LAS CATALÁ
Dice el
historiador Manuel Ales que entre las primeras maestras de Quilmes se debe
recordar especialmente a Florinda Fernández de Catalá. Cuya historia docente
comienza con su madre Estefanía Reibaud de Fernández. [1]
En 1855 la Sociedad de Beneficencia
creó en la Ensenada
de Barragán la primera escuela para niñas, dándole la dirección a Casimira Herrera hija del municipal Felipe
Herrera. Esta escuelita muy precaria funcionó en las quintas de Lisandro Núñez
y pasó luego al más acomodado “chalet”
del vecino Ugolini. El 4 de julio de 1857, ante la renuncia de la titular que
acusaba un delicado estado de salud se designó a Estefanía Reibaud de Fernández y como
sub-preceptora a su hija Florinda Fernández nacida en 1841, o sea que tenía 16
años. Dice el nombramiento: “la presidenta de la Sociedad de Beneficencia
doña María de las Carreras, notifica al juez de paz que ha sido designada
preceptora de la escuela de la
Ensenada, Estefanía Reibaud, por renuncia de la señorita
Herrera, y monitora de la misma a Florinda Fernández, recomendándole a estas,
dignas de toda consideración por sus méritos y su precaria situación.” O sea
que estas mujeres solas estaban pasando por una situación económica precaria,
quizá por la viudez de Misia Estefanía. El “misia”, con el que algunos vecinos
la trataban, designaba el respeto y el afecto que esta mujer inspiraba.
La escuela de la
Ensenada, funcionaba entonces, en una propiedad ubicada en el
lugar donde se levantó luego la casa de la familia Malacalza. A ella concurrían
más de 20 niñas. [2]
Al casarse
Florinda Fernández con el municipal suplente José Manuel Catalá, la familia se
ve en la necesidad de trasladarse al pueblo de Quilmes por lo dificultoso de
viajar habitualmente a la
Ensenada en aquellas épocas donde los caminos eran muy
precarios.
El 27 de abril de 1865, en las sesiones de la municipalidad
se trató en actas: “… se realizó sesión extraordinaria, a continuación de la
anterior, con la asistencia de los municipales Llanos, García, Wlaker y el
suplente Catalá. Leída el acta anterior y aprobada el presidente hizo presente
haber dado cuenta al municipal encargado de culto e instrucción pública
hallarse en completo abandono la escuela de varones a consecuencia de haber
renunciado el preceptor que la dirigía, José María González, encontrándose
cerrado dicho establecimiento se dio lectura a una nota dirigida por el
municipal José M. Catalá, solicitando la dirección del establecimiento como
preceptor. Resolviéndose que fuese elevada a la Dirección de Escuelas."
En 1881, Estefanía
Ribaud fue trasladada a Quilmes, después de permanecer en sus cargos, madre e
hija, durante 24 años. En Ensenada fue sustituida por Genoveva González una de
las primeras maestras normales argentinas que asumió su cargo en noviembre de
1881, permaneciendo hasta julio de 1886.
En 1883,
Florinda F. de Catalá, obtiene su diploma para ejercer oficialmente, y junto a su hija es designada en la escuela
N° 3, en la chacra de Antonio Novais a 24 cuadras del pueblo.
El 19 de abril de 1885, estas mujeres se hacen cargo de una
escuela en Quilmes en un amplio edificio de la esquina noreste de Rivadavia N°
74 esquina Brown, propiedad de Julián Dupuy, frente a la farmacia de Agustín
Matienzo, siendo sus ayudantes Lucía y Aurora Giménez, hijas de Pedro Giménez,
director-propietario del periódico “El Quilmero”.
Ese mismo año la
escuela es trasladada a una zona agropecuaria próxima a Sourigues y
oficializada como la N°
8 con 53 alumnas de 1° y 2° grados, con la dirección de Florinda Fernández de
Catalá y sub-preceptora su hija Florinda Catalá. Luego pasó a ser escuela primaria
mixta, de 1° a 4° grados.
“Misia Florinda”, dice
Marcelo Traversi en su “Estampas de
Antaño”: “Fue rígida pero muy bondadosa.
Alcanzó el cariño y respeto de todos sus alumnos”. Algunas de ellos fueron:
María y Adelina Letamendi, Florencia Jordán, Fernanda Lavaggi, María Filomena
Baunelle y Martel. Esta última contaba de su maestra: “...era obsesiva con la
limpieza. Se plantaba en la puerta para recibir a los niños y les revisaba las
orejas, las manos y la traza, si algo no era de su agrado ordenaba a su hija
que recompusiera al inapropiado. Era una crítica furibunda de sus colegas que recurrían a los
castigos físicos con los alumnos y por las mismas causas solía increpar a
algunos padres. Si alguno faltaba por dos o tres días iba a la casa del ausente;
se enojaba mucho si comprobaba que había sido conchabado en lugar de enviarlo a
la escuela. Había progenitores que al verla acercarse a las casas trancaban la
puerta y no salían, de todos modos Misia Florinda les decía desde afuera todo
lo que no querían oír los de adentro..."
Las tres eran mujeres altas, delgadas, de rostro fino y seño
severo; muy parecidas entre sí, abuela, madre e hijas... Vestían de oscuro y,
como una audacia, el vestido al tobillo; que de todos modos no se veía por las
botas de cañas altas.
Misia Estefanía se tocaba con un mantón, nunca sombrero, en
cambio Misia Florinda y su hija llevaban sombrero alado de paja, únicamente. La
abuela colgada del cuello llevaba una cadena gruesa con relicario y Misia
Florinda un reloj y cadena de plata en el bolsillo de la pollera; su hija
ninguna joya...
Misia Estefanía hablaba francés y cuando mi padre venía a
buscarme lo retenía con nimiedades para practicarlo...” [3]
El 9 de mayo de
1889, según “El Quilmero”: “La escuela de niñas de la Srta. Florinda
Catalá se trasladó de frente a la botica de Matienzo a la casa de Ramón Madrid,
Brown esquina Alsina”. Figuran como ayudantes en esta fecha además de las
nombradas: Ángela Giménez (n.1873) y Eduvigis Graci (n.1873)
Esta mujer fue
una activa asistente de enfermos indigentes desde la “Sociedad de Damas de
Caridad San José”, conjuntamente con otras maestras como Petronila y Demetria
Rivero, las señoras Federica Dorman de Quijarro, María de Lassalle, Vicenta
Lassalle, Águeda Nicholson de Barrera, Mariana y Gregoria Lerdou y otras.
Mujeres que, impulsadas por el Dr. Wilde, junto a Juana Gauna encararon la organización
de un verdadero hospital, accionar que recién se pudo concretar muchos años
después. Fue secretaria de la
Comisión administrativa del hospital Santa Rosa.
La escuela de
las tres generaciones de educadoras conocidas como las Catalá perduró hasta
principios del siglo XX.
DOROTEA K. DE RÜFER
Nació en
1836 en Alemania, maestra de la
escuela N° 5 de Florencio Varela desde 1886. Fue muy querida entre sus alumnos
y
vecinos. Tenía un temperamento amable y gentil. El año 1891 fue definitivo en
su vida; el 21 de mayo fue trasladada a la escuela N° 11 que se creó en junio de ese año con 53 alumnos, en
la calle Mitre esquina Olavaria de Quilmes, una propiedad de Pedro Elisiri; a
partir de setiembre ingresó como ayudante su hijo Ernesto E. Rüfer (nacido en
1874), que se hizo cargo de la misma al enfermar su madre el 21 de ese mismo
mes. El 10 de diciembre Dorotea K. de Rüfer fallece en Quilmes, a los 55 años.
ANGÉLICA MENDOZA
Maestra quilmeña, fue proclamada candidata a la
presidencia de la
República
por el Partido Comunista el 18 de marzo de 1928, como un desafío a la
discriminación de género que vedaba a la mujer el voto en las elecciones tanto
nacionales, como provinciales y municipales. Fue, junto con José F. Penelón la
fundadora del Partido Comunista de Argentina cuando el Comité Central del
Partido Socialista Internacional (PSI) de Argentina convocó a un Congreso
Extraordinario en 1920.
Chalo Agnelli
NOTAS
[1] “Apuntes para la historia del partido de la Ensenada, 1821-1882”, por Francisco Cestino
(1949). “Crónica retrospectiva, Ensenada,
Tolosa, La Plata”
[2] De Manuel Ales, periódico Enfoques miércoles 26 de
marzo de 1969.-
[3] Texto recogido por transmisión oral de quien
fuera alumna de Misia Florinda, María
Filomena de Baunelle y Martel de Yori (1880-1962)
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