Cada
capítulo de “Quilmes a través de los años” es una proyección
hacia nuevas investigaciones históricas. José Alcides Craviotto[1] dejo a los historiadores e
investigadores de Quilmes y toda la región de lo que alguna vez fue el Pago de
la Magdalena, un pie, un primer escalón, para luego ascender y entrar en todas
las materias de estudio que describen y definen el transcurrir de los habitantes
de ese suelo centenario: la biología, la zoología, la botánica, la geología, la
demografía, las circunstancias coyunturales de la vida de la poblaciones
originaria y colonial, etc. Nada quedó afuera de su amplia visión de la vida “del
valioso pasado de Quilmes desde 1580”.
Tomo aquí unas pocas páginas que ilustran lo que fue la evolución de las primeras industrias y su devenir (Cap. V - Pp. 116 a 121)
Divorcio
entre el derecho y el hecho – Chacareros – La carne mala - Terrenos de chacras –
Los saladeros y la segunda fundación - Santa Coloma - Población y viviendas.
Una
cadena de causas y efectos determinó, con el correr de los años, el desarrollo
de la agricultura en los campos del viejo Quilmes; en predominio cada vez mayor
sobre la ganadería a la que debía ser dedicadas sus tierras [según lo
establecido por don Juan de Garay para el sur del Riachuelo], culminando ese
predomino en la última cuarta parte del siglo XIX. Esa transformación, en lo
que corresponde a la época colonial, con sus restricciones legales sobre el
empleo y uso de las tierras, se debe, como ha dicho “un autor”, a “un
hecho de gran trascendencia, que se acusa con mucho relieve en la historia de
la colonización española en América (que) es el divorcio manifestó entre el
derecho y el hecho, entre las elevadas normas contenidas en la legislación de
Indias y la realidad social de nuestra vida colonial”; sirven de poco las
leyes si no se cumplen y ejecutan, se prevenían a un funcionario de aquella
administración; por eso ha dicho Martínez Paz,[2] “no se ha insistir en
el candoroso método de citar textos de leyes incumplidas y caso de excepción,
para pintar los dorados tiempos de la conquista”.
Las
luchas entre ganaderos y agricultores comenzaron bien pronto, poco después de
fundada Buenos Aires [1580], y es una lucha que continúa en forma permanente
hasta 1810, al determinarse nuevas zonas de cultivo con relación al territorio
de Quilmes, sin que, por ello, hasta el empleo de cercos, dejara de preocupar a
unos y a otros. Tuvo diferentes aspectos y no fue poco importante el que se vinculaba
con los campos donde se concentraba la hacienda antes de su entrada a Buenos
Aires, para su ulterior faenamiento. Aún hoy [1967] se llama Camino de las
tropas al que, pasando por San Vicente, llega a La Polvareda [Camino Gral. Belgrano].
Además, las autoridades colaban a gusto las prohibiciones, permitiendo
establecimientos ganaderos en zonas agrícolas y viceversa.
CHACAREROS
Entre
los precursores de los chacareros, en la zona de estancias de Quilmes, debemos mencionar
a los siguientes estancieros que tenían chacras y labranzas en el lejano 1611:
Pedro de Izarra [Ezpeleta], Agustín Pérez, Esteban Ordóñez, Diego López,
Francisco Muñoz, Gerónimo de Benavídez, Alonso Gómez, Andrés Giménez, Juan
Ortiz. Había por entonces 9 chacras, por lo menos en terrenos de estancia;
chacras que vendían sus productos y los exportaban; y esos
chacareros-estancieros eran por lo general miembros del Cabildo encargados de
hacer cumplir las leyes. Así, en 1609, pedían permiso para efectuar arreos de
ganados previas captura en campo abierto, los siguientes estancieros quilmeños:
Francisco Muñoz, Pedro Gutiérrez y Bartolomé López, que figuran en el detalle
anterior o en otros, cuya mención omitimos relativos, también a tareas
agrícolas.
LA
CARNE MALA
Pero
entre las curiosidades ganaderas de aquellos años, hay algunas muy pintorescas.
En 1615, Mateo Monserrat, con campos en Don Bosco norte, provee de carne para
el abasto de Buenos Aires, y es multado por matar vacas viejas en lugar de
hacerlo con novillos. Tres años después lo reemplaza en el abasto Blas de Mora,
con campos detrás de Lomas de Zamora, quien no solamente emplea carne de vacas
flacas y cansadas, sino que, además, son ajenas.
Hacia
1784, las estancias grandes han disminuido de número en la antigua jurisdicción
quilmeña, por haberse alejado algunas de ellas de la parte más cercana al
Riachuelo; subsisten, en cambio entre el arroyo Conchitas uy el del Gato, así
como también en campos hacia el sud y sudeste, Aumentan las chacras en terrenos
arrendados o, también ocupados sin otros trámites, con todos los inconvenientes
ulteriores sobre derechos de ocupación, falta de cercos y sus consecuencias.
La
situación en el partido de Quilmes se había agravado a tales extremos, que en
1806, poco antes de la primera invasión británica, se inició un expediente “sobre
si deben ser o no, absolutamente terrenos de estancia todos lo de los Quilmes”,
Se determinó que fueran “de quinta lo que estuvieran a orillas del
Riachuelo” (comienzo de la población estable en el Puente de Gálvez y
posteriormente Barracas al Sud y Avellaneda) “y de pan llevar, es decir de
chacras, aquellas situadas hasta ¼ de legua de dicho puente” (aproximadamente
15 cuadras). El 6 de abril de 1810, un pedido del doctor Juan José Castelli se
refiere a la prohibición de tener en terrenos de labranza otros animales que lo
estrictamente necesarios, y esto solamente a corral, en que insiste la Primera
Junta en septiembre de ese año, vale decir, que en terrenos de chacras no se
permitan animales sueltos.
A
mediados del siglo pasado, se consideraban terrenos de chacras aquellos
comprendidos entre el Riachuelo y el arroyo Conchitas, de acuerdo con la
resolución oficial que llevaba el límite de esos terrenos de pan llevar hasta 7
leguas del puente, desde 8 de agosto de 1816.
Hay
otros aspectos de esos años, que marca, dentro de las preocupaciones
agrícola-ganaderas, ciertas características típicas del ganado; es sabido que
la vaca al comer corta el paso a cierta altura del suelo, empleando la lengua
para realizar la operación, en cambio la oveja muerde cortando y arrancando hasta
las raíces, de esta manera se empobrece el campo.
En
agosto de 1780, se determinó que en tiempos de sementaras se recogiese de noche
el ganado, llevando las ovejas a corral, y de días se mantuvieran a pastoreo,
por el daño que “de lo contrario se experimenta en los sembrados, al tiempo
que van brotando las semillas, tanto por lo que comen, como por lo que pisa”.
En el capítulo V de “Alla lejos y hace tiempo”,[3] el quilmeño Guillermo
Enrique Hudson describe con claridad el modo de comer de ovejas, yeguarizos y
bovinos. Y Sarmiento, en 1882, comenta: “la irreflexiva costumbre de dejar a
los ganados roer hasta los tallos subterráneos de las gramíneas”.
En
esos años se entreveía el futuro, tal como se repetirá en Quilmes a mediados
del siglo pasado, y casi con palabras semejantes. En 1795 los hacendados
pidieron el establecimiento de nuevas poblaciones en la campaña, que para la
zona el pago de la Magdalena eran solamente Quilmes, San Vicente, Ensenada y el
poco antes formado pueblo de Magdalena. El funcionario que atendió el pedido se
expidió favorablemente y dijo así: “No se debe fijar en el futuro más
remoto, a graduarse un caso metafísico, el tiempo en que nosotros podamos hacer
el comercio con nuestra Metrópoli no sólo en cueros al pelo, sino también en
otros frutos que la tierra produce, y una tierra que parece que el cielo le ha
dado la preferencia o destinado para sementeras y colección de granos, y en
este evento, poseyendo nosotros tan grandes campañas, habrá comodidades y lugar
para criar los ganados y para cultivar y recoger frutos sin que se estorben y
perjudiquen una labor a la otra. Ya que vivimos en un país donde no pueden
tener fábricas, que junto con la agricultura y las artes lo hagan feliz, sin
entrar en la duda de cual será más apto para llevar a ese grado, a saber, si el
pueblo fabricante o el pueblo labrador, nosotros cuto suelo es tan aparente
para criar ganado y para cogen frutos, debemos consultar a su aumento y
prosperidad”. Las palabras
semejantes a la anterior las escribió el juez de paz Laurentino González en
1853, al estimular la agricultura: “Visto el abatido estado de este ramo
causado en su mayor parte por el crecido número de haciendas; y siendo la
esperanza de este pueblo el producto de sus adyacencias destinadas a labranza”.
Muy
pronto, a comienzos del siglo XVIII, como consecuencia de varios factores, se
instalaron en Quilmes algunos saladeros, precursores de la moderna
industrialización de la carne, forma nueva que no supuso el funcionario de 1795
ni advirtió la importancia que adquiriría luego, el juez de paz Laurentino González
en 1853.
Se
estaba preparando las causas que determinaron un gran cambio en las tierras quilmeñas;
a esas causas, en parte mencionadas, así como a los liberales principios de la
Revolución de Mayo, obedece el cambio aludido, que, por de pronto determinó un
visible aumento en la población del partido y del pueblo de Quilmes, todavía
Reducción india.
Ese cambio
también se llevó a cabo en las construcciones de los edificios en las
propiedades de la campaña; el campo del alcalde de hermandad Prudencio
Cárdenas, de 1793, con edificios utilizados luego por Roberto Taylos y sus
sucesores Eduardo y Juan Clark, en su campo La Materna (Av. Dardo Rocha y
Triunvirato aproximadamente); los edificios de la Orden de Santo Domingo en la
loma de Don Bosco; los de la misma Órden en el campo cerca del arroyo
Conchitas, posteriormente de Davidson, todavía en pie; los Rowdon,
posteriormente en Bernal, sobre la barranca; la Casa de Teja, [4] desde antes de 1810, que
dio su nombre al lugar, posteriormente San Juan hoy Florencio Varela, pero
ninguno alcanzó la importancia de los edificios de la chacra de Santa Coloma,
en la barranca de Bernal, declarados monumento histórico por la Comisión
Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, en dictamen del 8 de
agosto de 1944, a pedido de la Junta de Estudios Históricos de Quilmes “por
razones de índole histórico y arquitectónico” (nota del 14 de febrero de
1944 al autor de este extracto); a su vez, el P.E. de la Nación, por decreto
N°30.838 del 10 de diciembre de 1945, declaró Monumento Histórico a dichos
edificios, “porque sus características arquitectónicas determinan su
conservación, como exponente de las construcciones del siglo XVIII y principios
del XIX.”
POBLACIÓN
Y VIVIENDAS
En
el territorio de la Reducción, en cambio, y pese al aparente amparo de las
leyes de la colonia española”, “en un pueblo tan antiguo en su fundación no
hay más que una sola casa de teja, y esta, de un vecino español” dice un documento
del 30 de agosto de 1810, transcripto por Guillermina Sors.[5] El resto, y toda la
población quilmeña, por otra parte, estaba formado por casas y ranchos con
techos de paja, si bien, para sus paredes, algunas tenían ya adobes cocidos.
Entre tanto, en el ambiente colonial, se entreveían ideas de emancipación.
La
real Audiencia de Buenos Aires, en carta a Su Majestad del 21 de enero de 1809,
hacía referencias a la “diversidad de opiniones de los vasallos de estas
provincias, fascinados unos de las máximas corruptoras de la Revolución fatal
de Francia; inclinados otros a una delirante y desatina independencia,
influidos por los ingleses”.[6]
En esas tareas precursoras se hallaban Saturnino y Nicolás Rodríguez Peña,
Vieytes, Castelli, Belgrano, Passo, Donado, Terrada, Chiclana, Darragueira,
Irigoyen, etc.
Dr.
José A. Craviotto
En la IIIa Jornada de Historia Regional "El Antiguo Pago de la Magdalena" organizada por la Junta de Estudios Históricos de Quilmes, que se realizará el 18 de septiembre de 2021 (de manera virtual) se homenajeará, además de a Guillermina Sors, a historiador Dr. José A. Craviotto y en su memoria se presentará el libro "Dr. José Alcides Craviotto - Máximo historiador de Quilmes y el Antiguo Pago de La Magdalena con 10 trabajos de investigación publicados en diversos medios gráficos desde 1940 a 1960." Compilados por quien suscribe director de este Blog y editado por Editorial Jarmat.
Compilación,
notas y bibliografía Prof. Chalo Agnelli
[Las
acotaciones entre corchetes y los subtítulos son del compilador]
FUENTES
Craviotto,
José A. (febrero de 1969) “Quilmes a través de los años”. Municipalidad
de Quilmes 2ª Ed. Cap. V Pp. 116 a 121
Craviotto,
José A. (1967) “Historia de Quilmes desde sus orígenes hasta 1941”
Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires Dr. Ricardo Levene. La Plata.
Pp. 65 y 69
NOTAS
[1] Ver en el Blog EL QUILMERO del domingo, 24 de noviembre de 2013 “Dr.
José Alcides Craviotto - Las puertas de nuestra (8/7/1900 - 15/6/1965)”
[2] Enrique Martínez Paz (1882-1952)
historiador, filósofo, jurista y sociólogo nacido en Córdoba. Apoyó a los
estudiantes que, en junio de 1918, durante la huelga general universitaria,
exigían una reforma en la educación
[3] Ver en el Blog EL QUILMERO
del martes 20 de julio de 2021 “lunes, 19 de
julio de 2021
“Aspectos de la pampa próxima a Quilmes” de Guillermo E. Hudson
[4] Ver en el Blog EL QUILMERO del martes, 20 de enero de 2015 “Simple y mínima...” Era La Casa De Teja –
Florencio Varela
[5] Ver en el Blog EL QUILMERO del jueves, 2 de julio
de 2020 “Guillermina Sors – “Quilmes Colonial”
– 1937”
[6] Nota del autor:
Facultad de Filosofía y Letras. Documentos Antecedentes Independencia, Buenos
Aires, 1912, Pág. 66
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