En Quilmes se preparaban maestros salesianos antes de la creación de la Escuela Normal pública. En la Casa de Formación de Bernal (localidad del Municipio de Quilmes) que la Congregación Salesiana de Don Bosco tenía desde abril de 1897, a comienzos del siglo XX se inició la formación de maestros que obtenían su título oficial rindiendo exámenes ante los profesores de la Escuela Normal "Mariano Acosta" de la ciudad de Buenos Aires. Veamos la explicación que nos ofrece el profesor Astolfi:
El conflicto volvió a producirse cuando en 1903 se pidió la incorporación del tercer año. El Colegio de Bernal fue objeto de una nueva inspección, encargada por Manuel Derqui, sustituto de Pizzurno, al profesor Ernesto A. Bavio. En un extenso informe, que abarcó el terreno, el edificio, el “tren escolar” (material ilustrativo), el personal docente, los alumnos, el orden, la disciplina y la aplicación de la ley sobre libertad de enseñanza, el inspector Bavio, concluía a favor de la incorporación, y así se resolvió, en definitiva, por decreto del 7 de setiembre del mencionado año. No terminó la brega, pues volvió a encenderse al llegar el turno del cuarto y último curso, motivando un segundo dictamen de Bavio, concordante con el del año anterior, origen del decreto aprobatorio del 20 de abril de 1904. A raíz de ello tuvieron su diploma oficial los maestros egresados del Colegio Pío IX.
Por ser los primeros, insertamos sus nombres a continuación: Agustín Caballero, Marcelino Castro, Luis Correa Llano, Mariano Esandi, Alejandro Fernández, Fernando Kenny, Alejandro Piatti, Rodolfo Ragucci, José Reguera, Leopoldo Rizzi, Pablo Z. Vicari y Francisco Zuccarino. Todos fueron empleados en la escuela salesiana. Algunos alcanzaron un renombre que trascendió de su plano específico.
Lo que acabamos de expresar sumariamente se produjo al margen de nuestra Escuela, cuya Dirección y personal procedieron a tomar los exámenes autorizados, dentro de cierto ambiente de tirantez y extrañeza, particularmente penoso y arduo en las clases de práctica pedagógica dadas ante los alumnos de la Escuela de Aplicación. Pero, en honor de la verdad, y según testimonios fehacientes, respetando la justicia. Con motivo de cumplirse en 1950 el cincuentenario de la adscripción, pudo decir en una sentida ceremonia el ya mencionado padre Ragucci: “Gracias a ello debimos extremar la aplicación al estudio y Saji nuestra formación fue más íntegra, honda y maciza…” “Nos beneficiamos como beneficia al soldado el ejercicio bélico contra adversarios aguerridos […] A partir de 1906, los salesianos enviaron anualmente dos maestros para seguir los cursos de 5º y 6º año del profesorado. Eran, lógicamente, elegidos entre los más sobresalientes. Actuaron con brillo y la mayoría alcanzó altos cargos en el magisterio y en la jerarquía eclesiástica. En 1908 egresaron Francisco Pedotti y Pablo Vicari.” (1)
“Al iniciarse la dirección de Alejandro Bergalli [1911-1920] seguía en vigor el antiguo plan del profesorado, cuyos cursos de 5º y 6º año señalaban claramente su continuación de los cuatro de Magisterio. A él concurrían algunos egresados inmediatos o venidos de las provincias, y dos del colegio de los Salesianos de Bernal.” (2)
Los maestros y profesores que así se preparaban eran luego destinados a ejercer la docencia en distintas comunidades de la orden, a lo largo y a lo ancho del país. Algunos de ellos se destacaron especialmente por la labor educativa realizada, tal como Monseñor Nicolás Esandi, sacerdote patagónico que desde 1903 a 1922 y de 1927 a 1932, ejerció la dirección de la Casa de Formación y Escuela Normal Salesiana de Bernal; “organizó los estudios eclesiásticos y del magisterio. Fue profesor de Latín, de Teología, de Pedagogía y Literatura. Frutos de sus experiencias los libros que publicara: ‘Apuntes de pedagogía’ (2 tomos), ‘Estudio metódico del Latín’ y ‘Mi libro’ para la enseñanza de la lectura y finalmente ‘Métodos de escritura’. Estas fueron sus incursiones en el campo de la enseñanza. Fue también maestro de novicios y consultor eficiente en la formación de sacerdotes salesianos” (3)
MONSEÑOR TAVELLA
También Monseñor Roberto José Tavella, entrerriano, Arzobispo de Salta desde 1935, se formó y luego dirigió los estudios de la Escuela Normal de Bernal desde 1921, desempeñando labores docentes en varias instituciones. En Salta fundó la Federación de Maestros y Profesores católicos.(4) Monseñor Dr. Eugenio Santiago Peyrou se recibe en 1932 en la escuela para entonces denominada "Nuestra Sra. de la Guarda" y desarrolla principalmente su labor educativa en Tierra del Fuego. (5)
El ya mencionado sacerdote Pablo Vicari, egresado como maestro en 1908, creador de la histórica banda de música del Batallón 12 de los Exploradores de Don Bosco en Mendoza. (6)
El padre Leopoldo Rizzi, establecido en la Escuela Agrotécnica Salesiana Don Bosco de Uribelarrea, localidad de Cañuelas (Pcia. de Buenos Aires), primera en su tipo en toda Latinoamérica, (donde estuvo el niño Ceferino Namuncurá) y en cuyo honor lleva el nombre el Museo de Máquinas y Herramientas. (7) (8)
Sobre Francisco César Pedotti copiamos fragmentos de la investigación realizada por M. A. Nicoletti a propósito del libro de lecturas "Rosaleda" (Buenos Aires, SEI, 1945); recomendamos a los interesados en el tema la lectura completa del trabajo citado, pues da cuenta brevemente del origen, características y misión de la Orden de San Juan Bosco, además de analizar específicamente los libros producidos. (9)
"Los libros salesianos han sido elaborados por maestros pertenecientes a la Congregación, como el caso de Francisco César Pedotti" [...] "La posibilidad de producir enteramente textos propios para su circulación en los colegios salesianos, proporcionaba, a pesar de su adaptación a la currícula oficial, una autonomía poco común para una Congregación educativa. Todos los textos escolares estaban adaptados a la currícula oficial, según señalan los Programas escolares salesianos de 1907. El Inspector salesiano y su Consejo aprobaban los textos que se imprimían posteriormente en sus editoriales.”
En los Capítulos Generales de las Hijas de María Auxiliadora de 1898 se señala que los libros de texto “se tomarán en las librerías salesianas” y que fuera de Italia se “adoptarán los libros y redactarán los programas en conformidad a las leyes y usos de las respectivas naciones, teniendo siempre por base el programa de la Casa-Matriz o la Inspectorial”. Estos libros provenientes de las autoridades escolares, debían ser aprobados previamente por la Asistenta de estudio.
Uno de los textos menciona a su autor, es el caso de Francisco César Pedotti, que no en todos los textos aparece con el nombre completo, sino con siglas, ya que la tarea de escribir libros era considerada un servicio dentro de la Congregación y la ausencia del nombre significaba un acto de humildad y renuncia a la figuración. El caso es que Francisco Pedotti (1883-1958) nacido en Buenos Aires, fue uno de los autores de texto salesianos más prolíficos. De él se conocen también “El Manual del Niño para los primeros grados”, “Las lecturas graduadas”, también para los primeros grados y los textos de Geografía (Elementos de Geografía; Pequeña Geografía y Compendio de Geografía) correspondientes a tercero y quinto grado. Pedotti era maestro normal y dedicó toda su vida a la docencia y a la escritura de libros de texto, de artículos religiosos y de estudios sociales. […] “Rosaleda” (1945) pertenece a un período alejado de los dos primeros libros. En la tapa de vivos colores una niña rodeada de rosas, cuida y riega las flores. Las imágenes reflejan […] un mayor uso del color, más detalles en los dibujos y se identifican protagonistas de ambos sexos, quienes se contactan con la naturaleza (plantas, flores, animales, aves etc.). Son imágenes más cercanas a los intereses del niño. […] Como metodología de lectura Rosaleda […] utiliza la palabra generadora, de sílaba a palabras y de palabras a frases. Las lecturas corresponden a las siguientes temáticas: el mundo escolar (Rosaleda, Otra vez juntos, La Sala del grado, Los primeros saludos, Compañerismo, etc.); la naturaleza (Corderito huérfano, El águila y las aves, La Hormiga agradecida, El perro y el cocodrilo, En el campo, etc.); lecturas religiosas y moralizantes (El ojo de Dios, Bella respuesta, El mentiroso, Un porrazo merecido, Dios protege a los niños, Consuelo fraternal y Ha nacido esta mañana,); escenas de la vida familiar (Mi abuelita, Mi madre), escenas de la niñez (Datos imprecisos, Las fogatas, La suspirada corbata, La amita de casa, Vestidos de Muñeca, Nuestros vestidos, Mis botas nuevas, El Aseo corporal, etc.); lecturas patrióticas (La Escarapela, Manuel Belgrano, José de San Martín, Canto a mi bandera, El escudo de mi Patria, La ciudad de Buenos Aires, Himno argentino, 9 de julio, 12 de octubre). El texto también contiene una serie de acertijos, adivinanzas y poesías.
“Rosaleda” es un texto básicamente ilustrado, donde parece predominar el dibujo sobre la palabra escrita. Todas las lecturas y los ejercicios del silabario están ilustrados con dibujos coloridos, incluso las mismas sílabas en letras grandes y de colores invaden la página distribuyéndose en desorden.
Las imágenes de los niños muestran la vestimenta de su época: el pantalón corto para los niños y los vestidos para las niñas. Todos ellos son de tez blanca, rubios o castañas, el cabello corto y prolijo, los delantales pulcros y almidonados. Las escenas de lectura seleccionada muestran niños atentos y concentrados en el libro. Acompañan a estas imágenes frases que sugieren que una lectura realizada responsablemente le favorecerá un progreso o adelanto (niño diligente, lectura amena, adelanto seguro) […] “Rosaleda” resalta el valor de la amistad con el libro, un buen compañero al que no debe olvidarse, presente tanto en la escuela como en el hogar. La idea de la “buena lectura” y el “buen libro” en el tiempo ocioso vuelve a hacerse presente en la despedida del libro.
Por su procedencia editorial, este conjunto de libros de lectura (analizado en el artículo del cual extraemos este fragmento) contiene, en sus imágenes y textos, mensajes moralizantes muy precisos, a partir de los cuales se infiere una vinculación directa entre la moral y la religión católica, identificada como la única moral posible. En algunos casos, imágenes de símbolos cristianos como en “Método de lectura graduado” o con oraciones al “Nombre de Jesús” y “María Inmaculada”, se utiliza explícitamente para la lectura, la oración, la catequesis y la simbología católica. A través de las lecturas, a modo de catecismo, los niños deben aprender lo que está bien y a comportarse siguiendo determinadas pautas, a partir del ejemplo de Jesús e invocando a la Virgen para lograr las buenas acciones que se proponen: “ser un alumno estudioso y obediente”, un modelo de alumno salesiano, tal como lo explicitan los “Reglamentos”. (10) Mauri Nicastro cita así mismo “Noble anhelo”. Libro de lectura para cuarto grado, de Pedotti, publicado en Buenos Aires por la Sociedad Editora Internacional en 1950. (11)
En otra publicación (12), a efectos de estudiar la periodización histórica que aparece en los textos de la orden y su visión de la conquista de la Patagonia, Nicoletti da cuenta de la “Historia de la Patria” de los salesianos Roberto Tavella y Justo Ducco. Uno de ellos con la tapa ilustrada con la foto del General San Martín ha sido publicada por los Talleres del Colegio Pío IX y la otra con la ilustración de un niño leyendo en la tapa, figura como editor en la portada el sello editorial salesiano SEI (Societá editrice internac ionale) en Buenos Aires. Ambas en 1944.
En ambas Justo Ducco advierte que la primera edición de la “Historia Patria” fue escrita por Tavella en 1920 y que su autor le solicitó que la retocara pues no había quedado conforme con el primer texto. La reelaboración de Ducco se publicó en 1936 cambiando por completo el plan de la obra de Tavella a tal punto que éste advierte que “en la portada debe aparecer ahora otra firma para que el coautor asuma la responsabilidad de los juicios que el formula con plena libertad y sin censura previa del primer autor”.
También son conocidas por su autor muchas
producciones del padre Rodolfo M. Ragucci (1887-1973), especialista en la lengua española, tales como El habla de mi tierra (Ed. Don Bosco), muchas veces reeditado, el Manual de Literatura española, Cartas a Eulogio. Problemas idiomáticos (Ed. Sopena Argentina), Más cartas a Eulogio, Blasones de Hispania (APIS, 1966), Cervantes y su Gloria, Palabras enfermas y bárbaras (SEI), Voces de Hispanoamérica (Academia Argentina de Letras, 1973), Literatura española de los últimos cien años (Ed. Don Bosco). El Padre Ragucci es recordado habiendo bautizado con su nombre varias escuelas y, en Bernal, una calle.
Nicolás Esandi con sus alumnos egresados de la Escuela Salesiana de Bernal como maestros
Publicado por Raquel Gail el jueves 24 de febrero de 2011 y 1º de mayo de 2013
NOTAS:
(1) Astolfi, Juan Carlos (1975). Historia de la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta. Buenos Aires, editado por la Asociación de Exalumnos. Páginas 161 a 164. (El destacado nos pertenece.)
(2) Idem, página 213. (El destacado nos pertenece.)
(3) http://www.euskonews.com/0398zbk/kosmo39801.html
(4) www.arquidiocesissalta.org.ar
(5) http://fmariaauxiliadora.edu.ar/hist_mon_peyrour.php
(6) http://explo12.blogspot.com/
(7) http://conurbanos.blogspot.com/2010/01/uribelarrea.html
(8) http://misdiasenlavia1.blogspot.com/2010/10/noticias_08.htm
(9) y (10) Nicoletti, María Andrea y Tarantino, Susana: “La Congregación Salesiana y los “Buenos Libros”, en Spregelburd, Roberta Paula (org.) y Linares, María Cristina (org.): La lectura en los manuales escolares. Textos e imágenes. Universidad Nacional de Luján/Universidad Nacional del Nordeste. Consultado en:
http://hum.unne.edu.ar/investigacion/educa/web_relee/archivos/lec_man_esc.pdf
(11) http://www.fcedu.uner.edu.ar/clm/mauri%20nicastro.html
(12) "LOS SALESIANOS Y LA CONQUISTA DE LA PATAGONIA: DESDE DON BOSCO HASTA SUS PRIMEROS TEXTOS ESCOLARES E HISTORIAS OFICIALES.", 2006, pág.10.
1 comentario:
Las últimas notas sobre las raíces salesianas en Bernal son excelentes, felicitaciones.
Tuve la suerte de trabajar con el padre Pedemonte en la acción católica y siendo explorador de Don Bosco allá lejos por la década del 50 y ver como se hacían los planos de la nueva iglesia en el maravilloso silencio que rodeaba ese mágico lugar . Yo hacia notas para el diario si no me falla la memoria se la llamaba La Unión. Gracias por el recuerdo y felicitaciones! Sos un capo.
Hay gente que piensa que hay que borrar el pasado para poder vivir el presente hacia el futuro, gente como vos nos hace saber que sin raíces no existirían los bosques. Un abrazo Tito Donato (del barro) alias Plácido (de las vías para allá)
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