Con una expresión un tanto
retórica, propia de la época (la sintaxis está sujeta a las evoluciones históricas del lenguaje), el periodista describe la escena que presenció
junto al busto del primer escritor y naturalista quilmeño Guillermo Enrique
Hudson, el miércoles 6 de agosto de 1941.
CARACTERISTICAS Y
TRASCENDENCIA DE ESTE ACTO
Completamos
nuestra información anterior, sobre el homenaje tributado a Guillermo Enrique
Hudson en la plaza Falcón (actual del Bicentenario) de esta ciudad, el domingo próximo pasado, con motivo del
centenario del nacimiento del gran escritor.
Un
día lleno
de sol y serenidad en el ambiente, como una bendición del cielo, fue el
prólogo, al acto que subrayó una vez más las líneas
tan marcadas e inconfundibles de aquella personalidad.
Por
doquier
se observó luz, flores, voces infantiles armoniosas y
poesía; y qué
circunstancia tan paradójica, ofrecía al entendimiento la fecha de
nacimiento de Hudson que entraña una armonía
de la Naturaleza tibia y fragante, con la de su muerte
que entraña frío polar y nieblas. El cuadro era imponente.
Sin
faltar las altas representaciones de Gran Bretaña y Estados Unidos, y después de una canción entonada por los escolares, hizo
uso de la palabra en nombre de la Comisión local de homenaje, el doctor Adolfo Bazán, quien hizo el elogio de la producción mental
de Hudson y ponderó la trascendencia social, moral y filosófica de esa
rica sensibilidad del escritor, expresada en giros
literarios impecables.
Explicó,
cómo un régimen didáctico puede levantarse sobre las ideas expresadas por
Hudson, que son fruto de todos los
accidentes de la Naturaleza. Comparó a este escritor
de la pampa, que supo penetrar en sus misterios, a aquel otro de la
montaña, Joaquín V. González. En un enlace de
elevada y profunda poesía, los dos contribuyen a
ennoblecer el alma humana elevándola en dignidad, tomando el arte como un medio y un recurso de intensa afectividad
A
continuación
el doctor F. I. Pozzo, después de leer una carta de Cunningham Graham, se
refirió al trabajo que leería la señorita Zufriategui, quien lo hizo tan delicadamente,
tan llena de emoción, que reflejó “El gorrión de Londres”, todo un mundo lleno
de afectividad.
La señora
Delfina Molina y Vedia de Bastianini,
secretaria de la Asociación Argentina de Estudios Lingüísticos,
se refirió con sencillez y elocuencia a Hudson y a este acto que sintetizaba un sincero y justo homenaje al escritor e invitaba a
todos para el día miércoles, en cuya asociación se discutirían problemas literarios
relacionados con la vida de Hudson.
Después
de oír
nuevas y dulces canciones escolares, todos se dirigieron
al Golf Club de Ranelagh, donde se sirvió un almuerzo presidido por el
embajador de Gran Bretaña.
Compilación Prof.
Chalo Agnelli/2016
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