EN EL AÑO DEL
BICENTENARIO DE SU NACIMIENTO
de “José Antonio
Wilde, médico periodista y educador quilmeño”
por Chalo Agnelli
CONTEXTUALIZACIÓN
Faltan dos años para que concluyera el período
presidencial de Julio A. Roca. El pueblo está desengañado de su liderazgo. Con
la vertiginosa inmigración el país llegó a los tres millones de habitantes. Los
fines de semana los porteños y los quilmeños toman el tren a la Ensenada a fin de conocer
la novísima capital de la provincia, La Plata, que ya cuenta con cerca de 1000 casas y
poco más de 10.500 pobladores. Se sanciona la ley 1420 de educación común,
laica, gratuita y obligatoria y por la ley 1565 se establecen los registros
civiles en la Capital Federal.
El teniente coronel Pablo Belisle derrota al cacique Manuel Namuncurá, definitivamente. Se siguen inaugurando líneas ferroviarias, ahora
entre Saladillo y Lobos y la línea telegráfica entre Buenos Aires y Asunción
del Paraguay. El gobierno rompe relaciones diplomáticas con el Vaticano expulsando
del país al nuncio apostólico que se opone a la ley de matrimonio civil.
Aparecen tres obras básicas de la literatura argentina. Juan Moreira, Juvenilia y La Gran Aldea. Y el estadounidense Waterman inventa la pluma
estilográfica.
QUILMES
Es flamante presidente de la Municipalidad de
Quilmes Alberto Oteiza y
municipales: Julio Daubas, Fermín Rodríguez, Luis Rodríguez, Alejandro
Villabrile y Roque Villa, secretario. Es titular de la parroquia el polémico Pbro. Rafael Fanego.
Promovida por Wilde, a través de la acción constante y
directa de las señoras Juana Gauna y
Federica Dorman de Quijarro, [1] comienza a
fraguarse insistentemente la imperiosa
idea de abrir un hospital en el pueblo. Se establece que la construcción de la
cloaca máxima, dentro del ejido urbano, se haga bajo tierra. Se funda en el
pueblo un nuevo periódico llamado La
Provincia.
Con esos acontecimientos terminó el año 1884 y a poco
de nacer el nuevo año, en su casona de Quilmes, fallece el Dr. José
Antonio Wilde, era el 14 de Enero de 1885, tenía 72 años. [2]
Dice Groussac: “Su
muerte fue tan sinceramente sentida como había sido respetada la existencia de
ese hombre de bien, que, además de un educacionista ilustrado, era un escritor
lleno de soltura y amenidad. “ [3]
No dejó fortuna, salvo la chacra donde, en parte, hoy
se levanta la Cervecería Argentina Quilmes y la manzana donde se hallaba "La Victoria", casona familiar. A
manera de testamento escrito pocos días antes de morir, como si previera su
desenlace, escribió: “Dejo a mis hijos esta pluma, con ella escribí desde
la primera a la última palabra de mi libro Buenos Aires, setenta años atrás”.
La vida pública y privada de mujeres y hombres nunca
va por igual camino, si bien hay una ética y una moral intrínseca que
prevalecen en todo momento y ante todas las circunstancias. Por la dedicación y
entrega absoluta a una idea, una obra, una lucha indefectiblemente se descuidan
los aspectos privados y esto redunda en perjuicios para los afectos próximos.
Quizá la vida
pública del Dr. Wilde, el tiempo y el esfuerzo que le demandaba su obra humana,
intelectual, su ideología, no le permitieron vislumbrar, cuando su salud
comenzó a deteriorarse temprana e irremediablemente, en la indefensión en que
quedarían sus hijos después de su muerte.
Estos aún
eran pequeños cuando fallece el matrimonio Wilde en poco lapso de tiempo. Les
sucede lo mismo que a Victoria con sus padres. El mayor José Antonio tenía 17
años y el menor apenas 12, las muchachas entre 13 y 16 años. Si bien sus tíos
Jaime, Alfredo y Enrique, sobre todo el primero, los ayudaron en su
crecimiento, no era fácil sustituir la hondura intelectual y la presencia de
ánimo del Dr. Wilde ni la fuerza de carácter de Victoria. La contundencia del desamparo, que los golpeó
en breve tiempo – menos de 6 meses -
debe haber sido desequilibrante. Esto suscitó problemas tanto en el
manejo de la fortuna - que si bien no era cuantiosa era más que suficiente como
para que los cinco inicien una vida provechosa y activa - como en el desarrollo
de la voluntad, la conducta y en el manejo oportuno y apropiado de las diversas
situaciones de la vida.
EL
QUILMERO - Jueves 15 de enero de 1885.
DR.
JOSÉ ANTONIO WILDE.- Ayer a las 6 de la mañana falleció el que fue
el Dr. Don José A. Wilde, víctima de una violenta enfermedad que lo postró en
cuatro días. Una congestión cerebral lo ha llevado a la tumba siendo impotentes
los esfuerzos de la ciencia y los cuidados de su familia para sustraerlos al
desenlace fatal. El Dr. Wilde era un vecino muy estimado y respetado por toda
la sociedad quilmeña que deplora su muerte con sinceridad. Entre las gentes
pobres particularmente sobresalían sus sentimientos filantrópicos y nunca se
llamó a su caridad sin obtener el óvolo de su mano tan largo como las
circunstancias se lo permitían. Como médico y como vecino gozaba de la más
elevada estimación y su muerte es
sentida por todos. Paz en la tumba del que fue el Dr. Wilde y que la
resignación mitigue el dolor de sus deudos.
EL
QUILMERO Año X – Nº 252 domingo 18 de enero de 1885. ENTIERRO
DEL DR. WILDE.- Tuvo lugar el jueves a las 9 de la mañana el
entierro del Dr. don José Antonio Wilde. La caja mortuoria conteniendo el
cadáver fue conducida a pulso desde su casa hasta la iglesia en cuyo atrio
debió ser sepultado. Se colocó en el local que se le había preparado estando la
iglesia toda enlutada y se celebró la misa de difuntos. Después fue sacado de
la iglesia y conducido a la sepultura que se había cavado allí. Antes de
depositarlo el Dr. Varela [4] pronunció algunas
palabras encomiando los méritos y virtudes del finado y la gran manifestación
del vecindario de Quilmes allí presente que demostraba el dolor sincero que le
causara la muerte de aquel vecino tan querido. Le siguió el Dr. Cantilo [5] que se expresó en
términos conmovedores, recordando las bondades del Dr. Wilde, su bello carácter
y las prendas que le distinguían como un ciudadano digno, padre cariñoso y buen
amigo. A más de las muchas personas que concurrieron desde la Capital con el Dr.
Eduardo Wilde, Ministro de Cultura e Instrucción Pública y sobrino del finado,
se hallaron presentes todos los vecinos de Quilmes y la mayoría de las familias
vecinas de la localidad.
Busto de José Antonio Wilde, colocado en la plaza homónima o "de la Cruz" (Humberto Primo, Paz, Olavarría y Pringles) el 2 de diciembre de 1928, por la Asociación Amigos de la Plaza Wilde. Esta nota corresponde al periódico El Plata. Denuncia la nota que ya trabajaban en esos años las simples mentes estúpidas que se repiten en todas las épocas y tanto daño hicieron en estatuas y monumentos como el del Libertador en la plaza San Martín, vándalos con un fuerte complejo de inferioridad.
Chalo Agnelli
14 de enero de 2013
FUENTE
Agnelli,
Chalo. “José Antonio Wilde- médico,
periodista y educador quilmeño. Biografía // 1814-1885”. Ed. Jarmat.
Quilmes. 2008.
NOTAS
[1] Ver en EL QUILMERO. http://elquilmero.blogspot.com.ar/2013/03/juana-gauna-federica-dorman-de-quijarro.html
[2] En mucha documentación, libros de autores rigurosos e incluso en la
biografía que posee la
Biblioteca Nacional de quien fue su primer Director, le dan
dos años más de vida. El Quilmero, único diario de la zona, y el mármol
sobre sus restos en la
Catedral quilmeña señalan la fecha real.
[3] Historia de la Biblioteca Nacional. Groussac, P. Pág. 47
[4] Se refiere al hijo de Florencio
Varela, Luis, periodista e
integrante del círculo de intelectuales
al que pertenecía Wilde. Luis Varela en 1881 integró con el Dr. Carlos
Spegazzini, la comisión que tuvo a su cargo la elaboración de un informe que
justifique las ventajas de establecer la capital de la provincia en Quilmes.
Suya es la leyenda que se colocó en la lápida del Dr Wilde. Ver Craviotto J. A.
Pág. 241.
[5] Se refiere a Gabriel Cantilo (1840-1891) poeta, periodista y abogado.
Editor de la revista literaria El correo del domingo (1864-1867).
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