La siguiente nota la tomamos de “Resumen”,
logotipo de un suplemento que, a manera de zonal,
sacaba el periódico “Perspectiva Sur” con noticias de Quilmes Oeste. Corresponde al Año
2 – N° 105 del viernes 21 de noviembre de 1997. Poco antes de iniciar las investigaciones para lo que luego fue el libro “La
Colonia de Valerga – Historia social del segundo barrio de Quilmes”.
El lector analizará qué cambió,
qué mejoró, qué empeoró. Siempre es
bueno reflexionar sobre el pasado para conocer el presente y prever el futuro. En
esta oportunidad con cierto humor cáustico que supo intercalar el periodista.
El titular de portada informa, “La
Colonia no se resigna”
LA
COLONIA YA NO ES LO QUE ERA…
(Bajada)La
parte más antiguo de la ciudad, que entre nosotros se conoce como “La Colonia”
está pasando un momento muy difícil.
La competencia de los grandes supermercados,
[1]
la falta de apoyo al comercio minorista, el poco interés de las autoridades en
esa zona, está conduciendo a ‘La Colonia’ a un abandono progresivo, y al
olvido... Los comerciantes se quejan porque, en sus propias palabras, “están
fusilados”. Una recorrida a las cinco de la tarde muestra cierto movimiento de
gente, pero los negocios permanecen casi vacíos. Algo no está funcionando bien.
Viniendo por Carlos Pellegrini, a esa hora, muchos comerciantes están con los
brazos cruzados. [2]
UN LUGAR QUE NO SE VE
Detrás de la ruidosa estación de
Quilmes, tradicional punto de movimiento de la zona, se esconde otra, no tan
movida, pero mucho más antigua. Allí se radicaron los primeros vecinos de esta
zona, y es por eso que esta zona se conoce como “La Colonia”. [3]
Las diferencias con Quilmes Este
se ven desde el vamos: detrás de la estación, sobre el terraplén, el pasto del
lado oeste tiene un metro de alto, es matorral puro. Detrás, en Carlos
Pellegrini y Gran Canaria, hay una plazoleta, que podría ser muy bonita, pero
no lo es. El
estado de abandono es casi total; el pasto está sin cortar, el
busto de Juan Manuel de Rosas no tiene cabeza, los bancos de cemento están
rotos, y la zona de juegos es zona de nadie. Los juegos de los chicos, que
podrían ser aprovechados por muchos de ellos, no sirven casi para nadie. Una
verdadera pena infantil...
Los que trabajan allí: un grupo
de muchachos ofrece servicios de lava-autos. Llenan con agua y limpiador unos
grandes baldes de pintura y reciben unas monedas por precio. Algunos limpian y
otros cobran... la historia de siempre.
ABANDONADO VERDE
Si los espacios verdes son escasos en todo
Quilmes, la plaza Aristóbulo del Valle (o de La Colonia) no está mucho mejor.
El pasto está bastante alto, el poste indicador de calles está caído, sólo los
juegos de chicos están un poco mejor. No invite a su novia a pasear allí,
porque jamás logrará enamorarla.
Y mucho menos la lleve a pasear por Andrés
Baranda un día de lluvia, [4]
porque se inunda, y con este tiempo loco, mucho. Los vecinos dicen que los
desagües no funcionan, pero parece que no es lo único que no anda por La
Colonia. Además después de las nueve de la noche, no hay nadie en la calle, ni
en los comercios ni en los bares ni en ningún lugar. Por eso, no lleve a su
novia por allí salvo que quiera estar absolutamente sólo con ella… en todo el
barrio.
BRAZOS
QUE SE CRUZAN NEGOCIOS QUE CIERRAN
Pero espere ahora a conocer lo
que sucede con los comercios de la zona, pues la situación de ellos no es mejor
que la suya, no vaya a creer. Las quejas son continuas, poco a poco van
cerrando los
negocios de la avenida Andrés Baranda. Y eso que hay varios
sanatorios y clínicas, pero nada, lo que se dice, nada. Aunque haya sanatorios,
la situación no encuentra cura.
Muchas de las acusaciones recaen
sobre los hipermercados. Los comerciantes dicen que desde que llegaron,
absorbieron todo el movimiento de la zona. Cuentan que antes, un autoservicio
de nombre genovés, [5]
que trabaja sobre Carlos Pellegrini, tenía un impresionante movimiento que
favorecía a toda la zona cercana a Andrés Baranda. Pero llegó el “tío francés” [6]
y ¡mon Dieu!, todo acabó.
NO MUY
INSEGURO
Un tema que no preocupa tanto, a
diferencia de otras zonas de la localidad, es la inseguridad. Robos hay, pero
no es el tema del día, como en otras zonas “rojas”. La vigilancia policial pasa
en forma
permanente y los vecinos están conformes con el servicio que prestan.
Eso no les preocupa, sí les molesta
estar de brazos cruzados, y no por no querer trabajar. Sobre Pellegrini, a las
seis de la tarde, una joven pareja se acaba de encontrar. Hay muchos besos.
También están de brazos cruzados, pero entre ellos.
En la nota anterior comentamos la
situación del comercio. Veamos los comentarios de los comerciantes de cada
rubro...
EL CRISTAL
CON QUE SE MIRA
“Esta zona
siempre fue media tranquila, pero desde hace mucho
viene bajando cada vez más
los precios no
suben, al contrario,
bajan, pero no hay público. La situación económica cada vez se siente más”, afirmó Leonardo, de la
casa de óptica y foto de Andrés Baranda al 1100. “Y eso que nosotros trabajamos con obras
sociales y con tarjeta, pero no hay caso. Si seguimos así, nos vamos al diablo” aseguró preocupado.
Esta preocupación la comparten
todos los comerciantes. “¿Si
bajamos las
ventas calamitosamente o estrepitosamente? ¡No, peor que eso...!” ironizó Pablo, de la
casa de aberturas de Andrés Baranda y Tucumán. “Ni siquiera vienen a preguntar precios. Es que
si no hay plata no vendemos...”, aseguró. “Parece
que hasta hace tres o cuatro años se trabajaba normalmente, especialmente con
las refacciones de viviendas; no ya
con
la construcción de las nuevas, porque
esa Argentina qué usted
conoció le informo que ha muerto..."
NI UN
PERRITO DE CONSUELO
Y el efecto tequila... hizo el
resto. Y los grandes hipermercados que no están tan lejos de la zona. “Aquí se trabaja lo justo, se venden
dos
cosas y se reponen esas dos, no más, porque no se vende” dijo Esther, de la
bichería de Andrés Baranda al 950. “A mí
me compra toda la gente de la zona, porque yo nací aquí, y me conocen. Pero el
tema pasa por los grandes supermercados, la gente va allá y manotea lo que hay”,
asegura.
Suplemento "Resumen" de Perspectiva Sur, viernes 21/11/1997
*
* *
De los 351 años,
transcurridos desde el nacimiento del pueblo indio. Tomamos los últimos 20
años. Quilmes como todos los partidos del granconosurbonaerense, pertenece a
una ‘magalópolis’. Chupado por la CABA.
Mucho cambió
todo, pero sobre todas las cosas buenas y malas, lo marca distintivamente es la superpoblación que se fue estableciendo sin
un proyecto habitacional en las últimas tres década, pues fue inesperada,
imprevisible. Asombrosamente, porque ya no existían las grandes industrias que
sí, hasta poco antes de los ’80, caracterizaban a este Partido por la necesidad
de mano de obra. En 1946, Quilmes contaba con más de 700 establecimientos
industriales. El comercio se afianza sobre en todos los barrios y la actual
peatonal Rivadavia se
convirtió en la calle que nucleaba la actividad
comercial.
Hoy la población
ubica al Partido en el sexto lugar a nivel provincial y en el decimoséptimo en
todo el país Cerca de 180.000 de sus 700.000 habitantes viviendo en villas y
barrios carentes. Quilmes ya no es aquel vasto territorio que se fue
desmembrando desde 1890, sin embargo los casi 700.000 habitantes lo hacen un territorio
sobredimensionado.
El
crecimiento edilicio sin medida ni proyecto urbanístico transformó el tranquilo
pueblo en un bosque de torres, por lo general de muy mal gusto arquitectónico,
que acabaron con hermosas casas tradicionales, residencias suntuosas y casonas
de arraigo con la tradición. Se entiende esta transformación pues no se puede
ser tan necio de negar el hoy, ese hoy que llaman 'desarrollo evolutivo', pero no deja de dolerle a cualquier vecino nato,
ver morir a los moradores originales y que sus descendientes transformen el
dinero de la picota en 'campos de concentración' que llaman 'country' (diría Aldous Huxley),
automóviles dotados de todas las maravillas de la cyber-tecnología o motos
exuberantes, largas horas en los gimnasios y en los institutos de belleza…
¿Para qué?... Para mostrarse.
Todo esto le
fue quitando identidad, se perdieron tradiciones características (desde poco
después de los ‘50 con la contaminación de la Ribera, luego la pérdida el
tranvía…y el saludo) y así, esos descendientes de los antiguos perdieron el sentido de
pertenencia.
Tal vez esto impulsó a algunos quilmeños y quilmeros, de nuestro
Capital Social - siempre fue distintivo entre nosotros -, a crear y recuperar
agrupaciones, asociaciones históricas, bibliotecas, clubes, etc. que honran la
memoria, así como la publicación de una notable bibliografía y blogs sobre
nuestra historia.
Quizá este no sea más que un análisis pueril, pero puede
motivar otros más exhaustivos y académicos. (Chalo Agnelli)
Compilación, compaginación y notas Chalo Agnelli
Hemeroteca de la Biblioteca Popular Pedro Goyena.
NOTAS
[1] Era intendente Federico Carlos Scarabino
(10/12/95//10/12/99) A quien algunos periodistas apodaban “Scarabingo” Nació en Bernal, el 8 de noviembre de 1950
y obtuvo el título de abogado en el año 1973 en la Universidad de La
Plata. Ministro de la Producción hasta el 2002 y posteriormente ocupó la
cartera de Gobierno que le ofrece el Ingeniero Felipe Solá en su calidad de
Vicegobernador. Su primer mandato
como senador provincial comenzó tras las elecciones de 2003
[2] Se iba incubando el ‘huevo de la serpiente’ del
neoliberalismo menemista que reventó el 19 y 20 de diciembre de 2001.
[3] Se conoce por La Colonia pues así se llamaba la fonda,
posta de carretas, berlinas y diligencias, almacén de ramos generales que Don Santiago
Valerga, inmigrante genovés que llegó a Quilmes a los 14 años, abrió en la
esquina de 12 de Octubre y Vicente López pocos años antes que el ferrocarril
dividiera el casco Urbano de las zona de Chacras, según la traza del agrimensor
Francisco Mesura en 1818. La Colonia en su constitución original estaña
circundada por las actuales avenidas Amoedo Andrés Baranda República del Líbano
e Hipólito Yirigoyen ¡Sí, la plaza William Wheelwright (hoy H. Yrigoyen) y la
estación estaban comprendías en La Colonia!
[4] La esquina de Andrés Baranda y Rodolfo López además de
las calles adyacentes, desde Bernardo de Irigoyen hasta Larrea y desde Tucumán
hasta San Juan es una depresión del suelo. Antes que hubiera asfalto en la zona
toda esta área se inundaba y el agua entraba en las casas bajas. El único
alivio lo ponían las zanjas. Por eso durante casi un siglo (1850/1950) en la
esquina mencionada al principio hubo una zanja que la vecindad bautizó “La
laguna de Giaimo” pues la casa de don Mariano Giaimo estaba, alta, frente a
este pozo de agua. Después de varios días de lluvia el tranvía tenía
dificultades para atravesar esta zona anegada y a veces esperaba que el agua
baje en la parada que había frente al actual Sanatorio Modelo.
[5] Se refiere a “La Genovesa”, que antes se llamaba
“H.Z.” y antes las familias Zacarías tenía una fábrica de telares.
[6] Carrefour.
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