CASA ARTE
Entrar en esa casa es ingresar a un territorio onírico donde los objetos seleccionados a lo largo de toda su vida, se completan unos
a otros en cómoda armonía. No es un cúmulo abigarrado e informe, todo lo contrario, pareciera que cada cosa tiene el lugar que la habilita junto a otro objeto correspondiente; cosas que cargadas de vida cuentan historias; allí ‘los objetos tienen movimiento’ como el tema de Juan Carlos Baglietto, con que Hebe Liz hizo su debut como escritora. Sus obras en su casa y en torno de ella se suceden en un vértigo amable.
Quizá durante los seis años que Hebe Liz vivió en San Telmo, dedicada a la literatura, otro de sus atributos, se dejó impregnar de la preeminencia de los objetos que en ese rincón de la CABA tienen relevancia absoluta.
Parque Güell de Barcelona |
LA PLAZA DE LOS LOGROS
Un día, el vecino pasa por Aristóbulo del Valle y Tucumán y espabila con una “Rayuela”, y al otro día con “El faro de los sueños” declarado de Interés Municipal por decreto
3597/12; “La fuente de los logros”, realizada con incrustaciones de vidrio soplado, cemento y complementos de venecitas; “Banco de las utopías”, todo parte de “La plaza de los logros” que forman el conjunto concretado durante la primavera de 2013.
El 2014, fue un año de mucha creación y trabajo para Hebe Liz. En la plaza Aristóbulo del Valle, en la parte posterior del monolito donde se halla el busto del abogado y político que dio nombre a esa espacio público, realizó con mujeres de su taller de la Universidad de Quilmes un mural con mosaicos y venecitas, testimonio del amor que la vecindad siente por ese rincón del barrio
Bajo la premisa “aprender es descubrir que algo es posible” trasmite la técnica del mosaiquismo, en el taller que posee en su propia casa y en la Universidad Nacional de Quilmes.
LAS LETRAS
Hebe Liz Schweistein nació en Avellaneda en los tumultuosos años
sesenta, hija de la generación del mayo francés que activó el mundo entero con el axioma: “la imaginación al poder”. Llegó a Quilmes siendo adolescente y no se fue más, quizá por la sospechada leyenda del “mal del sauce”, quizá porque la atrapó la gente de este rincón sudbonaerense. Después de un largo y arduo camino de búsqueda interior llegó a la literatura como una militancia que la llevó a vender sus libros de mesa en mesa por la Plaza Dorrego de San Telmo y sus alrededores.
Su carrera literaria se inició en 1999, con la presentación de la novela “No hay sueños imposibles”, título que nació, en una oportunidad que cruzando el Río de la Plata, se
le entrelazaron la música de Ray Charles, el recuerdo de su padre y una gran inspiración. Y vaya la casualidad - o causalidad - que, ya el libro en la calle, su hermana le contó que en la cúpula del edificio de cinco pisos ubicado en la avenida Rivadavia 2001, esquina Ayacucho, construido en 1907 por el Arq. Eduardo Rodríguez Ortega hay una leyenda en catalán que dice, “No hi ha somnis impossibles”… No hay sueños imposibles, puesta por el arquitecto restaurador, Fernando Lorenzi, en homenaje a Gaudí. [1] O sea que dos veces la influencia "gaudiana", con sus líneas tan características, irrumpió en la
Torre del edificio de Rivadavia y Ayacucho |
TALLERES
Además de en el Hospital Borda dictó talleres en Palermo Viejo
(2001), en el Centro de Gestión y Participación Nº 1 de Capital Federal (2003-2004), en la Casa Bonaerense de Vicente López (2005), un taller de cuentos a pacientes internos del Hospital de Clínicas de Capital Federal y en el camping "Cullunche" de Villa la Angostura, como invitada de la Universidad de Cuyo.
Entre 2004 y 2005, condujo un programa cultural titulado “El Descubrimiento”, emitido por el Canal 7 de Cablevisión Sur.
“LA CALLE DE LOS SUEÑOS PERDIDOS”
la calle Tucumán: “Lo más oscuro de la noche es antes del amanecer”; así reza el muro sobre un brillo y un color inusitados.
Sus proyectos son múltiples e incesantes, entre otros, llevar al cine su primer novela inédita y autobiográfica; culminar otra novela en ciernes, “El camino hacia la incertidumbre”; transformar las cuatro cuadras de la calle Aristóbulo del Valle entre Pellegrini y Rodolfo López, con la
participación de los vecinos, en un paseo artístico, literario y cultural, “La calle de los sueños perdidos”, basado en un texto de Raúl González Tuñon [3] y muchos etcéteras…
Toda su vida es un desafío: a las convenciones, a la modorra que paraliza, a los juicios arteros vengan de donde vengan, a vivir sin sueños…
“Hay un lugar adonde van a parar los objetos perdidos. Llaves, anillos, medallas, Cristos de plata y de bronce, cadenas, relojes, puñales,
recuerdos de familia, todo lo que se pierde y se encuentra. Menos los sueños. No hay una sección de extravíos y hallazgos para los sueños y los destinos. Un lugar, una especie de Rastro celeste, de entrecielo, donde uno pudiera hallar aquello esencial de su vida: lo único que podría darle la felicidad.” Ese lugar es la casa de Hebe Liz Schweistein.
Director del blog
[1] Esta cúpula porteña alberga un dormitorio. En el último nivel se colocó un gran telescopio para la observación estelar. La terraza que la circunda luce dos estructuras de hierro que representan, en escala, la Puerta del Dragón de la Finca Güell, en Barcelona, España, diseñada por Antonio Gaudí. Los ornamentos que se observan son réplicas exactas de los que embellecen la Casa Battló, otra magnífica creación del arquitecto español. Fuente: www.secretosdebuenosaires.com
Derechos Humanos de la Ciudad de Buenos Aires. Fue galardonado en 2011, con el 1° Premio en el I Concurso Nacional de Cuentos Cortos organizado por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) por su cuento "Gloria".
[3] Ver LAS LETRAS DEL QUILMERO del miércoles, 28 de enero de 2015, "LA CALLE DE LOS SUEÑOS PERDIDOS" - RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN http://lasletrasdelquilmero.blogspot.com.ar/2015/01/la-calle-de-los-suenos-perdidos-raul.html/
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