viernes, 6 de marzo de 2015

LA AVIACIÓN LOCAL EN UN CENTENARIO – 4ª NOTA (COLABORACIÓN) Y OTRAS APOSTILLAS AÉREAS



LOS DE ANTES: DESDE VUELOS EN GLOBO HASTA SALTO AL VACÍO CON ALAS DE PÁJARO

Por Juan C. Benavente
La inauguración del aeródromo en el balneario de Quilmes en 1915 marcó un suceso clave en la historia aeronáutica local. Sin embargo, es importante recordar a algunos hechos y protagonistas que antecedieron a esa pionera iniciativa. 
LOS PROTAGONISTAS LOCALES 
La aeronavegación ha sido una de las actividades más destacadas del siglo XX, una aventura que el hombre ha soñado durante
milenios, una aventura que no termina y se continúa más allá de la atmósfera terrestre, hacia las estrellas. En esa aventura no faltaron los protagonistas locales: en la zona que hoy comprende el partido de Quilmes (y que antiguamente se extendía por una región más amplia), vivieron y actuaron pioneros que madrugaron en las tempranas horas de la conquista del aire.
Como estamos intentando reflejar, hubo importantes actividades aéreas desde comienzos del siglo XX, incluso décadas antes. Esas historias estuvieron latentes, registradas en algún que otro documento, a veces difíciles de cotejar, o guardadas en la memoria de algunas personas.
Paulatinamente, algunos sucesos fueron cobrando vida y organización. Primero, con un trabajo inicial de recopilación efectuado en la década de 1990 por Osvaldo Mesa y Carlos Eusebi, ambos agentes del Área de Material Quilmes (AMQ, ex - IMPA) de la Fuerza Aérea.
Ese trabajo orientador de Carlos M. Eusebi-Mesa fue el disparador para que desde el año 2000, no sin interrupciones, profundizáramos y ampliáramos la investigación junto a Ítalo Nonna, destacado fotógrafo y hombre de la cultura de Quilmes.
Esta semana presentamos algunos sucesos aeronáuticos que antecedieron a la inauguración en 1915 del aeródromo de Quilmes.
GLOBOS EN EL AIRE
El joven aeronauta estadounidense Richard Gibbon Wells llegó a la Argentina en 1864, y en lo que hoy destacaríamos como un importante despliegue mediático, anunció que realizaría numerosos vuelos en globo, y se valió de mucha picardía y persuasión. Logró entrevistarse con el presidente de la Nación, Bartolomé Mitre, y obtuvo un subsidio de la Municipalidad de Buenos Aires para sus aventuras aéreas.
El 23 de mayo de ese año, frente a gran cantidad de curiosos reunidos para ver el espectáculo, junto a un argentino de apellido Styche y a bordo del aeróstato Washington, construido por el mismo Wells en el país, ascendieron desde la Plaza de Mayo, cruzaron el Riachuelo hacia el sur y descendieron en el paraje Tablada Vieja, entre Quilmes y Lomas de Zamora.
Fue el primer vuelo tripulado de la provincia, terminando su recorrido en Quilmes. Al respecto, el historiador Francisco Halbritter precisa "Este vuelo del Washington es muy importante, pues es el primer vuelo exitoso hecho en la Argentina con una aeronave de construcción nacional, con el mérito adicional de que el joven Styche, fue el primer ciudadano argentino que voló.
Wells realizó algunas experiencias más hasta julio de 1864, partiendo luego hacia Brasil.
Cuatro años después, el aeronauta francés Casimiro Baraille, ascendiendo en Buenos Aires en un globo traído de Francia, aterrizó en las costas de Quilmes. En 1891, otro francés, Amadeo Mayer, partiendo desde Buenos Aires, terminó uno de sus vuelos en las aguas del Río de la Plata, también frente a las costas de Quilmes.
Estos sucesos fueron fortuitos antecedentes de la actividad aerostática que tendrá como epicentro a Bernal, que se tratará en próximas notas.

SUEÑOS DE LIBERTAD
Corría 1895. Marcelo Traversi, en sus memorables Estampas de Antaño, nos informa de un romántico suceso ocurrido una mañana de 1895.
Ese lejano día, desde lo alto de un galpón del Chateau Parri - un establecimiento dedicado a la alfarería, entre otras tareas, y ubicado
en la zona bañado de Quilmes - un joven alfarero inició las experiencias de vuelo en el lugar, arrojándose al vacío con un par de alas batientes construidas por él mismo. [1]
La fortuna acompañó la experiencia del "ruso loco", ya que otros pioneros de la aviación no corrieron con la misma suerte. Herido, el joven sobrevivió a la caída y cuando se mofaban de su ensayo solía decir: "El hombre puede volar, ya verán". Y el hombre voló. Faltaban sólo ocho años para que los hermanos Wright se elevaran escasos metros del suelo con una máquina a motor, aunque hacía más de cien años que se volaba en globos aerostáticos.
Aquel intrépido alfarero quilmeño solía capturar aves y atándolas con una piola, observaba el movimiento de las alas durante los vuelos cautivos; así llegó, con el tiempo, a elaborar el par de alas que experimentó en su "vuelo bautismo". Sin saberlo, había llegado a las mismas conclusiones que otros lejanos sabios y precursores de la aviación, como el caso de Leonardo de Vinci, que proyectó un sistema de alas batientes para imitar el vuelo de los pájaros.
¿HELICÓPTERO?
Otro antecedente citado por Marcelo Traversi, y que no pasó de los "papeles", fue el del maestro albañil Germán Flora quien, en

1908, proyectó un curioso aparato que podía elevarse del patio de su casa, evitando el engorroso trámite de las pistas de aterrizaje.
Según Traversi, el visionario decía: "Yo he inventado un aparato que va a revolucionar la aviación. ¿Por qué ha de necesitarse tanto espacio para arrancar el vuelo? Con mi aparato me elevaré del patio de mi casa y descenderé en él sin riesgo.”.
En vez de colocar la hélice en la parte anterior, como otros, la coloca arriba, y asunto resuelto.

El proyecto, símil del autogiro que voló en 1923, no encontró inversores locales que lo sustentaran y quedó en el recuerdo.
En cualquier lugar, los inicios de la aviación suelen reunir sueños, personajes de leyenda, proyectos increíbles y algunos posibles, y como se ve, Quilmes también tuvo a los suyos.

(Nota: Se conoce con ese nombre a una franja de aluvión fácilmente anegable de unos 2 a 3 km. de ancho, que se extendía desde el pie de las barrancas de Quilmes (hoy calle Cevallos) hasta el río. Actualmente, si bien el lugar está urbanizado, las zonas próximas a la costa siguen siendo castigadas por las crecidas del Río de la Plata. En una zona del antiguo bañado, se ubica el Área de Material Quilmes.)



Juan Carlos Benavente es Integrante de la Sala Histórica del Área del Material Quilmes;
cronista de la aviación local y 
co autor de la investigación junto a Italo Nonna.
 APOSTILLAS AÉREAS
Los hermanos Wright emprenden el vuelo en la mañana del 17 de diciembre de 1903, en las dunas cercanas al pueblo de Kitty Hawk, en Caro­lina del Norte (Estados Unidos), Orville y Wilbur Wright se dieron la mano, según relató un testigo presencial, «como dos parientes que se separan sin estar seguros de volver a verse más». Soplaban frías ráfagas de vien­to cuando Orville se ató cabizbajo a un entramado de pa­los de madera, alambre y tela de algodón.

Antes de Amelia Earhart, célebre por sus marcas de vuelo y por intentar el primer viaje aéreo alrededor del mundo, Harriet Quimby, una escritora de revistas, fue la primera mujer que consiguió la licencia de piloto en América, en 1911, la segunda en el mundo. La primera fue la baronesa Raymonde de la Roche, en Francia (1909). Al año siguiente, Quimby fue la primera mujer que voló a través del canal de la Mancha, en un monoplano que le prestó Louis Blérlot. La encantadora Quimby murió ese mismo año en un accidente de aviación en Boston.

Jorge Newbery viajó en el globo Pampero. En uno de sus viajes llegó hasta una estancia de la provincia de Buenos Aires.
Ramón Franco sobre uno de los flotadores del hidroavión Plus Ultra, con el que viaje entre España y la Argentina (1926)


Teodoro Fels junto a un aeroplano. El aviador cruzó el Río de la Plata en uno de estos aparatos
Compilación Chalo Agnelli

FUENTES
Fotos del Archivo General de la Nación
Ver en EL QUILMERO del jueves, 26 de diciembre de 2013, JUAN CARLOS BENAVENTE UN QUILMEÑO EN LA ANTÁRTIDA (COLABORACIÓN) 
Ver en EL QUILMERO (Etiqueta: INSTITUCIONES) del jueves, 8 de abril de 2010, LA AVIACIÓN EN QUILMES – 1º parte (colaboraciones del Dr. Carlos Eusebi) 
http://elquilmero.blogspot.com.ar/2010/04/la-aviacion-en-quilmes-1-parte.html/ 
del viernes, 9 de abril de 2010, AVIACIÓN EN QUILMES - 2º parte (colaboraciones del Dr. Carlos Eusebi) 
http://elquilmero.blogspot.com.ar/2010/04/aviacion-en-quilmes-2-parte.html/ 
del sábado, 10 de abril de 2010, AVIACIÓN EN QUILMES - EL ÁREA MATERIAL QUILMES - PERÍODOS - Última parte (colaboraciones del Dr. Carlos Eusebi) CREACIÓN DEL ÁREA DE MATERIAL QUILMES 
http://elquilmero.blogspot.com.ar/2010/04/aviacion-en-quilmes-ultima-parte.html/ 
del jueves, 30 de octubre de 2014, EL ÁREA MATERIAL QUILMES – IMPA 
Ver en EL QUILMERO (Etiqueta: INSTITUCIONES) del lunes, 9 de febrero de 2015, CENTENARIO DE LA AVIACIÓN EN QUILMES // 1915-1946 - 2015 // SIGUIENDO LA NOTA DEL LIC. BENAVENTE 
http://elquilmero.blogspot.com.ar/2015/02/centenario-de-la-aviacion-en-quilmes.html/

Ver en EL QUILMERO del martes, 17 de febrero de 2015, LOS PIONEROS DE LA AVIACIÓN LOCAL EN UN CENTENARIO (COLABORACIÓN)

Ver en EL QUILMERO del lunes, 23 de febrero de 2015, HISTORIAS DE PIONEROS, FESTIVALES Y OTRAS YERBAS AÉREAS - 3ª NOTA (COLABORACIÓN)

REFERENCIA
[1] Traversi, Marcelo. "Estampas de antaño" El Ateneo, Bs. As. 1949. Pp. 164 a 167 

" LOS INDIOS KILMES" ¿QUILMES O KILMES? (2ª NOTA)



"El periodismo es un fuego en el que vale la pena hacer arder".
Numerosas fueron las revistas que se publicaron en Quilmes. Abarcaron todos los tópicos posibles. Unas prolongadas en el tiempo, otras de pocos números, pero muy valiosas todas. 
La primera revista ilustrada se lanzó a partir del 14 de julio de 1922, fue "El Plata", fue un magazine social que alcanzó extraordinaria difusión. 
Algunas instituciones tuvieron sus propias revistas como “Fuego y Agua” de los Bomberos Voluntarios,  “Vida Católica” de la parroquia Sagrado Corazón de La Colonia, la del Consejo Municipal de Turismo, los anuarios y números extraordinarios de los periódicos El Sol, Perspectiva Sur, Nuevo Horizonte, etc ,etc. Entre tantas se destacaron “Quilmes, generando cultura” y una publicación básicamente orientada hacia lo popular, la defensa de la libertad de prensa,[1] el apoyo a la educación y la docencia: esa revista fue “Los Indios Kilmes… un periodismo que nace para intentar dar espacio a quines no lo tienen”. 
El primer número llegó a los lectores quilmeños en junio de 1993, con un valor de $ 3. Era su director el preciado periodista Dardo Abbattista, subdirector Enrique Rodríguez, Jefe de Redacción Andrés Mombrú, e integraban el equipo Leonor Núñez, Ariel Piytrell, Víctor Gullotta, Oscar “Tacho” Soto, Raúl Caramelo y contaba con la colaboración del Pbro. Luis Farinello.
Entre sus considerables y suculentos artículos, hay uno que nos interesa – aunque en próximas entregas publicaremos otros – por una cuestión que hace a nuestra Historia que es de lo cuanto se ocupa EL QUILMERO. Es una reflexión del colega y amigo Prof. Víctor Gabriel Gullotta, integrante de la Agrupación Los Quilmeros; titulado “Porque escribimos Kilmes con K y no con Q”, refiriéndose al nombre de la revista, pero que esclarece en algo el topónimo de este partido que se enfrenta al Río de la Plata y el de la villa tucumana sobre la Ruta Nacional Nº 40 que es asentamiento de descendientes del guerrero pueblo de los Quilmes, y el gentilicio de los habitantes de ambos territorios argentinos. 
Este tema se trató en EL QUILMERO el sábado, 18 de septiembre de 2010, en las etiquetas: “Las Tres Fundaciones” o “Los Quilmes”, bajo el título: ¿QUILMES O KILMES?, [2] 
El siguiente razonamiento enriquece lo conceptual. Gullotta explica con certero análisis las particularidades y circunstancias en torno al sustantivo patronímico con que se bautizó el pueblo y se dio por extinguida la Reducción, en lo que en mi teoría denomino la segunda fundación... Pero… ¡Quilmeños, a las cosas! (Chalo Agnelli)

PORQUE ESCRIBIMOS “KILMES” CON “K” Y NO CON “Q”


por el Prof. Víctor Gabriel Gullotta [3] 
Setiembre de 1993.
El Primer Triunvirato, por De­creto del 14 de agosto de 1812, funda el nacimiento de nuestra actual Ciu­dad como “pueblo de los Kilmes”. Lo escribe con “K” y no con “Q”. La cuestión nunca fue aclarada. Quedó en el olvido. Muchos nos han pregun­tado, acostumbrados por el logo universal de “Quilmes” qué queríamos decir con la “K”. La primera invasión inglesa que desembarcó en el fango de la ribera, o la conocida espuma cervecera, o el decano del fútbol ar­gentino, o el paisaje del balneario repleto de veraneantes, crearon la úni­ca y definitiva sensación que “Quilmes” se escribe así desde siem­pre. Pero la Revista se presenta a contrapelo de esa “sensación”. Inten­taremos dar algunas explicaciones.
Hay por lo menos dos circuns­tancias históricas, complejas en sí mismas, que fundamentan previamen­te la forma de escritura de ese famoso Decreto: las permanentes modifica­ciones en el uso del lenguaje escrito por los españoles, por un lado, y los intentos por traducir de manera fidedigna la lengua indígena, por el otro.
Ahora, meterse con la cuestión de una simple letra perdida en el abe­cedario puede parecer académico, y por lo tanto aburrido. Sin embargo, algunas veces, mirando hacia las pe­queñas cosas nos encontramos con el abismo del universo.


Documento emitido por el Primer Triunvirato, el 14/02/1812, firmado por Bernardino Rivadavia, y otros, anterior al Decreto de la Fundación, donde ya se escribe “Pueblo de los Kilmes” con “K”. Tema que ignoran los historiadores locales. Cuando transcriben estos documentos no se lo hace fielmente. (Original en el Archivo General de la Nación)
EL USO ESPAÑOL DEL VOCABLO "QUI"
La “K” no se utilizaba en el lenguaje español antiguo. En todos los documentos españoles, desde la época de la conquista, la “q”, unida con la “u”, era una consonante. Palabras de uso cotidiano como “quando” (cuan­do), “qualquiera” (cualquiera), se es­cribían con “q”, en perjuicio del mis­mo sonido que podía producir la “c” en determinadas palabras, o la “K” que directamente no se utilizaba.
La evolución del vocablo “qui”, que aquí nos interesa, hizo que la “u” desapareciera por no pronunciarse y la “q” se trastocara por otra consonan­te. Por ejemplo, en algunas palabras: “coquina” (cocina), “torquere” (tor­cer). Estos viejos usos tendieron a desaparecer probablemente a comien­zos del siglo X d.c., momento que con­fluye con la época del mencionado Decreto. Hasta ese entonces las pala­bras con “qui”, “quo”, “qua”, “que”, eran muy habituales en el lenguaje de nuestros atropellados visitantes.
De modo que los españoles, al llegar a la región del Valle Calchaquí en el siglo XVII para someter a los indios del lugar y conquistar su territorio, debieron escuchar que allí se encontraba un grupo ubicado al “Oes­te del Tucumán”, que sonaba y se escribía para el invasor como “quilme”, el pueblo de los “quilmes”. Quedó entonces bautizado en todos los documentos militares, eclesiásti­cos y políticos oficiales de esta mane­ra. El Gobernador militar siempre lo escribió con minúscula, como nombre común. Más tarde, en el último cuarto del siglo XVII, cuando ya estaban forzados en estas tierras, se los deno­minó como pueblo de la “Santa Cruz de los Quilmes”, con mayúsculas, reconociéndoles el carácter de nombre propio.
Los indios no tenían escritura por la cual hubieran dejado testimonio; sólo un lenguaje distinto: el “kakán”, que algunos prefieren escribir como “cacán” (catamarcano). De él se sabe casi nada. Por eso, tal vez, todo esto se reduzca escépticamente a un invento de los escritores que hablan desde otras culturas. Sin embargo no­sotros creemos que alguna explica­ción todavía es posible.
Primera hipótesis: el vocablo “qui” - de resonancias latinas - había sufrido muchos cambios en la evolu­ción del lenguaje español, desde la conquista al siglo XIX, momento en el cual se produce el Decreto. Estos cam­bios e inestabilidad del vocablo ha­brían influenciado para escribir el nom­bre del nuevo pueblo con “U” y no con “Qui”, en 1812.



Comienzo del Decreto de Fundación de nuestra ac­tual Ciudad, fechado el día 14/08/1812, donde se observa que se escribe “Kilmes”, y no “Quilmes”. Tema para la revisión histórica. Fotografía del origi­nal que se encuentra en el Archivo General de la Nación (División Gobierno Nacional, junio 1812, S10, C6, A6, N° 4). 
ALGUNAS VOCES QUECHUAS CON “K” 
La lengua dominante en el No­roeste argentino, antes de la llegada de los españoles, era el quechua y prove­nía de las amplias extensiones del imperio incaico. Es significativo que algunas voces derivadas del quechua, incluido el “kakán”, fueron anotadas por los traductores a partir de una consonante distinta, por ejemplo: “khólla” (colla), “karanchu” (carancho). Respondía a la necesidad de señalar un sonido más áspero, abrupto. “Qui” suena con cierta ca­dencia y suavidad. “Ki” suena repen­tino como el golpe de una piedra.
El origen indudablemente no era español ni latino. La “k” posee un origen muy primitivo, como nuestros indios. Ya el alfabeto fenicio escribía esta letra, y pasó al alfabeto griego con la misma figura. De allí se difundió a otros pueblos (germanos e ingleses). Por ello en algún momento se puede pensar que la traducción de la fonética quechua se hizo en el sentido de otro diccionario, tal vez germano o inglés, que tiene muchas más palabras que comienzan o utilizan la “k”. Pero esto es poco probable puesto que también grandes lingüistas españoles se pre­ocuparon por la fonética indígena utilizando la “k” como sonido más fide­digno, y utilizando el alfabeto antiguo completo. Detrás de todo esto no obs­tante queda pendiente una profunda cuestión de filología y filosofía del lenguaje. 
Segunda hipótesis: es muy pro­bable que la traducción fonética del quechua se realizara por la “k” para no confundir el sentido propio del idioma indígena, y su posible enseñanza es­crita, ya que ella tiene un sonido unívoco, de una sola pronunciación, cualquiera sea la vocal que la acompa­ñe. El vocablo “qui”, inestable, podría confundirse, en cambio, como “cui”. Aquella expresaba además un sonido original, tosco como las serranías. 
EL DECRETO DE 1812, EN EL ORIGEN LA "K"  El 14 de Agosto de 1812 el Primer Triunvirato emite el siguiente Decreto, cuyo contenido no vamos ahora a analizar: “Declárase al pue­blo de los Kilmes libre a toda clase personas; su territorio por la propie­dad del Estado. Se derogan y suprimen todos los derechos y privilegios que gozaban los pocos indios que existen en dicha población, y en su virtud se extingue en los citados naturales toda jurisdicción, amparándoles por ahora en la posesión de los terrenos que ocupan y cultivan...”
Sostenemos que la escritura como “Kilmes” no fue un error de quien escribió el Decreto (ya había además algunos antecedentes). Res­pondía a los principios revoluciona­rios de Mayo, a la recuperación, a veces parcial, de la línea indigenista de San Martín, Belgrano y Moreno.
La “k” era por lo menos una letra no española y expresaba una lucha contra el lenguaje heredado. Se remitía a la forma universal del len­guaje indígena, ya traducido y conoci­do para esa época.
No obstante, todavía a la utili­zación de esta letra se le podrían dar dos interpretaciones opuestas: para algunos liberales señalará la supuesta dignidad imperial de un nuevo pueblo, igualado ahora a nombres como “Franklin”, o “Kaiser”, en el más re­pulsivo sentimiento procentralista, y para otros, como nosotros, señalará de alguna manera el origen autóctono de los naturales de esta tierra, y el rescate de su propia lengua y fonética. Que curiosamente no fueron reafirmados en diversos aspectos de la historia posterior, construida con tantos olvi­dos. De aquí entonces el nombre de nuestra Revista. 
Tercera hipótesis: al seguir escribiéndose ”Quilmes”, en vez de “Kilmes” como lo indicaba el Decreto, se cometió una reimpresión del error original, como cuando los españoles llegaron al Valle Calchaquí, y con soberbia dieron nombre a todas las cosas poniéndoles su sello. Así esta­mos. Se nos escapó una letra, tal vez se nos escabulló un destino.
Prof. Víctor Gabriel Gullotta
 Compilación y compaginación Chalo Agnelli

REFERENCIAS


[1] En la editorial del Nº 2 de setiembre de 1993, se informa; “Por otra parte el concejal Hernández, mitad PJ y mitad del MODIN, amenazó ‘pegarle un tipo en al cabeza’ al directo del periódico quilmeño ‘Nuevo Horizonte’, Pedro Navarro 
[2] Ver en http://elquilmero.blogspot.com.ar/2010/09/quilmes-o-kilmes.html/ 
[3] Víctor Gabiel Gullotta nació el 27 de junio de 1956. Cursó estudios primarios en la Escuela Nª 64 de San Francisco Solano y los secundarios en la EEMNº 2 Luis Piedrabuena de la misma Ciudad. En 1981, egresó como Profesor de Filosofía y Pedagogía en el Instituto del Profesorado del Consejo de Superior de Educación Católica. Entre 1986/87 realizó cursos de perfeccionamiento en el área de Epistemología y Lógica de la UBA. En 1994 publicó "San Francisco Solano: una historia para contar (1580/1993)", El Monje Editor. Ejerció como docente en escuelas secundarios de Quilmes y Florencio Varela durante 26 años. Publicó varios artículos de historia local en la Revista "Los Indios Kilmes" y otros medios periodísticos. Tiene un libro todavía inédito titulado: "Luciérnagas de Solano". Integra la Asociación Historiadores Los Quilmeros