EL QUILMERO trae a cuenta una página de la revista “Palabras con Historia” de la periodista,
historiadora varelense Graciela Linari. En “Palabras con homenaje” del mes de
agosto de 2003, la autora recuerda a la imperecedera Violeta Shinya y el acto
realizado en ocasión de la imposición de su nombre a un Centro Cultural. Pero
recuperemos las palabras de Graciela.
De
Graciela Linari
Agosto 2003
Violeta Shinya,
sobrina nieta de Guillermo Enrique Hudson, falleció el 3 de agosto de 2003,
días antes de cumplir 93 años. Profesora de letras, traductora de algunas de
sus obras y pilar fundamental en la recuperación del solar natal, hoy
convertido en ámbito para el estudio y la preservación de la fauna y la flora
bonaerenses, Violeta Shinya fue honrada en el Parque Ecológico con la
imposición de su nombre a un Centro Cultural. Hoy, “Palabras con historia” (Año 2 – N° 12) intenta este
humilde homenaje, tarea nada fácil porque no pueden resumirse en apenas
algunos conceptos más de nueve décadas de vida plena y activa.
Mujer con nombre de flor, Violeta partió dejando tras de sí el aroma
que supo exhalar en cada una de sus acciones, a lo largo de su
extensa y
fructífera vida.
No buscó, como la tímida flor, esconderse entre la fronda, recatada para perfumar sin
ser vista. Por el contrario, esta Violeta temperamental y decidida, imprimió a
su vida una fuerza desbordante que excedía con creces su cuerpo enjuto pero no
frágil.
Fuerte. Tenaz. Emprendedora. Inteligente. Tradicional en sus hábitos y
audaz en sus empresas, supo desde pequeña hacer frente a dolores profundos:
una mamá que la deja huérfana cuando apenas ha llegado al primer lustro de
vida y una abuela idolatrada que lastima con su ausencia temprana, cuatro años
después. Enfrenta a muy tierna edad, también, el desarraigo de sucesivas
mudanzas: la casa paterna, en Capital; Córdoba y sus sierras después, buscando
en Los Cocos un bálsamo para la salud de la joven madre enferma; el regreso a
Buenos Aires nuevamente... También el segundo ma
trimonio de su padre... nueva
familia... Circunstancias que van moldeando ese carácter duro que a modo de
coraza vistió Violeta por la vida.
La niña se hizo mujer, estudió, fue la primera estudiante «nissei»
(hija de argentina y japonés) en el país. La escuela normal y la universidad
registran su paso y acreditan su capacitación, una formación que le permitiría
luego abrirse paso en la docencia, sin resignar - nunca - sus ansias de
aprender. Fue, de por vida y simultáneamente: do
cente y alumna, curiosa,
inquisidora, perseguidora siempre de la aristocracia que sólo dan la educación
y el conocimiento.
A su tesón se debe, en buena parte, la recuperación de aquel rancho
perdido en las pampas que el doctor Fernando Pozzo encontrara tras larga
búsqueda en 1929. Veintiséis años de trabajo al frente del Museo, desde su
creación en 1964, hasta su alejamiento en 1991, dicen de entrega sin mengua.
Con apasionamiento defendió vida y obra de
aquel tío abuelo a quien sólo llegó
a conocer a través de las cartas que su abuela, Mary Ellen, solía leerle de
pequeña. Y dedicó su vida a rescatar, para los argentinos, a aquel trashumante
autor con alma de gaucho, que sólo escribió en inglés y vivió añorando la vida
que dejó en las pampas.
Violeta ha
partido. Pero siguiendo sus enseñanzas, no debemos llorar su ausencia sino,
simplemente, celebrar que haya vivido. Aquí y allá, en el Parque o en la
biblioteca, quedarán por siempre su palabra docente, su sonrisa y un antiguo
olor a violetas de agosto.
Violeta al rescate de parte del techo de tejuelas de madera de la vivienda de la familia Hudson en "Los veinticinco ombúes" junto a Ayerza y don Gregorio
LA ÚLTIMA
ABANDERADA
Al conmemorarse un nuevo aniversario
del fallecimiento del escritor y naturalista argentino (18/8/1922) se efectuó, también,
el acto de homenaje a su sobrina nieta en “Los Veinticinco Ombúes”,
solar en el
que Hudson transcurriera su infancia y juventud. En uso de la palabra, el director del
Parque Ecológico, museólogo Rubén Ravera, se refirió a la desaparición de Violeta
Shinya señalando que “se seguirá trabajando con el mismo tesón evidenciado por ella, con la
misma fuerza para difundir la obra de
Hudson”.
“Violeta fue la última y
quizás, la más grande abanderada de la causa hudsoninana”, dijo
luego el profesor Juan Carlos Lombán, invitado a pronunciar unas palabras.
Enfatizó el orador las múl
tiples actividades de la extinta, a quien lo unió
una larga amistad y mutua
admiración. “¿Quién hizo las magníficas traducciones de obras de Hudson?
Violeta Shinya. ¿Quién escribió trabajos breves que se publicaron en importantes
periódicos? Violeta Shinya. ¿Quién formó discípulos? ¿Quién fue nuestra
maestra? Violeta Shinya. Ella nos ha dejado una bandera,
una guía importante y si bien este homenaje es realmente hermoso porque veo
niños, veo gente de distintos estratos de nuestra sociedad, veo cariño, veo fervor...
tenemos que hacer mucho más. Tenemos que conseguir cosas que ni Violeta pudo, pero que el país merece, por ejemplo, las obras completas
de Hudson. Me da vergüenza pensar que están en inglés, que están en japonés
- y me
alegro de ello - pero no están en castellano. Nuestro
homenaje permanente a Violeta va a ser tomar su bandera, tomar su ejemplo de
vida, tomar sus ideas y seguir
adelante luchando por divulgar la vida y obra de Hudson”.
26 de setiembre de 1998 se le hizo entrega, en los salones del colegio Santa Lucía, de un reconocimiento como Ciudadana Ilustre de Florencio Varela. En la foto acompañada por la periodista e historiadora Graciela Linari y su esposo el periodista Romeo Rosselli.
A la espera de ser descubierta la placa con el nombre de “Centro
Cultural Profesora Violeta Shinya” está oculta tras una tela blanca que
el viento se empeña en hacer flamear.
Tras el descubrimiento, a cargo del profesor Luis Ganduglia director
de Museos, Monumentos y Sitios Históricos de la Provincia y de la arquitecta Nilda
Carbone, amiga de la extinta, Rubén Ravera explicó que esa tela es un antiguo
pañuelo de seda que perteneció a
Yoshio Shinya el padre de Violeta, quien lo
luciera al cuello con su ropa de gala tradicional japonesa y que, en un gesto
típicamente maternal, ella obsequió, años atrás, al actual director del Parque.
En el homenaje habló también el profesor Enrique Pedrotti, presidente
de la Asociación Amigos del Parque Ecológico “Guillermo Enrique Hudson” quien
resaltó el legado cultural que había aportado Violeta Shinya a través del
contacto que ella había tenido con su abuela, Mary Ellen Hudson, hermana menor
y
preferida del naturalista y escritor.
Señaló también la labor desplegada en apoyo a la tarea iniciada por el
padre, Yoshio Shinya, quien, aún antes de que Japón designara representantes
diplomáticos en la Argentina, trabajó por las relaciones entre ambos países.
“Violeta - dijo Pedrotti - siguiendo
la tradición anglosajona,
prefería en vez de conmemorar las muertes, festejar
los nacimientos. De ahí que ella impuso el hábito de celebrar los aniversarios
del nacimiento de Hudson, los 4 de agosto, y nosotros hemos tratado de
respetar esa tradición. También en este momento hay una celebración. Tenemos
que celebrar la vida de Violeta. Debemos agradecerle a Dios todo lo que ella ha
hecho, todo lo que nos ha dado durante tantos años de trabajo, todo lo que ella
ha dado a la cultura y a la educación.”
Graciela Linari
“Palabras con historia” Año 2 – N°
12
Agosto de 2003.
Compilación y compaginación Chalo
Agnelli, 2013
VER EN EL
QUILMERO
martes, 31 de
diciembre de 2013, “VIOLETA SHINYA, SEMBLANZA - A LOS 103 AÑOS DE SU
NACIMIENTO” (colaboración)
viernes, 2 de
agosto de 2013, “VIOLETA GLADYS SHINYA A LOS 172 AÑOS DEL NACIMIENTO DE GUILLERMO
E. HUDSON” (COLABORACIÓN)
jueves, 18 de mayo
de 2017, "GUILLERMO ENRIQUE HUDSON, HIJO DILECTO DE QUILMES" DE
VIOLETA G. SHINYA
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