El 16 de enero de 1948, nació en Quilmes, en el seno
de una familia comprometida con la vida pública y la educación, Alcides Chiesa.
Fue director y guionista cinematográfico. Durante la última dictadura
cívico-militar-eclesiástica estuvo detenido desaparecido en el denominado “Pozo
de Quilmes” y luego a disposición del Poder Ejecutivo Nacional desde julio de
1978 a enero de 1982, en que pudo marchar al exilio. De regreso en la Argentina
siguió dirigiendo películas documentales y de ficciones. Falleció el 10 de marzo de 2017, a los 69 años, lleno de proyectos, dejando un vacío
vasto en la historia de la cinematografía argentina y en la cultura de Quilmes.
[1]
El texto que se reproduce a continuación fue
resultado de una excelente entrevista
que el periodista Eduardo Menescaldi le realizó en 2007, ajustándose fielmente
a la historia y al mensaje. Fue publicado por Gustavo Leocata y la participación
de Flor Menescaldi. Es poco conocida, pero su importancia es imprescindible
pues son las palabras, la verdad, la terrible historia de un protagonista de la
infamia que se instaló en la Argentina en los duros años de la dictadura
procesista, sin comparación - aunque hubo muchos hechos aberrantes donde el
protagonista fue el Estado - con otros momentos históricos del siglo XX, salvo
las masacres cometidas en la Patagonia entre 1920 y 1921.
DÍA INTERNACIONAL DE
LOS DERECHOS HUMANOS
El 10 de diciembre se conmemora el Día Internacional
de los Derechos Humanos. Fue establecido por la Asamblea General de las
Naciones Unidas (ONU) en 1950, para difundir los valores consagrados en la Declaración
Universal realizada por ese mismo organismo en 1948. En nuestro país, los
Derechos Humanos constituyen una política de
Estado. Argentina ha implementado políticas y programas
relativos a la protección y promoción de los derechos, especialmente a grupos
sociales que han sido postergados o vulnerados: personas con discapacidad,
comunidad LGBT, personas privadas de su libertad, niños, adultos mayores,
mujeres en situación de violencia, migrantes, entre otros. El catálogo completo
de los mismos puede encontrarse en nuestra Constitución Nacional.
Esta entrevista realizada por Menescaldi a Alcides
Chiesa y aquí reproducida pretende mantener viva la memoria, el reclamo de justicia
y que ‘NUNCA
MÁS’.
EL CALVARIO DE
ALCIDES CHIESA POR EDUARDO MENESCALDI
Sábado 18 de agosto de 2007
Vale recordar al padre buscando desesperadamente a su
hijo desaparecido. Eran tiempos de la dictadura militar y Don Alcides buscaba a
su hijo y más tarde a su nuera, que habían sido llevados por un grupo de
tareas. Aquel 16 de octubre de 1977, vísperas del Día de la Madre quedó
imborrablemente instalado en la historia personal de Alcides, un joven cineasta
quilmeño, cuyo “pecado” era producir documentales, uno de ellos dedicado a la
producción pictórica de Manuel Oliveira.
En charla con Alcides (h) muchos años después contó esta
terrible historia, que ahora se reflota porque es uno de los testigos del
juicio al sacerdote Von Wernich, que se está sustanciando en La Plata (setiembre-octubre
de 2007)
Alcides Chiesa habló extensamente con este periodista,
unos días antes de reconocer uno de los lugares platenses donde había estado
detenido, la Unidad 9.
Se están cumpliendo treinta años del comienzo de este “calvario”.
Y Alcides recordó que “todo esto puede
remontarse a antes de la dictadura militar del ‘76, incluso puede ligarse con
el gobierno democrático de Isabel Perón. Yo era alumno del Instituto Nacional
de Cine y como parte de trabajo tenía que hacer un documental, y me decidí por
hacerlo sobre la pintura de Manuel Oliveira. Me impactaba mucho, sobre todo el
relato de la soledad que hace en sus pinturas. En el reportaje que le hago
habla de eso y en algún momento se refiere a la soledad y la compara con la
soledad del preso político, una persona sola frente a la nada, o sea que no
tiene a nadie donde él pueda ampararse de alguna forma.” Recordó que la
película se llamó “Manuel Oliveira,
pintor” y reflexionó que “sólo trata
de la pintura del artista”.
Agregó que cuando el 24 de marzo del ’76 se inicia la
dictadura militar: “lo primero que pasa
es que yo voy al Instituto y me informan de que mi película había sido
secuestrada por el gobierno. Incluso me inducen a que no vuelva por el Instituto
porque era peligroso para mí.
Yo tendría que
haberme ido del país, esa era la lógica, no me lo tomé demasiado en serio. Con
esa película me hice amigo de Manuel Oliveira y muchas veces presentábamos el
filme en lugares donde él mostraba sus pinturas. Y uno de mis amigos, que se
llamaba Antonio Ginés, lo apodábamos Tony, era el que siempre hacía las
fotografías de mis películas, un gran amigo, nos conocíamos desde hacíamos
años, muchas veces le proyectábamos la película a Manuel y al final terminamos
que Manuel, alguna vez nos regaló alguna de sus pinturas a Tony y a mí, cuando
nos casamos.
Antonio Ginés
militaba en política, era delegado de una fábrica de Bernal, que hacía
cubiertas para pinturas. En el ‘76 lo secuestran durante una semana. Esa vez
traté de ayudar a la esposa, que era amiga de mi esposa y estaba embarazada. Cuando
salió, Tony dijo que nunca más iba a ser secuestrado. Decidió pasar a la
clandestinidad, porque la situación política era muy grave, yo no sabía dónde
vivía y la cuestión es que en el ‘77 él cayó cerca de Florencio Varela y se
hace matar, tal como lo dijo. Salió de la casa, que estaba rodeada de policías,
y al grito de ¡Viva Perón! ¡Viva la Patria!, hace el gesto como que saca un
arma y ahí lo matan. La esposa también es asesinada, la realidad es que no
tenían armas ni cosa por el estilo. En verdad, no sé si la matan o la
envenenan. El chiquito primero quedó a cargo de un vecino y al otro día lo
fueron a buscar, se lo llevó un juez; al final terminó enterrado en un cementerio
como NN; fue uno de los primeros que encontró Estela de Carlotto, en un cementerio
de La Plata. Yo ayudé a buscarlo apenas salí de la cárcel.
A mí me llevaron
el 15 de octubre y eso ocurrió el 13 de octubre. Parece que el superior de Tony
en la militancia habló de nuestra relación. Entonces, me buscan por la relación
de amistad que tenía con Tony. El era mi amigo de toda la vida, era como un
hermano. Creo que ahí viene la relación. Tony era un fotógrafo excelente, de un
talento descomunal. El había dicho que no iba a caer más secuestrado y entonces
se hizo matar. Eso lo sé por distintos relatos.”
EN EL DOMICILIO
Aquel 15 de octubre de 1977, un sábado a la tarde,
vísperas del día de la madre llegaron los militares a su domicilio de República
del Líbano en Quilmes: “recuerdo que al
otro día era el Día de la Madre. Jugaban River y Boca, y estábamos
preparándonos porque a la noche íbamos a concurrir a un concierto de Le
Luthiers. Estábamos en la casa de mi padre. Llegó Manuel (Oliviera) y llama.
Era habitual porque venía siempre. Quien atiende me dice que Oliveira viene a
buscarme. No vi nada, sólo a él, me dio la mano y me dice que había un
despelote bárbaro. Ahí aparecen un montón de tipos que estaban escondidos en
distintos lugares. No me había dado cuenta, soy muy distraído. Me pusieron un
pulóver en la cabeza y me metieron dentro de un coche. Manuel se fue caminando.
A los pocos minutos, como no volvía, salió mi mujer y unos chicos le dijeron lo
que había pasado. Le contaron la situación, mi mujer se pegó un susto bárbaro.
Llamó a mi padre que dormía la siesta y comenzaron a buscarme en comisarías y
distintos lugares. Ahí empezó todo.
Cuando vuelven,
la policía estaba nuevamente en la casa de mi padre y se llevaron a mi mujer, a
mi papá y a mi suegro, que estuvo un día detenido. Mi papá estuvo dos meses en
Coty Martínez y mi mujer estuvo acá en Don Bosco y más tarde en la Brigada de
Quilmes, por seis meses. Yo estuve secuestrado diez meses y después estuve en
la cárcel, en La Plata y en Rawson cuatro años.”
LA CARPINTERÍA
CHIESA
Alcides reconoció el lugar donde estuvo por la carpintería
que habían colocado en su momento. “Sí,
claro, porque nosotros colocamos esa carpintería. Una vez nos encargó la
Brigada y cuando se abrió el portón, primero me di cuenta por el viaje que
hacíamos.
Conozco mucho
Quilmes, soy nacido aquí y cuando pasamos el puente, más o menos me di cuenta.
Tenía la cabeza bastante clara y cuando llegamos al portón, que era enorme y lo
habíamos hecho, me di cuenta que era la Brigada de Quilmes. Y la confirmación
más exacta fue al otro día cuando el partido de Quilmes y Boca. Me habían
torturado toda la noche con picana y en un momento dado perdí la noción del
tiempo. En un momento me despierto y es el gol de Quilmes (Rando), ahí me di
cuenta que estaba en la Brigada. Aclaro que mi proyecto era festejar el Día de
la Madre y después ir a ver el partido.”
EL AGUANTE
“No es fácil contar en un
tiempo corto todo lo que se padeció en esos cuatro años”.
Alcides
mencionó el caso de una señora, Ramona, quien está desaparecida. “Una mujer de sesenta años, una ama de casa
que no tenía ninguna idea de nada y no sabía qué le estaba pasando. Porque si
se dijera que era gente que estaba metida en política… No eran grandes militantes
ni cosa por el estilo. Había un chico al que le gustaban las motos, se metió en
Montoneros, pero era un perejil. Repito, le gustaban las motos, le dan una moto
para hacer no sé qué cosa… Esas cosas… Más allá de que hayan militado o no, la
barbaridad fue que es un crimen hecho a partir del Estado, una cosa
absolutamente imperdonable, que realmente no se puede decir un exceso, porque
quedaría chica la palabra, en realidad fue un enorme crimen. Se excedieron en
todo, porque nosotros vivíamos en condiciones realmente impresionantes. Durante
diez meses nos dieron de comer a veces. A veces pasábamos días sin nada, no te
abrían ni para un vaso de agua y a veces las comidas quedaban ahí, pasaba un
día, se echaba a perder y nos daban la comida podrida.
Terminábamos todos
descompuestos, en estado de insalubridad total, donde no teníamos ni acceso a un
baño. Eso pasaba en la Brigada de Quilmes. Nos daban, por ejemplo, un botellón
de plástico para hacer nuestras necesidades dentro de la celda. Nunca me dieron
explicaciones por qué me secuestraron o por qué me liberaron. Estuve diez meses
secuestrado y después en la cárcel legalmente, entre paréntesis, porque nunca
me hicieron juicio. En La Plata estuve en la Unidad 9, en las mismas
condiciones, pero digamos, de manera legal. La cosa no cambió mucho y luego estuve
en Rawson un año.”
LA LIBERACIÓN Y
VON WERNICH
“El día de la
liberación también fue algo increíble, porque el Nuncio Apostólico llamó a mi
madre, algo que realmente era insólito. No la conocía y le dice que su hijo el
sábado que viene va a salir en libertad. Eso viene para saber hasta dónde
estaba la responsabilidad de la Iglesia en todo esto. Porque además acá
teníamos la entrada de los curas. Estaba el cura Von Wernich, por ejemplo él
liberaba a uno. El liberó a un tipo que estaba preso, secuestrado con nosotros,
ahí al lado de mi celda. El mismo entró, le abrieron la celda y se lo llevaron.
Como Pancho por su casa entrada, y el Nuncio llamó a mi madre. Ellos fueron
informados por parte de la Iglesia, ellos fueron ese sábado a buscarme. Yo no
estaba enterado para nada. Lo que pasó ese día fue que a la mañana me sacaron,
me raparon, me afeitaron la cabeza. No sabía qué pasaba y me preguntaba qué
había hecho para que me raparan. A la tarde me sacaron de la celda y me dijeron
que preparara el mono, en términos tuberos. Me hicieron ir hasta las oficinas
del frente y ahí me tuvieron hasta casi la noche. Como en esa época se hacía lo
que se llamaba ley de fuga, o sea mataban a la gente haciendo creer que fue una
fuga, yo estaba con nervios.”
LOS VUELOS… Y EL
PAREDÓN
Ante una pregunta si se conocía en ese tiempo el tema de
los “vuelos de la muerte”, que el
periodista Horacio Verbitzky denunció en su libro, Chiesa dijo que no lo
conocía. “Yo estaba con unos nervios
infernales, pensaba que me iban a matar. Me decían que acá están sus documentos
y que podía irme. Les digo cómo me iba a ir si no tenía nada, plata. Además no
sabía dónde estaba la cárcel. Viví ahí varios años y jamás vi otra cosa. Recién
cuando después de tantos años visité la Unidad 9 de La Plata pude conocer el
lugar. Salí, vi un paredón enorme, entré a caminar rapidísimo. Me dije que me
tomaba un taxi para que me lleve a Quilmes. Algo tenía que haces, y ese paredón
debió ser el más largo de mi vida, y cuando llegué a la esquina vi el coche de
mis viejos. Estaba mi papá, Alcides, mi esposa, estaban todos. Ese abrazo fue
interminable.
LAS PELÍCULAS
Todo lo vivido quedó plasmado en películas que dirigió
Alcides, como “La Amiga” con Cipe
Linconvsky y Liv Ulmmann y en “Amigomio”
con Daniel Kuniezca.
“En ‘La Amiga’ el
personaje de Federico Luppi tiene mucho de las cosas de mi padre, con frases de
esa época de mi viejo y también de mi mamá, quien fue una Madre de Plaza de
Mayo, al principio, iba los jueves. La historia de La Amiga, donde desaparece
el hijo de Liv Ulmann y se cuenta, un poco eso es un centro político que
conocía en la Villa Itatí, donde filmamos.” Alcides dijo que leyó el “Nunca Más” pero ya no lo lee y recordó
que: “una vez una productora me dijo si
no quería contar la historia de todo lo que fue mi secuestro. No tuve el coraje
de hacerlo.”
No podía faltar la referencia al pintor Manuel Oliveira: “el es un tipo que actuó, a lo mejor, por
miedo, vaya a saber, presionado. En ningún momento esperé que él fuera el héroe
conmigo, hasta ese momento teníamos una relación de amistad. Quizás en su lugar
yo no me hubiera ido y hubiera avisado a mi familia y hubiera dicho a mi madre
o a mi esposa que se llevaron a Manuel. Eso lo hubiera hecho. Pero es una
cuestión a la cual no puedo exigir. La ética es algo muy personal, lo que sí
que nunca más… Nuestra relación se rompió y nunca más. Lo he visto, pero para mí dejó de existir. Yo
no soy una persona violenta a pesar de todo. Sí, mi padre se enojó muchísimo… Además
me dio mucha bronca que lo premiaran aquí como ciudadano ilustre. Pero qué va a
ser.”
¿24 DE MARZO
FERIADO?
Alcides Chiesa no está muy de acuerdo con que se declare
feriado el 24 de marzo. “Un feriado suena
a festivo. No lo puedo entender. Está bien que la fecha sirva para hacer actos
y recordar, en las escuelas y demás, pero no feriado.”
Alcides tiene dos hijos, de 21 y 24 años. “Ellos nacieron después de todo este
calvario, incluso mi mujer cuando cayó estaba embarazada y al hijo lo perdió”.
Sobre el tema y lo que se dice a los hijos que no vivieron esa época, refirió
que “ellos preguntan, siempre lo hablamos
con Luciano y Nahuel. El mayor estudia cine en la UBA y el menor Ciencias de la
Comunicación.”
Valía la pena saber qué les diría a los jóvenes que no
vivieron esos años terribles de la dictadura militar. “Más allá de lo que pasó con los militares que hicieron golpes de estado
en el país, las dictaduras en la Argentina siempre fueron… respaldadas por gran
cantidad de civiles. Siempre fuimos una sociedad que de alguna forma tenía una
cierta simpatía por ese tipo de gobierno y yo no me coloco en eso, porque mi
padre me educó en la democracia y siempre creyó en las instituciones. El golpe
a mí no me alegró. Eso no tiene nada que ver con la ideología. Recuerdo que
muchos sectores de la izquierda estaban contentos con el golpe militar. No era
una cuestión de que había que ser de izquierda o de derecha. El golpe militar
en Argentina fue apoyado por un montón de gente. Recuerdo que me agarré unas broncas
increíbles porque me ponía a discutir con gente que era progresista, de
izquierda, y decían que eso era bueno, porque entonces iba a quedar mucho más
claro, porque era más fácil luchar contra un gobierno impopular y militar que
contra un gobierno popular peronista. Yo no lo entendía, para mí un gobierno
militar es una dictadura. Nunca se entendió ese golpe, porque habría elecciones
en menos de un año. No se justificaba para nada un golpe militar por más caos
que hubiera con Isabel. Yo no creo que haya justificación para un golpe. Yo
viví en países como Alemania, donde hubo terrorismo, en España, donde está la
ETA, y a nadie se le pasa por la cabeza, ni por asomo, decir que acá se tiene
que instalar una dictadura militar para luchar contra ETA. Es un absurdo
demasiado grande.”
EL
DESCONOCIMIENTO
Alcides no cree que la gente no supiera lo que estaba
pasando en el país en la dictadura con las desapariciones y secuestros. “Se podría no saber lo que pasaba dentro de
un lugar de secuestro, pero no podía ser que no se supiera de esas
desapariciones. A mí me desaparecieron todos mis amigos.”
Y ejemplificó un caso. “Un día con mi padre fuimos a abrir el negocio a la mañana en Yrigoyen y
en la puerta sentado en el suelo había una persona que siempre venía para comprar
perfiles de aluminio porque tenía una carpintería en Berazategui. Estaba
blanco, descompuesto y le pregunté qué le pasaba. Abrimos el negocio, le dimos
café y cuando se calmó un poco me dice: ‘¿Sabe qué acabo de ver?’ Antes de ir a
mi trabajo a Berazategui me voy a pescar al río, estaba pescando y en un
momento dado veo un avión y veo que tiran cuerpos al río. Tiraban tipos vivos
al río, se movían, decía el tipo. El tipo estaba que no quería salir del
negocio, se quedó hasta el mediodía. Estaba con un gran shock emocional. Y así
como éste había mucha gente que sabía. Cuando me preguntó si sabía de los
aviones que tiraban cuerpos al mar, estaba revisando mi cabeza si en algún
momento, y me acordé de ese hombre. Aclaro que eso pasó en el ‘76 y fue aquí en
el río de Berazategui. Mi mujer trabajaba en las oficinas del Banco Credicoop,
y un día llegó desesperada con un ataque de nervios porque secuestraron a una
persona dentro de Credicoop, a la vista de todos. Entraron unos tipos de civil,
armados hasta los dientes, pusieron a todas las personas en el suelo y se
llevaron a un tipo, a la vista de todos. Esas cosas eran habituales… No puedo
creer que alguien dijera que no se enteró… ¿Cómo no se enteró? ¿En qué mundo
vivía? Claro que no salía en los medios de comunicación pero había información.
¿Cuántas veces pasó que el ejército
tomara una manzana buscando a alguien? Yo en el ‘76 quemé todos mis libros… La
gente quemaba sus libros. Yo quemé mis discos. Yo tenía discos de grupos de la
época que me gustaban, como Los Quilapayún, y los rompí. Me acuerdo que lloré
por ello.”
Alcides Chiesa estuvo el pasado 23 de marzo en la Unidad
9 de La Plata porque entendió que había que “enfrentarse a los fantasmas”. También
destacó el coraje de Monseñor Jorge Novak, quien como obispo de Quilmes, una
diócesis flamante, tuvo el coraje de enfrentar a la dictadura en los tiempos
más difíciles.
MENSAJE A LOS
JÓVENES
Chiesa quiso hablarle a los jóvenes que no vivieron esa
época terrible. “El hecho de estar aquí
hablando de este tema, como se ha hecho en los distintos medios, a pesar de
todo lo que pasó, la gente está informada. Eso es el resultado de una muy larga
lucha de la gente. Y eso es importante. A pesar de que fue la dictadura más
sangrienta de la historia argentina, a pesar del pánico y del terror para
quienes tuvimos que sobrellevar los primeros años de la democracia… Yo recuerdo
que en los primeros años de Alfonsín, cuando se concurría a la CONADEP, iba con
un gran miedo. En mi caso me tocó declarar ante Graciela Fernández Meijide. No
olvidaré jamás esos momentos porque estuvimos semanas discutiendo en casa si
declarábamos o no, porque teníamos miedo, un pánico infernal. Un día nos cita
Fernández Meijide para reconocer la Brigada de Quilmes. Fuimos al Teatro San
Martín donde se hacían las reuniones y ahí nos subieron a un Ford Falcon verde,
y nos llevaron a la Brigada. En la Brigada reconocimos los lugares y la misma policía
nos amenazaba, nos decían que no íbamos a salir de ahí. Con esa presión hicimos
la denuncia y luego las presentaciones y los juicios, con terrible miedo. No se
calló la gente, siguió movilizando y haciendo las denuncias. Yo estuve diez
meses con vendas, por eso no vi muchas caras. La única que reconocí cuando se
hizo el juicio fue la del médico Bergés. Yo tenía la pierna hinchada, me había
supurado por la picana. Vino a verme y me bajó la venda y me miró cara a cara.
Es una de las pocas personas a las que vi y reconocí. También la gente que nos
cuidaba, que no era de la patota sino de la policía misma. Una vez fue
Suárez Masón a hacer una recorrida y nos hicieron lavar todo. Cuando vino la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos a La Plata, nos pidieron que escribiéramos en un papel las
denuncias y se las dimos a mano. Eso fue cuando vino la CIDH, cuando el relator José María Muñoz [3] insuflaba
a la gente para que fuera a insultar a quienes hacían las colas para declarar
ante la CIDH.
Casi al final,
en el año ‘82, tuvimos la visita del Nuncio Apostólico, monseñor Casarelli.
Debe ser por eso, porque después llamó a mi madre para decirle que me habían
liberado. Quedamos muy sorprendidos. El tenía información anticipada porque
nadie sabía. Hay un libro que publicó Horacio Verbitzky sobre la Iglesia y el
proceso.
En La Plata
había un pabellón de gente vinculada a la Iglesia, curas y demás. Por un lado,
la participación de la cúpula de la Iglesia vinculada al proceso, pero por
otro, la Iglesia también se enfrentó enormemente al proceso, eso hay que
reconocerlo. No hay que meter a todos en la misma bolsa porque también tienen
sus héroes, como Angelelli, el obispo de La Rioja. Aquí también hubo curas,
como el padre José (Tedeschi)
[4] en la villa de Itatí, Luis Farinello, a
quien hay que reconocer su lucha en los ‘70, siempre me pregunté cómo
sobrevivió a ese tiempo. Hubo muchos
curas que hicieron enorme trabajo a riesgo de su vida la gran mayoría.”
Por último, Alcides Chiesa dejó este pensamiento:
“La
historia no fue ganada por los que ganaron militarmente, sino que la historia
la ganaron los pueblos, la verdad. Y que fue gracias a una lucha de muchos
años, en forma muy desigual por parte de la gente, con los organismos de
derechos humanos y demás. Yo tengo una película, ‘El Desembarco’. Esa película
se hizo en el gobierno de Alfonsín. Es un documental que nació como tal sobre los
jóvenes que empezaron a hacer cine después de la dictadura militar. Se refiere
al miedo a hablar y todas las cosas que pasaban. Pero en ese momento en las
calles se estaban dando las enormes movilizaciones contra las leyes que se iba
a dictar, como obediencia debida y punto final, aunque todavía no se habían
dictado. Esas movilizaciones fueron impresionantes. El país estaba movilizado.
Se juntaron millones de firmas en contra, sin embargo Alfonsín lo impuso y el
Congreso lo apoyó. No sé si los políticos se acordarán de eso. Pero se trata de
una gran enseñanza para ellos. Alfonsín aparece como el que restituyó la
democracia en el país. Quizás no recuerde que gracias a los indultos se atrasó
mucho la historia en el país. Sobre todo, esa enorme contradicción, y esta
lucha a partir de ese momento, de tantos años, al final hizo que la historia
recuperara la verdad de los hechos, para que hoy en día podamos discutir y
hablar sin miedo a que alguien, pueda perder la vida por una opinión.
Cuando viví en
España, un fiscal estaba viendo, después de veinte años de la dictadura militar,
las movilizaciones que se hacían en la Argentina y le parecía increíble que
habiendo pasado veinte años la gente estuviera luchando en las calles, como si
recién empezara. En ese momento yo pertenecía a la Asociación Argentina Pro
Derechos Humanos en Madrid. Lo fui a ver y dijo que si nosotros lo apoyábamos
él quería hacer algo por ese pueblo. Decía que ese pueblo se lo merece y él
buscaría la forma de iniciar un juicio. Pero, decía, necesitaba el apoyo de la
Asociación Argentina. Buscó un punto en la Constitución, lo encontró y eso le
sirvió para iniciar los juicios que después tomó el juez Garzón. Todo eso fue por la emoción de un fiscal español al
ver movilizado al pueblo argentino veinte años después. Eso hay que destacarlo,
la lucha, las cosas se consiguen cuando se lucha. Eso me parece importante
decírselo a los jóvenes”.
FILMOGRAFÍA DE
ALCIDES CHIESA
Director: Amigomío (1994); Apuntes de un viaje al Iberá (inédita
-1991); Desembarcos (inédita – 1989)
Guionista: La amiga (1989); Desembarcos (inédita – 1989);
Amigomío (1994); Apuntes de un viaje al Iberá (inédita -1991)
Asistente de Dirección: La amiga (1989)
En se estrenó en el Auditorio de la UNQUI la película “Tito
el Navegante”, que presenta las vicencias del escultor quilmeño Tito Ingenieri
y su casa de botellas de vidrio construida en La Ribera.
|
Eduardo Menescaldi |
Una extensa
charla con Alcides Chiesa, rescatada de un cassette de archivo, que tuvo
actualidad con el juicio que se le sustentó al sacerdote Von Wernich. Publicado
por Gustavo Leocata, Flor Menescaldi y Eduardo Menescaldi en 2007.
Compilación Chalo Agnelli
Agradecimiento a Eduardo Menescaldi que me facilitó este documento que
ahora queda afirmado en la Internet para la memoria y la justicia.
NOTAS
[1]
Ver en EL QUILMERO del miércoles, 12 de abril de 2017, “Alcides Chiesa, Director Y Guionista
Cinematográfico”.
[2] Manuel
Oliveira falleció el 24 de mayo de 2018, a los 90 años de edad.
[3] José María Muñoz (1924-1992) fue un locutor, relator y periodista
deportivo argentino. Se especializó en relatar partidos de fútbol e impuso un
estilo propio. Después del gobierno de facto vivido en la Argentina
(1976-1983), hubo varias críticas a su apoyo al Proceso militar, especialmente
durante el Mundial de Fútbol de 1978. En el blog de Pablo Camogli
(http://www.pablocamogli.com.ar), se lo llamó “Relator de la Dictadura” por su
acalorada defensa del gobierno cívico-militar-eclesiástico de esos tristes
años.
[4] El 30 de noviembre de 2018,
se designó por votación de la comunidad, su nombre al Jardín N° 967 de la Villa
Itatí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario