“QUILMES: UNA HISTORIA DE DOLOR, DIGNIDAD Y ESPERANZA”
APERTURA POR CHALO AGNELLI
Entre los muchos actos que a nivel oficial y de Instituciones
privadas, se están realizando, es un honor muy grande para Quilmes y para todos los quilmeños conmemorar los 350 años de la primera población, junto a Francisco Chaile, acompañado por: Sergio Rafael Condorí, Sonia López, Gustavo Maita y otros hermanos de este y aquel Quilmes del Tucumán.
El nacimiento de esta localidad, que alguna vez se llamó el Pago de la Magdalena, que con la llegada compulsiva de quilmes y acalianos
se transformó en la Reducción, el pueblo luego, la municipalidad más tarde y la Ciudad de Quilmes en 1916, coincidiendo este año, el 2 de agosto, con esta designación, ambas fechas unidas al Bicentenario de la Declaración de la Independencia Nacional; coyuntura histórica de una Nación en armas contra el colonizador que establece un paralelismo con la emprendida por quilmes, acalianos y las otras naciones del valle del Yocavil, por la preservación de su independencia, amenazada por el conquitador español que les llevo 130 años de luchas sangrientas.
‘Quilmes’, el patronímico, es lo único que nos quedó, lo único que prevaleció aquí, a orillas del Plata, de esa Nación bravía, pues su cultura fue aniquilada absolutamente, cual era el plan del conquistador al ‘extrañarlos’ a estas costas. Ahora la estamos recuperando.
Yo viví los actos aniversarios de los 300 años y si bien antes hubo algunos atisbos de reconocimientos a nuestros primeros pobladores,
fueron insuficientes. En 1934, alumnos del Colegio Nacional proyectaron levantar un monumento a quilmes y acalianos apoyados por algunos pocos profesores, concejales y por el escultor don Luis Peroloti - que por esos años vivía en Don Bosco - la idea quedó en la nada hasta que se retomó el demorado homenaje y el 14 de agosto de 1986, fecha en que se conmemoraban los 320 del establecimiento del pueblo de Quilmes se emplazó el monumento en la avenida Otamendi. Habían pasado 52 años.
Esto me hace pensar, cuánto ha cambiado el pensamiento y la actitud de los argentinos hacia nuestros hermanos originarios de América, de nuestra Argentina.
Cuando íbamos a la escuela primaria, apenas se mencionaba a
estas naciones que enfrentaron al conquistador y, en los actos nos disfrazaban de indios con plumas y taparrabos aceptando mansamente el destino de la derrota... con la cruz y la espada. En la escuela secundaria eran una clasificación fría, oficializada, europeizante, netamente demográfica, confusa de exónimos, con escasas diferenciaciones culturales, donde siempre aparecía el calificativo “los salvajes”…
Luego nos encontramos ‘raras Avis’, como lo fueron el profesor Rodolfo Marediz, don Luis Otamendi, la investigadora Guillermina Sors, etc., quienes nos hicieron entender que: “Las tres corrientes colonizadoras”, fueron “tres avanzadas conquistadoras”; que la guerra de la “triple Alianza” contra el Paraguay, fue “la guerra de la triple infamia”, que la “Campaña al desierto”, fue la “conquista de un territorio poblado por numerosos pueblos…
de desierto no tenía nada… y otras coyunturas por el estilo que se fueron develando en la conciencia de algunos. En los últimos 30 años, aproximadamente, año más, año menos, en Quilmes esta conciencia creció y siguiendo la huella que trazaron figuras consulares de nuestra historia la divulgación y difusión de nuestras esencias hasta hoy es incontable. Figuras que tendieron puentes para el encuentro como las docentes Lucrecia Lombán, Marta Fajardo, Angélica Dipalma, Haydee Domínguez, Stella Maris Donati y Ana María Franceschini, el padre Luis Farinello, el Pastor Blatezki, el Dr. Angelino, el escritor Carlos Patiño, el periodista Dardo Abbatistta, etc., etc., etc.
Los otros día en la ceremonia de la Pachamama comencé a pensar en esto, iniciado con los festejos del Inti Ramy, que celebramos en la Biblioteca Popular Pedro Goyena inaugurando la primera “apacheta” quilmeña, motivación que siguieron luego algunos jardines de infantes, como en 902, el 916, etc. y se sigue esparciendo.
Hoy, muchas de nuestras escuelas llevan nombres que recuerdan esa historia que según el arqueólogo y antropólogo quilmeño Mario Cigliano tiene 8000 años, nombres como “Fortaleza de los Quilmes”, “Cacique Martín Iquin” (Jardín 921), “Isabel Pallamay” (Jardín 922), ”los Kilmes” (E. Primaria Nº 41).
Tenemos una waca realizada por Teófílo Yapura frente a la Catedral donde estuvo el cementerio indio que aún guarda los restos de la cacica Isabel Pallamay, monolito donde había una placa en su memoria, hoy destruida, pero esperanzados que el 14 de setiembre próximo se reponga.
Asimismo el Proyecto Arqueológico Quilmes está haciendo un trabajo de investigación excelente por la pasión de sus dos promotoras Florencio Vázquez y Verónica Martí, seguidoras de la obra iniciada por la arqueóloga Zunilda Quatrín.
Recomiendo visitar, estos días, la extraordinaria muestra de trabajos de los escolares del Distrito que se exhibe en el Centro de Proyección Audiovisual Leonardo Favio. Motivada por la
propuesta previa de Jefatura de Inspección en las tres jornadas para directivos de todos los niveles que se realizó en la UNQUI en el mes de junio.
Quilmes cumple 350 años, y como dijo metafóricamente la Lic. Nancy Castagnini recientemente para el diario Clarín Zonal que salió hoy: “somos algo más que espuma”.
Quilmes es la segunda población en la provincia de Buenos Aires - después de Baradero que se fundó en 1616 -; somos la única en la provincia cuyo nombre es el patronímico de un pueblo originario, un pueblo que lucho 130 años contra el conquistador defendiendo su autodeterminación, su cultura, sus tradiciones, su Independencia; un pueblo que nos dio toponimia y gentilicio, dos causales que además de distinciones son una obligación a honrar. Chalo Agnelli
sin salir en los diarios"
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