Muchos son los apellidos vascos del Iparralde que
encontramos vinculados a Quilmes a partir de 1800: Dupuy, Duval, Barate, Luto
(o Luteau), Lerdou, Lassalle, Bourlot, Amiel, Fleury, Larrullet, Larralde, etc.
En 1810 en el Correo de Comercio, según el Dr. José A. Craviotto, se
anuncia que en la Ensenada de Barragán, perteneciente al pago de la Magdalena
el Sr. Pedro Duval apoyó económicamente a don Roberto Staples para la
instalación de un saladero. Este Pedro Duval tenía vinculaciones con Juan
Isidoro Clark. Esta firma comercial Staples & Duval fue multada en
noviembre de 1811 por irregularidades en la matanza de ganado. Para efectivizar
esta sanción fue enviado a Ensenada un piquete de Dragones de la Patria [1]
Según un escrito de 1841 figuran, entre los empresarios saladeriles de
la jurisdicción de Quilmes, los franceses: Juan Barate, propietario, y Julio
Luto (o Luteau), con saladero en terreno arrendado [2]
Bernardo Lerdou, en 1852, donó, entre otros vecinos, $ 500 para la
instalación de un nuevo cementerio donde hoy se halla el Hospital I. Iriarte.
Se llegó a reunir $ 44.037 y las tareas concluyeron en 1855. Era propietario de
la chacra que figura en el mapa de catastro de 1898 con N° 18, limitada por las
calles República del Líbano, Urquiza, Lamadrid y Andrés Baranda.
La familia Lerdou fueron propietarios de la panadería “La Francesa” -
que luego pasó a la sociedad Deprati/Rodiles - ubicada en Rivadavia y Moreno,
junto a la casa de la familia con entrada sobre Moreno.
Mariana y Gregoria Lerdou, posiblemente hijas del anterior, en
1886, integraron la Sociedad de Damas de Caridad de San José con el
propósito de atender enfermos indigentes y proporcionarles el auxilio
necesario y no solamente el asilo. Con esta sociedad se encaró la organización
de un verdadero hospital [3]
Alejandro Lassalle fue uno de los preocupados colaboradores en pro de
la educación de los niños quilmeños; así figura en las fiestas patrias de 1858,
en que por primera vez en la provincia se usaron delantales blancos. [4]
En 1875, el juez de paz Pedro Risso encomendó al Dr. Honorio
Martel, Felipe Amoedo y a Alejandro Lassalle gestionaran la creación en
Quilmes de un Colegio Secundario. No prosperando la iniciativa por falta de
recursos, ya que hubo que alimentar a la Guardia Nacional apostada en Quilmes
que participó en la revolución de setiembre de 1874. [5] En 1877 integró el jury de
clasificación de patentes fiscales.
Ese mismo año, la niña Vicenta Lassalle, hija de Alejandro, fue
premiada, entre otras, como mejor alumna de la escuela que dirigían las
señoritas Rivero y Echeverría; algunas de las demás eran: Elvira Risso, Soledad
Quevedo, Avelina Tobal (luego de Huisi), Ramona Matienzo Dupuy, Ercilia
Otamendi, Ana Murialdo, Ercilia Rubio, Juana María Cabrera (*1866; luego la maestra
fundadora del la E.G.B. N° 7), Carmen Lanatta, Emilia Murialdo, etc. Todas con
una edad que iba de los 10 a los 12 años.
Vicenta con su madre, María A. de Lassalle, integraron con las Lerdou,
en 1886, la Sociedad San José mencionada anteriormente.
Bernardo Lassalle fue presidente del H.C.D. en 1893 e intendente
municipal entre 1894 y 1895. Fue el que dispuso la plantación de casuarinas en
el camino al río, a ambos lados de la avenida Otamendi, plantación renovada por
el Dr. José Eduardo López en 1926. [6]
Sobre don Orleáns Larralde, quizá también un vascofrancés venido
después de Labourt dice José Andrés López, “Cada comercio valía de acuerdo con
la eficacia que del espíritu del mostrador que lo animaba, emanaba. El señor
Labourt, por ejemplo, culminaba la curva de sus éxitos cuando lo animaba el
espíritu comercialmente amable, culto y atrayente del señor Orleans Larralde, y
su decadencia se iniciaba con la desaparición de este.” [7]
Pedro Amiel, en 1892, era propietario de una carpintería en Ezpeleta
llamada la Bouvette Francaise.
Pedro Fleury, en San Francisco (Berazategui) tenía un almacén, billar,
café y cancha de bochas. [8]
Esteban Bourlot, en 1891, fue uno de los vocales de la Comisión
Directiva que integraban Félix Bernal, Antonio Tasso, Santiago Marengo, Enrique
Meincke, Agustín Pedemonte, etc, para la fundación del colegio y templo
salesiano de Bernal. [9]
Sintetizando, miembros de esta colectividad que ocuparon cargos
políticos locales, algunos ya nombrados, fueron: concejales: Francisco Labourt,
entre 1857 y 1858; Alejandro Lassalle en 1865 y consecutivamente entre 1872
hasta 1881; Bernardo Lassalle entre 1893/94; Juan Ihuralde entre 1871 hasta
1875 consecutivamente y entre 1880 y 1881; Julio I., 1893/94 y 1898/99; Juan I.
(h), 1909; Horacio I. 1909; Raúl I., 1929/30/32/33; Orleáns Larralde,
1869/70/71. Fue secretario del departamento ejecutivo de la municipalidad don
Rodolfo Labourt desde 1902 hasta 1908.
CASA DE LOS VASCOS - EUSKAL ECHEA
“En el pueblo de Quilmes, a los 6 días de Enero de 1901, reunidos en el 'Hotel Universal' calle Alvear esquina Garibaldi, se reúnen los
señores Santiago Goñi, [10] Domingo Iparraguirre, Miguel Nazábal,
José Larralde,[11] Pedro Etchevertz, [12] José Almirantearena, Jaime Bazterrica,
Juan Bazterrica, [13] Joaquín Elortondo, José Jourequi, Fermín
Melchor, Tomás Barreneche, Pablo Ibarra, Francisco Candia, Francisco Arrieta,
Basilio Amondarain, Julián Meñaca y Agustín Goñi; el señor Iparraguirre expuso
el objeto de la reunión y que era de acuerdo a su convocatoria constituir una
sociedad entre los vascongados e hijos residentes en el distrito...” Así
comienza el acta fundacional de la Casa de los Vascos. Fue inscripta en la
municipalidad con el Nº 369. Luego se consiguió establecerse en una sede propia
en la esquina de Brown y 25 de Mayo.
Agrega el diario El Sol del martes 7 de octubre de 1980: “La
colectividad vasca gozó siempre en el país, de las mayores simpatías. Honesta y
laboriosa con gran sentido de la responsabilidad altamente solidaria con
nuestros problemas y fácilmente asimilable a nuestras costumbres, ha sabido
ganarse un lugar de privilegio en el corazón y en el afecto de los argentinos.
No es de extrañar, entonces, que sus instituciones representativas
hayan contado siempre con el apoyo popular. La Euskal-Echea (‘Casa de los Vascos’),
por ejemplo, cuyo desarrollo ha abarcado los puntos más importantes del
territorio nacional. Quilmes también la tiene, está instalada en 25 de Mayo y
Brown, y es precisamente en ella donde se obtuvo en el año 1940 esta nota
gráfica, con motivo del viaje a Europa del señor José María Sarriés,
caracterizado miembro de la comunidad vascongada.”
En la primera fila, sentados de izquierda a derecha,
aparecen entre otros los señores: Juan Zoroza, Pedro Arán, Martín Artajo, José
María Sarriés, el cura párroco Dr. Ángel Banfi, el Dr. Isidoro G. Iriarte, el
R. P. Juan Bernardino Lértora, capellán de la Escuela Naval; el R. P. Julio
Argentino Gatica y Agustín L. Rocca; en la fila del centro: Cosme Arrastoa,
Saturnino Iriarte, Pascacio Iriarte, José M. Goes, Eleodoro Moyano (se le ve
sólo la cabeza), el profesor Doroteo Yoldi, Martín Sarriés, Pedro Bazterrica,
Domingo Urcola, José Gorostieta, Julián Ochera, Secundino Iribarren, Enrique
Martínez, Julián Ithúrbide, Eduardo Arguindegui, Martín Ourracarriet y Marcial
Michelena; última fila: Luis Antonio Borro, Daniel Sarriés y Martín Sarriés (h)
(Fotografía reproducida por Alcibíades Rodríguez; texto, Víctor Alberto
Giordano)
PERIÓDICO EL PLATA DE MAYO DE 1927 – QUILMES
“Lucidos contornos alcanzó la fiesta realizada el sábado 14 del
corriente, en el local de la Sociedad Euskal Echea con motivo de conmemorarse
el 26 aniversario de la fundación de dicha institución.
A la hora de la cena, tomaron asiento, alrededor de ochenta comensales,
que hicieron los debidos honores al menú preparado.
Finalizada esta se dio comienzo al baile familiar, que reunió a
numerosas familias, prolongándose la danza hasta las 5 de la mañana del
domingo, sin que decayera un solo instante, el gran entusiasmo y camaradería
que reinaba entre todos los concurrentes.
En uno de los intervalos del baile, los hermanos Aspitía, componentes
del dúo nacional Aspitía-Sarry, hicieron oír varios números de su nutrido
repertorio, mereciendo los aplausos de todos los oyentes.
La tiranía del espacio, nos impide publicar la nómina de las familias
asistentes, como es nuestro deseo, pero la nota gráfica que intercalaremos en
domingo próximo y en la que figuran parte de las señoritas asistentes,
dará una idea al lector de lo concurrida que estuvo esta fiesta.”
NOTA AL CONSEJO ASESOR DE COLECTIVIDADES DE QUILMES, 2001
“La Euskal Echea existente en nuestra ciudad, ya cuenta 100 años de existencia.
En esa época, los socios con su presencia, con sus historias de vida y su
sentido de pertenencia eran quienes mantenían activas la entidad. Pero en los
últimos años de debieron incrementar denodadamente los esfuerzos para construir
una relación institucional perdurable creando canales fluidos de asistencia,
que renovaran la vigencia societaria y mantuvieran despierto el interés de los
socios, argentinos en su gran mayoría, sin experiencias inmigratorias, pero con
sentido de pertenencia al pueblo de sus ancestros. La Casa de los Vascos
existente en Quilmes, por la casi nula actividad de los descendientes euskaros
quilmeños en estos últimos años, se fue dispersando y perdiendo figuración en
la colectividad vasca local.”
TRES ESCUDOS EN EL FRONTIS DE LA EUSKAL ETCHEA [14]
En el frontis de la ochava de la antigua sede de la Euskal Etchea (Casa
Vasca) en la esquina NE de 25 de Mayo y Brown hay tres escudos que labraron
allí los fundadores de esta institución difusora de la cultura vascongada. El
señor Armando Velasco nos envió la descripción de esos escudos y su simbología
heráldica.
El más pequeño, entre medio de los dos de abajo dice: “AÑO 1901 - ENERO
6”. Fecha de fundación este Centro Vasco que es una de los más antiguos de la
República Argentina.
Detrás del mismo hay una cinta que corona los dos escudos que tiene
inscripto: sobre el escudo de la izquierda: “EUSKAL HERRIA” (País Vasco en
euskera, lengua vasca) y sobre el de la derecha: “REPÚBLICA ARGENTINA”.
El escudo de la derecha visto de frente, tiene en el centro una
alegoría que representa las actividades principales del pueblo vasco y la
fe. EL ÁRBOL DE GERNIKA (Gernikako Arbola) - árbol que simboliza las libertades
tradicionales (fueros) de Vizcaya y los vizcaínos, por extensión de todos los
vascos -; [15] además contiene un “SOL” que es dios,
una “VACA”, un “CABALLO”, una “BALLENA” - este animal recuerda que en tiempos
no demasiado lejanos se practicaba la caza de ballenas en toda la costa y
varias ciudades tienen en su emblema una lancha con sus remeros persiguiendo
esos cetáceos -, un “ANCLA” recordando los pequeños astilleros donde se
construían naves pesqueras. Rodeando todos estos símbolos están los
nombres de las siete provincias vascas: “ALABA, GIPUZKOA, NABARRA, BIZKAYA” -
dentro del Reino de España – “LAPURDI” (Labourt en francés), “BENABARRA”
(Basse-Navarre en francés), “SUBEROA” (Soule en francés) – dentro de la
República Francesa - . Abajo del escudo, el lema, “ZAZPIA-AK-BAT” (Las Siete
Una)
El escudo de la izquierda representa la “CASA DE JUNTAS
DE GERNIKA”, con el roble tradicional, al pie del cual está “EL LIBRO DE
LOS FUEROS”, sobre el cual los Señores de Bizcaya estaban obligados a
jurar para poder ser reconocidos como tales. El árbol está rodeado por los
“JUNTEROS” cuidando que las libertades, que amparaban absolutamente a todos los
vizcaínos por igual, no fueran transgredidas. Abajo del escudo, el lema,
“DENAK-BAT” (TODOS UNO). Los nombres vascos figuran escritos con ortografía
vasca.
Investigación, compilación y notas Prof. Chalo Agnelli
Director del Blog
[9] Ver. Craviotto, José Alcides. “Quilmes
a través de los años”. 1° ed. Agosto de 1966. Quilmes. Pág. 171
[10] Idem. Craviotto, pág. 174
[11] Idem. Craviotto, págs. 249 y 250
[12] Craviotto, José A. y Barrera
Nicholson, César. “La conmemoración del aniversario patrio en el pasado de
Quilmes”. La Verdad, Quilmes, 23 de mayo de 1939; ídem, “Delantales blancos en
las escuelas de Quilmes”, El Sol, 29 de abril de 1955.
[13] Idem. Craviotto, Págs. 237 y 327
[14] Idem. Craviotto, Págs. 257 y 258
[15] López, José Andrés “Quilmes de
antaño”. Edición única. 1930. Quilmes (capítulo “Su comercio”; Pág. 251)
[16] Ídem. Craviotto, Pág. 257
[17] Ídem. ant. Pág. 254
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