martes, 18 de agosto de 2020

EL REGRESO EN LA OBRA DE G. E. HUDSON POR LA PROF. MARÍA ROSA MARIANI


Prof. Mariani
El 4 de agosto de 2015, en el ámbito de la Biblioteca Popular Pedro Goyena de Quilmes se celebró el "Día del Naturalista" establecido por la ordenanza municipal N° 12.369 del 14 de octubre de 2014, con un acto en el que participaron integrantes de la Asociación Amigos del Parque Ecológico Cultural, del Rotary E-Club del Conurbano Distrito 4915, miembros de la Asociación Historiadores Los Quilmeros y de la Asociación Cultural Sanmartiniana "Sable de Gloria" y socios, colaboradores y amigos.
 La profesora María Rosa Mariani dio una profunda y sentida disertación sobre el regreso de Hudson a su tierra, estas pampas, retorno que no fue, pero que se explicó reiteradamente en su obra. No pudimos evitar que esta hipótesis de María Rosa Mariani nos remitiera al esclarecedor libro de Lidia Castellini y Daniel Salvanescki,”Morel, presencia de un olvido”, un creador que, en cambio, eligió este suelo quilmeño para morir y los autores develan acertadamente, en una hipótesis perfecta su retiro del arte. Y cómo no relacionar “El Regreso” – si disgregamos mucho - con Don José de San Martín.
La exposición de María Rosa Mariani estuvo acompañada por una excelente realización visual. Trabajo que merece ser difundido (Chalo Agnelli)

EL REGRESO EN LA OBRA DE G. E. HUDSON

Prof. María Rosa Mariani
Exposición Bibl. P. Pedro Goyena
4/8/2015
“Los escritores son para sus lectores como pequeños nuevos mundos a explorar... ” afirmaba John Galsworthy en el prólogo de
la novela Mansiones Verdes (1904) de Guillermo Enrique Hudson. Un concepto que vuelve a cobrar vigencia en el Siglo XXI cada vez que se visi­ta. Su obra con el ánimo de disfrutar la prosa admirada por sus contemporáneos, redescubrir al naturalista, recuperar el retrato de su tiempo, desde las cabalgatas de niño en las Pampas y las excursiones a pie o en bicicleta por la campiña inglesa; y compartir su vida como ‘Viaje”. 
Comenzando con su autobiografía “Allá Lejos y Hace Tiempo” (1918), una mirada so­bre sus publicaciones “La Tierra Purpúrea” (1885), “Un Naturalista en el Plata” (1892), “Fan” (1892), “Días de Ocio en la Patagonia”(1893), “El Ombú” (1902), “Mansiones Verdes” (1904), “Aves del Plata”(1920), “Una Vendedor de Bagatelas” (1921); permiten descubrir un canto a la tierra natal desde la nostalgia que surge en tierras lejanas. En otros títulos, como “Una Edad de Cristal” (1887), “Ralph Heme” (1888), “Vida de un Pas­tor” (1910), “Aventuras entre Pájaros” (1913), “El libro de un Naturalista” (1918), “Pájaros de Ciudad y Aldea” (1919), y “Una Cierva en el Parque de Richmond” (1922), y “British Birds” (1896), “Birds of London” (1898), “The Nature in Downland ” (1900), “Birds and Man” (1901), “Hampshire Days” (1903), “The Land’s End” (1908), “Afoot in England” (1909), “Dead Man’s Plack” y “An Oíd Thom” (1920), que no cuentan con versión en español, “Hudson siempre recurre a pasajes en los que evoca aspectos de la Argentina y en particular de la pampa bonaerense y su naturaleza prístina”, poniendo de manifiesto el lazo inquebrantable que lo une a lo propio.
"Alla lejos y hace tiempo" de Ed. EDIBEER de Berazategui, con prólogo del Prof. Juan Carlos Lombán e ilustado por el Maestro Ludovico Pérez, quien obsequió a la biblioteca para ser sorteado un ejemplar de "El Ombú", también ilustrado por él.

OBRA QUE INVITA AL VIAJERO

Don Roberto
En cada aventura, el encuentro con la alteridad lo devuelve a sus raíces con crónicas tan emocionales que inspiran al lector a viajar a las tierras del Plata. Tan inspirador resultó su mensaje, que su amigo Sir Robert Cunningham Graham, otro naturalista aventurero, que le hubiera conseguido una pensión, realizó el viaje inverso para terminar sus días en las pampas. En el capítulo IX de Días de Ocio en la Patagonia, invita a la aventura de recorrer estas lejanas tierras, de internarse en el universo del naturalista y del ornitólogo, y por qué no decirlo del escritor, del artista, en definitiva al hombre: “…y si hubiese un lector que tiene otros ideales, que ha sentido que el misterio y la gloria de la vida inva­den su alma con curiosidad y deseo... a ese, le diría, "pruebe ir a la Patagonia. Es lejos para viajar, y en lugar de la suavidad de la isla de Madeira habrá “rusticidad”, pero cuán lejos van los hombres, a qué lugares agrestes, en busca de rubíes y lingotes de oro; y la vida es mucho más que eso.” 
LA NOSTALGIA POR LA TIERRA 
Y fue en 1926, cuando el Premio Nobel de literatura 1913, Rabindranath Tagore visitó la Argentina, que el pe­riodista que debía recibido, se sorprendió de que supiera tanto de las costumbres
de nuestros gauchos y de los pájaros, árboles y flores del Río de la Plata, que había conocido “leyendo a uno de sus autores favoritos, tal vez el más grande prosista universal de la época: el escritor argentino Guillermo Enrique Hudson”.
En una época en que viajeros irredimibles, amantes de pueblos y paisajes lejanos, junto a Rudyard Kipling y D. H. Lawrence habían impuesto en el público inglés de aquellos años, por distintos caminos; un gusto por lo exótico y un regreso a la naturaleza, el viaje se convierte en metáfora de su propia vida, y su prosa se convierte en una Serenata que aflora como sostiene Heidegger, desde el dolor, fruto de la nostalgia por la tierra natal 
LA NOSTALGIA POR EL PASADO PERDIDO 
Plantear la hipótesis de que la imposibilidad de retomar al hogar, que había abandonado en 1874, al embarcarse rumbo a Inglaterra sería la causa de tal dolor, de que la pobreza determino un exilio forzado que se postergó hasta su muerte, representaría una respuesta simplista. Si bien es real que logra en 1885, la publicación de su primera novela, “La tierra Purpúrea”, escrita diez años antes, que supo de la adversidad, de dormir en bancos de plazas; no es su nostalgia la la­mentación del desarraigo.
Su nostalgia es la de volver a un tiempo pasado que solamente se encuentra en él mundo natu­ral. Portador de “una nueva fe” según Galsworthy, promueve el “amor por la Perfección”, que solamente se encuentra en la naturaleza, es el único pasado que le interesa recuperar. En Un Naturalista en el Plata de 1892, evoca el paisaje con imágenes de las pampas sin alambrados, los pájaros en liber­tad, el respeto por los seres vivos.En ninguna parte del globo, la civilización ha escrito sus extrañas deformaciones con mayor que en esta enorme planicie. Frente a esta oleada de cambios que con tanta celeridad están ahora arrasando el viejo sistema, con todas las bellezas y dones que poseía, quizá fuera oportuno… " 
EL INGLÉS "CHASCOMUSERO" - CERCANÍA EN LA LEJANÍA 
Cada vez que se traslada en la aventura de captar la riqueza de las diferentes formas de vida, realiza un viaje inte­rior en que el uso de la lengua manifieste su arraigo a lo propio, a la tierra natal, concepto que no necesariamente obedece a coordenadas geográficas o parámetros espaciales.
Su “inglés chascomusero”, que Borges comentara en su ensayo El tamaño de mi esperanza con gran número de présta­mos lingüísticos, modificaciones morfosintácticas y semánticas, latinismos, etc., como “Get-out-if you-can river, para Río Salsipuedes; la expresión "he never had that I-know-not-what..." para nuestro “no tenía ese no sé qué”; o “Little mother of my soull”, para la típica expresión gauchesca “Madrecita de mi alma”, permite percibir la “cercanía” en la lejanía. 
UNA FILOSOFÍA DEL REGRESO 
En Inglaterra de a Pie esboza su propia filosofía del regreso y del arraigo, a partir del capítulo 2. “… seria justo advertir a aquellos
que quieren volver a visitar un lugar que les haya dejado un recuerdo agradable. ¡Qué pena! No podrán volver a experimentar esa sensación, ...Dejemos que la imagen o la primera impresión sea la que nos alegre.” “... volver a visitar lugares donde experimenté el más precioso placer me produce temor" 
REVISITAR UN LUGAR... Y BUSCAR A LOS VIEJOS AFECTOS 
No obstante sostiene que "Revisitar un pueblo o ciudad famosa, rica en numerosas bellezas y viejos recuerdos, tales como Batb o Wells, por ejemplo”... por ser centros que tienen una atracción permanente, permiten al trotamundos "volver a ellos una y otra vez sin dejar de encontrar en cada sucesiva visita algún fresco encanto o interés”. Cap 14. Pero el re­greso después de un largo intervalo, a un lugar donde se reveló tina belleza o un encanto inesperado... produ­ce tristeza cuando comenzamos a ‘buscar” a aquellos con quienes habíamos logrado relaciones de amistad. 
EL REGRESO CONVERTIDO EN SORPRESA Y DOLOR 
“La ilusión de que el Tiempo se detuvo esperando nuestro regreso”, se convierte “en sorpresa y dolor” cuando descubrimos que ya no están, "se convirtieron en extraños”, como le ocurriera a Ulyses, o nos ven como extraños. Una pérdida que "se siente aún

más en el caso de un regreso a un centro pequeño, un pueblo o una aldea donde conocíamos a todos, y esa intimi­dad produjo hasta la sensación de tener con todos lavaos de sangre”. 
En el Capitulo VII de Días de Ocio la historia de Damián, el fugitivo que después de veinte años vuelve a su pueblo, donde es un extranjero, donde nadie lo quiere, “dándose cuenta, quizás vagamente por primera vez, que nunca más podría ser como había sido en el pasado desvanecido”, se pregunta “¿Por qué no se ha quedado en el desierto?” y lo llama "¡Tonto!”.
DOS CASOS FELICES DE REGRESO AL HOGAR 
La reflexión sobre el regreso se convierte en su forma de expresión de la nostalgia, en la que la vuelta a la casa de la niñez, ocupa un lugar de privilegio. Reconoce solamente dos casos felices en que “el exilio o la partida del hogar sucede en una época tan temprana de la vida que no sobrevive en la persona ningún recuerdo - nada, solo una vaga imagen mental - del lugar”. Uno, el de un hombre de negocios que habiendo amasado una pequeña fortuna pudo volver a comprar su vieja casa, cosa que lo hizo muy feliz. Otro, era un nativo del distrito, hijo de un arrendatario de una pequeña granja, que se vio forzado a vender todo lo que tenía y emigrar a Australia cuando él tenía tres años de edad. “El sentimiento de pertenencia a su lugar de origen era muy fuerte en su padre”, que “su mayor deleite era sentarse al atardecer con sus hijos a su alrededor y contarles sobre el lugar donde había nacido y vivido durante tantos años”. Siempre supo que no po­dría descansar ni hacer planes para el futuro, hasta que "hubiera satisfecho el mayor deseo de su corazón y hubiera inspeccio­nado la imagen” del hogar “que había llevado en su mente por tanto tiempo”, y lo logró. Pero estas son excepciones.

El Maestro Ludovico Pérez la Prof. Cistaro, la Sra. de Casabona y por la Asociación Amigos del Parque Ecológico Cultural Hudson Atilio A. Martínez y Celia Carnovale

EL REGRESO AL HOGAR PATERNO 
Afirma que cualquiera podría escribir un libro “agradablemente triste” sobre el regreso, contando historias de sus amigos, o la propia. Y avanza en el debate sobre el sentido del retomo al hogar paterno, el arraigo a lo propio desde el reconocimiento de otras tierras y otros mundos que también le son propios, para revelar el sentido de su propia nostalgia. 
“Sabemos, porque la razón nos lo dice continuamente, que las imágenes mentales que se crean en la infancia son falsas porque niño y hombre tienen parámetros diferentes, y más aún la mentalidad infantil lo exagera todo. Sin embargo, esas imágenes persisten hasta que la escena u objeto almacenado en la memoria se vuelve a visualizar efectivamente, y entonces la vieja imagen se hace añicos, porque esas escenas fueron visualizadas en el ojo interior. La desilusión es casi la misma cuando volvemos al lugar que dejamos en la infancia o la adolescencia y simplemente lo miramos una vez más con ojos de hombre. ¡Qué pequeña es! ¡Cuánto más pequeñas se ven las sierras! Y los árboles que una vez crecieron a tan vasta altura, cuyas copas una vez parecieron una vez tan amplias y majestuosas donde nuestros pasos y voces infantiles sonaban como en un gran salón, ...¡Qué pequeñas y humildes se ven!... “¡Chicos, son muy pequeñas!"
La artista María Rizzo obsequia al presidente de la Asociación Amigos del Parque Ecológico Cultural Guillermo E. Hudson, Atilio Alfredo Martínez, un retrato del eximio escritor quilmeño.
UN VIAJE 
No es la imposibilidad de retomar al hogar la causa de su dolor, sino saber que ya no volverá a verlo como el día en que partió, que muchos de los afectos que dejó ya no estarán allí, o habrán cambiado tanto co­mo él, y prefiere conservar en su mente las imágenes que lo acompa­ñan y son fuente de la creación poética. Su nostalgia es la del arraigo, y cantar a la tierra natal desde tierras lejanas es su modo de estar arrai­gado y la expresión de su eterno retomo. Regresa en los temas, aventu­ras, personajes, flores, árboles y los pájaros, en las pampas y el Buenos Aires de su tiempo y en cada nuevo lector que lo descubre.
 Retrato de G. E. Hudson obsequiado a la Asociación Amigos del Parque Ecológico Cultural G. E. Hudson por la retratista María Rizzo

Prof. María Rosa Mariani
Compaginación Chalo Agnelli+
Comisión Administradora Bibl. P. P. Goyena

jueves, 6 de agosto de 2015

BIBLIOGRAFÍA
Arocena, F. (2000). De Quihnes a Hyde Park. Las fronteras culturales en la vida y la obra de W. H. Hudson, Montevideo: Ediciones de la Banda Oriental.
Clifford, J, TravHling cultures*, in L. Grossberg, C. Nelson and P. Treichler (eds.), Cultural Studies, New York, London, Rouüedge, 1992, p. 96-116.
Jurado, A. (1988). Vida y obra de W. H. Hudson, Buenos Aires: Emecé.
Martínez Estrada, E. (2000). El mundo maravilloso de Guillermo Enrique
Hudson, Rosario: Beatriz Viterbo.
Rocha De La Torre, A. (2009) Retomo al hogar y reconocimiento del otro en la filosofía de Martin Heidegger. (Actas del IV Coloquio Latinoamericano de Fenomenología). - pp. 659-672

No hay comentarios:

Publicar un comentario