viernes, 27 de junio de 2014

QUILMES Y LAS INVASIONES INGLESAS, 1806 - 1807 ¿Y EL TESORO? CRONOLOGÍA DE HECHOS

por Prof.  Chalo Agnelli 
 
“Para mayor certeza, he transcripto, 
tan frecuentemente como he podido, 
las propias palabras.
De esta manera, el lector, colocado en presencia de los textos, 
podrá interpretarlos por si mismo y formar su opinión personal; 
tendrá las mismas piezas que yo para deducir conclusiones,
 y lo hará, si le parece bien, en distinta manera que yo”. 
(H.Taine. Paris 1891)
  SITUACIONES PREVIAS EN QUILMES
1804.- Era alcalde de hermandad - cargo anual ad honorem  - Juan Ro­dríguez. En julio se hace cargo de la parroquia el Pbro. Juan Marcos de Cora. Ingresan al cabildo indígena de la Reducción de los quilmes, Fermín de los Santos, como alcalde, y Juan Márquez, como alguacil mayor.
1805.- Es designado alcalde de hermandad Victoriano Barbosa, pero por carecer de facultades para desempeñar el cargo es reemplazado por Paulino Ximénez. El 2 de abril se reúne en Buenos Aires una Junta de Guerra, a pedido del virrey Sobremonte, para tomar medidas ante la probabilidad de una  invasión extranje­ra; en el Reglamento Preventivo formulado, en sus artículos 14 y 17, establece la defensa de la costa de Quilmes y el papel que deben desempeñar las mili­cias de su campaña.
Octubre 30. Juan Antonio de Santa Coloma compra tierras a Juana Nepomucena de Echeverría en Bernal donde construye con mano de obra esclava una amplia propiedad compuesta por 17 habitaciones. La familia vive en el lugar hasta 1829, año en que murió Santa Coloma.
LA PRIMERA INVASIÓN INGLESA EN QUILMES 

1806.-  Es designado alcalde de hermandad Juan Rosa Llanos. "Quilmes es un curato con población de seis u ocho ran­chos, situados sobre la costa del río, al sur de la Capital, y a tres leguas de distancia. Su posición es un alto, plano y seguido, que domina a la Costa", Ma­riano Moreno, Memoria sobre la Invasión de Buenos Aires... (Segunda mitad) Juan Bautista Azopardo, con su goleta "La mosca de Buenos Aires" armada en corso, combate contra cuatro navíos ingleses, entre ellos el bergantín "Protector" y vara frente a Quilmes, apresa a una de las embarcaciones enemigas, arma una batería en tierra y con la crecien­te logra regresar a salvo a Buenos Aires.
24 de Junio.- Por la tarde navega frente a Quilmes el bergantín "Encounter", de la escuadra del comodoro Popham. Al anochecer, el sargento de las milicias de Quilmes Gerónimo Tobares, al frente de un piquete, con una pieza de artillería, patrulla por las barrancas. A las 10 de la noche llega a Quilmes Manuel Sánchez, con un pelotón de doce soldados, destinados a patrullar por el bañado.
25 de Junio.- Al amanecer fondean frente a Quilmes varios buques ingleses, que comienzan el desembarco de tropas, operación que termina por la tarde; los ingleses acampan entre los pajonales de la playa, en una zona comprendida entre el Club Náutico y el Arroyo Co­lorado. [1] Comienzan a llegar tropas desde Buenos Aires, al mando del subinspector de milicias Pedro Arze. En la noche, una tro­pilla disparada desde las barrancas causa un desorden en la guardia avanzada del campamento inglés, prontamente reparado por el teniente Landel. Por el antiguo Camino Real a la Ensenada continúan llegando tropas mal armadas.
26 de Junio.- Los ingleses divididos en dos columnas y una de reserva, cruzan el bañado inundado, en dirección a las barrancas; su marcha es entorpecida por el antiguo Arroyo del Medio total­mente desbordado; vadeado este, atacan la formación militar española situada en las alturas, entre las calles Nicolás Videla y el actual matadero; se produce un desorden en las filas españolas, aumentado por refuerzos mandados por el coronel Elía, que efectúa una manio­bra fuera de lugar. Varias descargas inglesas y un ataque a la bayoneta, efectuado por el regimiento 71º de esco­ceses, ponen en fuga a los españoles, que abandonan la posición y se retiran alrededor de una legua al Sud, en la loma detrás de la actual Cervecería; reorganizados allí, emprenden la reti­rada por el camino del bajo de Santo Domingo (actual calle Dardo Rocha); se detienen en la estanzuela de los Dominicos, frente a la capilla de Santo Domingo, en Wilde, en donde poco des­pués, son alcanzados por la vanguardia inglesa, en marcha hacia la capital. Beresford y sus fuerzas, luego del ataque a las barrancas, toman un descanso de dos horas en Quilmes y emprenden marcha hacia Buenos Aires.
Concluye el capítulo de la primera invasión el Lic. Bandera, en su libro “Quilmes y las invasiones inglesas”: que las fuerzas británicas,  luego de dispersar a los defensores, hicieron descargas sobre ellos y sobre el rancherío indio, temiendo que hubiese hombres emboscados para enfrentarlos. “Si sumamos, hechos que vamos confirmando, tenemos que Quilmes también hubo de tolerar agravios como este; el de la ocupación como cuartel general durante la invasión de 1807; el saqueo de provisiones y ovejas, y tener que abandonar sus viviendas hasta que el invasor se retire.”



LA SEGUNDA INVASIÓN INGLESA EN QUILMES

1807.- 1 Enero. Juan Blas Martínez es de­signado alcalde de hermandad y ocupa el cargo de cura párroco el Pbro. Santiago Rivas, quien promoverá la declaración de Quilmes Pueblo Libre continuará al frente de la parroquia hasta 1835.
Marzo 21.- En previsión de una segun­da invasión, se apresuran las defensas. Ese día llega a Quilmes un convoy de carretas, con municiones para la batería establecida poco antes en la barranca, al mando del capitán Ramón Acuensa. Tal batería dará probablemente origen al antiguo "Cantón", cerca del Matadero (actual Corralón Municipal y Villa del Monte), cuartel de milicias durante la gobernación de Rosas y varios años posteriores.
Junio 28.- Comienza el desembarco inglés en la Ensenada de Barragán. Las defensas de Quilmes son trasladadas a Buenos Aires.
Julio 1.- Al atravesar el arroyo Con­chitas, la vanguardia inglesa abandona sus mantas para aliviar su equipo. El invasor es orientado en su camino por el inglés Pedro Duval, ya mayor, dueño del matadero más importante de La Ensenada, quien luego fue sospechado de "colaboracionista", si bien informes de los mismos ingleses los excusaron de esa presunción.
Un numeroso grupo de caballería, la compañía de húsares del capitán Lima, tirotea desde Quilmes a la vanguardia inglesa la cual rechaza a los húsares. El General Gower, comandante de la vanguardia, quien originalmente había recibido órdenes de detenerse en Quilmes, recibe la contraorden de proseguir su marcha y acampar en la chacra de Santa Coloma [2] y las barrancas de la estanzuela de los Dominicos (des­linde actual Quilmes-Wilde). En Santa Coloma permanece desde las 16 horas del día 1 hasta las 9 del día siguiente. Llega a Quilmes el grueso del ejército inglés, al mando de
John Whitelocke (1757 - 1833)
Whitelocke. El pueblo de Quilmes, deshabitado, estuvo  ocupado por los británicos desde el miércoles 1º hasta el domingo 5 de julio.
Julio 2. - Por la mañana, la vanguardia desde Santo Domingo y el grueso desde Quilmes, emprenden marcha a Buenos Aires. La vanguardia lo hace por "La Polvareda" (Cementerio de Avellaneda) a la actual población de Lanús, y de allí al Paso de Burgos (Puente Alsina)
EI grueso por la Cañada de Gaete, estancia de Correa (Lomas de Zamora - Quilmes actual) y luego al Paso de Zamora (actual camino de cintura): En la tarde llega a Quilmes la retaguardia inglesa, al mando del coronel Mahón.
Julio 5.- La retaguardia abandona Quilmes, en rumbo a Buenos Aires, por el antiguo Camino Real (calle Mitre hasta Puente Chico, torciendo desde allí a la izquierda, para correr paralela a las vías del ferrocarril, luego la Av. Uriburu y su prolongación hasta el Puente de Conchitas, pasando por Ranelagh)
Noviembre 12.- Gonzalo de Doblas es nombrado comandante militar de la población y "fortaleza" de los Quilmes.
Bandera del batallón de los Royal Marines (Royal Blues) capturada durante la primera invasión y exhibida al público como trofeo de guerra.
¡EL TESORO ROBADO Y LOS FONDOS BUITRES!
El General Béresford recién concedió las condiciones de la
William Carr Beresford (1768 - 1854)
rendición de Buenos Aires, el día 2 de julio. Sólo después de tener en su poder, los caudales del virreynato que habían estado reuniendo en la ciudad para ser enviados a España, y que Sobremonte al conocer ésta invasión, sacara en forma urgente para ocultarlos en la ciudad de Córdoba, con una fuerte custodia.

Los caudales consistían en la suma de un millón doscientos noventa y un mil trescientos veintitrés pesos plata ($ 1.291.323,00), de los que se enviaron a Inglaterra sólo un millón, distribuyéndose el resto entre la tropa, después de tomar para sí abultadas cantidades, los jefes de la expedición saqueadora, conforme al régimen de presas vigente en la época.
El virrey Sobremonte

EL REPARTO DEL BOTÍN ROBADO SE REALIZÓ DE LA SIGUIENTE MANERA:
- al gobernador del Cabo Gral David Baird, que facilitó las tropas a cambió de una buena paga, la suma de veintitrés mil novecientos noventa libras (Libras 23.990,00)
- al General Béresford once mil ciento noventa y cinco libras (Libras 11.195,00).
- al Contralmirante Popham siete mil libras (Libras 7.000,00)
- los Jefes de tierra o Capitanes siete mil libras (Libras 7.000,00)
- Capitanes y Tenientes de marina setecientos cincuenta libras (Libras 750,00)
- Tenientes de tierra o Alféreces de marina quinientas libras (Libras 500,00)
- para los sargentos o suboficiales ciento setenta libras (Libras 170,00)
- para cada soldado y marinero treinta libras (Libras 30,00)
ESA FUE LA VERDADERA FINALIDAD DEL ASALTO MILITAR A BUENOS AIRES
Los informes del espía inglés William Pío White desde Buenos Aires eran acertados. Sobre el “tesoro” que se estaba reuniendo en la capital del Virreynato para enviar a España, que era una fortuna en lingotes y monedas de oro y plata y además toda la información sobre la poca defensa militar de la ciudad, que era casi nula. Y esta oportunidad no fue desaprovechada.
No perdió su tiempo el General Béresford. Su propio ayudante el Capitán Arbuthnot del Regimiento 20 de Dragones Ligero, fue inmediatamente designado para perseguir y obtener los caudales en camino a Córdoba. Con el apoyo de los Tenientes Graham y Murray, acompañados por el espía William White y una escolta de 30 soldados del hasta entonces invencible Regimiento 71 “Highlanders”. Los caudales fueron localizados en la Villa de Luján, oficiando de guía para el trayecto el criollo Francisco González (quién recibió de manos de Béresford el pago en efectivo por los servicios prestados)
EL BOTÍN
[…] El 17 de setiembre el capitán Donelly desembarcó el Tesoro que cargó en ocho carros. Cada uno con seis caballos de tiro adornados con banderas, penachos y cintas azules, que trasladaban una carga de un total de cinco toneladas de pesos plata. […] El 20 de setiembre llegaron a las afueras de Londres. El “Tesoro” desfiló por las calles de la ciudad. […] Una excelente Banda Británica tocaba “Dios Salve al Rey” y “Rule Britannia”. Pararon en la casa del Cnl Davidson cuya señora ofreció dos cintas con letras de oro que decía: “Buenos Aires – Popham – Beresford – Victoria”. El Tesoro llegó al Banco de Londres donde más de dos millones de dólares de esos tiempos, fueron depositados.
El botín, se repartió entre el Gobierno británico y todos los intervinientes, incluso la tropa. […] El gobierno inglés, dado el éxito de la expedición, la autoriza post facto y sus bucaneros son aplaudidos como héroes del imperio.
Tal política tuvo que ser cambiada rápidamente, no sólo al saberse la reconquista de Buenos Aires, sino por la necesidad del apoyo de España para combatir a Napoleón.
[…] Todo el mérito se lo lleva Buenos Ayres y su pueblo. Que sin las autoridades nombradas por España porque huyeron, designó nuevas autoridades, y formó un ejército de la nada, designando a sus Jefes militares. Y es de destacar la colaboración inclaudicable de la población, fundamentalmente de los jóvenes, de los gauchos, de los negros y de nuestros indios tehuelches (los pampas), que ayudaron y ofrendaron sus vidas incondicionalmente.
¿Y EL TESORO?
Del “Tesoro” que robaron los ingleses de Buenos Aires …. ¡Bien y Gracias! Nunca más se supo, ni se reclamó, ni nadie habló de ello. 
CONCLUSIÓN
El destino de aquel tesoro, como nos deja entrever el historiador Castagnino, fue el primero de una sucesión de latrocinios con que los "buitres" de Su Graciosa Majestad Británica saquearon estas tierras que hoy son la Argentina. Seguiría el arrebato de la soberanía sobre nuestras Islas Malvinas, una joya que se sumó a la Corona, en la que luego se engarzaría el funesto tratado Roca-Runciman (1933) de la "primera" Década Infame.
Compilación Chalo Agnelli
Mayo, 2008
FUENTES
Bandera, Héctor Alberto. “Quilmes y las invasiones inglesas”. El Monje Editor. Quilmes, mayo 2003
Castagnino, Leonardo. "EL ROBO Y LA TRAICIÓN DE LA INVASIONES INGLESAS - 1806/1807" - Ediciones LA GAZETA FEDERAL. Copyright © La Gazeta Federal - http://www.lagazeta.com.ar/robo.htm
Graham - Yooll, Andrew “Ocupación y Reconquista 1806 - 1807 a 200 años de las Invasiones Inglesas”. Lumiere Ediciones 
http://jvghaa1a.blogspot.com.ar/2012/10/imagenes-invasiones-inglesas-1806-1807.html
http://invasionesinglesas123.blogspot.com.ar/ 

NOTAS

[1] El gobierno de la Nación tras la solicitud de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, efectuada el 29 de enero de 1942, declaró lugar histórico aquel donde desembarcaron las tropas inglesas, que corresponde a la Punta Quilmes, demarcado en cartas marinas de 1812 y señalada luego con la baliza luminosa colocada en el Club Náutico Quilmes; decreto 120.411 del Poder Ejecutivo de la Nación, de mayo 21 de 1942.
[2] Monumento Histórico Nacional.

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