Quilmes tiene guardado en su seno
un cúmulo de reservas históricas que muchas veces el descuido oficial no tuvo
la atención necesaria para preservar de las decisiones de algunos, quienes no
lograron entender que el patrimonio cultural de un pueblo abarca a toda una
comunidad y las decisiones sobre ese acervo debe tomarse en la acción común
bajo la guía de profesionales idóneos. Hacemos desde EL QUILMERO una
reivindicación de aquellos profesionales que pensaron y actuaron sobre nuestra
historia.
por Zunilda Quatrín *
intervención Chalo Agnelli
En 1997 el equipo de investigación del Proyecto
Arqueológico Quilmes, que llevaba a cabo tareas de arqueología histórica en
Quilmes desde el año 1995,[1]
denunciaba la pérdida irreparable del Patrimonio Histórico y Cultural en la
Iglesia Catedral Inmaculada Concepción.

Las tareas de investigación se llevaban a cabo
mediante un Convenio suscripto ente la Municipalidad de Quilmes (Dirección de
Cultura) y el Centro Arqueológico Urbano (IAAIE, UBA) Considerando a la ciudad
como un ‘sitio’ y a l subunidades excavadas como partes de un todo muestreado. Ya
se había excavado hasta 1997 en 6 subunidades, totalizando 46 cuadrículas. Los
lugares seleccionados eran claves por hallarse en el casco céntrico de la ciudad,
poblado desde los inicios de su historia (1666) La actual Manzana Histórica
limitadas por las calles Rivadavia, Sarmiento, Alem y Mitre y en la cual están
ubicados: la Catedral, la Casa Parroquial, la Escuela Primaria N° 1, la Casa de
la Cultura (ex edificio municipal), la Escuela Carlos Morel (ex 4ᵃ sede de la municipalidad),
Comisaría 1ᵃ, Escuela de E. Preescolar N° 921 “Martín Iquín” (ex Escuela de Niñas,
ex casa de la directora) y la Biblioteca Pública Municipal, gran parte de este
predio lo ocupaba antiguamente el cementerio de la Reducción. [2]
La
investigación que se había realizado estaba vinculada al acontecer en el área,
desde el siglo XVI, los aspectos cronológicos, la reconstrucción e interpretación
de los modos de vida y a la búsqueda de raíces e identidades. Los resultados
de nuestra investigación aportarán nuevos datos sobre el comportamiento de
participantes en el sistema sociocultural, en situaciones a veces límite.
REGISTRO
ARQUEOLÓGICO
La ciudad de Quilmes tuvo su origen en el año 1666,
cuando se crea la Reducción de la Exaltación de la Santa Cruz de los Quilmes y
tiene como característica que su registro arqueológico es espacial y temporalmente
continuo, observándose una recurrencia en el uso del espacio a través del
tiempo.
La Catedral, centro neurálgico, fue y es uno de los
lugares más importantes para realizar investigaciones arqueológicas. Hay 353 años
de nuestra historia bajo unos pocos centímetros de tierra.
LAS
EXCAVACIONES
En marzo de 1997, se comenzaron a realizar
remodelaciones en el atrio de la Catedral, fue la oportunidad para que el
Proyecto Arqueológico Quilmes solicitara por nota escrita al párroco de ese entonces
Pbro. Roberto Zardini,[3]
quien telefónicamente respondió que en principio no habría ningún
inconveniente, pero que por tratarse de un Lugar Histórico debía obtenerse una
autorización de la “Comisión Nacional
del Monumentos, Museos y Lugares Históricos”, para realizar la excavación arqueológica
antes de que se iniciaran las obras.
Sujeta al envío del plan de trabajo a realizar, la
autorización fue concedida con fecha 4 de abril y la aprobación definitiva
llegó según nota N° 282/97 con fecha 6 de mayo.
Cumplidos estos trámites se informó al Párroco que
contando ya con las autorizaciones, los profesionales comenzarían el trabajo en
2 días, pero sorpresivamente el sacerdote manifestó que retiraba la
autorización y que contaba con una fundamentación elaborada por el Consejo
Pastoral Parroquial y la Junta de Estudios Históricos que presidida la
profesora Palmira S. Bollo Cabrios, quienes no advirtieron o no entendieron la
importancia y el valor de este proyecto, negándose terminantemente a la
intervención y puesta en valor del espacio donde, desde la llegada compulsiva
de quilmes y acalianos a estas costas del Plata, fue cementerio indio y núcleo
de población; esta negativa además desconoció la autorización pertinente de la CNMMLH.[4]
EL DAÑO
El día 18 de junio, la empresa
constructora Huergo S. A. levantó los pisos del atrio de 255 m2, cubierto por
baldosas colocadas a mediados del siglo XIX. El equipo arqueológico estuvo presente
con el objetivo de actuar si aparecía algún elemento de estudio. El 20 de junio
comienzan a levantar los primeros centímetros de tierra, llegando a una
profundidad de unos 30 cm., se llenaron más de 30 volquetes, los cuales fueron
enviados a rellenar un terreno para la construcción de una nueva capilla en las
calles Rossini y España de la Ribera, próxima a la autopista. El cura párroco,
ni siquiera permitió que los integrantes del equipo del P.A.Q. accediera a los
volquetes, pese a lo cual se pudieron recuperar algunas baldosas de mediados
del siglo pasado, fragmentos de cerámica indígena, fragmentos de restos óseos
humanos y otros materiales arqueológicos característicos de los contextos
históricos urbanos.
Por otra parte, se pudo
observar que en el atrio, al ser levantados los pisos, apareció enterrado un
muro de unos 70 cm de ancho, de grandes ladrillos asentados en barro, que dada
su ubicación estratigráfica son y anteriores a la segunda mitad del siglo XIX.
INTERVENCIÓN DE LA CNMMLH
Con fecha 20 de junio de
1997, al poner en conocimiento a la CNMMLH de lo que estaba sucediendo en
Quilmes, ésta solicitó el mismo día, a la Dirección Nacional de Arquitectura
que “ordene la
suspensión provisoria de la obras en el atrio... ”, y al señor párroco:“le solicita que posibilite las investigaciones arqueológicas
programadas, tendientes al rescate y preservación del material arqueológico y
antropológico existente”
(Nota N° 391/97 de la CNMMLH), lo cual no fue tenido en cuenta.
El día 25 de junio, la
CNMMLH envió personal técnico quien constata los hechos, observa los materiales
recuperados y verifica la existencia de otro muro de 65 cm de ancho a una
profundidad de unos 20 cm por debajo del nivel del piso actual. Este muro, también
de grandes ladrillos asentados en barro, fue destruido, en parte, para que
pasen unos caños; probablemente la planta de la Iglesia de 1787.
La paralización de las
obras recién se hizo efectiva el 7 de julio de 1997, es decir 17 días después,
cuando ya estaba prácticamente terminado el contra piso actual.
De la existencia de
dichas notas el equipo arqueológico se enteró 20 días después, cuando ya se
habían entregado copias a los integrantes de la Comunidad India Quilmes (Depto.
de Tafí del Valle, Tucumán - Personería Jurídica 34/90)
El viernes 11 de julio se
hicieron presentes en representación de dicha Comunidad, el presidente don
Francisco Solano Chaile y el vocal 1o don Delfín Gerónimo, a fin de
tomar conocimiento de los acontecimientos y con el objeto de iniciar las
acciones que correspondieren como comunidad. Es necesario aclarar que el Equipo
del Proyecto Arqueológico Quilmes, había suscripto con fecha 17 de noviembre un
Acta de Compromiso con dicha Comunidad, mediante la cual se comprometía, en
caso de hallarlos, a devolverles restos de sus antepasados.
Con fecha 25 de julio se
envió a la CNMMLH una Carta Documento, recibida el 29/7/9, con el objeto de
obtener alguna respuesta. Lo cual fue infructuoso.
A esta
contrariedad se agregó que los investigadores que estaban abocados con riguroso
profesionalismo a esa tarea arqueológica, recibieron agravios personales
publicados en algunos medios de prensa locales, desvalorizando su trabajo ante
la comunidad en general.
Un conflicto que se
planteó por el desconocimiento de la función que compete realizar a quienes
tienen la pertinencia académica y profesional para relacionarse con el
patrimonio cultural. Lo grave, en estos casos, es que esas personas con
actitudes personalistas y criterios ajenos al desarrollo científico, no sólo
entorpecieron una investigación en curso, sino que contribuyeron a la
destrucción del patrimonio cultural.
ARGUMENTOS DE LA NEGATIVA
La argumentación presentada
por el Pbro. Zardini, con la que pretendía justificar la negativa a realizar la
investigación arqueológica es la siguiente:
1.- “Después de tres años de solicitudes, largamente demoradas, se consiguió comenzar las obras de la remodelación del atrio. El hecho de remover la tierra,
a profundidades mayores de lo necesario para esa tarea, interfiere en cuanto a
tiempos y crea dudas en cuanto a la estabilidad y a las condiciones de la
obra”.
Este punto desconoce la
autoridad de la CNMMLH como ente idóneo para autorizar las excavaciones, no se
tiene en cuenta que el tiempo aprobado por la misma fue de 11 días a partir del
7 de mayo de 1997.
2.-“El argumento esgrimido, por el
cual se tiene un permiso de la comunidad indígena de los indios Kilmes, para la
exhumación de los restos de sus antepasados, que serían posteriormente
devueltos a la misma; se rebate con razones igualmente históricas y dejadas de
lado. Desde el 14 de agosto de 1812, al declarar pueblo libre a Quilmes, no
existe la comunidad indígena como tal y ese predio del atrio pasa a ser
cementerio local, hasta 1852. Todo lo cual implica que, también sería necesaria
la consulta y el permiso de los descendientes quilmeños, para dicha remoción”. (5)
Se niega la existencia de la
Comunidad India Quilmes, y se esgrimen argumentos falsos debido a las sepulturas
del Padre Rivas, Padre Bruzzone, Dr. Wilde, Dr. Matienzo y otra sin nombre, no
iban a ser tocadas según consta en la nota enviada por el PAQ a la CNMMLH.
3.- “La propuesta de exhumar los restos de los indios para devolverlos a sus
descendientes, podría suplirse con el envío de los fondos destinados al
Proyecto Arqueológico Kilme, a la comunidad de Tucumán, con lo cual se
realizaría una auténtica reivindicación y reparacion histórica".
Algo sumamente contradictorio; en el punto 2 niegan
la existencia de la comunidad y en este se pretende que se le envíe dinero en
lugar de los restos de sus antepasados. Esta conclusión inspira las siguientes
preguntas: ¿Cuál es el “precio” que se le puede poner a los restos humanos? ¿Es
posible hacer una reparación histórica con dinero? Después de 500 años en
América, la Iglesia Católica no puede hacer este tipo de planteos. A todas
luces saldría perdiendo. Y el último punto es de una insensibilidad cruel hacia
los descendientes ‘vivos’ de esos difuntos.
4.- “Por último,
pero no menos importante, también creemos que adquiere más fuerza que nunca la
oración de la Iglesia por los difuntos, ¡Qué descansen en paz!” (¿...?)
Firmado: Roberto Zardini,
Cura Párroco de la Catedral de Quilmes. Avalado y ratificado por el obispo monseñor Jorge Novak,
por el Consejo Pastoral Parroquial y por la Junta de Estudios Históricos de
Quilmes en su segunda constitución.
Plano de las sepulturas que se hallaban (y que puede ser que aún persistan) dentro del templo, señalamiento levantado luego del ciclón de 1769. En su libro "Historia de la Reducción" don Luis E. Otamendi indica los nombres de los restos que yacen en cada tumba desde 1773 por el párroco Santiago Felipe de San Martín y Cabral. Se recuerda que el pórtico se hallaba sobre la calle Mitre, la orientación del templo era SE - NO El bautisterio y el púlpito están sobre el muro que limita con el cementerio indio, actual atrio.
PATRIMONIO CULTURAL
Se entiende por patrimonio
cultural al conjunto de valores abstractos y objetos concretos que se han
heredado de las generaciones precedentes y que se poseen en común. El
patrimonio está constituido por los elementos \ perceptibles y
vigentes de la memoria colectiva, y son, además, los testimonios sensibles de
la identidad quilmeña. La destrucción del patrimonio cultural implica siempre
una pérdida y hasta un aniquilamiento de la memoria social de un pueblo, (de
Paula, 1996)
PATRIMONIO
ARQUEOLÓGICO
El “patrimonio arqueológico” representa la parte de
nuestro patrimonio cultural para la cual los métodos de la Arqueología nos
proporcionan la información básica. Engloba todas las huellas de la existencia
del hombre y se refiere a los lugares donde se ha practicado cualquier tipo de
actividad humana, a las estructuras y los vestigios abandonados de cualquier
índole, tanto en la superficie, como enterrado o bajo
las aguas, así como el material relacionado con los mismos.
La legislación debería prohibir toda destrucción,
degradación o alteración por modificación de cualquier monumento o conjunto
arqueológico o de su entorno, sin el permiso de la autoridad arqueológica
competente. Para intentar aproximarnos, desde lo teórico-metodológico, se
considera como categoría operativa la noción de “visibilidad”. Esta puede ser
definida como la forma de exhibir y destacar los productos de la cultura
material que reflejan la existencia de un grupo social. Desde el siglo pasado,
en Quilmes existió una estrategia de “ocultación” consciente, a través de la
cual se intentó una invisibilización de los resultados y efectos de la acción
humana de un determinado grupo social. ¿De qué otra forma se podría explicar el
hecho de la construcción de los edificios mencionados anteriormente, sobre lo
que fue durante casi 200
años el cementerio de la Reducción? ¿Qué se quiso ocultar antes y qué se
pretendió ocultar en 1997. Los documentos funerarios representan, por si
mismos, los aspectos no materiales de la conducta social. Si bien la sociedad
que les dio sepultura, está hoy ausente, a través de la ocultación, vuelve a
hacerse presente.
La lucha por la preservación del patrimonio
histórico y cultural es una sola, más allá de que por un mero accidente
histórico se la compartimente. Esta lucha debe ser entendida en un marco en el
cual la preservación de los bienes culturales no está al servicio de intereses
sectoriales, sino que debe ser sentida como propia por todos los sectores de la
comunidad.
LA COMUNIDAD INDIA QUILMES
Durante 15 días, integrantes de
la Comunidad India Quilmes estuvieron en Quilmes, acompañando el reclamo de
concretar la excavación, con el objeto de que se les restituya los restos de
sus antepasados, tema que estaba firmado a través de un Acta de Compromiso
entre la Comunidad y los integrantes del Proyecto Arqueológico, en noviembre de
1995.
Este hecho sentó precedentes
entre comunidades indígenas y profesionales de la arqueología. Lamentablemente,
el párroco Zardini, italiano, ignoraba en su honda significación la historia de
Quilmes e influenciado por terceros, cometió el error de creer que una
compensación económica, acallaba los reclamos. Heridos en su dignidad, la
Comunidad India Quilmes rechazaron absolutamente la oferta, pues los restos de
sus antepasados no poseían valor monetario.
Según lo expuesto, desde
nuestra actualidad se puede dilucidar que hace poco más de dos décadas atrás
(1997), se produjeron graves violaciones a las normas y legislación vigente en
la materia, a normas constitucionales y pactos internacionales incorporados a
nuestra Carta Magna.
RESULTADOS
La problemática fue doble, por
un lado, la destrucción del patrimonio cultural; por el otro, la falta de
reconocimiento de los derechos que asisten a las comunidades indígenas; y ambas
cuestiones están íntimamente entrelazadas. Entrelazadas por las múltiples
relaciones de poder que las atraviesan. Entrelazadas por los discursos ambiguos
de instituciones que se contraponen con sus objetivos fundacionales.
La postura etnocéntrica de
decidir qué es lo que hay que conservar y qué no, es una posición omnipotente
de un grupo social privilegiado y dominante, en el que se ha excluido de su
capacidad de opinión y decisión a la enorme mayoría de la sociedad.
EQUIPO INTEGRANTE
DEL PROYECTO ARQUEOLÓGICO 1995/1997:
Directora: Lic. Zunilda
Quatrin. Codirectora: Mónica Cereda. Integrantes: Lic. María Susana Seijas.
Estudiantes UNLP: Carolina Camporotondo, Xavier Perussich, Ana Igareta, Paula Frankovic, Analia
Latorre, Clara Elizondo, Bettina Scotti, Fernanda Techenski, Fabiana Bugliani,
Marina Flores, Jorge Rodríguez Martin, Nuria Posse Bonano, Marisa Virgilio,
Jimena Parga, José María Mayol, arquitecto Jorge Koljivrat, arquitecto Martín
Podder. Estudiantes de la UNQUI: Manuel Briata y Martin Briata. Estudiantes de
la UBA: Alejandro Otamendi, Alejandra Porcel y Augusto Paleo. También integraba
el equipo el dibujante y pintor, don Diego Miño.
LEGISLACIÓN DE
PRESERVACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL
- Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, 1948 Art. IV, Art.
XII
- Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Naciones Unidas,
1966 Art. 15-1-c, Art. 15-3
- Declaración de los Principios de la
Cooperación Cultural Internacional, 14° reunión de la UNESCO, París, 1966 Art.
1-1, Art. 1-3
- Carta Internacional para la Gestión del
Patrimonio Arqueológico, Adoptada por ICOMOS en 1990 Art. 2, Art. 3 y Art.
8
- Recomendación sobre la Conservación de
los Bienes Culturales que la Ejecución de Obras Públicas o Privadas pueda poner
en Peligro, UNESCO, 1968 Art 1- a, b. Art.2, Art. 23
- Carta Internacional sobre la
Conservación y la Restauración de los Monumentos y de los Sitios, Venecia, 1964
Art. 11 y Art. 12
- Carta Internacional para la Conservación de las Ciudades y Áreas Urbanas
Históricas.
- Carta de Washington, adoptada por
el ICOMOS en 1987 Art. 2, Art. 5 y Art. 8
- Convención de San Salvador, OEA, 1976
Compilación e intervención Chalo
Agnelli
* Zunilda Olga Quatrin, docente, es arqueóloga, fue directora del Proyecto Arqueológico Quilmes, Socia Fundadora de la Asociación Argentina de
Arqueología Histórica, Miembro del ICOMOS y pertenece a la Asociación Historiadores
Los Quilmeros.
FUENTE
Ales, Manuel. (1968) "Sintesis histórica de Quilmes". Serie Archivos y Fuentes de Inforamción. Dirigada po Carlos G. Maier. N° 3 Municpalidad de Quilmes, Secr. de Gob y Cultura, Dirección de Cultura. Pp. 52 a 54
Craviotto. José A. “Quilmes a través de los años” (1966) Municipaldiad de Quilmes. Secretaría de Gob. y Cultura. Cap II Pp. 37 a 63.
Criado Boado
(1987) Construcción social del espacio y reconstrucción arqueológica del
paisaje.
Carta
Internacional para la Gestión del Patrimonio Arqueológico, adoptada por ICOMOS
en 1990
PUBLICACIONES
Centro de Arqueología Urbana www.iaa.fadu.uba.ar
Revista “Tiempo Sur”– Edición especial dedicada al 331°
aniversario de Quilmes. Año V N° 16 Agosto 1997.
Ver en el QUILMERO del miércoles, 23 de marzo de 2016, “Comisión Arqueológica Quilmes – 1935/2016”
NOTAS
[1] Eran intendentes en Quilmes durante este
período el Cont. Aníbal Domingo Fernández (Desde 10/12/91 Hasta El 10/12/ 1995)
sucedido por don Federico Carlos Scarabino (Desde El 10/12/95 Hasta El
10/12/1999)
[2]
Ver en EL QUILMERO del lunes, 14 de mayo de 2012,
“La Casa de la Cultura – Cien años de historia”
[3]
Ver en EL QUILMERO del sábado, 28 de julio de 2018
“Pbro. Roberto Zardini” (6-1-1939/21-11-2012)
[4] Desde
ahora “Comisión Nacional del Monumentos, Museos y Lugares Históricos”.
[5]
Desde 1667
el cementerio de la
Reducción estaba junto a la iglesia y allí permaneció hasta
1854. En 1842 se se había dispuesto trasladarlo a un lugar adecuado. Se eligió
un terreno frente a la barranca (donde hoy está el Hospital Iriarte) En
1849 el boticario porteño Hilario Amoedo reiteró el pedido de traslado. El 13
de febrero de 1852 el juez de paz Martín de La Serna autorizó la mudanza. pero
el tema quedó relegado, pues el 7 de abril se creó el partido de Barracas al
Sur, al frente del cual se designó a de La
Serna y se nombró juez de paz del partido de Quilmes a Andrés
Baranda. En noviembre Baranda renueva el pedido de traslado. Recién en 1854 se
iniciaron las tareas. En febrero de
1855, después de 13 años de iniciadas las gestiones, se inauguró el
nuevo cementerio en la calle de la
Concordia (Humberto Iº) y Santa Cruz (Alisson Bell) De todos
modos varias tumbas permanecieron junto al templo hasta 1861. (Craviotto, Ales)
Ver en EL QUILMERO del martes, 29 de noviembre de
2011 “Recorrido
final - La historia en el Cementerio de Quilmes”