sábado, 18 de enero de 2020

LUISA BERTANA LA ÓPERA EN QUILMES

Chalo Agnelli

lunes, 13 de diciembre de 2010

Quilmes, como en todas las artes y los espacios de la educación y la cultura, tuvo una impronta destacada en el arte lírico. Algunas de esas figuras fueron: Yolanda Costa de Luchelli, Francisco y Cayetano Molo, los hermanos Elsa, Celestino y Leónidas Piaggio, Adolfo Hoffmann,[1] el barítono Pedro Galetto [2] y Luisa Bertana, que subyugó a la Scala de Milán y fue el éxito de la temporada del Colón de 1921; aún un camarín de ese teatro lleva su nombre. [3]
Nació en Quilmes el 11 de enero de 1889. Fueron sus padres Juan Bertana y Dominga Fedele, antiguos vecinos de nuestro Partido. Desde muy joven sintió la inclinación hacia el canto, que su familia supo fomentar.
Después de una rigurosa preparación llegó a ser una destacada medio-soprano, cualidad que acompañó con su genuina belleza y don de gentes, nada imaginable con el temperamento altanero que caracterizó siempre a las divas del bell canto.
A los 18 años fue a estudiar a Italia con el maestro Rinaldini. El viaje fue largo, incómodo y lleno de peripecias ya que el buque tras una tormenta sufrió daños que lo demoraron varias semanas en Río de Janeiro y en Las Canarias. Permaneció 3 años en Europa. En 1921, ya en Buenos Aires, ingresó al Colón con su hermana Adelina, actuando como la gitana Preciosilla en la ópera La fuerza del destino de Verdi.
Debutó en primera línea en Padua en la ópera Il Trovatore. Llegó a la Scala de Milán en 1925, donde realizó tres temporadas contratada por Toscanini, quien la tuvo como una de sus sopranos preferidas. También actuó bajo la dirección del argentino Ferruccio Calusio y de otro genial italiano, Ángelo Questa con el que contrajo enlace. 
 Foto de tapa del periódico "El Plata" del 17 de octubre de 1926
Luego la recibieron los escenarios de Roma, el Covent Garden de Londres, el Metropolitan Opera House de Nueva York, Turín, Río de Janeiro y, por supuesto, en el Teatro Colón de Buenos Aires donde tuvo papeles protagónicos en las óperas Norma, El Tovador, Aída y Nerone de Boito. Ballo in maschera, Kovánchina (ópera de Modest Petrovich Mussorgsky, 1839-1881), Boris Godunoff y La Gioconda, también supieron de su arte severo y exquisito.
 Homenaje a Luisa Bertana en la Casa de la Cultura (circa 1930)
Ofreció numerosos presentaciones en Quilmes, en el antiguo teatro Colón de la Sociedad Italiana (entidad que fue la mayor difusora de la música lírica de la zona sur) muchas de ellas con fines benéficos como la construcción del Hospital de Quilmes. 
Aproximadamente en 1930, se le realizó un homenaje en la actual Casa de la Cultura. Agasajo organizado por las autoridades municipales y familias amigas como las de Bagú-Estevarena, Sanguinetti-Pozzo, Barrera Nicholson, Rocca Rivarola, Camarero-Deprati, Fornabaio-Campolo, Torre-Otamendi, Badaracco, Otamendi-Etchevertz, Cichero-Ithuralde, Giaimo, Castro-Oddone, Berbeni-Lanz, etc. Los veranos, que podía permanecer en el país, los pasaba en su ciudad natal donde residía toda su familia. Fue el producto de una época en la que en los grandes coliseos  del mundo brillaban figuras como Claudia Muzio, Nena Juárez, Rosa Raiza, Isabel Marengo, Carlo Galiffi, Miguel Fleta y Pedro Mirassou.
Luisa Bertana falleció en Buenos Aires el 26 de julio de 1933, en el apogeo de su voz, que no había perdido nada de su timbre particular, por el contario había adquirido incalculable experiencia, tenía 44 años. Su nombre hoy designa a una de las salas de la Escuela Municipal de Música y Arte Escénico de Buenos Aires. Durante los actos del tricentenario de Quilmes (1966) se descubrió una placa en su homenaje en la casa de la Cultura local.
La calle 345 de Quilmes Oeste entre la avenida Calchaquí y la avenida Gral. Mosconi desde setiembre de 1979 lleva su nombre.
Su hermana Adelina, también cantante, murió muy joven el 4 de febrero de 1928. 

Este monumento que se halla en el cementerio de Ezpeleta, según una leyenda urbana, fue construido para honrar los restos de Luisa Bertana, pero en verdad, según datos fidedignos de Silvia Sacchiero-Bertana, miembro de esa familia, fue construido por su abuelo, viejo vecino de Quilmes, don Pedro Bertana para su familia directa. El ángel lo hizo traer de Italia, es de mármol de Carrara y en una oportunidad, muchos años después de su muerte lo hicieron limpiar y un incapaz lo hizo con un ácido que deterioró el mármol dejándolo poroso, por lo cual parece sucio. Luisa Bertana era sobrina de don Pedro, y tanto los restos de ella como de Adelina yacen en sepulcros diferentes en el cementerio de La Chacarita de la CABA.
 Investigación Prof. Chalo Agnelli
Aportes de Silvia Sacchiero
BIBLIOGRAFÍA
Diario: "El Plata" 17/10/1926; "El Sol", martes 25 de setiembre de 1979. Nota de Víctor Giordano.
Entrevistas; don Felipe Jorge Firpo, Sra. Sara Sastre, don Luis Vidal. Colaboración Enrique Prémoli y Jorge Giabbanelli.
NOTAS

[1] Violinista quilmeño. Realizó destacadas actuaciones como primer violín en orquestas dirigidas por Joseph Scchick, Hermann Ludwig, P.P. Mallea y otros maestros. Actuó en el Colón y en el teatro Avenida. En noviembre de 1944 comenzó una gira por Sudamérica integrando el cuerpo de profesores de la Sdad. Orquestal de Buenos Aires, bajo la batuta del maestro Salas. 
[2] Galetto nacido en Quilmes, fue discípulo de Guido Capacci, murió muy joven en el pináculo de su carrera. 
[3] Agrega el músico Enrique Premoli; “La placa al lado del camarín 7 del Colón la vi durante muchos años antes de la restauración, espero que todavía continúe allí, dados los varios desatinos cometidos durante la misma.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario