
Tras finalizar una ponencia en un congreso de historia
aeronáutica, el señor Alejandro Callari se acercó a este autor y le soltó el
dato de que su abuelo estuvo en el aeródromo de Marichal, en Quilmes, a
comienzos del siglo XX. Sorprendido y entusiasmado por la noticia, mantuvimos
contacto desde entonces. Para cualquier investigación, contar con información
de primera mano como aquella es de importancia vital.
Callari, hacía tiempo, venía recomponiendo la lejana historia aeronáutica de Manuel
González González, un inmigrante español que formó parte del "grupo aéreo" que estuvo en el
aeródromo escuela de Marichal. Estas líneas intentan reflejar el accionar de
aquel desconocido pionero que supimos conseguir, a la par de algunas
curiosidades de interés para nuestra historia aeronáutica local.
MECÁNICO Y PILOTO [2]
A los trece años de edad, Manuel González González (1888-1927) emigra a la Argentina
para estudiar mecánica. Venía del lejano pueblo de Entrimo, en la provincia de
Orense, Galicia. En aquellos años, Argentina despertaba sueños e ilusiones y
gozaba de prestigio en lugares tan distantes como ese pueblito español. Con el
tiempo y con esfuerzo, González aprendió el oficio y fue reconocido como un
excelente mecánico. Así, ante la falta de especialistas y su buena reputación,
el español fue convocado para armar aviones importados de Francia. Como
montador de aviones y mecánico, González se va insertando en el naciente mercado
aeronáutico y su fama crece.
El joven español pronto aprende a pilotar las máquinas que arma; obtuvo la
licencia número 72 de la Federación Aeronáutica Internacional y se convierte en
uno de los primeros pilotos de prueba de la época.
En 1914, junto Francisco Sánchez (pionero aeronáutico tratado en la nota
anterior) efectuó el vuelo Villa Lugano - General Rodríguez - Mercedes - Luján
- Villa Lugano, en un biplano con un motor de 50 HP de potencia. Ese mismo año,
las crónicas de la época informan que el aprendiz González "ha efectuado
vuelos sobre el aeródromo de Villa Lugano empleando un biplano Farman-Marichal
y llevando en muchas salidas algunas pasajeras"
Pero el audaz caballero del aire español protagonizará otras historias.
DE VUELOS Y CAÍDAS
En aquellos tiempos de aventuras los accidentes aéreos eran
frecuentes. Callan pudo saber que su abuelo realizó varios aterrizajes de emergencia
para reparar la aeronave y continuar vuelo como si nada. A mediados de 1915,
González y el alumno González Furston iniciaron en Casilda un vuelo a bordo de
un biplano Farman-Marichal. Tras realizar una escala en Pergamino, el avión
tuvo que aterrizar en pleno campo por falta de combustible, sufriendo daños que
demoraron días para su reparación. Las demoras continuaron, pero por malas condiciones
meteorológicas. Varios días después los González pudieron reanudar el vuelo y
llegaron a San Fernando.
Un suceso memorable ocurrió en septiembre de 1915, mientras
González realizaba vuelos de exhibición durante un festejo de la colectividad
española. En un uno de los vuelos, cuyo pasajero era el sacerdote Basilio Álvarez
Rodríguez, el avión (un biplano Farman-Marichal) cayó por un desperfecto
técnico (corte de un cable de comando), quedando muy deteriorado pero saliendo
ilesos los tripulantes.
Un mes después, en otro vuelo, González partió de Quilmes
y tuvo que aterrizar en Villa Lugano, sorprendido por la oscuridad. No sólo los desperfectos en las máquinas ocasionaban aterrizajes imprevistos y demoras, sino también la
llegada de la noche en medio de alguna travesía o las condiciones
meteorológicas desfavorables, en general vientos fuertes, que hacían peligrar
los vuelos. Un trayecto que hoy se cubre sin contratiempos en pocas horas en
automóvil, y rápidamente en avión, como Casilda - San Fernando, a nuestro héroe
le demandó día
FESTIVALES Y PARACAIDISMO
González tuvo él privilegió de ser el primer piloto que
logró soltar a un paracaidista sobre Buenos Aires; y por si fuera poco, lo hizo
en Quilmes la hazaña porque de ello se trató ocurrió el 19 de marzo de 1915,
durante un festival aéreo organizado en el aeródromo de Marechal, en el bañado
y costa de Quilmes.

El lanzamiento de un paracaidista desde un avión a una
maniobra en extremo arriesgada por entonces, nos solo por la fragilidad de las
máquinas y la falta de experiencia en la acción, sino además por razones
físicas, al lanzarse el paracaidista se descompensaba el peso de la aeronave
pudiendo provocar la caída fatal del aparato. Los aviones que se usaban en
Quilmes y en muchos otros sitios eran biplanos (dos alas) con motores de poca
potencia (50 HP) escasa para una maniobra de corrección drástica en vuelo.
No obstante, González estudió el asunto y al conocer el comportamiento
del aparato se las ingenió para colocar al paracaidista en el fuselaje del Farman-Marichal,
de manera que se permitiera una segura recuperación del avión luego del salto. Sin
paracaidista, el aguerrido, piloto español hizo algunos ensayas previos para asegurar
la maniobra.
Finalmente, en la “Gran
fiesta sportiva” - así se llamó el espectáculo - el nutrido público
presente esperaba expectante el salto, nunca antes hecho en la Argentina.
Carlos T. Greco. Paracaidista español y González subieron al avión y
ascendieron mil metros hasta que a las 17:00 hs. se produjo el salto. El éxito
de ambas acciones, saltó y recupero del avión, fue total.
VOLVIENDO A CASA
González, además de ocuparse de los menesteres aeronáuticos
y mecánicos; se desempeñaba como chofer de una familia
acomodada de Buenos
Aires y ese trabajó le permitió conocerá Celia María Lavarello, con quien se
casó en 1916.
Con la gloria aeronáutica a cuesta, tiempo después Manuel y
su esposa deben viajar a España, la salud de los padres del aviador había
desmejorado. En Entrimo, el pueblo natal de González, todos lo conocen como “el
piloto” y a su esposa como “la argentina”. El matrimonio sé afincó allí, tuvieron cuatro hijos y
González; siempre emprendedor, fundó la primera compañía de transporte del
pueblo. En 1927, una pulmonía se lleva la vida de don Manuel. Sobre la lápida del
héroe, se distingue la silueta de un avión.
En Quilmes, en 1917, Marichal decide cerrar su aeródromo
escuela por problemas económicos y viaja un tiempo a Francia; lo mismo que el
otro héroe local, Francisco Sánchez, quien luego, de regreso al país, se radica
en Bahía Blanca. Concluye un capítulo legendario de nuestra aviación, pero la historia
continúa con otros protagonistas y acciones que se recordarán en las próximas semanas.
Por Juan C. Benavente.
Integrante de la Sala Histórica del Área de Material Quilmes (ex -
IMPA);
cronista de aviación local
Colaboración Alejandro Callari
De Perspectiva Sur
Lunes, 23 febrero 2015
http://www.perspectivasur.com
REFERENCIAS
[1] Ver en EL QUILMERO del jueves, 26 de diciembre de
2013, JUAN CARLOS BENAVENTE UN
QUILMEÑO EN LA ANTÁRTIDA (COLABORACIÓN)
del sábado, 10 de abril
de 2010, AVIACIÓN EN QUILMES - EL ÁREA MATERIAL QUILMES - PERÍODOS - Última
parte (colaboraciones del Dr. Carlos Eusebi) CREACIÓN DEL ÁREA DE MATERIAL
QUILMES
Ver en EL QUILMERO del martes,
17 de febrero de 2015, LOS PIONEROS DE LA
AVIACIÓN LOCAL EN UN CENTENARIO (COLABORACIÓN)