viernes, 24 de enero de 2020

“PROYECTO ARQUEOLÓGICO QUILMES” – LO QUE NO PUDO SER. 1995/1997


Quilmes tiene guardado en su seno un cúmulo de reservas históricas que muchas veces el descuido oficial no tuvo la atención necesaria para preservar de las decisiones de algunos, quienes no lograron entender que el patrimonio cultural de un pueblo abarca a toda una comunidad y las decisiones sobre ese acervo debe tomarse en la acción común bajo la guía de profesionales idóneos. Hacemos desde EL QUILMERO una reivindicación de aquellos profesionales que pensaron y actuaron sobre nuestra historia.
por Zunilda Quatrín *
intervención Chalo Agnelli
En 1997 el equipo de investigación del Proyecto Arqueoló­gico Quilmes, que llevaba a cabo tareas de arqueología histórica en Quilmes desde el año 1995,[1] denunciaba la pér­dida irreparable del Patrimonio Histórico y Cultural en la Iglesia Catedral Inmaculada Concepción.
Las tareas de investigación se llevaban a cabo mediante un Convenio suscripto ente la Municipalidad de Quilmes (Dirección de Cultura) y el Centro Arqueológico Urbano (IAAIE, UBA) Considerando a la ciudad como un ‘sitio’ y a l subunidades excavadas como partes de un todo muestreado. Ya se había excavado hasta 1997 en 6 subunidades, totalizando 46 cuadrículas. Los lugares seleccionados eran claves por hallarse en el casco céntrico de la ciudad, poblado desde los inicios de su historia (1666) La actual Manzana Histórica limitadas por las calles Rivadavia, Sarmiento, Alem y Mitre y en la cual están ubicados: la Catedral, la Casa Parroquial, la Escuela Primaria N° 1, la Casa de la Cultura (ex edificio municipal), la Escuela Carlos Morel (ex 4ᵃ sede de la municipalidad), Comisaría 1ᵃ, Escuela de E. Preescolar N° 921 “Martín Iquín” (ex Escuela de Niñas, ex casa de la directora) y la Biblioteca Pública Municipal, gran parte de este predio lo ocupaba antiguamente el cementerio de la Reducción. [2] 
La investigación que se había realizado estaba vinculada al acontecer en el área, desde el siglo XVI, los aspectos cronológicos, la reconstrucción e interpretación de los modos de vida y a la búsqueda de raíces e identi­dades. Los resultados de nuestra investigación aportarán nuevos datos sobre el comportamiento de participantes en el sistema sociocultural, en situaciones a veces límite. 
REGISTRO ARQUEOLÓGICO 
La ciudad de Quilmes tuvo su origen en el año 1666, cuando se crea la Reducción de la Exaltación de la Santa Cruz de los Quilmes y tiene como característica que su registro arqueológico es espacial y temporalmente continuo, observándose una recurrencia en el uso del espacio a través del tiempo. 
La Catedral, centro neurálgico, fue y es uno de los lugares más importantes para realizar investigaciones arqueológicas. Hay 353 años de nuestra historia bajo unos pocos centímetros de tierra. 
LAS EXCAVACIONES 
En marzo de 1997, se comenzaron a realizar remodelaciones en el atrio de la Catedral, fue la oportunidad para que el Proyecto Arqueológico Quilmes solicitara por nota escrita al párroco de ese entonces Pbro. Roberto Zardini,[3] quien telefónicamente respondió que en principio no habría ningún inconveniente, pero que por tratarse de un Lugar Histórico debía obtenerse una autorización de la “Comisión Nacional del Monumentos, Museos y Lugares Históricos”, para realizar la excavación arqueológica antes de que se iniciaran las obras.
Sujeta al envío del plan de trabajo a realizar, la autorización fue concedida con fecha 4 de abril y la aprobación definitiva llegó según nota N° 282/97 con fecha 6 de mayo.
Cumplidos estos trámites se informó al Párroco que contando ya con las autorizaciones, los profesionales comenzarían el trabajo en 2 días, pero sorpresivamente el sacerdote manifestó que retiraba la autorización y que contaba con una fundamentación elaborada por el Consejo Pastoral Parroquial y la Junta de Estudios Históricos que presidida la profesora Palmira S. Bollo Cabrios, quienes no advirtieron o no entendieron la importancia y el valor de este proyecto, negándose terminantemente a la intervención y puesta en valor del espacio donde, desde la llegada compulsiva de quilmes y acalianos a estas costas del Plata, fue cementerio indio y núcleo de población; esta negativa además desconoció la autorización pertinente de la  CNMMLH.[4] 
 EL DAÑO 
El día 18 de junio, la empresa constructora Huergo S. A. levantó los pisos del atrio de 255 m2, cubierto por baldosas colocadas a mediados del siglo XIX. El equipo arqueológico estuvo presente con el objetivo de actuar si aparecía algún elemento de estudio. El 20 de junio comienzan a levantar los primeros centímetros de tierra, llegando a una profundidad de unos 30 cm., se llenaron más de 30 volquetes, los cuales fueron enviados a rellenar un terreno para la construcción de una nueva capilla en las calles Rossini y España de la Ribera, próxima a la autopista. El cura párroco, ni siquiera permitió que los integrantes del equipo del P.A.Q. accediera a los volquetes, pese a lo cual se pudieron recuperar algunas baldosas de mediados del siglo pasado, fragmentos de cerámica indígena, fragmentos de restos óseos humanos y otros materiales arqueológicos característicos de los contextos históricos urbanos.
Por otra parte, se pudo observar que en el atrio, al ser levantados los pisos, apareció enterrado un muro de unos 70 cm de ancho, de grandes ladrillos asentados en barro, que dada su ubicación estratigráfica son y anteriores a la segunda mitad del siglo XIX. 
INTERVENCIÓN DE LA CNMMLH 
Con fecha 20 de junio de 1997, al poner en conocimiento a la CNMMLH de lo que estaba sucediendo en Quilmes, ésta solicitó el mismo día, a la Dirección Nacional de Arquitectura que “ordene la suspensión provisoria de la obras en el atrio... ”, y al señor párroco:“le solicita que posibilite las investigaciones arqueológicas programadas, tendientes al rescate y preservación del material arqueológico y antropológico existente” (Nota N° 391/97 de la CNMMLH), lo cual no fue tenido en cuenta.
El día 25 de junio, la CNMMLH envió personal técnico quien constata los hechos, observa los materiales recuperados y verifica la existencia de otro muro de 65 cm de ancho a una profundidad de unos 20 cm por debajo del nivel del piso actual. Este muro, también de grandes ladrillos asentados en barro, fue destruido, en parte, para que pasen unos caños; probablemente la planta de la Iglesia de 1787.
La paralización de las obras recién se hizo efectiva el 7 de julio de 1997, es decir 17 días después, cuando ya estaba prácticamente terminado el contra piso actual.
De la existencia de dichas notas el equipo arqueológico se enteró 20 días después, cuando ya se habían entregado copias a los integrantes de la Comunidad India Quilmes (Depto. de Tafí del Valle, Tucumán - Personería Jurídica 34/90)
El viernes 11 de julio se hicieron presentes en representación de dicha Comunidad, el presidente don Francisco Solano Chaile y el vocal 1o don Delfín Gerónimo, a fin de tomar conocimiento de los acontecimientos y con el objeto de iniciar las acciones que correspondieren como comunidad. Es necesario aclarar que el Equipo del Proyecto Arqueológico Quilmes, había suscripto con fecha 17 de noviembre un Acta de Compromiso con dicha Comunidad, mediante la cual se comprometía, en caso de hallarlos, a devolverles restos de sus antepasados.
Con fecha 25 de julio se envió a la CNMMLH una Carta Documento, recibida el 29/7/9, con el objeto de obtener alguna respuesta. Lo cual fue infructuoso.
A esta contrariedad se agregó que los investigadores que estaban abocados con riguroso profesionalismo a esa tarea arqueológica, recibieron agravios personales publicados en algunos medios de prensa locales, desvalorizando su trabajo ante la comunidad en general.
Un conflicto que se planteó por el desconocimiento de la función que compete realizar a quienes tienen la pertinencia académica y profesional para relacionarse con el patrimonio cultural. Lo grave, en estos casos, es que esas personas con actitudes personalistas y criterios ajenos al desarrollo científico, no sólo entorpecieron una investigación en curso, sino que contribuyeron a la destrucción del patrimonio cultural. 
ARGUMENTOS DE LA NEGATIVA
La argumentación presentada por el Pbro. Zardini, con la que pretendía justificar la negativa a realizar la investigación arqueológica es la siguiente: 
1.-Después de tres años de solicitudes, largamente demoradas, se consiguió comenzar las obras de la remodelación del atrio. El hecho de remover la tierra, a profundidades mayores de lo necesario para esa tarea, interfiere en cuanto a tiempos y crea dudas en cuanto a la estabilidad y a las condiciones de la obra”. 
Este punto desconoce la autoridad de la CNMMLH como ente idóneo para autorizar las excavaciones, no se tiene en cuenta que el tiempo aprobado por la misma fue de 11 días a partir del 7 de mayo de 1997. 
2.-“El argumento esgrimido, por el cual se tiene un permiso de la comunidad indígena de los indios Kilmes, para la exhumación de los restos de sus antepasados, que serían posteriormente devueltos a la misma; se rebate con razones igualmente históricas y dejadas de lado. Desde el 14 de agosto de 1812, al declarar pueblo libre a Quilmes, no existe la comunidad indígena como tal y ese predio del atrio pasa a ser cementerio local, hasta 1852. Todo lo cual implica que, también sería necesaria la consulta y el permiso de los descendientes quilmeños, para dicha remoción”. (5) 
Se niega la existencia de la Comunidad India Quilmes, y se esgrimen argumentos falsos debido a las sepulturas del Padre Rivas, Padre Bruzzone, Dr. Wilde, Dr. Matienzo y otra sin nombre, no iban a ser tocadas según consta en la nota enviada por el PAQ a la CNMMLH. 
3.-La propuesta de exhumar los restos de los indios para devolverlos a sus descendientes, podría suplirse con el envío de los fondos destinados al Proyecto Arqueológico Kilme, a la comunidad de Tucumán, con lo cual se realizaría una auténtica reivindicación y reparacion histórica".
 Algo sumamente contradictorio; en el punto 2 niegan la existencia de la comunidad y en este se pretende que se le envíe dinero en lugar de los restos de sus antepasados. Esta conclusión inspira las siguientes preguntas: ¿Cuál es el “precio” que se le puede poner a los restos humanos? ¿Es posible hacer una reparación histórica con dinero? Después de 500 años en América, la Iglesia Católica no puede hacer este tipo de planteos. A todas luces saldría perdiendo. Y el último punto es de una insensibilidad cruel hacia los descendientes ‘vivos’ de esos difuntos. 
4.- “Por último, pero no menos importante, también creemos que adquiere más fuerza que nunca la oración de la Iglesia por los difuntos, ¡Qué descansen en paz!” (¿...?) 
Firmado: Roberto Zardini, Cura Párroco de la Catedral de Quilmes. Avalado y ratificado por el obispo monseñor Jorge Novak, por el Consejo Pastoral Parroquial y por la Junta de Estudios Históricos de Quilmes en su segunda constitución.
 Plano de las sepulturas que se hallaban (y que puede ser que aún persistan) dentro del templo, señalamiento levantado luego del ciclón de 1769. En su libro "Historia de la Reducción" don Luis E. Otamendi indica los nombres de los restos que yacen en cada tumba desde 1773 por el párroco Santiago Felipe de San Martín y Cabral. Se recuerda que el pórtico se hallaba sobre la calle Mitre, la orientación del templo era SE - NO El bautisterio y el púlpito están sobre el muro que limita con el cementerio indio, actual atrio.
PATRIMONIO CULTURAL 
Se entiende por patrimonio cultural al conjunto de valores abstractos y objetos concretos que se han heredado de las generaciones precedentes y que se poseen en común. El patrimonio está constituido por los elementos \ perceptibles y vigentes de la memoria colectiva, y son, además, los testimonios sensibles de la identidad quilmeña. La destrucción del patrimonio cultural implica siempre una pérdida y hasta un aniquilamiento de la memoria social de un pueblo, (de Paula, 1996)

PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO 
El “patrimonio arqueológico” representa la parte de nuestro patrimonio cultural para la cual los métodos de la Arqueología nos proporcionan la información básica. Engloba todas las huellas de la existencia del hombre y se refiere a los lugares donde se ha practicado cualquier tipo de actividad humana, a las estructuras y los vestigios abandonados de cualquier índole, tanto en la superficie, como enterrado o bajo las aguas, así como el material relacionado con los mismos.
La legislación debería prohibir toda destrucción, degradación o alteración por modificación de cualquier monumento o conjunto arqueológico o de su entorno, sin el permiso de la autoridad arqueológica competente. Para intentar aproximarnos, desde lo teórico-metodológico, se considera como categoría operativa la noción de “visibilidad”. Esta puede ser definida como la forma de exhibir y destacar los productos de la cultura material que reflejan la existencia de un grupo social. Desde el siglo pasado, en Quilmes existió una estrategia de “ocultación” consciente, a través de la cual se intentó una invisibilización de los resultados y efectos de la acción humana de un determinado grupo social. ¿De qué otra forma se podría explicar el hecho de la construcción de los edificios mencionados anteriormente, sobre lo que fue durante casi 200 años el cementerio de la Reducción? ¿Qué se quiso ocultar antes y qué se pretendió ocultar en 1997. Los documentos funerarios representan, por si mismos, los aspectos no materiales de la conducta social. Si bien la sociedad que les dio sepultura, está hoy ausente, a través de la ocultación, vuelve a hacerse presente.
La lucha por la preservación del patrimonio histórico y cultural es una sola, más allá de que por un mero accidente histórico se la compartimente. Esta lucha debe ser entendida en un marco en el cual la preservación de los bienes culturales no está al servicio de intereses sectoriales, sino que debe ser sentida como propia por todos los sectores de la comunidad. 
LA COMUNIDAD INDIA QUILMES 
Durante 15 días, integrantes de la Comunidad India Quilmes estuvieron en Quilmes, acompañando el reclamo de concretar la excavación, con el objeto de que se les restituya los restos de sus antepasados, tema que estaba firmado a través de un Acta de Compromiso entre la Comunidad y los integrantes del Proyecto Arqueológico, en noviembre de 1995.
Este hecho sentó precedentes entre comunidades indígenas y profesionales de la arqueología. Lamentablemente, el párroco Zardini, italiano, ignoraba en su honda significación la historia de Quilmes e influenciado por terceros, cometió el error de creer que una compensación económica, acallaba los reclamos. Heridos en su dignidad, la Comunidad India Quilmes rechazaron absolutamente la oferta, pues los restos de sus antepasados no poseían valor monetario.
Según lo expuesto, desde nuestra actualidad se puede dilucidar que hace poco más de dos décadas atrás (1997), se produjeron graves violaciones a las normas y legislación vigente en la materia, a normas constitucionales y pactos internacionales incorporados a nuestra Carta Magna. 
RESULTADOS 
La problemática fue doble, por un lado, la destrucción del patrimonio cultural; por el otro, la falta de reconocimiento de los derechos que asisten a las comunidades indígenas; y ambas cuestiones están íntimamente entrelazadas. Entrelazadas por las múltiples relaciones de poder que las atraviesan. Entrelazadas por los discursos ambiguos de instituciones que se contraponen con sus objetivos fundacionales.
La postura etnocéntrica de decidir qué es lo que hay que conservar y qué no, es una posición omnipotente de un grupo social privilegiado y dominante, en el que se ha excluido de su capacidad de opinión y decisión a la enorme mayoría de la sociedad. 
 
EQUIPO INTEGRANTE DEL PROYECTO ARQUEOLÓGICO 1995/1997: 
Directora: Lic. Zunilda Quatrin. Codirectora: Mónica Cereda. Integrantes: Lic. María Susana Seijas. Estudiantes UNLP: Carolina Camporotondo, Xavier Perussich, Ana Igareta, Paula Frankovic, Analia Latorre, Clara Elizondo, Bettina Scotti, Fernanda Techenski, Fabiana Bugliani, Marina Flores, Jorge Rodríguez Martin, Nuria Posse Bonano, Marisa Virgilio, Jimena Parga, José María Mayol, arquitecto Jorge Koljivrat, arquitecto Martín Podder. Estudiantes de la UNQUI: Manuel Briata y Martin Briata. Estudiantes de la UBA: Alejandro Otamendi, Alejandra Porcel y Augusto Paleo. También integraba el equipo el dibujante y pintor, don Diego Miño.
 LEGISLACIÓN DE PRESERVACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL 
- Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, 1948 Art. IV, Art. XII
- Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Naciones Unidas, 1966 Art. 15-1-c, Art. 15-3
-  Declaración de los Principios de la Cooperación Cultural Internacional, 14° reunión de la UNESCO, París, 1966 Art. 1-1, Art. 1-3
-  Carta Internacional para la Gestión del Patrimonio Arqueológico, Adoptada por ICOMOS en 1990 Art. 2, Art. 3 y Art. 8
-  Recomendación sobre la Conservación de los Bienes Culturales que la Ejecución de Obras Públicas o Privadas pueda poner en Peligro, UNESCO, 1968 Art 1- a, b. Art.2, Art. 23
-  Carta Internacional sobre la Conservación y la Restauración de los Monumentos y de los Sitios, Venecia, 1964 Art. 11 y Art. 12
- Carta Internacional para la Conservación de las Ciudades y Áreas Urbanas Históricas.
-   Carta de Washington, adoptada por el ICOMOS en 1987 Art. 2, Art. 5 y Art. 8
-  Convención de San Salvador, OEA, 1976 
Compilación e intervención Chalo Agnelli
* Zunilda Olga Quatrin, docente, es arqueóloga, fue directora del Proyecto Arqueológico Quilmes, Socia Fundadora de la Asociación Argentina de Arqueología Histórica, Miembro del ICOMOS y pertenece a la Asociación Historiadores Los Quilmeros. 
FUENTE 
Ales, Manuel. (1968) "Sintesis histórica de Quilmes". Serie Archivos y Fuentes de Inforamción. Dirigada po Carlos G. Maier. N° 3 Municpalidad de Quilmes, Secr. de Gob y Cultura, Dirección de Cultura. Pp. 52 a 54
Craviotto. José A. “Quilmes a través de los años” (1966) Municipaldiad de Quilmes. Secretaría de Gob. y Cultura. Cap II Pp. 37 a 63.
Criado Boado (1987) Construcción social del espacio y reconstrucción arqueológica del paisaje.
Carta Internacional para la Gestión del Patrimonio Arqueológico, adoptada por ICOMOS en 1990
PUBLICACIONES
Centro de Arqueología Urbana www.iaa.fadu.uba.ar 
Revista “Tiempo Sur”– Edición especial dedicada al 331° aniversario de Quilmes. Año V N° 16 Agosto 1997.
Ver en el QUILMERO del miércoles, 23 de marzo de 2016, “Comisión Arqueológica Quilmes – 1935/2016”
NOTAS

[1] Eran intendentes en Quilmes durante este período el Cont. Aníbal Domingo Fernández (Desde 10/12/91 Hasta El 10/12/ 1995) sucedido por don Federico Carlos Scarabino (Desde El 10/12/95 Hasta El 10/12/1999) 
[2] Ver en EL QUILMERO del lunes, 14 de mayo de 2012, “La Casa de la Cultura – Cien años de historia” 
[3] Ver en EL QUILMERO del sábado, 28 de julio de 2018 “Pbro. Roberto Zardini” (6-1-1939/21-11-2012) 
[4] Desde ahora “Comisión Nacional del Monumentos, Museos y Lugares Históricos”. 
[5] Desde 1667 el cementerio de la Reducción estaba junto a la iglesia y allí permaneció hasta 1854. En 1842 se se había dispuesto trasladarlo a un lugar adecuado. Se eligió un terreno frente a la barranca (donde hoy está el Hospital Iriarte) En 1849 el boticario porteño Hilario Amoedo reiteró el pedido de traslado. El 13 de febrero de 1852 el juez de paz Martín de La Serna autorizó la mudanza. pero el tema quedó relegado, pues el 7 de abril se creó el partido de Barracas al Sur, al frente del cual se designó a de La Serna y se nombró juez de paz del partido de Quilmes a Andrés Baranda. En noviembre Baranda renueva el pedido de traslado. Recién en 1854 se iniciaron las tareas. En febrero de 1855, después de 13 años de iniciadas las gestiones, se inauguró el nuevo cementerio en la calle de la Concordia (Humberto Iº) y Santa Cruz (Alisson Bell) De todos modos varias tumbas permanecieron junto al templo hasta 1861. (Craviotto, Ales) Ver en EL QUILMERO del martes, 29 de noviembre de 2011 “Recorrido final - La historia en el Cementerio de Quilmes”

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