“Desde
la más remota antigüedad hasta nuestros días, la historia de los siglos y de
los tiempos nos enseña cuánto aprecio han merecido todos aquéllos que han
puesto el cimiento a alguna obra benéfica a la humanidad.” Manuel Belgrano
SU DECESO
Faltan dos
años para que concluyera el período presidencial de Julio Argentino Roca. El pueblo
está desengañado de su liderazgo. Con la vertiginosa inmigración el país llegó
a los tres millones de habitantes. Los fines de semana los porteños y los
quilmeños toman el tren a la
Ensenada a fin de conocer la novísima capital de la
provincia, La Plata,
que ya cuenta con cerca de 1000 casas y poco más de 10.500 pobladores. Se
sanciona la ley 1420 de educación común, laica, gratuita y obligatoria y por la
ley 1565 se establecen los registros civiles en la Capital Federal (dos logros en los que tuvo papel protagónico el Dr. Eduardo Wilde, sobrino de José Antonio).
El teniente coronel Pablo Belisle derrota al cacique
Namuncurá, definitivamente. Se siguen inaugurando líneas ferroviarias, ahora
entre Saladillo y Lobos y la línea telegráfica entre Buenos Aires y Asunción
del Paraguay. El gobierno rompe relaciones diplomáticas con el Vaticano
expulsando del país al nuncio apostólico que se opone a la ley de matrimonio
civil. Aparecen tres obras básicas de la literatura argentina. Juan Moreira, Juvenilia y La Gran Aldea. Y el estadounidense Waterman inventa la pluma
estilográfica.
Es flamante presidente de la Municipalidad de
Quilmas Alberto Oteiza y municipales: Julio Daubas, Fermín Rodríguez, Luis
Rodríguez, Alejandro Villabrile y Roque Villa, secretario. Es titular de la
parroquia el polémico Pbro. Rafael Fanego.
Promovida por Wilde, a través de la
acción constante y directa de las señoras Juana Gauna y Federica Dorman de
Quijarro, comienza a fraguarse
insistentemente la imperiosa idea de abrir un hospital en el pueblo. Se
establece que la construcción de la cloaca máxima, dentro del ejido urbano, se
haga bajo tierra. Se funda en el pueblo un nuevo periódico llamado La Provincia.
Con estos
acontecimientos terminó el año 1884 y a poco de nacer el nuevo año, en su casona
de Quilmas, fallece el Dr. José
Antonio Wilde, era el 14 de Enero de 1885, tenía 72 años.
Dice
Groussac:“Su muerte fue tan sinceramente
sentida como había sido respetada la existencia de ese hombre de bien, que,
además de un educacionista ilustrado, era un escritor lleno de soltura y
amenidad. “ |
Casona "La Victoria" residencia del Dr. Wilde, en la calle 25 de Mayo e/Paz y Pringles, Quilmes. Ilustración del Arq. Daniel Hurrell.
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No dejó
fortuna, salvo la chacra donde, en parte, hoy se levanta la Cervecería Argentina Quilmes y la
manzana donde se hallaba la casona familiar, donde se fundó la Escuela Primaria N° 19.
A manera de testamento escrito
pocos días antes de morir, como si previera su desenlace, escribió: “Dejo a mis hijos esta pluma, con ella
escribí desde la primera a la última palabra de mi libro Buenos Aires, setenta
años atrás”.
La vida
pública y privada de mujeres y hombres nunca va por igual camino, si bien hay
una ética y una moral intrínseca que prevalecen en todo momento y ante todas
las circunstancias. Por la dedicación y entrega absoluta a una idea, una obra,
una lucha indefectiblemente se descuidan los aspectos privados y esto redunda
en perjuicios para los afectos próximos.
Quizá la vida
pública del Dr Wilde, el tiempo y el esfuerzo que le demandaba su obra humana,
intelectual, su ideología, no le permitieron vislumbrar, cuando su salud
comenzó a deteriorarse temprana e irremediablemente, en la indefensión en que
quedarían sus hijos después de su muerte.
Estos aún
eran pequeños cuando fallece el matrimonio Wilde en poco lapso de tiempo. Les
sucede lo mismo que a Victoria con sus padres. El mayor José Antonio Reynaldo tenía 17
años y el menor apenas 12, las muchachas entre 13 y 16 años. Si bien su tíos
Jaime, Alfredo y Enrique, sobre todo el primero, los ayudaron en su
crecimiento, no era fácil sustituir la hondura intelectual y la presencia de
ánimo del Dr Wilde ni la fuerza de carácter de Victoria. La contundencia del desamparo, que los golpeó
en breve tiempo – menos de 6 meses -
debe haber sido desequilibrante. Esto suscitó problemas tanto en el
manejo de la fortuna - que si bien no era cuantiosa era más que suficiente como
para que los cinco huérfanos inicien una vida provechosa y activa - como en el desarrollo
de la voluntad, la conducta y en el manejo oportuno y apropiado de las diversas
situaciones de la vida.
NOTICIAS DEL PERIÓDICO EL QUILMERO
EL QUILMERO - Jueves 15 de enero de
1885.
DR. JOSÉ ANTONIO WILDE.- Ayer a las 6
de la mañana falleció el que fue el Dr. Don José A. Wilde, víctima de una
violenta enfermedad que lo postró en cuatro días. Una congestión cerebral lo ha
llevado a la tumba siendo impotentes los esfuerzos de la ciencia y los cuidados
de su familia para sustraerlos al desenlace fatal. El Dr. Wilde era un vecino
muy estimado y respetado por toda la sociedad quilmeña que deplora su muerte
con sinceridad. Entre las gentes pobres particularmente sobresalían sus
sentimientos filantrópicos y nunca se llamó a su caridad sin obtener el óvolo de
su mano tan largo como las circunstancias se lo permitían. Como médico y como
vecino gozaba de la más elevada estimación
y su muerte es sentida por todos. Paz en la tumba del que fue el Dr.
Wilde y que la resignación mitigue el dolor de sus deudos.
EL QUILMERO Año X - N° 252 domingo 18 de enero de 1885.
ENTIERRO DEL DR. WILDE.- Tuvo lugar el
jueves a las 9 de la mañana el entierro del Dr. don José Antonio Wilde. La caja
mortuoria conteniendo el cadáver fue conducida a pulso desde su casa hasta la
iglesia en cuyo atrio debió ser sepultado. Se colocó en el local que se le
había preparado estando la iglesia toda enlutada y se celebró la misa de
difuntos. Después fue sacado de la iglesia y conducido a la sepultura que se
había cavado allí. Antes de depositarlo el Dr. Varela pronunció algunas
palabras encomiando los méritos y virtudes del finado y la gran manifestación
del vecindario de Quilmes allí presente que demostraba el dolor sincero que le
causara la muerte de aquel vecino tan querido. Le siguió el Dr. Cantilo que se expresó en
términos conmovedores, recordando las bondades del Dr. Wilde, su bello carácter
y las prendas que le distinguían como un ciudadano digno, padre cariñoso y buen
amigo. A más de las muchas personas que concurrieron desde la Capital con el Dr. Eduardo Wilde [5], Ministro de Cultura
e Instrucción Pública y sobrino del finado, se hallaron presentes todos los
vecinos de Quilmes y la mayoría de las familias vecinas de la localidad.
Sus
restos son inhumados en el atrio de la iglesia parroquial (hoy Catedral) bajo
una lápida con la leyenda “A imitación del Divino Maestro, amó a los
pobres y a los niños”, frase ideada por Dr. Luis A. Varela.
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Dr. Eduardo Wilde |
Al momento de su fallecimiento el Dr. Wilde era director de la Biblioteca Nacional, el primero de esta institución recién nacionalizada. Su sobrino Eduardo, también médico e higienista, hijo de su hermano Diego Wellesley Wilde, estuvo presente en las exequias. En ese momento era ministro de justicia, culto e instrucción pública del gobierno del presidente Roca.
LEGADO DE UNA VIDA
Médico, sanitarista, filántropo, escritor, cronista,
pedagogo, periodista, funcionario, político, naturalista... José Antonio
Wilde escaló en su vida la cima de prócer del pueblo que adoptó como
propio, dándole organización y destino. Hijo
de inmigrantes, es ejemplo del valor progresista y transformador que la
inmigración dio a la República Argentina. Los
prohombres de aldeas, pueblos y ciudades provinciales, raramente ocupan un
lugar de relevancia en la historia grande pues serían tantos los volúmenes que
llenarían con sus vidas y obras, imposibles de abarcar en el espacio de los
Anales Nacionales. Sobre todo en un país donde todo transcurre y debe atravesar
la ciudad de Buenos Aires.
Comisión de Homenajes por el Bicentenario del nacimiento del Dr. Wilde
BIBLIOTECA POPULAR PEDRO GOYENA
ASOCIACIÓN HISTORIADORES LOS QUILMERO
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