… UNA QUERELLA LUGAREÑA
Chalo Agnelli, compilador
El Ferrocarril Oeste de Buenos Aires llegó en el 30 de
agosto de 1857, y a la estación se la denominó Floresta. En 1888 cambió su nombre por el de Vélez Sársfield.
La estación cabecera de este ferrocarril estaba en el lugar que hoy ocupa el
Teatro Colón. En el barrio de Floresta nació la primera línea de colectivos que
recorría las avenidas Rivadavia y Lacarra hasta Primera Junta.[1]
El propulsor de este servicio, tan típico de la ciudad de Buenos aires y
después de todo el país fue don Manuel Rosendo Pazos. [2]
La Comisión de Revalorización Tradicional “Pago Nuestro”
(Partido de Quilmes) de Montaraz, que presidida por Francisco Alsina y era
secretario José García Fernández, después de un largo y tumultuoso intercambio
de expedientes y recursos de toda índole se manifestó en 1944, sobre la
toponimia en cuestión que podemos ampliar más concienzudamente en la nota
realizada por el Prof. Raúl Alberto Leyes para el blog de la Asociación Orígenes de Berazategui en
2015.
INTRODUCCIÓN
Mientras el Superior Gobierno repone en plena Capital
Federal a "Floresta” su viejo
nombre y modifica el de otra estación a su correcta expresión "Dalmasio Vélez Sársfield”; mientras una
naciente colonia del Chaco, sin más gloria su suelo que la fecundidad que promete,
recibe el honor de recordar el autor de nuestra canción nacional, "Blas
Parera"; mientras en esos casos se aplica en su elevado rigor el contenido
histórico-cultural de las disposiciones que los orientan, en el de esta
promisora villa de la línea La Plata-Avellaneda del F.C. Provincial, se asigna
una trivial denominación envuelta en disputas vecinales, que suplanta así el
toponímico investigado por el Archivo Histórico de la Provincia, uno de los más
antiguos del país […]
El lugar de referencia se inició por un loteo de fines de
1938, en la intersección del Camino a Mar del Plata y las vías del F. C.
Provincial; partido de Quilmes, y ha dado origen a una cuestión por su nombre que lleva a
generalizar su sugerente caso.
DIVERGENCIAS
TOPONÍMICAS
Divididos los actuantes en dos grupos, por las cuestiones
lugareñas de tantos pueblos chicos, proponían también nombres distintos: la Sociedad de Fomento de "Pago
Nuestro" mantenía su designación, y una agrupación disidente le oponía
"Los Campitos".
Llegado el momento de inaugurarse la Parada ferroviaria,
la parte que había intervenido en las gestiones más recientes obtuvo que se
colocaran unos carteles con "Los
Campitos".
Claro que inmediatamente reaccionó la otra parcialidad, pero,
en vez de anteponer su nombre, consideró finalmente resolver el pleito como
legalmente correspondía. En tal demanda se dirigió al Gobernador de la
Provincia. Y los prematuros carteles fueron retirados por orden superior.
Así las cosas, el Consejo de Obras Publicas Provincial pidió
el informe técnico del Archivo Histórico de la Provincia, que dirigía el Dr.
Ricardo Levene, el cual dictaminó "Arroyo
del Pato", toponímico contemporáneo a la fundación definitiva de
Buenos Aires (Expediente P/53/43-M.O.P.) cuando don Juan de Garay entregó a
Antonio Higueras de Santana la suerte de estancia conocida como la Laguna del Pato.[3]
De tal manera, los dos nombres en pugna, Pago Nuestro y Los Campitos, a los que
solo podían amparar razones sentimentales ya que carecen de todo fundamento
regional, debían olvidarse por la más autorizada voz histórica.
BASES LEGALES
Es interesante conocer, a través de sendos considerandos,
las terminantes bases legales que rigen la cuestión:
Decreto del
Gobierno de la Nación, del 3 de Septiembre de 1934: "Que
en todo el territorio de la República se han producido y se siguen produciendo
cambios de nombres con relación a lugares cuyas denominaciones las recibieron de los fundadores
o descubridores, así como de sitios que fueron teatro de episodios históricos
en olvido de las consagraciones de la leyenda o la tradición y dando lugar a infundadas
sustituciones y a injustos olvidos".
Decretos
Provinciales del 10 de Agosto de 1934 y 21 de Agosto de 1942: "Que es preciso antes de que la acción de intereses primados frente a
la inercia» termine con respetables recuerdos del pagado y con sanas
tradiciones nacionalistas, las que son necesarias como fuerzas morales que vinculan
el espíritu del pasado con el por venir, tomar medidas que tiendan no sólo a la
conservación de aquello que no debe perderse, sino a una menor justicia distributiva
en materia de recuerdos y homenajes".
Ley N° 3487 (derogada por
la ley 8912) - Art. 5°: "El nombre de los centros de
población los fijará a propuesta del interesado el Poder Ejecutivo, debiendo preferirse
para ello el de la región geográfica o antecedentes históricos, naturales,
geológicos y topográficos, algún hecho o antecedente memorable, etc.”
Pese a lo evidente, el 27 de enero ppdo., se decretó “Los Campitos” como denominación
de la Parada Km. 28,595 del E.C Provincial de Buenos Aires.
Tal decisión suplantaba el nombre original y aún
recordado por viejos pobladores, anulando la contribución de un Instituto Oficial
solicitada por otro Organismo Provincial, el Consejo de Obras Públicas, que
elevó al Poder Ejecutivo bonaerense una designación gestada como réplica de
sector en campana de preponderancias, de la que comentaba el estudio del
Archivo. Cualquiera que fuese la tradición del nombre “Los Campitos” acerca de lo cual nada se
dice en estas actuaciones nunca superaría a la del toponímico aludido, “Arroyo del Pato” Y el Archivo Histórico
no sabía, claro está, que lo que no se dice en las actuaciones es que tal
designación era una de las banderas de los grupos querellantes y que un miembro
de esos sectores tiene, casualmente, en el lugar una residencia llamada “El Campito”.
VULNERACIÓN DE
PRESTIGIOS
Consagración de tal naturaleza, que dio razón a un bando
no contra otro, sino contra una Institución Oficial, transformó el caso en
vulneración de prestigios institucionales y de reivindicación de las
disposiciones que rigen la materia, previendo precisamente estas cuestiones.
Para ello exclusivamente se constituyó esta Comisión, que solo guarda en su
apelativo un homenaje para la Sociedad que declinó el proselitismo de su nombre
para conciliarse en el que superaba toda pretensión.
Solicitada el 2 de Febrero ppdo., la reconsideración del
Decreto, se le ha dado curso por el Ministerio de Obras Públicas, en demanda de
una resolución que repare la actual inversión de valores.
En base a una consulta de la Sociedad de Pago Nuestro a la
Junta de Estudios Históricos de Quilmes, esta aportó un extenso informe -por
el cual se comprueba que sobre las tierras que hoy litigan por nombrarse, un
activo hombre público del pasado quilmeño, Don Andrés Baranda, actuó como
ganadero y las trabajó con nuevos métodos en la zona, desde 1840 a su
fallecimiento en el 80.
Abocada la Municipalidad de Quilmes a una plausible campaña
de recordación de los propulsores del Distrito, aceptó la idea de la Junta de
Historia para proponer en la reconsideración, al par del toponímico y significando
simplemente posibilidad de elección por distintos pero igualmente- elevados
criterios, el nombre del viejo poblador y brillante edil. La intervención
Municipal tiene también la virtud de conciliar en uno solo el nombre del pueblo
y su parada, evitándose una futura dualidad oficial designativa, motivo de
confusiones en los lugares que la tienen. (Expediente 48/Sdad/44-Municipalidad
de Quilmes).
La Junta de Estudios Históricos ha comunicado esos antecedentes
a esta Comisión Tradicionalista, que le ha dado traslado a su gestión ante el
Ministerio. (Expediente M/293/44-M.O.P.).
Ambas proposiciones^ originadas en Institutos de
reconocida capacidad y por ende al margen de
valoraciones interesadas, encuadran en las prescripciones legales y orientan la
cuestión hacia el plano ético que le corresponde, proporcionando a las
autoridades que decidan, elementos con la jerarquía de su delicada función.
Pero de este insólito caso pueden aprovecharse enseñanzas
que impidan su repetición en cualquier lugar y en circunstancias aún más
trascendentes.
Por lo pronto es necesario recalcar el respeto que la Ley
debe merecer en sus más aparentemente simples aplicaciones, y la secuela
perturbadora, enconos, escándalo vecinal, suspicacia pública, etc., que
legitiman estas arbitrariedades.
Ampliar esas disposiciones para crear una conciencia de
genuina tradición nacional, buscando en cada pedazo de suelo patrio que levante
hogares argentinos un recuerdo de su ayer.
Evitar así que la lógica comercial de un rematador, la
petulancia de un señor de muchas tierras c la trivialidad de un grupo
"weekendista", llamen solares que resuman historia con ocurrencias
raras o "bonitas51, pero vacías para antiguos pobladores o
espíritus cultivados y respetuosos,
A los artificiales "Los Ranchitos", "Las
Tejas”, "Los Troncos”, "Los Aromos", "Los
Eucaliptus" y toda la flora que olvidó sin embargo los "25
Ombúes" de Hudson; un "San Sebastián" en el Matanzas, cualquier
"Las Casitas” por allí, nuestro "Los Campitos" por aquí; las
fechas políticas y consagraciones de sector con "Fulanos de Tal" por
simples donaciones o cosas por el estilo, etc., etc., a todo eso, anteponer un
recóndito toponímico o el homenaje al olvida do fundador o la figura patricia pospuesta.
Y junto a los tableros de las estaciones, indicadores de
lugares, etc., resumir sus antecedentes, expresar su símbolo; curiosidad para
el "turista", revelación, (que lo será tantas veces) para el poblador. Cultura en-
fin sembrada por sus tierras, sus caminos, sus rieles, sus pueblos. Y donde un
nombre encubriera inconfesables valoraciones personales o de camarilla, tendría
la sanción de su desnudez significativa; pues ninguna falsa justificación, por
declamatoria que sea, ha de prevalecer en comunidades dignas.
Ese es el camino, que al modesto sentir de esta Comisión,
debe conducirnos a la recuperación de valores telúricos y humanos que al
rebrotar por nosotros, nos haga sentir la savia vivificante que se ilumina en
las hojas más altas, pero nutridas por la honda y vieja raíz.
A tal empresa aportamos, por no atrevernos a decir iniciamos,
la dignificación epónima de nuestro pago. Lo que puedan hacer otros más capaces
para su realización integral, será en bien del gran pago que es la Patria.
Francisco Alsina Presidente y José García Fernández Secretario Marzo de 1944
EXPRESIONES PERIODÍSTICAS
SOBRE EL EXTRAÑO CRITERIO CON QUE SE DENOMINÓ LA PARADA KM. 28,593
DEL F. C. PROVINCIAL -1944
"LA RAZÓN" (Bs. As.), del 31 de
Enero 1944: "...sobre las preferencias localistas debía prevalecer la
norma legal, de acuerdo con el decreto del Poder
Ejecutivo que establece que en la denominación de nuestros pueblos debe
aplicarse la de la región geográfico o la que indiquen los antecedentes
históricos, naturales y topográficos..
“EL DIA" (La Plata), en el resumen de
su editorial La Tradición Toponímica", del 2 de Febrero ppdo, dice:
"Dentro de su aparente intrascendencia, el pleito originado entre los vecinos’
de un nuevo "centro de población constituido sobre la línea del F. C. Provincial,
"ofrece una saludable enseñanza. Una de las tendencias en que se dividía
la opinión lugareña respecto a la denominación del paraje ha "sido
satisfecha por la resolución del Poder Ejecutivo. Pero en realidad no
correspondía lo uno ni lo otro, sino estarse a lo indicando por el Archivo
Histórico de la Provincia de acuerdo con los antecedentes toponímicos más
antiguos de la zona. El gobierno debe rectificar su error, pues es norma
ajustar la nomenclatura geográfica a elementos de la tradición.”
"LA
NACION”
(Buenos Aires), del 30 de Marzo ppdo: “Una parte del vecindario propuso el
nombre de Pago Nuestro, que era el de la Sociedad de Fomento, y la otra el de
Los Campitos, obedeciendo este "último a que hay allí una residencia que
tiene la misma denominación, en singular. Sin embargo, recientemente se dio un
decreto que dispone darle la denominación de Los Campitos, hecho que motivó un
movimiento de opinión favorable a la tesis sustentada por "el Archivo
Histórico, en el sentido que los antecedentes son favorables a la adjudicación
del nombre de Arroyo, del Pato, a lo que "se agrega que esta designación
se ajusta al decreto del gobierno "Nacional del 3 de septiembre de 1934, que
dispone que los lugares lleven nombres adecuados a la leyenda o la tradición.
EL ARGENTINO” (La Plata) En su nota La
denominación de los lugares, del 30 de Marzo ppdo. : ..."El propósito que
inspira a los recurrentes es legítimo e inobjetable. Hace ya largo tiempo que
la "anarquía en la denominación de los lugares suscitó el comentario
desfavorable de la opinión pública, porque los nombres revisten un valor
histórico y tradicional que no puede desconocerse* La arbitrariedad en el uso
de los mismos conduce evidentemente a desnaturalizar el acervo del pasado... La
medida dispuesta con motivo de "la disparidad de criterio producida entre
los vecinos de la zona "de la nueva parada del ferrocarril Provincial se
aparta, sin embargo autorizado pronunciamiento del Archivo Histórico para inclinarse
hacia una de las opiniones en pugna, sin que la decisión aparezca fundada en
razones convincentes. Convendrá, pues, ratificaría, atendiendo al petitorio
formulado por el núcleo vecinal”.
"NOTICIAS
GRAFICAS" (Bs. As.), 30 de Marzo ppdo: "...Al fundarse un pueblo
cerca de Montaraz [4]en la
intersección del camino a Mar del Plata se le llamó provisoriamente parada Km.
28,593. Una información obtenida del Archivo Histórico de la Provincia,
recordó un viejo nombre del lugar, Arroyo del Pato, que data de 1580, nada
menos. A pesar de ellos la designación oficial recientemente impuesta, dejo de
lado ese nombre varias veces secular...."
"LA PRENSA" (Bs. As.), del 4 de
Abril ppdo: "...dicha entidad (Pago Nuestro) ha formulado aclaraciones en
el sentido de que la disposición ha sido adoptada contrariando lo solicitado
por la misma, que consistía en dar a la citada parada el antiquísimo toponímico
Arroyo del Pato, que se menciona desde la época de Juan de Garay y queden la
consulta formulada al Archivo Histórico de la Provincia fue el que se aconsejó
se adoptará…"
El diario “El
Sol” de Quilmes
dice el su edición del viernes 16 de mayo de 1969, aludiendo a este tema que:
“La Comisión Pago Nuestro, de la Estación Allan se llamaba Montaraz y no
existió la parada El Pato y la localidad de Juan María Gutiérrez era un centro
de despacho de los abundantes tambos
locales, de toda la región de lo que actualmente es Florencio Varela y el
sudoeste de Berazategui…”
Compilación Chalo Agnelli
Documento del Archivo Prof. Juan Carlos Lombán
Como secretario de la Junta de Estudios Históricos 1ᵃ
época
BIBLIOGRAFÍA
Archivo Cooperativa "Tres Límites Lda." (El Pato)
Leyes,
Prof. Raúl Alberto
Blog de la Asociación Orígenes de Berazategui del
viernes, 16 de enero de 2015 “Parada ferroviaria Centro Agrícola El Pato”
Greco, Juan. Historia de
Berazategui. Editorial del autor, 1988.
Rodríguez Avellón, Eduardo.
Crónica de mi pago. Asociación Orígenes Berazategui, 1997.
NOTAS
[1]
http://elarcondelahistoria.com
[3]
Parada ferroviaria Centro Agrícola El Pato en el Blog de la Asociación Orígenes
de Berazategui viernes, del 16 de enero de 2015, por el Prof. Raúl Alberto
Leyes.
[4]
La Municipalidad de La Plata, mediante la Ordenanza Nº 1111 impone a la calle
71 el nombre Ingeniero Juan Allan, en homenaje a quien fuera el primer
maquinista en la historia de los Ferrocarriles Argentinos. Conductor de la
locomotora "La Porteña" que en el año 1857 realizó el primer viaje
ferroviario
entre la Estación Del Parque (hoy Plaza Lavalle) y Floresta en la Ciudad de
buenos Aires. También condujo 14 años más tarde, en 1871, durante la epidemia
de fiebre amarilla en la ciudad de Buenos Aires, el tren que trasladaba los
ataúdes al primitivo cementerio de la Chacharita, y falleció víctima de la
epidemia a la edad de 36 años.-
Existía
hasta hace algún tiempo, una placa de homenaje frente a la Estación Meridiano
V, en la esquina de 71 y 17, pero fue retirada para su preservación, y según
datos que pude recopilar, se encontraría guardada en el Museo Dardo Rocha.-
Primer loteo realizado en El Pato el 13 de noviembre de 1938 (pintado
en negro) Se observa la inexistencia de la parada ferroviaria C.A. El Pato y el
primer nombre de la estación Ing. Allan (Montaraz)
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