Después del diagnóstico presentado en nota aparte por EL QUILMERO - colaboración de la arqueóloga Zunilda Quatrín, integrantes de la A. Los Quilmeros-, no nos quedamos sólo en el estado de situación que el Museo del Carruaje presentaba en aquel año 2000, sino que traemos a cuenta lo que, quienes se sentían responsables de ese reservorio de nuestra cultura tenían proyectado para recuperar lo deteriorado y perdido e incrementar en valores lo existente.
PERSONAL AUTOR DEL PROYECTO ARQUEOLÓGICO QUILMES
Lic. Zunilda Quatrin, Xavier Perussich, Manuel Briata Y Paula Frankovic.
El personal del Proyecto Arqueológico Quilmes no pertenece a la planta funcional del Museo. Tiene su lugar de trabajo allí y es quien ante el deterioro del Museo decide consensuar con el personal del mismo el presente proyecto.
PERSONAL DEL MUSEO DEL TRANSPORTE
Benito Paulino, Mónica Álvarez, Juan Manuel Bezzana, Jorge Verón, Marcelo Bone, Elsa Liguria, Hugo Obregón, Ana María Monte, Marisa Albornoz, Juan Carlos Santillán, Ricardo Daniel Giménez, Mirta Llamas, Augusto Larrea, Beatriz Robledo, Rubén Sabich
FUNDAMENTACIÓN DEL PROYECTO
La idea central que fundamenta este proyecto es la preservación, salvaguarda del patrimonio histórico y puesta en valor de la idea original de Don Carlos Hillner y Decoud, sin desnaturalizar el paisaje y refuncionalizándolo jerarquizando el hecho de haber sido la caballeriza de una estancia, y haciendo hincapié asimismo en el aprovechamiento total del predio por parte de los niños. El contexto debe llevar al visitante a un determinado tiempo y espacio, ya que el carruaje conlleva la imagen de una forma especial de transporte, característico de una época pasada y debe retrotraer a la vida cotidiana de aquel pasado.
Tanto la significativa arquitectura como el material de exposición, no son objeto de una preservación efectiva y sistemática, aún mas, fueron abandonados a un futuro incierto. Hoy en día se plantea un sombrío interrogante sobre el destino de bienes que merecen ser puestos en valor como patrimonio histórico.
Estamos ante un predio de gran envergadura, que cuenta con espacios verdes e instalaciones importantes, cercano a dos carreteras de tránsito muy fluido entre Buenos Aires y La Plata. A ello se podría agregar la existencia de una añosa arboleda, una pequeña laguna y caminos de acceso interiores, necesarios para absorber el ingreso de público.
Todo ello, unido a la promoción de transportes públicos y privados que conduzcan al lugar, parque infantil y anexos, no sólo contribuirán a la mayor afluencia del público durante todo el año, sino que ofrecerá un campo de experiencias mas ricas que la pura y exclusiva contemplación de los carruajes.
El desafío es re-crear un Museo Modelo en el país, que demuestre la plena vigencia de estas instituciones de la memoria colectiva, y la capacidad de integración que las mismas tienen dentro del contexto social y cultural argentino.
Dado que no faltan razones para aunar esfuerzos y concretar la obra que se propone, restaría establecer las posibilidades de ejecución, su etapabilidad, costos y rentabilidad.
FUNDAMENTACION HISTORICA
El predio que ocupa el Museo tiene su origen en una suerte de estancia que comprendía estos terrenos allá por 1580, cuando Juan de Garay se las otorga en 1583 a Andrés Ximenes de Fuentes. Uno de sus descendientes, Paulino Gimenes de Paz, es el que da origen a la fracción al vendérselo a la familia Pacheco allá por 1826, fecha de la que data la primera construcción, hoy totalmente remodelada, ubicada en Av. La Plata y Laprida.
Este predio pasa por sucesivos dueños y ventas de fracciones hasta llegar a ser propiedad en 1880 de don Carlos Dorado.
El 21 de noviembre de 1927 Carlos Hillner y Decoud adquiere a la Sociedad Dorado, representada por el ingeniero Besio Moreno, las tres cuartas partes que aún no habían sido vendidas y en 1931 compra a Nicolás Mariano Herrera y Lia Harilaos de Elía los lotes que completaban el total, volviendo a reunificarse la vieja propiedad tal como era en 1826.
La figura de quien fuera propietario y creador de la colección de carruajes que dio lugar a este Museo que hoy lleva su nombre, es digna de ser conocida. La madre del Sr. Hillner, doña Petrona Decoud Esgusquiza, era descendiente de ilustres familias paraguayas, casada con don Benigno López, hermano y secretario del Mariscal Francisco Solano López.
Hechos producidos durante la guerra de la Triple Alianza involucraron a don Benigno López en el complot de 1868, contra el gobierno de su hermano y en la represión producida a fines de dicho año perdió la vida, ejecutado como otras personalidades de su país.
Doña Petrona solicitó un salvoconducto, que le fue concedido junto con cien mil pesos fuertes, y viajó a Buenos Aires con sus 3 hijos a principios de 1869, antes del fin de la guerra.
En Buenos Aires, en 1878, se caso en segundas nupcias con don Heraclio Hillner, comerciante suizo-alemán, fruto de cuyo enlace nació don Carlos Hillner y Decoud el 14 de diciembre de 1880.
Niño aún viajó a Europa con su padre, estudió en París hasta los 15 años, luego en Inglaterra. A los 17 años regresa al país, y luego vuelve a viajar reencontrándose en Paris con su amigo Marcelo T. de Alvear y con la familia Bemberg. De nuevo en Buenos Aires comienza a trabajar en las empresas de la familia vinculándose con importantes personalidades de la época, como Lisandro de la Torre, Federico Pinedo y Jorge Robirosa, quienes posteriormente son asiduos concurrentes a su quinta.
Don Carlos inició las nuevas construcciones con proyectos del arquitecto Roberto Soto Acebal. Así se construye el chalet (hoy confitería El Bosque), se modifica la antigua caballeriza y se realiza la nueva (hoy pabellón original del Museo) que ampliará hacia 1940.
Cuando muere su madre, doña Petrona, ya había comenzado su colección de carruajes, con compras en Europa.
Hacia 1937, ya había comenzado a pensar en la donación al estado de la colección de vehículos y el local que la albergaba, y el 1952, la concretó reservándose el usufructo ad vitam y estipulando que también debían continuar sus cuidadores, la familia de don Ángel Cativiela, quienes aún continúan aquí.
Falleció el 21 de junio de 1961 y está sepultado en el Cementerio de Quilmes, a la vera de un viejo ombú.
La provincia tomó posesión del lugar el 6 de agosto de 1963, habilitándose el Museo al que se le agregó un nuevo pabellón en 1968. Luego se transfiere, en 1978, a la Municipalidad de Quilmes y es cuando se le da el nombre de su donante “Don Carlos Hillner y Decoud”.
Hoy, este valioso patrimonio quilmeño, es un triste y abandonado depósito de carruajes ya que no cumple el rol de un museo actual como reservorio cultural de su comunidad e instrumento de memoria, historia e identidad de un pueblo.
Un Museo de estas características resume parte de la memoria e identidad de un pueblo y lo hace participar colectivamente como reaseguro de su permanencia en el tiempo. Tomando en cuenta la capitalización y desarrollo que otros países han realizado de su propia historia, memoria e identidad, su ejemplo debe servirnos de guía y meta a alcanzar.
NECESIDADES:
El estado del Museo hasta el año 1017 era el siguiente:
DESCRIPCIÓN DEL PROYECTO
La posibilidad de llevar a buen término este proyecto necesita de la acción mancomunada de los generadores del mismo quienes son personal de la Municipalidad de Quilmes, el Municipio, de una Asociación Amigos a crearse, y de la comunidad en general. Para ello planteamos la implementación de 3 etapas de trabajo, estimativamente de 1 año las dos primeras, y de 2 años la tercera.
PRIMERA ETAPA
SEGUNDA ETAPA
TERCERA ETAPA
provendrán de Fundaciones, sponsoreo de empresas, canjes publicitarios, auspicios, etc.
Colaboración Lic. Mónica Ceredad
Compilación y compaginación Chalo Agnelli
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