El 30
de octubre Claudio Roberto Buffevant hubiese cumplido 91 años. Las siguientes líneas son
un homenaje a su vida, a su familia y a su Berazategui.
Claudio
Roberto Buffevant, nació el 30 de octubre de 1922, en Berazategui, sus padres
fueron Julián Buffevant (n. 17/09/1888) y su madre fue Margarita Bassaber
(n.22/04/1892) Su abuelo materno Pierre (Pedro) Bassaber, nacido en Alcay,
Francia en el año 1850, había llegado a Berazategui en 1866.
El
matrimonio de Julián y Margarita tuvo 5 hijos: Margarita Josefa (n. 27/6/1913);
Graciana Rosa (n.19/8/1914); Julio (n. 22/11/1915); Pedro Alejo (n.16/5/1919) y
Claudio el menor (n. 30/10/1922), quien en este año hubiera cumplido 91 años.
Don
Julián Buffevant murió en 1930, Claudio tenia 8 años de edad y durante un
tiempo siguió esperándolo sentado en la puerta de su casa, con la esperanza de
que volviera de la fábrica.
Claudio
curso sus estudios primarios en la ex escuela N° 2 de Quilmes, actual N° 5 de Berazategui,
frente a la estación.
De
pibe acompañaba a su tío Martín Bassaber, a llevar mercaderías del almacén
familiar a la costa de Berazategui y hasta la de Pereyra. Estas andanzas le
permitieron conocer como pocos a ese Berazategui, que ya no existe, y a sus
personajes, a quienes muchos años después, los convirtió en los protagonistas
de sus tres libros.
A los
18 años entró en Rigolleau, fábrica de la cual se retiro en año 1957, para
trabajar por su cuenta para la misma empresa.
Conoció
a Carmen Ortiz, una quilmeña de nacimiento y berazateguense de corazón, con
quien se caso y tuvo dos hijos: Isabel y Julio Cesar; cada uno de ellos le dio
dos nietos.
Vio de
joven construirse la última cloaca máxima por la empresa Vianini y también
viajó en la zorrita de Mariano Cruz,
que utilizaba las vías dejadas por dicha empresa contratista.
RELATA
TU ALDEA….
Claudio
no pintaba, pero después de integrar la primera comisión Directiva de la
Asociación Orígenes en mayo de 1993, junto a personas de la talla de Stelvio Scotto,
Octavio Lucarelli, Ana María de Mena, Martin Nolfi, Gladys Tirao de Nogues,
Eduardo Rodríguez Avellón, Martín Bassaber, Alberto Moya, José López Comendador
y el que escribe estas líneas, entre otros, comenzó a escribir sus recuerdos a
pedido de Eduardo Rodríguez Avellón. Y así como Cacho Tirao tocó
la
guitarra; Fermín Molina domó caballos; Claudio
Buffevant relató su aldea como pocos.
La
primera edición del “Berazategui que viví”, se público, en el año 1995; era una
edición pequeña de 300 ejemplares que se agoto rápidamente. Al año siguiente
salió la segunda edición que se presento en el stand de la provincia de Buenos
Aires de la Feria del Libro, que todos los años se realiza en la ciudad de
Buenos Aires.
Tras
la tenaz demanda de los vecinos del Partido, y advirtiendo que el libro se
fotocopiaba, la Asociación Orígenes decidió sacar la tercera edición en el 2005
y una cuarta en el año 2007. En estas dos últimas ediciones se cambió la tapa
colocando la clásica foto de la estación de Berazategui de 1889… ¡Un total 1200
ejemplares!, más todas las reproducciones fotocopiadas que regaló don Claudio.
En las
nuevas ediciones se sumaron historias, como ya había fallecido Rodríguez
Avellón, me toco en suerte tipearlas para “El Berazategui que viví II”, con
nuevo formato e imágenes acompañando al texto; fue presentado en el Club Social
el 31 de octubre de 2003, cedido gentilmente por el presidente de la entidad
Roberto Lacquaniti. Los nuevos 200 ejemplares, literalmente “volaron”, pero
como formato era caro, para el tercer libro se volvió a la encuadernación económica,
pero no por eso menos efectiva.
“El
Berazategui que viví III”, se presento nuevamente en el Club Social, el
viernes 13 de marzo de 2009 con la asistencias de numeroso público y autoridades
municipales.
RECUERDOS
Claudio
se “fue” un caluroso martes 16 de febrero de 2010, quedaron atrás sus cuentos y
relatos, como “los cimarrones” donde se hablaba de los perros abandonados por
la inundación del ‘40, volviéndose salvajes; un cuento muy lindo fue “Las pesquerías
de Don Pereyra y su gente”, donde describía a los pescadores y el tipo de
producción de harina y aceite de pescado; y el Río, aquel Río que añoraba y
sufría por su contaminación. Su Río y su pasión por la pesca. Sus anécdotas
sobre el bañado, las ranas, las peleas entre don Robustiano Acuña y a don
Bartolo Rolando, dos caudillos, el primero radical y el segundo conservador, la
gran inundación del año ’40.
Él
decía: “Si uno de estos cuentos sirve para que un alumno lo lea a su
maestra paradito al lado de su banco, ya es suficiente, mi trabajo valió la
pena.” ¡Por supuesto que valió la pena!
Aprendimos
mucho de Don Claudio y seguimos haciéndolo a través de sus lecturas...
¡Claudio se fue, pero nunca estará ausente para sus amigos, su familiares y para
mí! ¡Cuando vea un colibrí volando, un perro corriendo o un caballo atado a un
carro desfilando, me acordaré de vos… es como si tus personajes volvieran a la
vida!…
Ing. Rodolfo Cabral
Comisión de Estudios Históricos de Berazategui
Dirección: Lisandro de la Torre 1736.
15- 3649 5866
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